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Primera cita en un bar
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Entrando en aquel bar inmediatamente te identifiqué, sentada en un banco alto en la barra con un vestido morado corto de tirantes propio de primavera, sé que tú también sabias que era yo quien entraba y me dirigía hacia la barra, te volteaste viendo a la barra y tomado con tu mano la copa del coctel que tomabas para darle un trago, lo llevaste a tu boca.

Justo al dejar tu trago en la barra yo estaba parado detrás de ti con mis manos en tu cintura me acerque diciéndote al oído, ‘holaaa, qué guapa estas hoy’ y con mis labios rosaba tu oído y apreté ligeramente tu lóbulo jalándolo muy ligeramente, mientras una de mis manos acariciaba tu cabello y la otra descansaba en tu vientre, con lo que te tenia literalmente abrazada unos minutos después tome el banco de lado derecho, me senté poniendo en la barra una pequeña bolsa que llevaba y ambos quedamos sentados uno frente a otro.

Entonces tuve oportunidad de ver tu mirada, ver tus ojos y saber que no son tristes, son misteriosos porque tienen mucho que decir, sonrío al verlos y saber que podré encontrar en tu mirada muchas cosas, pido un trago y comenzamos a platicar y reírnos de que por fin estábamos en vivo uno frente al otro, mientras platicábamos veía tus ojos y disfrutaba de la charla, de saber más de ti y de lo que te gusta y contestaba todo lo que querías saber de mí, hasta el momento en que preguntaste que llevaba yo ahí mirando hacia la bolsa en la barra.

Entonces te dije lo prometido es deuda y te di la bolsa, inmediatamente la abriste y viste que era la tanga rosa que prometí regalarte y me diste un beso, que por cierto fue rica y apasionado nos quedamos un rato disfrutando de ese beso que me permitió poner mi mano derecha sobre tu pierna y sentir tu suave piel, abrí los ojos para observarte como nos besábamos terminando con un leve mordisco tuyo a uno de mis labios y me dijiste “quieres que me la ponga”, inmediatamente lo dijiste mi corazón estaba al cien y con mi cara afirme que sí, y ahí mismo sentada giraste tu cabeza mirando alrededor y con una sonrisa coqueta y sensual por encima de ese vestido morado a la altura de tus estrellas con tus dedos bajabas un poco tu ropa interior y luego del otro lado.

Te levantaste un poco del banco para hacer un movimiento que liberara tu ropa interior de entre tus piernas y justo cuando cruzabas la pierna y acercabas esa linda prenda a que se viera y yo no perdía detalle de ti y una de mis manos estaba acariciando tu cabello yo de pie frente a ti justo ahí nos interrumpió el mesero para ver si queríamos algo más, respondiéndole que sí, nos sirviera igual nuevamente, tu habías puesto tus manos entre tus piernas bajando la tela del vestido para cubrirte más, inmediatamente se dio la vuelta el mesero llevaste a tus rodillas lo que parecía una hermosa tanga color negro, yo con el pantalón por estallar y mi mirada en tus ojos y viendo de pronto alrededor, vi como en un movimiento rápido la llevaste hasta tus pies pasándola muy rápido hasta tenerla en tu mano derecha y sonriendo la ponías en mi mano diciendo te la cambio, cosa que me encanto, la tome, la apreté en mi mano y volvimos a besarnos, con tu tanga en la mano el mesero nos servía los nuevos tragos y nosotros nos besábamos.

Tomaste la tanga rosa y al mismo tiempo yo llevaba mi mano a mi cara para acercarla a mi nariz y disfrutar de ese aroma a ti, que hace unos minutos estaba entre tus piernas, cortabas las etiquetas de victoria secrets poniéndolas en la barra e invitándome a ayudarte a ponértela ahí mismo, no sin antes levantarla frente a ti sin ninguna pena alguna para verla y decirme me encanto!!!

Yo nervioso, excitado y mirando a los lados la tome, tome mi trago dijimos salud y espere el momento justo para poder meterla primeramente por una pierna inmediatamente la otra y llevarla hasta tus rodillas donde tu hiciste el resto del trabajo llevándola poco a poco hasta tu cintura, nos reímos una vez que lo habíamos logrado y platicábamos de algunas fantasías tuyas, te propuse ir a otro lado y salimos de ahí, dejando tú las etiquetas que nos delataban sobre la barra justo junto a la propina del mesero.

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