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Nuestra amiga argentina y el pendejo (05)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Lo que hago, lo hago porque me gusta, no para que se enteren mis amigas, aparte, mi aspecto me ayuda a eso, en el sentido que no tengo nada pinta de trola, no soy de esas pendejas que van por la calle y se venden solas, que les gusta dar la imagen de putas. Solo alguna que otra vez, por alguna razón especial, sí, me vestí bien perra, y obvio me miraban como a una puta.

Ahora les cuento lo que me pasó:

Mi novio se fue a jugar al golf con unos amigos, por eso anoche no salimos (pero ayer tuvimos una muy buena tarde a puro sexo, pero del bueno). Hoy al mediodía me llama Mateo, lo que pasó con él lo conté. Pero, ya era muy arriesgado (soy tramposa pero no boluda, sé hasta dónde puedo cagar a mi novio), pero me dejo caliente con las cosas que me decía y con ganas de hacer algún tipo de trampa, pero rápida, no me podía borrar toda la tarde, ya bastante lo cagué a mi novio el otro día.

Ahí es donde empieza mi perdición, cuando empiezo a pensar en hacer algo, y que siempre lo termino haciendo, y se me ocurrió, ir directamente a la casa de Martín (el pendejo de 18 años que vive a dos cuadras de casa y con el que cogí un par de veces), pero lo que me calentaba era ir directamente sin avisarle, con esa adrenalina que me da lo desconocido, es decir si iba a estar, si estaría solo, si iba a pasar algo o no ¿me explico? La adrenalina que me provoca lo inesperado, todo eso me calienta mucho, me gusta, me hace latir el corazón a mil.

Que si, que no, obvio, hasta que al final me decidí, y así como estaba vestida, con zapatillas, jean, un buzo y un saquito, sin arreglarme nada, me animo y voy a su casa, me abre la madre (que yo no la conocía), le digo que soy una amiga de Martín, me hace pasar y lo llama.

Martín baja, me mira, se queda sorprendido y me dice:

Martín: hola Caro, que sorpresa, ¿qué haces por acá?

Yo: nada, volvía a casa, no tenía nada que hacer y se me ocurrió venir a verte, no se, si estas ocupado, nos vemos otro día.

Martín: no Caro, estaba al pedo, quédate.

Y nos fuimos a su cuarto. Para que entiendan les explico algo: la casa de Martín es enorme, mucho más grande que la mía, en el 1º piso tiene el dormitorio de él, que es donde se junta con los amigos, porque es tan grande que tiene hasta un par de sillones y una heladerita, o sea que para la vieja que vayamos a su cuarto, obvio con la puerta semi abierta es re normal (desde la puerta no se ve nada en el cuarto porque hay un pasillito chico) y arriba está el dormitorio de los viejos (donde una vez cogimos con una pareja, pero eso ya lo conté.)

Les cuento lo más importante, cuando entramos al cuarto, me dice: “sos una guacha, ¡no podés venir así!” “¿por qué?”, le digo yo: “solo te vine a visitar, mira como estoy vestida, así no más”, y él me dice :“sabés que me tenes loco (guau pensé) y la ropa te va a durar poco ¡hermosa!”

Le digo: “jaja, estas en pedo nene, están tus viejos, así que vamos hacer nada más que dos amigos” (no sé porque, pero me calienta, me gusta hacerme la nena inocente, y sé que a él también le gusta) y el guacho, me dice: “si ahora están pero en un toque se van a lo de unos amigos y nos quedamos solos”.

Hay veces que ni yo me entiendo, porque hay situaciones como esta, en la que sé que en un rato me van a terminar cogiendo (porque seguro iba a pasar eso) y me pongo nerviosa, me transpiran las manos, y a su vez me da mucha ¡calentura!, son en esas situaciones en que las cosas se van dando sin que las tenga programadas, solo que van surgiendo sin yo saber cómo es que iban a surgir, ¿me explico?

Pero me gustó esa situación, no veía la hora que los viejos se fueran, aparte yo no tenía más de una hora, porque seguro me llamaba ¡mi novio!

La cosa es que se van los viejos, esperamos que sacaran el auto del garaje, 5 minutos más, y se me tira encima (estábamos en los sillones), me parte la boca yo a él, lo agarro de la cabeza, no sé porque me acuerdo que le dije así: “pendejo sos hermoso, me volves re loca”, sobre mi jean, me pone la mano en la conchita, yo ya entregada y mojada abro bien las piernas, y me re apoya la mano y yo hago los mismo sobre su pija, estábamos los dos muy calientes, hasta que el pendejo me dice algo, que, la verdad me descoloco, y empezamos a dejar de tocarnos, porque lo que me dijo , me dejó helada, porque es un pendejo, pero en algún punto, mucho más zarpado que con algunos chicos con los que salí, y me dice: (fue más o menos así, porque no me acuerdo exactamente como fue)

Martín: ¿Te animás hacer algo?

Yo: ¿qué?

Martín: algo que siempre tuve ganas y con las pendejas que salgo no se animan, pero vos sos más grande, y sé que te va a gustar y calentar mucho.

Yo: que nene, a ver decime, pero ¡no te zarpes!

Martín: ¿Te animas hacer lo que te pida?

Yo: ¡depende que nene!, no sé qué me vas a pedir, estas re loco ¡pendejo! (Eso me acuerdo que se lo dije).

Martín; nada que sea una locura, cosas normales, es para darle un juego a la previa (como me conoce el pendejo, sabe que la previa me calienta mucho).

Yo: no se nene, no sé ¿qué me vas a pedir?

Martín: si te lo digo no tiene gracia, ¡confía en mí!

Yo: pero en una hora me tengo que ir (la verdad es que estaba haciendo tiempo, me intrigaba lo que me decía, nunca me había pasado algo así, y me viene a pasar con un pendejo de 18 y yo con 24, me sentía media boluda.)

Martín: una hora sobra, pero empezamos, si sé que te morís de intriga y sabes que no te voy hacer nada malo, ni loco.

Yo: atarme ni en pedo.

Martín: no nena, nada que ver.

(Una vez sola me ataron, y me taparon los ojos, pero lo hice con un amigo mío en el que confiaba mucho y me gustó mucho, pero con otro ni en pedo lo hago)

La verdad, es que estaba intrigada, y me daba esa adrenalina que siempre cuento y me deja llevar.

Yo: bueno dale, decime.

Martin: pero estas segura, después no me digas que no, si me decís que sí, es porque te vas a animar (que pendejo forro, encima me apuraba).

Yo: si, nene, dale.

Martin: bueno, yo me quedo en el sillón y quiero que te desnudes vos sola delante de mí

Yo: nene, no te voy hacer un strep.

Martín: nooo, hacelo como quieras.

A mí me gusta quedarme desnuda, me siento indefensa entregada y eso solo ya me calienta.

Me paro frente a él, me saco las zapatillas, las medias, me empiezo a desabrochar la blusa, despacio, siempre mirándolo y entregándome a él, me saco la blusa, luego el jean, ya estaba solo con la ropa interior, me daba cosa, estaba caliente y nerviosa (nunca había hecho eso, me sentía dominada y eso me gusta), y me dice que siga, yo veía como su pija cada vez estaba más parada.

Me saco el corpiño, me quedo así solo con la bombacha mirándolo, y él me miraba, y me dice que siga, me saco la bombacha, ya estaba desnuda frente a él, que me estaba vestido, nos clavamos la mirada, es como si nos estuviéramos cogiendo sin tocarnos, me doy vuelta, me acaricia la cola, solo me la acaricia un par de veces y me dice:

Martín: sentate en la cama y tócate.

Yo: ¿qué?

Martín: si nena, eso me pone loco, hacelo, yo te voy a ayudar.

No sé, sin que me dejara pensarlo, me lleva a la cama me siento, me pone mis pies sobre la cama, ¿me explico?, y lleva mi mano a mi conchita, y me empiezo a tocar ¡frente a él!, primero apenas me tocaba, pero me excitaba que me viera como me masturbaba y cada vez me tocaba más y más, y ya nada me importaba, estaba muy caliente viendo como el pendejo veía como yo sola me masturbaba.

Hasta que no pude más y me metí un dedo, me calentaba mucho que me viera hacer eso, y me metí dos, me calenté mucho, siempre mirándolo y el me decía: “goza pendeja, goza tócate y acaba” esas palabras me hacían explotar hasta que masturbándome terminé acabando ¡delante de él!

Martín ya estaba en bolas, se tira arriba mío, me pone sus piernas sobre sus hombros, cosa que yo casi ni me pudiera mover, y me empieza a bombear, yo gemía, le dacia: “cógeme pendejo cógeme” él me decía: “¿así te gusta putita?” “siiii, le día yo soy tu putita hermoso, cógeme ¡con fuerza!”, acabamos los dos juntos, pero casi enseguida.

Ya había pasado bastante tiempo, y mucho yo no tenía, me manda un whatsapp mi novio y me dice que ya había terminado de jugar, yo le digo que había ido a comprar puchos, que tenía poca batería que después hablábamos. Todo esto lo hablé con mi novio mientras estaba en bolas en la cama de Martín, pero ya ¡me tenía que ir!, pero no me quería ir sin antes hacer la prueba que hago siempre y es saber cuánta lechita le queda, me tiro en su pija, que estaba dormida y así me la pongo en la boca (me gusta hacer eso, es como un desafía para saber si va a acabar de nuevo o no) y obvio como todo pendejo dormida en mi boca, se le empezó a parar, mientras con mi lengua jugaba con su pija, al toque se le paró, use todas mis técnicas y no habrán pasado más de 10 o 15 minutos y me llenó la boquita de la lechita calentita que salió de esa hermosa pija de bebé.

Me tuve que vestir e irme, llegue a casa y lo llamé a mi novio, obvio ni se dio cuenta, a la noche salgo con él, y seguro cogemos, dos pijas en un día no está mal ¿no?

Esto, lo de hoy fue una de las cosas que me gustan contar, porque, ni en pedo se lo cuento a nadie, pero la verdad, me sentí muy puta desnudándome delante de él, me calentó mucho eso, y masturbarme, aunque al principio me costó, ¡también me calentó mucho!, ¡nunca había hecho algo así!

Un pendejo de 18 años, me hizo hacer cosas ¡que nunca había hecho!

 

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