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Me quedé solo con mi cuñada
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi nombre aquí será David, tengo 22 años, tez clara, ojos cafés, pelo negro y un cuerpo ni muy fuerte, aunque tampoco muy delgado.

Continúo…

Llevo 2 años saliendo con mi novia a la qué llamaremos Marcela, ella es una chica apiñonada con unos pechos espectaculares qué les gusta lucir con unos escotes que me hacen querer meterle la mano a cada rato, una cintura que me encanta agarrar y un trasero qué me vuelve loco.

Cómo llevamos ya un tiempo de relación, existe la confianza de quedarme en su casa y ella en la mía. Ella vive con sus papás y su hermana, ella se llama Mónica tiene la misma edad que yo, ella es dos años más grande que mi novia pero tienen casi el mismo cuerpo, la diferencia es que Marcela tiene un poco de más trasero qué Mónica.

Fue un fin de semana en el que hubo fiesta, ya saben sábados de borrachera, a la fiesta fuimos los tres, Marcela, Mónica y yo. Mi novia se puso muy muy borracha, por eso Mónica y yo teníamos que cuidarla, entre plática y plática de la que tenía con Mónica le pregunté de qué porque no tenía novio si era muy guapa, a lo cual me respondió que no dejaría que cualquier chico puede conquistarla.

-¿Entonces eres un chica difícil?

-Si, puede que sí.

Seguimos tomando y ví que se acercaba cada vez más a mi, incluso cuando revisaba mi celular se recargaba en mi hombro para ver qué hacía. La fiesta terminó, y nos fuimos a la casa de ellas. Cuando llegamos sus papás estaban muy enojados por el estado en el que llego Marcela, aunque Mónica y yo dijimos que todo el tiempo la cuidamos y por eso también nos habíamos regresado, entonces al parecer comprendieron la situación aunque dijeron que como castigo tendría que ir con ellos en la mañana a visitar a unos parientes.

Al terminar de regañarnos a todos, todos se fueron a sus cuartos, sus papás, Mónica me dio las buenas noches y se fue a su cuarto yo me dirigí al cuarto de Marcela para quedarme con ella. La verdad entre el alcohol y la noche me dieron muchas ganas de coger pero sabía que Marcela no podía mantenerse de pie así que pedirle que hiciéramos algo no era buena idea.

Ya en la mañana escuché que sus papas tocaron la puerta, Marcela se vistió y me dijo quédate dormido te lo mereces, le contesté que si y cerró la puerta. Un poco más tarde escuché que abrieron la puerta muy despacio aunque el sueño era más que mi curiosidad, y sentí una mirada muy rara entonces recordé que para dormir estaba en bóxer, y que me veían así, cuando levanté la cabeza ahí estaba parada mi cuñada Mónica, viéndome dormir aunque estaba tapado no podía disimular la erección que tenía bajo las sábanas.

-Si qué estás muy despierto David. Miró mi paquete.

-Ah, si, deja me visto y voy. Me acosté rápidamente bocabajo.

-Que no te de pena. Comenzó a reír.

-No, no es que me dé pena, es que yo estoy así, y tú normal.

-¿Y quién dijo que no estoy excitada?

¿Excitada? ¿En serio dijo excitada? Será que le gusto o solo es el momento, la verdad no sabía que qué hacer pero decidí seguir el juego.

-No es pena, solo que a mí se me nota y a ti no.

-Claro que si mira.

En eso subió su blusa y me dejó ver sus hermosos pechos, se veian tan grandes como los de mi novia aunque en ese momento podría decir que eran mejores.

-Cierra la boca o hago qué la cierres me dijo.

-Pues ven y cállame, le contesté.

Entonces todo comenzó, se acercó a mí y me dijo que hace tiempo le había gustado pero no podíamos hacer nada porque somos cuñados, yo también le confesé que en ocasiones la veía o fantaseaba con ella, entonces hagamos qué valga la pena me dijo.

La recosté en la cama con mucha suavidad y comencé a besarla primero lento, yo metía mi lengua cómo serpiente atrapada, a lo cual parece que le gustó porque hizo lo mismo conmigo. Terminé de quitarle la blusa, y comencé a tocarle los pechos, apretarlos, acariciarlos, sentí que mi pene comenzó a crecer muy rápido a lo cual ella también sintió porque me dijo:

-Espera vamos con calma.

En eso comenzó a besarme el pecho y a bajar, mi respiración se aceleraba cada vez más, entonces tomo mi bóxer y lo saco lentamente, mi pene salió de un salto al verlo ella me envió una mirada de placer, rápidamente lo metió en su boca y comenzó a mamármela como no creí que podría hacerlo, era la boca más traviesa que la de mi novia y eso me encantaba, me senté sobre la cama mientras la empujaba con mis manos sobre su cabeza, espera ahora voy yo le dije.

Se recostó y me dijo, creo que sabía que algo así pasaría, ayer me depilé todo y sonrió. Al decir eso me prendí más y la excitación era mucha. La tomé de la cadera y suavemente le baje el pants que traía de pijama, para mi sorpresa no traía ropa interior a lo cual me dijo que así dormía más cómoda.

Me pegue en su clítoris y comencé a lamer, chupar, besar, le empecé a hacer de todo y ella se retorcía en la cama, todo el cuarto empezó a oler a sexo, ella gemía increíble mis manos buscaban sus pechos y la hice gemir aún más.

¡Basta! Me dijo quiero hacer más, deja voy por un condón a mi cuarto, no le dije aquí tú hermana tiene, luego lo repongo (obvio sabía dónde estaban los condones), está bien con cara de perversa.

Ya con el condón me recosté sobre la cama y ella se puso encima de mi, tomo mi pene entre sus manos, con suavidad lo metió en su apretada vagina y comenzó a gemir muy seximente, después comenzó a brincar la cama se movía ella gritaba, yo me contenía de placer, rebotaba más y más, sus pechos rebotaban entre sí era algo hermoso de ver.

Con tanta energía que teníamos ambos en un rebote de ella, me levanté y sus piernas quedaron a lado de mis brazos, yo quedé prácticamente sentado y ella sentada en mi pene, nos besamos y en esos besos hubo mordidas, al parecer nos traíamos muchas ganas ambos. Azotaba su cadera contra la mía el sonido era increíble y ambos comenzamos a sudar, nos mirábamos fijamente y en eso ella dijo:

-Nada de esto a mi hermana.

-No no -dije y seguí azotando.

Nos detuvimos solo para cambiar de posición ella se recostó sobre la cama bocabajo levantando su trasero, y comencé a penetrarla fuertemente, vi cómo sus piernas se ponían duras y comenzaba a gemir, apretaba las sábanas y mordía la almohada pero decía.

-Más, más, por favor más, cógeme, dame duro, duro.

-Lo que desees.

Comenzamos a gemir los dos, se levantó y se puso en cuatro la tomé de las caderas y empecé a empujar duro, sentía que me venía, casi termino le dije. Ella salió se acostó y me dijo en mi cara. A lo cual rápido entendí, me puse de rodillas con mi pene frente a su cara y comenzó a masturbarme.

– Si, si si, le dije.

Terminé en su cara con un chorro qué parecía que no había cogido en años ella cerró los ojos y dejó que todo le cayera, para mi sorpresa empezó a embarrárselo en la cara, tomo un poco con sus dedos y se lo metió a la boca.

-Wow, le dije.

-Nada de esto a nadie. ¿Ok?

-Claro que no.

-Entonces vamos a desayunar.

Nos levantamos de la cama, nos vestimos, desayunamos y me fui a mi casa, más tarde regresé a ver a mi novia y todo fue normal.

Gracias por leerme. Comenta si quieres. Tengo más historias pero eso será después.

 

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