Me sentía realmente culpable por haberle sido infiel a mi novia, no sabía cómo mirarla a la cara y más que eso, me sentía decepcionado conmigo mismo, aun así, fue algo decepcionante no ver ese hermoso culo de nuevo en las clases de capacitación, pensé que era el destino y tenía una segunda oportunidad, igual no podía mas que guardar el secreto.
Mi grupo de capacitación estaba conformado por 11 personas, 7 chicas y 4 hombres, la primera era Ángela, una mujer ya entrando en edad, pero aun con un cuerpo despampanante aunque su rostro ya mostraba signo de madurez, le seguía Alejandra una chubby muy sexy y con una fijación por tener algo con lo que jugar con su lengua todo el tiempo, Viana era una chica plana, delgada, pero con un rostro hermoso aunque una actitud un tanto desagradable, posteriormente estaba Barbie, una morenaza con poco pecho Y el rostro con marcas de acné pero unas caderas y unas piernas divinas.
Esta última llamo mi atención desde que entre, tenía tendencia a vestirse muy holgada y cómodamente, a su vez era vegetariana y vivía la siguiendo la corriente, o mejor dicho, ella era la corriente. La definiría como una corriente de aire, fresca, agradable y deseada en el día más caluroso.
Pronto nos hicimos amigos, hablábamos de todo desde sus penas de amor hasta de Amarla su planta de marihuana. Un día me invito a su casa, quedaba a unas 10 estaciones de donde vivo, cerca de estación la Florida, no tenía una excusa para ir y la relación con mi pareja ya era tensa para ese entonces. Pero quería un rato fuera de mi casa, quería estar lejos de mi pareja, de la pelea, de los retos.
— El sábado tendré clases y una prueba de la capa
— No me despiertes cuando salgas
Me quede triste por el poco interés que tenía y me di cuenta también de que hace mucho que no teníamos una conversación, intente besarla y ella solo me alejo diciéndome que estaba ocupada.
Me levante temprano ese día, me gusta tomarme mi tiempo en el baño, bañarme lentamente, afeitarme, cepillarme y colocarme mi ropa mientras veo algún video de YouTube. Al salir mire hacia dentro del departamento como despidiéndome, mas no había nada dentro que se estuviera despidiendo de mí.
Al bajar del metrotren en la estación la Maestranza ella me llamo y me guio sobre cómo llegar a su casa mientras se disculpaba por haberse quedado dormida. Al tocar su puerta ella me recibió en pijama, su cabello aun desaliñado y una polera que dejaba a la imaginación de sus pechos morenos y un pantalón abondado. La salude con un beso en la mejilla y ella me invito a pasar.
Su departamento tenía una combinación de olores entre hierba y café recién colado. Era muy iluminado a pesar de tener muchas cortinas, nos sentamos en un sofá y ella vino con una frazada y se acurruco contra mi cuerpo. Coloco una película en la televisión y empezamos a hablar mientras picoteábamos las palomitas de maíz de un bol cerca de su cuerpo, poco a poco empezó a hacer más calor y empecé a sentir el sudor de su piel en mi cuerpo, cruce un brazo por su espalda y la abrace y ella se acomodó aún más sobre mí.
El olor de su cuerpo me embriago era dulce con un tono de café y podía ver pequeñas gotas de su sudor en el cuello, ella
Tomo mis manos y las llevo a su abdomen, la bese en esas gotas de sudor e introduje mis manos en su camisa y subí mis manos a sus pequeños pechos, no traía nada debajo de su polera como imaginaba, los apreté delicadamente a lo que ella respondió con un gemido, seguí jugando con ella a la vez que besaba su cuello y la voltee delicadamente haciendo que se sentara sobre mí, la bese, la bese como si besara a alguien a quien amara, la bese como me gustaría haber besado a mi novia esa noche. Y ella me beso, como si quiera recibir todo el amor que enviaba en ese beso, como si comprendiera mi alma y estuviera dispuesta a darme lo que sea para hacerla feliz.
Le quite la camisa lentamente y ella solo levanto los brazos, sin oponer resistencia, me beso de vuelta a la vez que desabotonaba mi polera e introducía sus manos en mi pecho, estaban frías, pero al apretarse contra mi piel se sentían calientes, mordí su labio y la mire, ella saco su lengua y la paso por mi nariz y posteriormente por mi mejilla derecha, baje mi mano por su espalda delicadamente y la introduje en su pantalón de pijama y empecé a apretar sus nalgas , no quería que fuera rápido quería disfrutarlo, lo necesitaba, ella se levantó, se bajó los pantalones y quedo completamente desnuda delante de mí y se colocó de rodillas mientras abría mi pantalón y sacaba mi pene qua ya está erecto. Ella procedió a observarlo y a darle besos al mismo, delicados que dejaban una línea de saliva en mi pene para luego abrir su boca y sacar su lengua para llevar mi pene dentro, sentir su saliva, sus dientes, su succión. Fue fantástico, lento pero decidido, su mirada de depravación seguida de un garganta profunda y vuelta a chupar, se movía como si no pudiera controlar su lujuria, de vez en cuando sacaba mi pene de su boca y mientras lo masturbaba dejaba correr un hilo de saliva en el que ayudaba mucho a la lubricación, cuando sentí que me iba a correr la detuve con fuerza y la hice subirse al sillón, ella se dejó llevar y levanto el culo esperando ser penetrada pero yo tenía otros planes.
Tomando sus dos nalgas con mis manos las abrí y procedí a, introducir mi cara entre ellas y lamerle la vagina y el ano con lentitud pero abarcando cada centrípeto de su intimidad, ella movió sus caderas hacia atrás mientras enrolaba un cigarrillo, o al menos lo intentaba entre gemidos y apretones mientras le comía la vagina y el ano. Lo encendió y le dio una calada mientras yo me sentaba en el sofá, otra calada mientras se sentaba sobre mí, tomo otra calada pero esta la sostuvo mucho tiempo a la vez que de introducía mi pene y procedió a darme un beso mientras que me pasaba el humo que estaba dentro de sus pulmones. Se movía delicadamente mientras nos besábamos y se introducía mi pene.
La tome fuerte de sus caderas y empecé a acelerar la marcha y ella se sujetó a mi cuello clavando sus uñas en el mío, la tire sobre el sofá y abrí sus piernas. Disfrute de su desnudez durante un instante y procedí a introducir mi polla en ella de nuevo mientras le agarraba sus pequeñas tetas, estaba enviciado. La voltee sobre el sofá y sin pedirle permiso mi pene se introdujo en su ano, ella dio un grito ahogado y me miro con odio a la vez que movía sus caderas y estrujaba mi pene con su ano.
—Deberías pedir permiso para hacer esas cosas
—Tu ano no parece ni un poco enojado
—Cállate idiota
Y diciendo esto se colocó sobre mí y empezó a follar mi pene con su ano, su piel se colocó un poco roja y se corrió disfrutando cada segundo, la vi abrirse y liberar tanta energía que yo también me sentí arrastrado con ella y me corrí en su ano. Ella me abrazo mientras me besaba y nos quedamos desnudos acostados en su sofá.