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Ana la peluquera
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Ana es una mujer, de 42 años, cabello amarillo claro, algo rellenita, de 1,60 a 1,65 m de estatura, culo grande provocativo, piernas algo rellenas apetecibles, piel blanca, nariz perfilada, ojitos marrones café, labios delgados, senos pequeños, abdomen algo plano, tuvo 2 hijos que ya están grandes su hija 23 años y su hijo 21 años, casada, pero en su mirada se le nota que a pesar de todo no es feliz completamente, a pesar de ser Testigo de Jehová y aparentar ser feliz su mirada denotaba lo contrario.

Conocí a Ana hace 3 años, aproximadamente, ella le secaba el cabello a la mamá de mis hijos, cuando ella iba a la casa a pesar de vestir muy conservadora cuando llevaba monos se le notaba una buena cuca (panocha, chucha, etc.) que me volvía loco.

Cuando me divorcié de la mamá de mis hijos quedo con ella para que me afeite, ella a pesar de trabajar con clientes femeninas accede a prestarme sus servicios profesionales. Coordinábamos según mis turnos y sus planes según su religión y otras clientes, hablábamos de todo un poco, hasta de su esposo Miguel, quién según ella era de carácter fuerte, lo que si noté es que siempre que venía a afeitarme venía vestida con pantalón o mono que aunque le quedaba desahogado se le marcaba sus cachetes del Gran Cucón, cosa que se me hacía cuesta arriba o difícil no mirar tremendo "atributo femenino" o pantalón de tela suave de igual características, que le quedara flojo, ocasión que aprovechaba para dejar escapar algún piropo tierno o inocente.

Después de cortarme el cabello buscaba cualquier pretexto para tomar café o un juguito con torta o galletas y platicar de cualquier cosa. Cuando ya me había afeitado como 4 veces siempre noté como la segunda vez que buscaba recostarme su cuca a mi hombro, muy suavemente, esto hacía que mi miembro cobrase vida, por debajo de la manta me acomodaba mi pene para evitar momentos incómodos y seguir disfrutando de sus roces inocentes o muy conscientes.

Cierto día llegó muy puntual a la hora acordada, pero como había limpiado no me había bañado la hice entrar y le serví refresco y torta para que me esperara mientras me aseaba rápidamente. Estaba escuchando música, cuando salí sonaba una canción romántica y terminándome de secar la espalda para colocarme la franela veo que tenía los ojos húmedos como queriendo contener las lágrimas, la mirada perdida hacia la ventana, me quedé unos segundos absorto viéndola, cuando el sonido de mi teléfono celular indicando que llegaba un mensaje nos sacó de nuestros pensamientos, a mí en lo particular por contemplarla.

No sabía que decir, así que rápidamente busqué la silla para sentarme, ella procedió a darme el vaso donde tomó refresco y el plato agradeciendo el postre y expresando que estaba delicioso, le expresé muy cortésmente que estaba a la orden para lo que fuera, no recuerdo bien ya que hablaba mucho que me preguntó por las canciones que tenía colocadas en el pendrive, que como hacía para grabarlas, le pregunté sí le gustaba y me dijo que sí, le dije que bueno con mucho gusto me dijera que canciones le agradaban y se las copiaba, ese día me restregó su cuca en mi hombro a tal punto que cuando me fui a levantar no sabía cómo hacerlo ya que la erección se notaba, ya que el short que me había colocado me quedaba algo ajustado, cuando me retiro de la silla ella dirige la mirada hacia mi pene (no es que sea grande pero era evidente).

Voy a mi computadora para hacerle la transferencia y se ubica a mi espalda y me quedo absorto viéndole el centro de sus piernas, (ya que delante de la computadora había un espejo grande, ella colocada detrás de mí) hago la transacción equivocándome varias veces se da cuenta de mi nerviosismo ella también lo estaba me pide la computadora para revisar algo en su correo le doy la silla, se sienta y ruborizada emite un pequeño grito diciendo que no sabe qué hacer, me sorprendo y corro hacia donde está ella para ver que le sucede, no sé porque le llegó un correo con escenas de sexo y se puso roja como un tomate, por más que presionaba no se quitaba el correo, procedo a tomarle la mano con el mouse, la siento nerviosa y fría, le pregunto si se siente bien, me hace señas que sí, pero intenta no ver las escenas donde esta una mujer siendo penetrada pero disfrutando de la follada que está recibiendo, pero su mirada la traiciona, me doy cuenta de esto y tomándolo de lo más natural le digo: "Esto es lo más normal del mundo, solo que ciertas personas o grupos lo toman como algo inmoral o en extremo pecaminoso!"

Ella refuta diciendo: "Señor Alejandro el diablo se escuda en todo para hacernos pecar!"

Le respondo: "Si señora Ana tiene razón pero tal parece Ud. como que le llamó la atención! Jejeje", pero se lo dije tratando de poner una cara angelical y riéndome con cierta inocencia, para no parecer irrespetuoso.

Aún con mi mano sobre la de ella tocándosela muy suave, sintiendo su piel muy dócil, ella dice: "Ay Sr. Alejandro como dice eso?". Le respondo tratando de romper sus escrúpulos morales, religiosos, sociales, culturales y hasta familiares, pero transmitiéndole confianza…

"Si Sra. Ana eso es normal pero más bonito es y se ve cuando se hace con alguien que a uno le guste o sienta esa conexión especial…"

Al ver la reacción de ella que riéndose pero con cierta tristeza en sus ojos por así decirlo dice: "ah no se señor Alejandro", a lo que acercándome por atrás le pregunto: ¿cómo que no sabe? ay Sra. Ana y que paso con su esposo?”. Ella nerviosa recoge sus cosas y se marchó, no hice nada pensando que había metido la pata, pasaron 3 semanas nuevamente le escribo con cierta prudencia para ver sí podía venir a afeitarme el domingo a eso de las 3 pm como vivo algo retirado de su casa quedé en buscarla en un taxi como era costumbre, a lo que accedió como si nada.

Una vez en mi departamento le invito un café con galletas y procedo a acomodar la silla para comenzar la faena/tortura, traía un pantalón mono algo flojo pero en la parte de su cuca se le marcaba la M de Mc Donald pero al revés, o sea un Gran Cucón que no pasaba desapercibido, trataba de mirarla disimuladamente, cuando me recostaba su cuca en mi hombro sentía cierto calor en sus partes, a pesar de tener música movida (merengue) pidió la misma carpeta de la vez anterior, a lo que muy amablemente le coloqué las canciones de artistas venezolanos de la década de los 80', cuando voy a pagarle por internet me pide la computadora nuevamente para verificar algo en su cuenta.

Me dirijo a la cocina cuando me solicita alegando que el mouse no responde, le tomo de la mano y la siento con algo de temperatura, le pregunto sí se siente bien y me responde algo nerviosa que sí, le digo que la siento caliente como con fiebre, pero no me responde, le pregunto nuevamente si se siente bien y cuando le veo su cara está sonrojada, empieza a hablar entrecortado, tomo la decisión de arriesgarme y le estampo un beso en sus finos labios, ella intenta poner resistencia, levantándose ella y yo siguiéndola sin dejar de besarla, le tomo su cara con mis manos y se relaja y empieza a responder a mis besos, le empiezo a frotar mi pene en su vagina y poco a poco la llevo hasta el sofá donde la siento, sin perder tiempo le beso el cuello, y voy buscando la manera de sacarle la chemise negra que lleva, me encuentro con un brasiere negro, se lo levanto y veo ante mí 2 pechos chicos con aureola marrón oscuro me dirijo a su pecho izquierdo dándole un tierno beso, Ana se eriza, la piel se le pone "piel de gallina" como decimos aquí en Venezuela.

Le empiezo a succionar su pecho izquierdo como recién nacido, mientras con la mano izquierda le masajeo suavemente el pezón derecho, Ana está callada con los ojos cerrados, liberando una feroz batalla interna, con sus principios religiosos, morales, familiares y hasta sociales, pero ya su respiración está entrecortada, al notar esto introduzco mi mano derecha en el interior de su mono sintiendo unos cañones o pelos cortos en su vagina, intento tocar sus labios vaginales y ya estos asoman líquidos, a lo que rápidamente procedo a bajarle su mono, ella pone un de resistencia, la miro a sus ojitos tratando de transmitirle confianza, en eso sube su gran culote y aparece un bikini algo conservador, le quito los zapatos, para despojarla de su mono y ropa interior.

Ana tenía los ojos cerrados, aún estaba librando esa batalla interior, su mente decía que no, pero su cuerpo respondía que Si y pedía a gritos las caricias de un hombre, que la hiciera sentir viva, deseada, que la hiciera sentir mujer amada pero al mismo tiempo esa puta capaz de exprimirle a cualquier hombre ese deseo carnal, al quedar expuesta su cuca sin pensarlo me arrojo a besársela muy sutilmente primero, sintiendo sus pelitos cortos en mis labios y cara, ella da un brinco, la miré desde abajo donde estaba, aún con los ojos cerrados seguí besándole su cuca, le pasaba la lengua de arriba a abajo en círculos, le metía la lengua en sus apretados labios que ya estaban empapados de líquidos que eran agridulces, más dando un toque a dulce lo que hacía que me volviese loco y disfrutase de ese néctar espectacular como era comerle la cuca a Ana, ella me pasaba sus manos por mi cabello, acariciándomelos, siempre con los ojos cerrados, como aprobando y dando a entender que iba por muy buen camino, y tratando ella de recuperar la respiración, aunque era difícil puesto que tenía tiempo que no sabía lo que era sentir un cariñito hacia sus zonas intimas, el sentirse deseada, esa combinación de puta y señora, de niña y hembra en celo, no tardó en contraer su espalda acelerar más su respiración y dejar escapar gritos y gemidos a los cuales tuve que introducir un dedo en sus finos labios para silenciar ese soberbio orgasmo, producto de esas ganas reprimidas por la ignorancia, desgano irrespeto de una sociedad castradora, frustrante, aunado a la mala praxis de su esposo por no esmerarse en complacerla, en saborear su cuerpo, en ser ocioso, morboso, tierno, cariñoso toda esa mezcla que una mujer pide en la cama, Ana estaba algo sonrojada, ya algo más calmada me explica que no podía estar más allí, la detengo y le enseño mi miembro el cual ya me dolía, muy decidido pero a la vez queriendo transmitirle confianza, deseo, ternura, pasión le dije: "apenas esto comienza"!

Acto seguido me dirigí a sus labios finos robándole un beso, no tan brusco, más bien tierno, apasionado, con mis manos en sus mejillas restregándole mi miembro muy sutilmente le tomo una de sus manitas y la coloco en mi paquete, ella suavemente lo tocó, mientras ella empezó a meneármela muy torpemente, le acaricié su gran culote el cual me traía como loco, la ubico en el sofá en posición de perrito, mientras le amaso esas nalgas, a pesar de ser grandes no tenía ninguna celulitis como creía, le beso su espalda desde el cuello y voy bajando con mi lengua hasta llegar a la abertura de su esfínter y meter mi lengua, Ana pega un brinco y la sujeto por sus caderas, atrayéndola hacía mí, la sujeto como un luchador de lucha grecorromana y procedo a meterle mi lengua en su culito, Ana se contorsionaba diciendo: "Alejandro que rico, no oh oh oh para por favooor oohhh"!

Yo no hacía caso estaba en el paraíso y debía aprovechar ya que no sabía sí se volvería a repetir una oportunidad como esta, cuando empezó a hacer círculos con su culo ubiqué una de mis manos hacia su cuca y le metí un dedo, haciendo que tuviera otro orgasmo, me levanté y me puse detrás de ella, ubiqué mis piernas en su cintura y dirigiendo mi miembro se lo emburré por su cuca, la cual estaba hirviendo, le estaba dando masajes en su cuello, mientras hacía círculos en su cuca y buscaba agarrarme de sus cabellos, a lo que Ana sólo decía: "dios que rico, si así, tenía tiempo que no sabía que era esto, anda amor, así me gusta, ah ah ah grrrr"!”

Me coloqué en su oído y empecé a mordérselo suavemente y ella a esconderse ya que sentía cosquillas, su cuca empapada me decía que estaba por correrse nuevamente: "amor me vengo, ya no aguanto, me vengo" a decir verdad por la posición casi parado ya me dolían las piernas y no aguantaba más y aventé mi primera carga en su interior dejándonos caer en el sofá, mi pecho en su espalda, ambos sudorosos y con la respiración entrecortada, le dije: "Ana me traías como loco"!

Mientras le beso su orejita y cuello, ella sintiendo aún cosquillas me dice lo mal que se siente, la abrazo amasando sus senos pequeños, mordisqueando sus lóbulos de las orejas, haciendo que se retuerza un poco, cobrando mi miembro vida lentamente, le beso su cuello muy sutilmente, notando como se le eriza la piel, la volteo y comienzo a besarla tiernamente, nuestras lenguas se entremezclan apasionadamente, ya para este momento mi miembro está nuevamente listo para otra tanda, le beso su cuello y voy bajando lentamente para sus senos, le beso un pecho y manoseo el otro con mi mano muy suavemente, Ana empieza a gemir débilmente, suspira, todo esto con los ojos cerrados, la cucota de Ana era una delicia, grande carnosa algo cerrada, empiezo a rozarle mi pene en sus cachetes, provocándole espasmos, en eso de pasárselo como 4 o 5 veces me toma por las nalgas y procede a empujarme a manera de introducirse mi pene hasta el fondo, su vagina caliente con la cantidad de fluidos y mi semen producto del primer polvazo hacen que me sienta en la gloria y procedo con el mete y saca y a contorsionar mi cintura para un mayor placer.

Le beso sus pechos mientras ella me acaricia el cabello y masajea suavemente mi cuello le digo lo rico que es estar dentro de ella, "Ana que rica estas, eres una mujer con esa cucota rica, te meneas sabroso, así amor que rico, así mami"! Ella resoplaba la estaba pasando bien su cuca emanaba líquidos a borbotones y era cerrada, lo que hacía más placentero mis empujones, produciendo una sensación gloriosa, cuando le digo que me vengo, ella me pide hacerlo adentro que quiere sentir mi leche otra vez, no me hago de rogar y cuando siento que me vengo se lo meto al tope siento mis bolas tocar sus cachetes la cabeza de mi miembro hincharse y soltar la carga de semen dentro de esa cucota de Ana fue una sensación de extremo placer, caí sobre los pechos de Ana besándolos muy sutilmente alternándolos con sus labios los cuales debo admitir son una maravilla, ya una vez calmados y recostados, apenada me confía que tenía tiempo que no disfrutaba del sexo, ya que su esposo lo tiene más grande pero le está pegando la edad, su esposo es casi 10 años mayor que ella y está empezando a sufrir de disfunción eréctil y eyaculación precoz pero no quiere ir al médico, me pidió también discreción ya que ama a su esposo pero estaba en un dilema moral ya que había disfrutado mucho, le comenté que quería cogerla por el culo, se quedó pensando, no dije nada para no forzarla, no me dijo si se volvería a repetir y no quise hacerla sentir presionada, me pidió el baño para lavarse pidiéndome estar a solas, después de asearse me dio un beso tierno corto en los labios y se marchó a su casa, con el dilema moral por la religión pero seguro de que disfrutó mucho su cara así lo reflejaba a pesar de ir como distraída…

Continuará…

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