Estamos en diciembre se llegan las festividades navideñas, las despedidas de año y los amigos de mi esposo se pusieron de acuerdo de hacerlo en la finca.
Todo afortunadamente salió bien.
De la logística se encargó un cliente mío quien consiguió todo. Una semana antes del evento mi esposo me cuenta.
– Sabes mami que tienes un admirador en la empresa.
– Uno solo? No mi vida con todos con los que me he acostado yo diría que más de uno.
– Si yo sé que eres una niña muy traviesa pero con éste no.
– ¡No! Contame ¿y quién es?
– Darío Guzmán el analista técnico.
– A si, ve no pues y que como supiste eso.
– fui a su oficina y al entrar al cubículo en el computador estaba como protector de pantalla una foto tuya.
– Ahí en verdad tan divino ¿y tú hasta ahora te das cuenta de eso?
– Pues sí no tenía ni idea.
– Y ese muñeco va a venir al asado.
– Claro que si así es que ya tienes con quien echarte un polvito.
– ha hijueputa este es el marido que yo me merezco gracias mi amor divino te amo demasiado.
Me toco viajar hasta el viernes porque tenía una audiencia en los juzgados. Pero sirvió porque así pude llevar a dos parejas y sus hijos contratamos también una buseta escolar mi hija llevo a cinco y arrancamos con la fortuna de que no había mucho trancón y fue rápido la salida de Bogotá. Llegamos a las 11 y nos acomodamos como pudimos habían varias carpas y los pelados a la piscina a esa hora los demás ya instalados comimos, tomamos cerveza y guaro. Yo estaba rendida la audiencia me había dejado cansada, el viaje y los preparativos para la reunión. Y me acosté dejando a varios tomando.
Al otro día mí admirador no llegaba y ya me estaba preocupando, hasta que al fin llegó con otro grupo de invitados. A las diez de la mañana. Al verlos fui a saludarlos dejándolo de último.
– Hola muñeco hermoso gracias por haber venido que rico tenerte acá.
Le zampo un beso en la mejilla le agarro la mano me doy media vuelta y caminamos abrazados a la casa.
– Bueno muñeco yo quiero que me colabores me toca asar así es que espero tenerte acaparado solo para mí.
– Dianita con mucho gusto es un placer estar contigo.
– El placer va a ser todo mío muñeco hermoso gracias.
Y vuelvo y le doy otro beso en su mejilla, seguimos abrazados a él se le notaba los nervios.
– Muñeco mientras tanto puedes estar con tus amigos que yo te busco.
Continúe con los preparativos cerciorándome que todo estuviera bien, llegó la carne ya sazonada y condimentada lista para asar.
Darío se me acerca a colaborarme con la azada de la carne mientras que yo alisto el plátano maduro para ponerlo sobre el asador, una brisa levanta ceniza y preciso me cae en los ojos. Darío me auxilia soplándomelos y lo agarro de la cintura
– Hay eso así vuélveme a soplar ahí gracias.
Se me callo uno de los utensilios y lo recojo y preciso en ese momento el Darío se estaba acomodando su verga por sobre la pantaloneta el no se había dado cuenta que yo me había agachado y me ve mirándolo como se la acomoda notándose el bulto me levanto y le picó el ojo. Lo que dio pie para que al rato me tirará los perros. Y en algo contribuí al bailar al son de la música y disimuladamente arrimaba mi trasero a su cadera lo que hacía poner en evidencia su erección.
Yo estaba que sudaba la calor era por el asador.
– A Dianita usted en verdad es toda una dama. .
– ¿Y eso Darío porque los halagos?
– Yo siempre he estado enamorado de ti preciosa para mí eres como una diosa, un ángel caído del cielo tus movimientos todo, todo me gusta de ti.
Lo abrazo para decirle al oído.
– Gracias muñeco hermoso por tus palabras me halagan que me las digan y viniendo de ti. Nos separamos dándole un beso en la mejilla y continuando con el asado.
– Tu también me gustas mucho por eso le dije a David que te invitará.
Me coloca su mano rodeando mi cintura.
– ¿En verdad Dianita?
– Si muñeco yo quería que vinieras y poder tenerte a mi lado.
– Jejeje pues preciosa para mí es un placer estar contigo no sabes lo feliz que me haces.
– Ahí no que calor el que está haciendo muñeco está como para meternos a la piscina.
Me alcanza una cerveza fría.
– O a la ducha sería delicioso hacerlo.
– Ahí muñeco sabes que sí.
– Ana María ven hija.
Mi hija se acercó.
– Hija continua con el asado que con Darío vamos a ir al cuarto a pegarnos un baño estoy que sudo a mares.
Mi hija se sonríe y yo le pico el ojo.
– Listo mami yo termino acá y tú ve y diviértete en esa ducha tan rica.
Le doy un beso y al oído le digo.
– A eso vamos hija así es que me demoro con él.
Nos sonreímos. Caminamos para la cocina abrazados y nos encontramos con mi esposo quién venía trayendo dos cajas de ron.
– Se nos acerca y nos damos un beso en la boca.
– hey mírate mami estás que sudas yo seguía abrazada de Darío.
– Huy si papi mira eso.
Y me seco la frente con un pañuelo.
– Estamos que escurrimos sudor.
Dice el Darío.
– Huy sí Papi por eso vamos a ir al cuarto a pegarnos un baño bien refrescante.
– A me parece perfecto mí amor, bueno vallan y diviértanse, que por el momento no te necesito.
– Ok papi nos vemos más tarde
Nos besamos con David y seguimos entrando llegamos a la escalera y subimos varios peldaños y me acordé que en la neverita del cuarto no había cerveza. Deteniéndome.
– Ahí espera un momento, es que no hay cerveza en el cuarto.
Le doy un beso en la boca abrazándolo contra mi.
– Ya vengo mí amor.
Al soltarlo mí mano derecha se desliza por su pantaloneta sintiendo su verga en erección, se la apretó, me quedo mirándolo mientras bajo y sonriéndole le picó el ojo,
– Ya vengo muñeco hermoso.
Voy a la cocina y saco un six pack y me devuelvo de una Darío me estaba esperando en la escalera le doy alcance veo que no hay nadie nos besamos apasionadamente y meto mi mano entré su pantaloneta y agarro su verga llevándomelo para el cuarto cierro la puerta y nos volvemos a besar, de pronto siento el televisor prendido y volteo a mirar a la cama, mis dos sobrinas estaban viendo televisión quiénes nos miraban, nos componemos la ropa y les pido el favor de retirarse del cuarto y ellas se salen del cuarto en plena carcajada. Volvemos a besarnos con Darío, le bajó la pantaloneta y me desvisto también yo estaba tan húmeda que fue sino colocármela en mi cuquita y dejarme rodar, sintiéndola entrar cosa de segundos, porque estábamos tan sudados que era mejor bañarse primero.
Vuelvo a agarrarlo de la verga y nos metemos a la ducha, lo enjabono recorro todo su cuerpo con la esponja lo masturbo y se la mano por varios minutos luego el me enjabona se coloca detrás agarrándome las tetas y dedeándome la Cuquita. Me inclino un poco y mis manos abren mis nalgas, me penetra mi trasero dilatándolo con cada centímetro de penetración
– aaa Dianita todo me imaginé menos hacer esto.
– En verdad Darío nunca habías tenido fantasías conmigo.
– No, si claro que sí y es que con ese cuerpo tuyo quién no si eres un bom, bomsote.
Darío seguía rompiéndome el trasero haciéndome gemir con sus folladas que eran lubricadas con el agua que corría, dándome sensaciones placenteras deliciosas.
– Aaaa que rico Darío me encanta papacito anda vamos muévete dame toda tu verga que placer tan hijueputa yo sabía que me ibas a gustar.
– Me alegra Dianita este culo tuyo será follado cuántas veces quieras mamacita rica porque de ahora en adelante te voy a querer por siempre.
– Vamos papi dame más quiero sentirte rompe mi trasero hazme rico eso así mi amor.
Me vine a chorros arqueándome asía atrás, nos terminamos de bañar, nos secamos y nos montamos en la montamos en la cama se sentó contra la cabecera y yo me dedique a mamarle la verga por varios minutos en que sentí a Darío gemir de la felicidad, ese hombre no se imaginaba que la mujer de sus fantasías se las estuviera haciendo realidad y más cuando él y mi esposo son tan buenos amigos tan buenos serán que fue mi esposo quién me incito a acostarme con Darío, en verdad yo me gane la lotería, el baloto con mi marido, me lo monto encima nos besamos, le agarro la verga y me la coloco en la entrada de la cuca restregándomela mientras nos seguimos besando me dejo rodar por su tronco venoso sintiéndola toda Adentró haciéndome gemir de placer comienzo a moverme en círculos y luego de arriba a abajo seguimos besándonos intercambiando saliva es plorando con nuestras lenguas nuestras bocas
Mis paredes sienten su verga rozar aumentan mis gemidos, Darío su respiración, me abraza desesperado y ansioso me agarra mis tetas y las besa, diez minutos de sentir su verga y sus caricias dándome sensaciones placenteras exquisitas.
En ese momento entra al cuarto mi hija.
– Mami las llaves del carro. Vamos a ir al pueblo a traer trago.
Yo seguía follando me estaba viniendo y no iba a detenerme ni por el putas, terminé y entré cortada le dije
– Están entré la cartera que está en el clóset. Me acerqué a mamarle la verga a Darío mientras mi hija buscaba las llaves, Darío estaba medió apenado y trato de taparse pero lo detuve botando la toalla al piso y metiéndome su verga en mi boca masturbándolo hasta que se vino botando chorros de semen en mi boca tanta que gotas salieron por mis labios Ana María salió del closet con las llaves
– Acá están mami, es que llegaron más invitados y ya se bebieron lo que había.
– Ana María se arrodillada al borde de la cama sorprendida por la cantidad de semen que Darío escupe.
– guau que barbaridad si pareces un caballo.
Yo le apretó el escroto sacándole hasta la última gota, Ana María le lambe el semen que cayó sobre su estómago y entre las dos recorremos su verga con la lengua limpiándola totalmente.
– Bueno los dejo chao Darío.
Yo seguí mamándosela por unos segundos más y dado que su verga seguía erecta continuamos follando acostándome boca arriba se me monta encima y me penetra por mí cuquita follándome a toda velocidad rompiéndome de la dicha con sensaciones placenteras deliciosas, que me hicieron venir. Cambiamos de pose y Darío se me coloca por detrás acostándonos de medió lado me penetra el trasero cosa dé 15 minutos hasta que en un mutuo acuerdo nos venimos inundándome mí trasero con otra buena cantidad de semen.
– Jajajaja Ana María tenía razón, si pareces un caballo muñeco.
Volvimos a la ducha nos metimos debajo del agua a besarnos acariciarnos y salimos como nuevos, nos vestimos y salimos al patio abrazados a continuar con la reunión. Una de las parejas era las que estaban encargadas del asador y volví para ayudar. Al rato mi esposo se me acerca me abraza, me besa, y me pregunta.
– mi vida ya te paso el dolor de cabeza.
– Ahí sí mi amor divino ya estoy mucho mejor.
Le doy un beso y sigo colaborando con la asada de la carne.
La fiesta continuo plena algarabía, trago, comida y música para hasta bailar.
DIANA LUCÍA SAAVEDRA.
dinamujermadura