Me siento muy avergonzada por lo que hice y por lo que sucedió, espero que mi marido nunca se entere.
Mi nombre es Marcela, tengo 35 años y 8 años de casada. Cuando mi marido se va a trabajar yo por las mañanas salgo a correr para mantenerme en un buen estado físico. Haciendo esto me hice amiga de un hombre que también salía a correr de veces en cuando. La cosa fue que nuestra amistad al poco tiempo se convirtió en otra cosa. Nos volvimos amantes y siempre nos deteníamos en un parque para ir detrás de un gran árbol para besarnos.
Una mañana nos detuvimos en ese parque y nos fuimos detrás de ese árbol. Nos empezamos a besar y el me empezó a manosear las tetas. A mi me dio vergüenza que alguien pasará y nos vea en esa situación por ese le dije que pare un poco con su manoseo. El me hizo caso y me siguió besando pero luego me pidió que haga algo que no me animaba hacer.
El: chupámela.
Yo: acá, no.
El: nadie nos va a ver.
Yo: vamos a tu departamento.
El: un rapidin y yo te aviso si viene alguien.
El saco su pija, tomo mis mano y las llevó hacia ella. Me puse muy nerviosa cuando la empecé a tocar, empecé a mirar hacia todos lados viendo si alguien nos estaba viendo.
El: dale mami, yo te aviso si viene alguien.
Me agache y me metí de una todo ese pedazo en la boca. Empecé a chupársela estando muy nerviosa y creo que nunca deje de estarlo. Me la saqué de la boca un par de veces para ver si venia alguien y luego me la volvía a meter. Aunque estaba nerviosa me encanto comerme esa pija, me pareció deliciosa.
El: levántate que te quiero coger.
Yo: también eso?
El: es un ratito, acabo rápido.
Me levanté del suelo y me puse contra el árbol entregándole mi cola. El me bajo la calza, corrió mi tanga y me la metió hasta el fondo. Se agarró de mi cintura y empezó a embestirme con fuerza haciendo que sintiera un gran placer aunque en el fondo me estaba muriendo de vergüenza por estar teniendo sexo en un ambiente público. Pero la cogida no duro mucho porque nos vio una de las personas que cuida el parque y nos dijo "no pueden estar haciendo eso acá", mi amante le dijo "disculpe, ya nos vamos" y yo me puse roja de vergüenza y luego de subirme la calza me fui con mi amante a otro lado para terminar lo que habíamos comenzado.