Mi nombre es Andrés y este es mi primer relato. Es algo real que me ocurrió hace ya tres meses y pues debido a lo sucedido, me llevó a buscar páginas como esta y contar mis historias.
Soy ingeniero de sistemas, tengo 28 años, de aspecto no tan agradable gracias a mis años de locura en los que me vi metido en el mundo de las drogas y el alcohol, en pocas palabras soy la oveja negra de la familia, una familia de clase alta de la ciudad de Pereira. La cual me hizo a un lado, cuando por culpa de las drogas caí en desgracia, fui despedido de mi empresa, mi novia me echo y mis padres y mi familia en general a excepción de mi primo Mario decidieron sacarme de su círculo, pues ya estaba haciéndoles mucho daño incluso robando para comprar mi vicio.
Como les conté el único que no me dio la espalda fue mi primo Mario, él era como el resto de la familia alguien ejemplar, pero siempre tuvimos una relación de hermanos, el para ese entonces, hace dos años vivía lleno de lujos vida sana y por supuesto una novia que causaba que todos lo envidiáramos, pues era realmente hermosa con un cuerpo espectacular, morena labios sensuales cabello largo cuerpo bien tonificado pero su mejor atributo era ese par de nalgas que volvían loco a todo el que se la cruzaba, en fin, ella siempre mostro cierto desprecio con migo pues la verdad yo estaba en estado deplorable física y mentalmente y mi única pasión era los computadores la droga y el alcohol.
Al verme mi primo así durmiendo en un andén, tomo la decisión de ayudarme y me convenció para que entrara a un centro de rehabilitación, el cual tardaría un año y medio, para que mi cuerpo se desintoxicara, yo me interne y el único contacto que tenia del mundo exterior era las pocas veces que Mario podía ir a visitarme, obviamente su novia nunca lo acompaño. Faltaba un mes para salir del encierro y mi primo fue a darme la buena noticia, me dejo las llaves de uno de sus apartamentos y un celular, para que cuando saliera lo llamara y el darme algo de ropa y ayudarme.
Se llegó el día de mi salida, yo estaba muy feliz, algo nervioso y la verdad muy ansioso, mi cuerpo estaba limpio, pero mi mente seguía algo sucia. Lo primero que hice al salir fue recibir la llave del encargado del centro y el celular recargado por petición de mi primo.
Lo llame, le dije que ya estaba recuperado, pero que aún no quería ver mi familia pues mi facha no era la mejor. Él se notó feliz y me dijo.
—Primo que alegría, por fin estas bien, mira yo estoy en una junta, pero si quieres llama a marcela mi esposa y avísale que vas para allá por algo de dinero y que te de la dirección yo ya le hablo a ella para que te espere.
—Listo primo muchas gracias.
Me dio el número de la mujer, la cual yo llame, y me contesto con algo de recelo cuando se enteró que era yo. A regañadientes me dio su dirección. Y yo me dirigí caminando hasta su casa. Al llegar a el conjunto donde Vivian, me hicieron pasar con algo de desconfianza, llegue a la puerta, toque y me abrió una señora ya de edad y me pidió que esperara en la puerta, mientras venia la su patrona, yo la verdad me sentí humillado, pero decidí esperar, al poco tiempo bajo marcela, estaba real mente hermosa parecía que acababa de llegar del gym pues, tenía un short de licra muy corto y un top que la hacían ver muy provocativa, yo la mire con algo de respeto, y alegría pero el comportamiento suyo fue de total desprecio y humillación.
—Hola Andrés, como esta mire mi esposo le dejo este dinero y esta ropa, por favor tómela y trate de rehacer su vida lejos de él.
Yo me quedé perplejo y de inmediato me sentí como una basura, pero lo único que se me paso fue pedirle un poco de comida y algo de tomar, Pues tenía mucha hambre.
—Está bien si quiere siéntese en el comedor, ya le digo a la empleada que le prepare algo, yo me voy a duchar. Que este bien.
Llamó a la señora, le dijo que me diera algo y se fue al segundo piso, yo me senté humillado pero, con hambre, y espere que la señora, fuera a prepararme algo. En ese momento mí mente llena de enojo y rencor, me llevaron a subir tras Marcela quería insultarla por su desprecio y prepotencia, subí despacio, y cuando llegue a la que parecía su habitación, entre y sentí que estaba en la ducha y mi mente se retorció aún más, al ver su silueta a través del a puerta semi traslucida y su ropa interior sobre su cama, unas tangas negras y un sostén del mismo color junto a un pantalón y una blusa, mi pene se puso duro al instante, pues hace más de un año no saboreaba el sexo.
En medio de mi estupor, sentí como se cerró la ducha y yo me asuste, pero al no ver más que hacer, decidí tomar un computador portátil súper moderno que se encontraba encendido sobre la cama, pensé que por lo menos haría un poco de dinero y me desquitaría de alguna forma por la humillación de la zorra esa, lo tome y salí disparado no espere nada solo llevaba el dinero, la ropa y el portátil.
Llevaba media hora caminando, buscando donde vender el objeto, pero el cansancio y el hambre me hicieron parar y ya calmado y con algo de remordimiento con mi primo, decidí pensar un poco antes de acabar de cagarla, estaba ahí en la banca de un parque, sentado, pensando, cuando sonó el celular que me había dado Mario.
—Alo. Conteste.
—Hola, Andrés soy Marcela, como pudo hacerle eso a su primo, le pido que por favor no valla a vender el portátil, tráigalo y yo si quiérele doy más dinero pero, no lo entregue a nadie, y por favor tráigalo lo más rápido posible, y le prometo que no le diré nada a mi esposo. Son las 11 de la mañana y él llega a las 2 si de aquí a eso no lo ha traído, le contare y lo denuncio por robo y abuso de confianza.
Yo colgué de inmediato algo asustado, pero algo me hizo penar, el porqué de su necesidad de recuperar su equipo, y más aún su complicidad para conmigo, si esa era su oportunidad para alejar definitivamente a su esposo de mí. Ya estaba próximo a llegar al apartamento que me había prestado mi primo y decidí ir y revisar su computador, llegue no quise hacer nada mas solo revisarlo encontré varias carpetas pero, nada relevante, hasta que encontré una carpeta oculta y encriptada, la cual por mis conocimientos no fue ningún problema para desbloquear, abrí la carpeta la cual decía privada y vaya sorpresa, había fotos intimas de marcela en las cuales dejaba ver aún más su belleza, pero lo que encontré luego fue oro, tenía un video y varias fotos con un tipo, que no era precisamente mi primo.
¿Así que esta es tu urgencia Marcelita? Pensé, me pare, prepare algo de comer, mientras maquinaba como le iba a sacar provecho a la información que tenía, y decidí salir de una para la casa de mi primo.
Me dejaron pasar de nuevo en portería, llegue timbre y esta vez me abrió directamente marcela, con la ropa que había sobre su cama, lo cual hozo que mi imaginación volara sabiendo que tenía puestas esas tangas tan diminutas.
—Entrégueme el computador y le doy doscientos mil pesos para que ahora si se vaya, ¿dónde lo tiene?
Yo la mire esta vez con mucha seguridad y sin pedir permiso entre hasta la sala y le dije.
—Se me quedo en el apartamento, Marcelita.
—¿Cómo así, que pretende que le dé el dinero y robárselo?
—Nooo, para nada, solo que lo quiero conservar unos días más, porqué lo que me encontré en esa carpeta oculta que tenías ahí, vale más que lo que me ofreces.
Ella se puso pálida y su cara de agresiva y prepotente cambio, a una de angustia y vergüenza.
—¿De qué me habla, cual ca ca carpeta?
—La donde apareces con tu mozo, ¿ahora si sabes cuál?
—Por favor entréguemelo, ¿cuánto quiere?, dígame pero tráigame el computador.
La tenia donde quería, y no iba a esperar más para hacerle mi petición.
—Ves que puedes ser más formal, Marcelita pues quiero el doble de lo que me das y también quiero que me des una buena mamada en este momento, y es mejor que te apresures, antes que llegue el primo y tenga que contarle tus travesuras.
—Está loco que le pasa idiota, respete y lárguese antes que llame a la policía.
—Ok, pero ya mismo le hablo a Mario.
Di la espalda y me dirigí a la salida, y cuando estaba a punto de salir, me llamo.
—Espere, por favor, se lo suplico no le diga nada a mi esposo, si quiere le doy más dinero, pero, no me pida eso, ni diga nada.
—Si no hubiera sido tan grosera y humillante conmigo esto no estaría pasando Marcelita, ahora o haces lo que pido o mejor no digas nada más.
—Discúlpame en serio, la verdad si fui muy grosera pero no es para tanto, si quieres pídeme otra cosa pero por favor.
Puso su cara de triste y arrepentida, yo la mire de arriba abajo y con algo de lujuria le dije.
—Está bien dame el dinero y déjame ver tu ropa interior.
—¿Cual, ropa interior, la que tengo puesta?
—Obvio, pero dale que quiero ver.
—Nooo, eso no, si crees que voy a ceder a tu chantaje estás loco.
—Ves que no te dejas ayudar.
Pero, cuando abrí la puerta de nuevo para salir dijo.
—Está bien, pero solo eso y te vas por mi portátil.
Yo sonreí, cerré de nuevo la puerta y me quede viéndola, ella por su parte, me entrego el dinero y dio unos pasos hacia atrás, se desabrocho el pantalón, bajo el cierre y fue bajándolo hasta las rodillas, dejándome ver su diminuta tanga y ese espectacular par de piernas que hicieron que de inmediato mi pene se pusiera erecto. Pero, cuando todo salía a las mil maravillas, sentí como unas llaves abrían la puerta, yo mire algo asustado y marcela subió su pantalón y lo acomodo.
—¡Andrés que felicidad verte mi hermano!
—Mario que bien te ves.
Mi primo había llegado yo para disimular le di un fuerte abrazo, mientras su esposa algo nerviosa se acercaba y le daba un beso.
—Si amor mira la sorpresa, tu primo ya se iba cuando tú llegaste.
—No, pero como te vas a ir ya quédate y almorzamos y me cuentas como has estado.
Yo ni corto ni perezoso, aproveche y me quede hasta que se hizo tarde, eran ya las siete de la noche y fingí que me debía ir para no incomodarlos, a lo que mi primo con gran amabilidad me pidió que me quedara esa noche, yo aunque haciéndome de rogar, acepte, algo que incomodo aún más a Marcela.
—Amor pero el cuarto de huéspedes esta sin arreglar, y la verdad yo estoy muy cansada.
—Tranquila amor entre Andrés y yo lo arreglamos, verdad primo.
—Si claro, igual les acepto la invitación pero, mañana antes del amanecer debo salir, quiero ir a alistarme para ver a mis padres.
—Perfecto. —dijo Mario y nos fuimos a alistar mi cuarto.
Marcela por su parte subió a su habitación dizque a descansar. Terminamos de dejar todo listo le dije a mi primo que me daba un duchazo y subía a despedirme pues no quería despertarlos en la mañana.
Me duche y subí muy suave, la puerta de la habitación estaba ajustada y con la luz encendida lo que me permitió ver sin ser visto, mi primo estaba acostado viendo tv y su esposa tenia puesta una pijama de tirantes que le llegaba hasta unos pocos centímetros más debajo de sus nalgas, se veía deliciosa.
Toque la puerta, ella se puso una levantadora, la abrió, y yo me despedí como si nada, mi primo me dijo que el igual se levantaba temprano, a eso de las 6 pero, yo le dije que me iba mucho antes pues estaba ya acostumbrado a madrugar, en fin, fui me acosté a planear cosas, hasta dormirme.
A eso de las 5 am me levante, tendí la cama y fingí salir, abriendo y cerrando la puerta con algo de fuerza, me escondí a esperar que saliera mi primo, a eso de la hora y media sentí cuando bajaba las escalas, yo me oculte bajo la cama y pude ver que entro a la habitación, vio todo en orden y salió. Cuando cerró la puerta de la calle, yo me pare, le puse pasador y subí al cuarto de los esposos, la puerta estaba medio ajustada, la abrí muy despacio, y ahí estaba Marcela, aun dormida acostada de lado lo que permitía ver su prominente cola resaltar bajo la cobija.
Yo me pare a un lado de la cama la observe y me empecé a quitar la camisa luego el pantalón, y que dé en mis viejos bóxer. Me senté en la cama y levante la cobija suavemente, para ver su hermoso culo, todo para mí, puse una de mis manos en su muslo y la acaricie hasta llegar a sus nalgas, acabe de alzar su pijama y deje libre su cola, solo con las tangas que el día anterior me habían dañado la cabeza y las cuales se perdían en medio de ese manjar.
Empecé a besar despacio sus nalgas sus piernas y ella empezó a dar señales de que se iba a despertar, por lo que me subí dl todo a la cama y cuando ella despertó y giro su cuerpo para quedar de espalda contra la cama, y abrir los ojos, aproveche para montarme sobre ella y evitar que se parara, ella intento gritar, pero yo puse una de mis manos en su boca, mientras con mis piernas abría las suyas y quedaba en medio.
—Shiiiiit, Marcelita no hagas ruido que estamos solos, además la vamos a pasar rico un buen rato, ahora si me vas a pagar tu desprecio y de paso calmar las ganas que te tengo.
Ella intento forcejear, pero era inútil, mi peso no le permitía moverse, además puse mi mano en su cuello y la apreté un poco, para que no gritara.
—Bueno, mamacita, si quieres que todo salga bien vas aportarte bien, y veras como la pasamos rico y tú te quedas con tu computador tu amante y yo me quedo con tu cuerpo y mi silencio, es un trato.
Apoye mis rodillas en la cama me incline un poco y con la otra mano baje hasta su entrepierna y empecé a acariciar su vagina sobre su tanga, luego levante el borde de su prenda e introduje mis dedos en sus labios vaginales, ella desesperada trataba de zafarse pero era inútil.
—Bueno pues maricona, te quedas quieta o te mato.
Ella puso cara de pánico y empezó a llorar, yo quite mi mano de su cuello, y le di una cachetada que como que la dejo medio tonta, luego tome su pijama y la subí hasta su cuello y dejar libre sus tetas que estabas de infarto, le puse ambas manos en la cabeza para acabar de sacar la bata y dejarla solo con esa tanguita.
—Por favor no me vaya a violar, se lo suplico así nooo, se lo ruego.
—Cállese puta.
Y alce mi mano en tono amenazante y le di otra cachetada, baje mi boca hasta su cuello, lo lamí, baje hasta sus tetas, las chupe, mordí sus pezones suavemente, y note que se ponían duros, baje por todo su cuerpo hasta llegar a su chochita, corrí aún más su tanga y metí mi lengua, sentí un placer enorme, mientras ella se retorcía y lloraba, pero al paso que succionaba su clítoris ella no parecía hacer ya tanta resistencia, abrí con mis manos hasta donde más pude sus piernas baje con mi lengua hasta su culo y se l metí y aunque la zorra no se había bañado aun me supo delicioso, luego subí nuevamente por su vagina, su ombligo, sus tetas, y bese y lamí su cara.
—Ves lo que te pasa por puta y orgullosa, ahora te lo voy a meter hasta el fondo, mira.
Me acomode y me baje el bóxer ella inclino un poco la cabeza y vio mi pene erecto, me miro con desprecio y volteo su cara llena de lágrimas a un costado, mientras yo ponía mi pene en la entrada de su rica vagina y se lo metía de un solo viaje, la penetre tan fuerte que pego un grito.
—Ahhhh.
Saque mi pene y de nuevo la penetre, su vagina estaba apretada y era un placer entrar en ella, y con cada embestida, mi lujuria aumentaba, chupaba y mordía sus tetas, lamia su cuello, y ella empezaba a dar pequeños quejidos, hasta sentir que relajaba sus piernas y medio movía sus caderas al compás de mis penetradas.
Estaba dan buena y yo tenía tanta calentura acumulada, que le di un par de embestidas más y mi semen se derramo entre su vagina y la deje bien llena.
—Ufff, ufff siii, siii que rico, Marcelita. Tú si eres una hembra de verdad.
Le decía mientras terminaba de vaciarme, la tome de la cara y la bese a la fuerza para luego dejarme caer a un costado. Y sonreír diciendo.
—Que mujerona tiene el primo, con razón cumple todos tus caprichos, él y tu amante la deben pasar muy bien.
—Ya tuvo lo que quería, váyase —me respondió en medio del llanto, mientras se bajaba de la cama y daba pasos des ubicados.
Yo la miraba y me reía, ella me miraba, pero cuando salió de su transe entro en un ataque de histeria y empezó a gritar, como loca mientras se sacudía como tratando de limpiarse, salió corriendo de la habitación, y bajo las escalas, yo me pare, salí tras ella y la alcance intentando salir a la calle, por fortuna tenia para mí la puerta tenia pasador.
La tome del pelo, con una mano mientras con la otra le tapaba la boca.
—Cállate estúpida, ¿para dónde crees que vas? Mmm, ¿te quieres morir maricona?
La arrastre hasta la sala. Mientras le decía.
—Te vas a quedar calladita, así como yo me quede calladito con lo de tu otro maridito, y te calmas o te calmo a golpes.
—Nooo, no me pegue más por favor, solo váyase.
—Eso está mejor, mamacita. Ahora vas a ir a la cocina y me vas a traer algo de tomar, estoy con mucha sed.
La empuje y le di una palmada en las nalgas, ella me volteo a mirar y me dijo.
—Por favor váyase, no me atormenté más.
—No me escuchaste estúpida, tráeme algo de tomar.
Alce mi mano para amenazarla y ella trato de cubrirse.
—No por favor no me pegue.
Y salió para la cocina, mientras caminaba yo la observaba y con solo ver ese par de nalgas, esas piernas y esa cintura, mi pene de nuevo quería entrar a la fiesta, pues una cosa era haberla viso en las fotos y otra tenerla ahí en vivo, que hembra más deliciosa.
A los pocos segundos salió de la cocina con una cerveza en lata, y mirándome muy asustada dijo.
—E… e… esto es lo único que hay, tómesela y márchese, que ya casi viene la empleada.
—Cerveza, perfecto, pero el que da las ordenes soy yo Marcelita, ¡ven acá!
Ella me la entregó muy temblorosa, yo la recibí, la destape y me di un sorbo, luego la tome del antebrazo y la lleve al comedor.
—Ves como si puedes ser una buena mujer. Acuéstate en la mesa. Yaaa.
Ella me miro, y me obedeció, yo me acerque le derrame un poco de cerveza en los senos y se los empecé a chupar junto con su cuello, mientras metía mi mano en su vagina y la masturbaba, ella solo sollozaba al paso que daba pequeños quejidos de placer, luego le ordene que se parara y me lo chupara, ella se negó.
—Nooo, eso noo, ya no más, váyase.
—Estúpida, ¿te vas a hacer golpear otra vez?
Y le di una cachetada, ella grito.
—Máteme pero eso jamas.
Y sin dudarlo me escupió, yo muy enojado, la tome del pelo, le di un golpe en su abdomen, la puse sobre el comedor boca abajo abrí sus piernas, revente su tanga, y le di unas nalgadas tan fuertes que sus deliciosos glúteos quedaron rojos.
—Eres una perra muy terca, y ya que no quieres chupármela, te voy a partir ese culo tan delicioso, bueno igual te lo pensaba comer después que me lo mamaras, mira nada más que delicia de nalgas.
—Nooo, nooo, ¡auxilio ayuda!
Puse mi mano en su cabeza la apoye contra la mesa, luego metí la tanga en su boca, para ahogar sus gritos, escupí un par de veces su culo, y puse mi pene en la entrada de su orificio, ella arañaba con sus manos las partes de mi cuerpo que lograba alcanzar, pero no tenía salvación, y para mí era excitante verla así, sentí más placer que con la droga, me apoye en su cuerpo y mi pene empezó, a tratar de entrar en ese delicioso culo apretado, hasta que por fin debido a la presión que hacía y a la saliva logre entrar una parte, para de un nuevo empujón clavarlo todo sin compasión, acompañado de un quejido mío de placer y un grito ahogado de dolor por parte de ella.
—Ahhhh, ujuuu que ricooo.
—Mmmm, mmmmm
—Esto es la gloria, siiiii siiiii.
Ella aruñaba el vidrio del comedor y lloraba desesperada del dolor.
Saque mi pene y lo metí, mientras tomaba sus caderas para penetrarla cada vez más profundo, y notar como salía un hilo de sangre de su culito y mi pene se teñía de rojo, la empecé a penetrar con más facilidad cada vez, ella solo temblaba, estuve así dándole parejo, hasta que ya ella solo se dejaba sin decir nada, luego saque mi pene de su ya perforado culo, ella, se deslizo por el comedor y quedo sentada en el piso, la tome del pelo y le puse mi pene en su boca, ella temblaba y con solo verme supo que tenía que hacerme una paja con sus deliciosos labios. Le puse mi pene en sus labios, ella solo abrió la boca mientras yo guiaba su cabeza con mi mano.
—Que buena chica haz sido hoy Marcelita, siiii esooo asiiii, uffff, mamacita.
Yo solo podía sentir como mi pene se estrellaba contra su paladar, mientras ella intentaba vomitar, pero no pude aguantar más y me vine en su boca, y mientras yo me descargaba de nuevo, ella intentaba votarlo, yo saque mi pene ya algo flácido y ella se puso a vomitar en el piso.
Entre a la habitación saque la ropa me vestí y cuando salí ella aún estaba en el piso llorando y temblando, sus piernas estaban untadas de sangre junto con su boca.
—Ahora si me voy Marcelita, pero que esperas vete a bañar que estas hecha un desastre, anda sube.
—Mal…
Intento decirme algo pero se contuvo, y cundo intento pararse sus piernas a duras penas se sostenían. Yo abrí la puerta y le dije.
—Esta semana que ya estés mejor te llamo, para que vayas a mi apartamento por tu portátil.
Cerré, la puerta y me fui.
Este es mi primer relato, después de ese día mi vida cambio, ya no dependo del alcohol ni la droga, pero si tengo otra obsesión. Y unas cuantas mujeres más, que merecen ser castigadas, espero sus comentario y preguntas.
En mi perfil subí una foto de Marcela, de las que encontré en su computador, no me juzguen por lo que hice, ella lo merecía, por estar tan buena y ser tan clasista.