Al salir a la calle Marcos dio un fuerte portazo al cerrar la puerta que sonó como un estampido de escopeta, busqué algo que ponerme para taparme, y salí para ver donde estaba Pablo, había llevado a Eliseo a su habitación y allí luchaba con él, intentando desnudarle para meterle en la cama.
-Deja que te ayude para llevarte a la cama, estas borracho tío.
-No, quiero ir a tu habitación, quiero ver a tu novito, esta muy rico verdad. -hablaba con voz estropajosa de estar bebido, Pablo no le replicaba y solo le sujetaba tumbado sobre él, pero Eliseo era más fuerte, no sabía lo que hacer con él y me vio en la puerta observándoles.
-Ayúdame Ángel, por favor. -me acerqué para sujetarle de un brazo y al verme se calmó quedándose quieto y respirando agitado.
-Mírale ha venido, ¿no es hermoso? Ven lindo, dame un beso, yo también te quiero bonito. -hablaba propiamente como una persona beoda, implorante y que inspiraba risa y a la vez lástima.
Ahora se dejaba hacer sin necesitar mi ayuda, pero con esfuerzo, Pablo le iba quitando la ropa, pude verle el poderoso y potente pecho cubierto de negros vellos que bajaban hasta el abdomen marcado, y se perdían en la cintura del blanco slip que llevaba.
Las piernas las tenía, a su vez, cubiertas de un negro manto de pelos ensortijados, y aunque la polla la tenía floja, el bulto en su slip resultaba considerable. Todo un perfecto ejemplar de macho semental y muy semejante a Pablo. Se le cerraban los ojos murmurando palabras que no podía entender y le metió entre la ropa tapándole.
Ya no me sorprendía nada, pero me extrañó el cariño que Pablo le manifestaba dándole un beso en la frente y pasando su mano grande por la cara de Eliseo.
Volvimos a la sala para recoger nuestra ropa que habíamos dejado tirada y la llevamos a la habitación.
-Tenemos que lavarnos, nos han sorprendido en el peor momento. -Pablo aún permanecía desnudo y me entró la risa por lo absurdo y ridículo de la situación.
-Cállate, si te escucha querrá continuar la fiesta, -pero él se reía también.
Ibamos a entrar en el baño para limpiarnos cuando Eliseo empezó a llamar a gritos a Pablo, quería que le ayudara a ir al baño porque necesitaba vaciar la vejiga. Le dejé que fuera a recogerle pero al salir me pidió ayuda para llevarle entre los dos.
Eliseo pasó un brazo por mi cuello mientras Pablo le sujetaba pasando el suyo debajo del sobaco, en el wáter le bajó el slip y le cogió la polla dirigiéndola al inodoro, sus nalgas estaban cubiertas de vello igual que las piernas y su pene resultaba impresionante, más grande aún que el de Pablo.
Un potente chorro de orina salía continuamente de su pene hasta que fluyó menos fuerte, terminando por ser unas gotas que Pablo limpió con papel higiénico, el olor a penetrante amoniaco inundó mis fosas nasales.
Volvimos a llevarle a la cama y dejé a Pablo que terminara de taparle para volver al baño y acabar de una vez lo que ya nos habían interrumpido en dos ocasiones.
-¿Has recogido mi regalo? Con tanta interrupción hemos tenido que salir corriendo. -la luz del salpicadero de la ranchera le iluminaba la cara, pensé que algo gracioso pasaba por su imaginación por la sonrisa que llevaba.
-No tengas en cuenta las tonterías de mi tío, cuando se emborracha se vuelve un poco insolente y desvergonzado. -tuve que sonreír a mi vez, yo no lo veía tan simple y normal como él, y más con la experiencia que tenía sobre los deseos de Eliseo.
Levanté la bolsa de la tienda de lencería que tenía en el suelo para que la viera como respuesta de que la traía conmigo.
-A tu tío le pasa algo, no se lo que es pero intenta imitarte y ser como tu, parece que tuviera celos de que te aparte de su lado y actúa queriéndome conquistar para que terminemos enfadados. No lo entiendo muy bien pero sospecho es algo así o parecido.
Aunque le aseguraba que no lo entendía, no era cierto, yo mismo empezaba a sentir celos de que cualquiera se acercase a él o a Álvaro, y no podía soportar que mantuviera relaciones con Ana María y don Manuel. Sentía unos tremendos celos, y más ahora que los consideraba de mi exclusiva propiedad. Por eso me sentía mal y egoísta al exigirles, de deseo al menos, que me fueran fieles cuando yo no estaba dispuesto a serlo.
-Yo creo que le has caído bien y te aprecia, también es normal que te vea atractivo y guapo, lo eres mi amor, eso no puedes ocultarlo. -no tenía ganas de argumentarle lo contrario, tampoco de contarle los detalles de mis experiencias con Eliseo, ni de alimentar mis temores, y me quedé callado hasta llegar a la casa de Álvaro.
Victoria y Mateo nos esperaban y mientras subía a dejar la bolsa con el regalo de Pablo, él se quedó con ellos hablando. Victoria le convenció para que se quedara a cenar y Álvaro llegaba cuando yo bajaba del piso superior.
Álvaro subió para darse una ducha rápida antes de cenar y luego en la mesa, dentro de la conversación, me sorprendió lo que propuso.
-Pienso coger un par de días para estar con vosotros y he pensado en salir a alguna ciudad cercana de la costa… -se quedó en suspenso y yo miré a Pablo, pensando que también lo habían hablado a la mañana, pero tenía en la cara la misma expresión de sorpresa que la debía de tener yo.
Después de la primera impresión le vi sacar una juguetona sonrisa.
-Yo no tengo problemas y Ángel me parece que tampoco, tu eres el que tiene mucho trabajo, pero sería genial poder salir esos días y sacarle a Ángel de casa.
Tuve la impresión de que Álvaro respiraba tranquilo y satisfecho de que Pablo le aprobara su proyecto.
-Entonces no hay más que hablar, encargo el hotel mañana. -después la conversación giró hacia las tareas del campo y la conversación que Pablo mantuvo con el abuelo de Oriol en la comida. Cuando terminó la cena Pablo se marchó, se sentía inquieto por su tío.
A pesar de la ducha que se había dado notaba cansado a Álvaro y no habló mientras subíamos a la habitación y nos cepillábamos los dientes.
-Mi vida ¿estas cansado? -se había quedado desnudo y se ponía un pantalón de dormir.
-Más que cansado preocupado, han llegado unos análisis que pedí para un chiquillo y me confirman lo peor, es terrible tener que dar las malas noticias.
Terminé de desnudarme y me coloqué un pantalón como él para tumbarme a su lado. Seguía con la gafas puestas y se las retiré dejándolas en la mesita.
-Por tu profesión esas malas noticias serán frecuentes. -le pasé los dedos por los ojos cerrados, tenía unas pestañas largas y rizadas muy bonitas, y los abrió para fijarlos en mi.
-Es cierto, tenía que estar acostumbrado, pero no es lo mismo cuando se trata de un niño de doce años, no hablemos de eso, dime lo que piensas del viaje que proyecto y de tus vivencias del día. -sonreía intentado quitar importancia a sus preocupaciones y se volvió hacía mi colocando el brazo por mi encima de mi estómago.
-Sobre lo del viaje, estoy nervioso Álvaro, es la primera vez que voy a salir y me emociona, además por estar con vosotros, los tres juntos, seguro que lo pasaremos bien. -de repente me acordé del regalo de Pablo y me puse a reír mirándole con picardía.
-¿De te ríes? No he dicho nada gracioso.
-¡Oh! es por Pablo. -me levanté y fui a recoger la bolsa que vacié sobre la cama.
-Mira lo que me trajo de regalo esta mañana, ¿no me digas que no es cómico? Tengo un montón de ropa interior parecida y se gasta el dinero en repetir lo mismo. -Álvaro miraba todas aquellas eróticas prendas cogiéndolas y estirándolas viendo la nimiedad de las telas.
-¡Es un pornográfico lujurioso! Si no te cubre nada. Será que te quiere ver voluptuoso y sensual, pero está bien, me gusta, puedes ponerte uno de ellos para que te vea. -quería ser superficial pero torció el cuello con una mueca de desagrado.
-Me lo pongo si me dejas que te de un masaje en el cuello, no lo puedes mover sin hacer un gesto de dolor. -me sonrió, yo pensé que encantado y se colocó boca abajo sin que se lo pidiera mirando hacia mi lado, para veme como me quitaba el pantalón y escogía, para colocarme, un tanguita que únicamente me cubría el pene y los huevos, con unas tiras muy finas que pasaban por la base de las nalgas y enlazaban con el elástico de la cintura.
-¡Precioso!, estás increíble con el culito al aire. -se reía en silencio sin moverse y fui al baño a buscar un aceite, me coloqué sobre él a horcajadas, sentado sobre sus nalgas y me tumbé para besarle la espalda.
-El cuellito de mi nene se porta mal, le voy a castigar por hacer sufrir a mi amorcito. -le daba suaves besos rozándole apenas con os labios, Álvaro suspiró.
-Que bien se siente Ángel, tus labios son suficientes para que me sienta mejor. -y tenía que ser cierto porque le notaba como se relajaba dejándose sentir muerto sobre la cama. Le quité el pantalón para no mancharlo y le vertí sobre los hombros un chorro de aceite empezando a darle masajes en el cuello y la parte alta de la espalda.
-Ángel estas haciendo un milagro, tu masaje es genial. -recordé los que Néstor, el masajista de Eduardo, me daba a mi y lo bien que me hacía sentir.
-Es porque te lo hago con todo el amor mi vida. -mis manos no tenían las fuerza de aquel hombre tan grande, pero hacía lo que podía centrándome en la zona que se le agarrotaba produciéndole molestias.
Después de un tiempo fui bajando por la espalda y comencé a masajearle las nalgas, me tentaban y le metí la mano entre ellas llegándole al ano.
-Eso no estaba en el programa gatito. -las abrió separando las piernas para dejarme acceso al perineo y al ano. Solamente le pasaba la punta de los dedos pero notaba como los pliegues se le movían inconscientemente al sentir el placer del masaje.
-Ya es suficiente gatito, ¡gracias!, no sigas o voy a tener que pedirte que me folles el culo. -reí dejándome caer sobre él y abrazándole con mi cuerpo, dándole besos en la ancha espalda.
-Si lo quieres no me importa usar tu divino agujerito, me gustó la otra vez. -se dio la vuelta tirándome a su costado y me abrazó.
-Hoy va a ser que no, mira como me has puesto la polla con tus masajes. -se cogió la verga y me la mostraba, roja y dura bañada en jugos. El culito se me calentó al verla pero en ese momento me abrazó y la polla golpeó en mi abdomen.
-La tienes durísima amor, es preciosa cuando esta tan roja y excitada. ¿Me la darás mi vida?, mi culito se muere por ella. -me besó la cara y luego la boca dándome la lengua para que se la chupara.
-Es para ti, tú la pones en este estado. No es como la de Pablo o Eliseo pero puede darte placer mi vida. -me tenía muy apretado besándome sin cesar y le aparté empujándole el pecho.
-¿Cuando les has visto la verga a Pablo y a su tío? -más que haberme molestado que me lo dijera, fue él tono que empleó, como si se sintiera inferior o menos digno porque su polla fuera un poco más pequeña.
-He estado en la cama con los dos, y están muy ricos. -claramente se estaba burlando de mi. -se reía ocultando la cara en mi cuello sin dejar de besarme entre risas.
-No me gustan esas bromas Álvaro, me vas a poner celoso. -me dio la vuelta colocándome boca arriba y me abrió las piernas metiéndose entre ellas, me cogió la cabeza con los codos apoyados sobre la cama.
-Gatito, soy su médico, ¿lo olvidaste? -su risa no cesaba mientras me lamía los labios.
-¡Oh! Qué tonto soy, perdóname mi amor. -a veces se me olvidaba que era médico y ellos dependían de él para sus revisiones y cuando estuvieran enfermos, tenía que haberlos visto desnudos alguna vez.
-Deberás moderar tus celos gatito, si vas a tenernos a los dos será inevitable que Pablo y yo mantengamos una mínima relación, ¿no te parece? Espero que la convivencia de esos días que estaremos juntos sirva para ello.
Me sentía confundido, Álvaro pensaba en darme los caprichos y cumplir mis deseos y era yo el que lo tergiversaba y retorcía lo que pasaba.
-Tienes razón, es mi culpa por no ver más allá de mis narices. -le sujeté la polla y se la acaricié sin llegar a masturbarle.
-Tampoco te preocupes mucho bichito, esa reacción es normal, solo disfruta ahora mi vida, nosotros cuidaremos de ti, sabemos como sientes y no es tan fácil tener dos hombres a los que quieres. -como tenía toda la razón y su verga estaba deseando que la atendiera, me separé de él para cambiar de postura y llegar con la boca a su polla.
Aproximé la cara para oler el perfume que desprendía, una mezcla de su colona y los jugos que le mojaban, realmente delicioso y me la metí en la boca con ansia de mamarla.
-Suave gatito no la muerdas.
-Sabe rica Álvaro, me gusta el sabor que tiene. -aspiré de la punta para sacarle la secreción y en ese momento sentí como se metía la mía hasta fondo de la garganta.
-¡Ahh! Álvaro. -dejó salir un sonido de chisporroteo y pensé que estaba riendo con mi polla entera en su boca.
-También a mi me gusta tu verga gatito.
Continuamos chupándonos mutuamente, a veces emitiendo gemidos o suspirando, Álvaro estaba aprendiendo muy rápido y se esforzaba en imitarme en todo. Pasó a acariciarme el ano y seguí su ejemplo, los dos nos metíamos los dedos a la vez que nos mamábamos la verga.
-Te la voy a meter gatito, tengo muchas ganas precioso.
-Yo también, ¡Ayy! Álvaro, tu polla para mi solo, dámela amor, mi culito la espera. -me coloqué tirado boca arriba para mirarle y abrí las piernas.
En lugar de montarme me las subió y enterró la cara en la raja del culo empezando a lamer y meter la lengua.
-Tu culito sabe hoy más rico gatito y lo tienes más abierto. -podía notar como metía la lengua profundamente en mi culo haciendo que me retorciera.
-Pablo te ha hecho un buen trabajo. ¡Ummm! ¡Qué rico gatito, sabe dulce! -no podía responderle, bastante tenía con soportar el placer que me producía metiendo y sacando la lengua con fuerza, y aspirándome el culo queriendo sacar la leche que pudiera tener aún de su amigo..
Le sujeté la cabeza y le hundí en mi culo para que me penetrara más y así estuvo un par de minutos haciéndome que gimiera y chillara.
Dejó de comerme el culo y se montó sobre mi aplastándome con su peso, comenzó a besarme la cara insistentemente, el aliento le olía fuerte a mi culo con la mezcla de los restos de semen de Pablo.
-Dame verga Álvaro, lléname con ella amor, dámela ya mi vida, la quiero tener dentro de mi. -a pesar de que era difícil, metí la mano para cogerle la polla y bajarla para que se me metiera entre las piernas.
-No seas malo, métela en mi culito mi amor. -le rodeé la cintura con las piernas, haciendo un nudo con los pies en su espalda para que no pudiera zafarse de mi abrazo, y le empuje de los hombros hasta que la polla empezó a golpear en mi ano.
Se la sujeté fuertemente y la emboqué a la entrada de mi culo.
-Por favor, no seas malo. -lloriqueaba pidiéndole que me atravesara, diciéndole que estaba desquiciado por que la metiera hasta los huevos en mi cuerpo.
-Eres impaciente gatito. -se reía sin empujar y cumplir como se espera de un macho, mientras yo empujaba mi cuerpo hacia él sin resultados. Sentí de repente un empujón y metió media polla de golpe.
-¡Ahh! Mi vida que bien, sigue, sigue mete todo. -había sentido un pequeño pellizco de dolor pero el gozo era muy superior.
-¿Te gusta así mi vida? ¿Quieres rudeza?
-Si, dámela duro, estoy quemándome y muriendo de deseo amor. -se retiró sacándola hasta la cabeza y de un fuerte golpe la volvió a meter pero esta vez entera.
-¡Ohh! ¡Ohh! Mi vida, mi amor, la siento muy dura y viva, ¡Ohh! Álvaro tu rica verga amor mío, que linda me entra. -era tal su excitación que la sentía crecer hinchándose.
Los pelos de su pubis me acariciaban el perineo y la bolsa de los testículos, y su huevos se aplastaban contra mis nalgas en la entrada del culo. No podía entrar más, le tenía todo para mi y le abracé el cuello para que volviera a besarme.
-Mi amor, pero que rico siento, tu divino pito me gusta, quiero tenerlo así siempre, siempre. -pensaba que me volvía loco por el placer que sentía. Era maravilloso ser follado con tato amor y fuerza a la vez.
-También yo quiero gatito precioso, darte toda la verga que necesites, mi pequeño niño, me haces volver loco por tu cuerpo mi vida.
Estuvimos besándonos unos minutos, calentándonos más, diciéndonos cosas lindas al oido, y respirando con dificultad por los continuos besos donde nuestras lenguas jugaban lo mismo que su verga en mi vientre se contraía.
Despacio al principio, y sin dejar de besarnos, comenzó a moverse se sentía delicioso notarle la verga moviéndose, acariciando las paredes del recto y su lengua invadiéndome la boca, hasta que se elevó apoyado en las manos y entonces las embestidas eran largas, lentas y constantes haciendo que gimiera y gritara algunas veces.
Le oprimía la cintura con las piernas hechas un nudo en sus nalgas, y alargué las manos para agarrarle el culo y traerle hacía mi cuando me penetraba.
-Así, sí mi vida, así te siento, hazme gozar mi amor, quiero tu polla. ¡Ahhh!
¡Ahhh! ¡Ahhh!
-Estás calentito gatito, tienes el infierno en tu culo, apriétame un poco la verga amor, quiero correrme, llenarte de leche precioso.
Le atraía contra mi apretando los redondos culos y llegué con los dedos a su ano, lo acaricié y le introduje un dedo de cada mano abriéndoselo.
-¡Ayyy! Ángel, tus dedos me follan el culo, es muy rico amor mío.
-¿Te gusta mi vida?
-Sí gatito, es exquisito, me encanta sentir tus dedos abriéndome el culito. -el ano se cerraba cuando empujaba para entra en mi culo y se le abría al retirase dejándome que yo le fuera follando el ojete con los dedos.
-Me voy a correr mi vida, es demasiado y no puedo aguantar más.
-Si mi amor, vente cuando quieras, lléname el culo de semen vidita, espero tu lechita mi amor. -le forzaba a que me penetrara hasta el fondo tirando de sus nalgas y metiéndole los dedos todo lo que me permitía.
-¡Me corro! ¡Ya me corro gatito! ¡Yaaaaa!. -se le escapó un fuerte grito y temblaba enterrando la polla en el fondo de mi culo, dejando que le saliera el semen que notaba abundante, primero con fuertes convulsiones que se fueron suavizando pero sin dejar de temblarle el cuerpo.
Me sentía tan caliente y excitado con el placer de sentir como me llenaba que el mismo roce de su abdomen con mi verga hizo que yo también me corriera.
-Mi amor mi vida, yo también me voy. -saqué los dedos de su culo para abrazarle la espalda y fundirle el pecho con el mío, el esperma brotaba convulso de mi pene envuelto en el abdomen de los dos.
Me solté las piernas que me empezaban a doler y las enredé entre las suyas para que no se retirara todavía.
-¡Qué bien lo he pasado Álvaro! Eres prodigioso amor mío. Tengo los dos mejores hombres, los mas soberbios machos para mi solo.
-Te adoro Ángel, no he conocido otros hombres, ni quiero teniéndote a ti. Tu eres lo mejor mi vida, gatito lindo.
-Mi Álvaro, con todos los hombres que has visto, por tu trabajo quiero decir, y ninguno te ha entusiasmado. -se rió mordiéndome la oreja, y chupando el pendiente del lóbulo.
-No te creas, pero los veo como mis pacientes, en sentido profesional, hay alguno especial como Pablo, Eliseo o el mismo Marcos, tres machos increíblemente viriles, pero amor, son mis pacientes y les debo respetar.
-También yo soy tu paciente, eres mi médico. -se reía y su pene iba saliendo de mi culo.
-Pero a ti te amo mi vida, te amaba antes de ser tu médico. -le besé los labios que tenía húmedos.
-¿Me querrás siempre así?
-No lo dudes gatito, ¿dónde encontraría algo mejor y más lindo?
-¡Ahhhh! Alvaro, te quiero amor, también yo te amaré siempre, ¿me gustas sabes? Eres especial mi amor.
-Lo se, lo se gatito, se que me amas, mi loquito hermoso. -nos abrazábamos a pesar de que su verga se había salido y el semen escurría de mi culo.
-¿Te gusta Pablo? -no sabía el motivo de preguntárselo pero sin darme cuenta se me escapó inconscientemente. Se me quedó mirando y me agarró la mano para llevarla a sus labios.
-No quiero que tengas celos…, si que me gusta, le quiero, diferente a lo que siento por ti, además él es mi amigo y nunca le he interesado en ese sentido. -en ese momento pensé que quizá no fuera exactamente como él pensaba.
-¿La idea de pasar unos días juntos ha sido solamente tuya? A Pablo le ha sorprendido como a mi.
-Lo llevaba pensando desde hace tiempo y esperé hasta saber lo opinaba Pablo sobre compartirte.
-Mi amor, os tendré contentos a los dos, te lo prometo, os quiero mucho mi vida, vosotros seréis mis hombres, mis machos y para mi solo.
-Tenemos que lavarnos, mira como estamos. -el semen se estaba secando en nuestros abdómenes y además olía muy fuerte a sexo.
-Abriremos la ventana o mañana la muchacha se mareará cuando entre a limpiar. -parecía que no tuviéramos prisa y nos limpiamos en uno al otro despacio, con las manos delineándonos los cuerpos.
Álvaro resultaba perfecto, con todo puesto exactamente en su lugar, aunque no resaltara tanto como Pablo amaba cada milímetro de su cuerpo, e imaginé que sería como su padre don Mateo, y esa imagen me encantaba, quizá hasta se dejara el pequeño y bien recortado bigote de su padre. Me reí emocionado.
-¿Qué te hace tan feliz?
-Pensaba en como serás de mayor y me gusta lo que veo para el futuro.
Como convinimos dejamos la ventana abierta y nos tuvimos que abrazar para no helarnos, en algún momento de la noche se levanto para cerrarla y solo sentía el trozo de hielo que se me apretaba para recibir el calor de mi cuerpo.
Seguirá…