Era sábado por la tarde y no quería quedar colgado esa noche y mientras evaluaba opciones recibo la llamada de mi hija diciendo que iba para casa a cenar con su amiga R y que seguramente se quedaban a dormir ya que no tenían planes.
Ambas tiene 19 años y son amigas desde los comienzos de la secundaria, o sea que a su amiga la conocía desde niña, niña que ya no era.
Era una chica de aproximadamente 1.65 cm de altura, con un cuerpo sutil y estilizado, dos tetas acordes a su contextura física pero un culito "manzanita" que no podía disimular sea cual sea la prenda que vista, llenando mis ojos de un hermoso paisaje y hasta un poco de culpa por mirarla con ganas de partirla al medio.
Por mi lado soy un tipo de 42 años, de contextura normal y sin tener un cuerpo de gimnasio o con demasiado cuidado, aun mantengo mi abdomen sin panza y mi cabeza con pelos y dada mi naturaleza, una actitud juvenil, lejos de lo que podría ser un "señor " de mi edad.
Comimos, bebimos cerveza y conversamos entre músicas y risas hasta ya entrada la noche en la terraza de mi departamento. Era una noche preciosa de verano.
Hace tiempo atrás compre unos binoculares que da gusto disfrutarlos cuando las luces de la ciudad se apagan y la noche se llena de estrellas. Los busque y sin decir palabras pero escuchando las chicas hablar me puse a mirar el cielo con él. Para mi hija no era ninguna novedad así que mucha bola no dio al asunto pero capte la atención de R al momento y en eso nos metimos con dedicación. Las conversaciones se fueron haciendo más espaciadas, menos efusivas y monotemáticas. Y esto qué es? y aquello? No puedo creer todo lo que se descubre mirando con este aparato! exclamaba R con divertido asombro mientras mi hija entraba en sueño aburriéndose de nosotros y de su celular.
Pegado a la baranda de la terraza en plena oscuridad apuntando al cielo la mirada aumentada por el aparato sentía a R pegada a mi cuerpo por mi costado, mirando hacia el cielo, intentando adivinar lo que yo veía esperando ansiosa su turno de observar, cuando veo un satélite moverse entre las estrella y rápidamente le paso los binoculares a ella diciéndole, mira… mira y decime que es eso que se mueve, buscando su total atención y asombro, lográndolo.
R: No logro verlo.
Apunto con mi mano un punto cercano y aun así no lograba enfocar para seguir el movimiento de aquel fenómeno así que la pare delante mío, tomándola de sus manos que sostenían el aparato, pero con todo el cuidado del mundo de no pasarme de la raya ya que me moría de ganas de apoyarla contra mí y sentir ese culito adolescente pero no podíamos evitar que sintiéramos semejante proximidad sumando a esto que en el silencio de la noche mis instrucciones eran casi susurros muy cerca de su oído. Ya había visto su piel erizarse cuando le hable por primera vez y por supuesto hice uso del recurso varias veces.
Estábamos parados a espaldas de mi hija que para estas alturas estaba casi desparramada en una de las reposeras, dándole esto valor a la pequeña parada delante de mí para simular un tosco movimiento para enfocar mejor y terminar apoyada de lleno contra mí, con todo su torso. Fueron unos segundos eternos donde casi me traicionan los reflejos y estuve a punto de terminar prendido a su cinturita con mis manos. Sentimos perfectamente el cuerpo del otro. Se había roto una barrera y yo ya no veía el momento de que mi hija se fuera a la habitación a dormir.
Se separó de mi sin apuro pero sin dejar de mirar el cielo, hasta que bajo los binoculares para pasármelos y mirarme a los ojos tratando de comprobar si yo ya estaba tan incendiado como ella, pero uno ya tiene un poco de experiencia y lo único que logro fue dejar su calentura expuesta.
Como si hubiera escuchado mis intenciones mi hija se levanta de su reposera y saludando con sonoros besos a ambos se despidió hasta mañana.
En un rincón de la terraza había una silla pequeña como la que usan los niños y no tuve mejor idea que acercarla a nosotros y sentarme con los binoculares apuntando al infinito por unos segundos y sacando la vista del objetivo la observo mirándome fijo, casi en reclamo por dejarla parada o destinada directamente al piso y fue justo lo que le indique… ‘Sentarte acá’, señalando el piso delante mío y entre mis piernas y así lo hizo quedando los dos mirando hacia el mismo horizonte, pero no tardó mucho en quejarse de la comodidad de su lugar y ayudándola a levantarse junte mis piernas e hice un gesto invitando a sentarse sobre mí.
Dudando de la propuesta, me saco de las manos el aparato para luego sentarse sobre mi dándome la espalda y de forma casi natural buscando comodidad para seguir con su observación astral. Mi cuerpo sabía que no iba durar mucho con la verga en reposo. A los pocos segundo su cuerpo comenzó a acomodarse con mi cuerpo, intentando sentirnos cada vez mejor sin perder la sutileza ninguno de los dos en nuestros movimientos hasta que en perfecto acople encontró el punto justo donde quería estar sentada o mejor dicho, el punto justo para sus sensaciones, y las mías por supuesto.
El short que llevaba puesto era extremadamente fino y yo tenía una bermuda de surf sin bóxer, así que imaginen a esa chica moviéndose lentamente hacia adelante y atrás lentamente buscando su propio goce hasta de forma casi egoísta y yo… yo solo la dejaba hacer y me encantaba y no podía dejar de mirar su espalda y culito. No hice ni un solo movimiento, contenía mis ganas de acariciar sus tetas sin corpiño, pero quería dejarla hacer. Mi verga que para el momento que estaba viviendo ya estaba durísima había quedado apretada entre mi pierna izquierda y toda su entrepierna en movimiento, yendo desde su clítoris a rodeármela con sus labios vaginales hasta quedar casi atrapada en sus nalgas, pero a la pendeja no se le escapaba un solo suspiro hasta el momento y espere…
– te m…o, estas cómodo? me dijo girando su cabeza hacia mí con vos aniñada gatuna.
-mil puntos, dije. Vos no estarías más cómoda sin el short?
-podría sacarme todo, pero… te parece ?
– no… no me gustaría que si se llegase a levantar mi hija nos vea así, busquemos la forma de hacer lo que tengamos ganas pero sin quitarnos toda la ropa, si? (me encantaba el morbo y la adrenalina que generaba el momento y a ella la enloquecía)
Así que en el momento se levantó y camino hacia el interior del departamento volviendo con una remera larga apenas le tapaba las nalgas y que sin ser ajustada dibujaba entera su figura. Dando una vuelta sobre si pregunto qué me parecía y no me dejo responder volviendo a ocupar el lugar que me enloquecía notando su sexo desnudo sobre mi bermuda, sintiendo casi la obligación de abril y dejar libre mi pedazo para sentirnos la piel. La deje jugar, ir venir mojándome la verga, la pierna, la pelvis… todo y fue ahí donde un suspiro profundo rompió con su conducta de superada sobre el hombre maduro.
En uno de esas refregadas súper lubricadas y con lo dura que tenía la pija la cabeza estuvo a punto de entrarle en su conchita y quedo inmóvil…
-Toda!… dije en voz de susurro pero firme… y como dejando resbalar su cuerpo hacia atrás contra el mío se llenó de mi…
– qué lindo es esto por dios… dijo entre dientes, tomando el ritmo que del placer… No subía y bajaba, iba hacia adelante y atrás… me volvía loco la pendeja!
Luego de varios minutos de ponerse y sacarse mi verga como ella quisiera se paró para volver a sentarse sobre mi amigo quedando enfrentados. Le bese toda la cara con dedicación y dulzura mientras ella se movía muy lento ensartada como estaba, así que pase cada uno de mis brazos por debajo sus piernas hasta juntar mis manos detrás de su culito, siendo ella tan flaquita y chiquita la subía y bajaba a mi gusto… (ver entrar y salir mi verga sentándola a mi gusto me hubiera gustado filmarlo para ver la imagen cada vez que pueda…) y con urgencia me dijo al oído: me acabo! me acabo ya ! y no hubo discusión… la deje caer por completo sobre mi soltándola y fundirnos en un abrazo tan lindo como su forma de temblar en el orgasmo. Apenas reacciono me miro fijo diciendo… ‘ojo que no me estoy cuidando… no vayas a acabar adentro por favor!’.
Menos mal que la experiencia no viene sola y algo me había prendido la luz roja de alerta antes de que ella me lo diga…
Me levante con ella pegada a mí y la deje parada frente a mí, la tome de la mano, agarre una manta que estaba a mano, los cigarrillos, los binoculares y subimos por una pequeña escalera de servicio que nos llevaba al techo de mi departamento, en la zona donde suelen estar los tanques de agua. Extendí la manta y me acosté… y ella arriba mío frente a mi… Besos, caricias y la invite a darse vuelta siempre arriba mío y así disfrutar de la vista estrellada…
No tarde ni dos minutos en ponerme duro nuevamente y se la acomodo entre las piernas, apretándola. Su lubricación natural era una belleza y me sacaba suspiros tras suspiros con los movimientos de su culito. No quería pedirle nada, pero moría por entrarle en su culo, no sabía si era virgen o no por atrás, pero esa era mi meta.
Tanto jugar y refregarse la verga, su culito se iba dilatando con cada rose de mi cabeza…
La pendeja se había entregado y lo iba a aprovechar, la tome de la cinturita acompañando sus movimientos y así tomar el control y en uno de los idas y vueltas la frene y quedo la cabeza haciendo presión directamente en su culito… y acompañe el movimiento de su cuerpo rozando con el mío hacia abajo entrando en ella.
-Como hiciste eso hijo de p…??? ufff… me encanta! -dijo..
-Ahora quiero que me hagas acabar y me saques hasta la última gota con ese culito hermoso que tenes R.
– Te mato si no me acabas en la cola… te mato! y comenzó a moverse con confianza.
Que hermosa culeada se estaba pegando la chica conmigo… Aguante todo lo que más pude y le dije al oído ‘si seguís a ese ritmo me acabo’, y no hizo falta decir más nada… con toda la pija adentro aumento el ritmo pero sin sacar ni un milímetro de su cuerpo, como bailando sin despegarse se mi.
Hacía tiempo que no me agarraba tal calentura y no acababa de esa forma… le llene sus entrañas de semen literalmente y ahí quedamos en esa posición hasta se me bajo la pija y fue saliendo de ella chorreándonos de placer.