Mi nombre es Erick, tengo 21 años y esta es mi increíble historia. Un amigo de la universidad llamado Rubén me invitó a un campamento de verano un tanto exclusivo, solo unos cuantos eran invitados.
Al llegar al campamento, vi que había mucha vegetación y una casa muy grande, como una Hacienda. Tenía alberca, canchas, cabañas, etc. Rubén me explico exactamente de qué se trataba:
– Mira, este es un campamento en el que las chicas quieren divertirse, o eso dicen, pero en el fondo lo que quieren es sexo. Te lo digo por lo que ha pasado en otros años.
– Entonces ¿es un campamente sexual? – Pregunté para asegurarme
– No, si te acercas a una de ellas y le pides sexo se ofenderá y te dirá que no es esa clase de chava.
– Ah, ¿entonces?
– Mi consejo es que no te precipites, la que quiera algo contigo, se acercará sola, como si te sacara a bailar.
Solo enfócate en ser amigable y quedarte a solas de vez en cuando. Y no olvides que lo que pase en el campamento se queda en el campamento. No trates de crear lazos emocionales a largo plazo.
Por la noche, recordé las palabras de Rubén, y salí.
Me encontraba en el jardín viendo las luces de la ciudad. Se me acerco una chica alta de cabello negro. Ya la había visto antes, era muy bonita. Su nombre era Katia. Comenzamos a platicar y a caminar. Era muy agradable, me gustaba su sonrisa.
Pasamos por el área donde estacionan los autos.
– Necesito tomar algo de me auto – Me dijo
– Claro – respondí
Al salir de este, me dijo con un tono travieso:
– Si hubiera música te invitaría a bailar, pero como no hay…
Entonces se acercó a mí, me abrazó por el cuello y me besó. Le correspondí de la misma forma, fue un beso muy apasionado.
Poco después tomo mi mano y me guio al interior de su auto. Nos sentamos en el asiento trasero.
Comenzamos a besarnos y a acariciarnos. Me desabrocho el pantalón para poder hacerme un sexo oral. Cuando vio que ya estaba húmedo y erecto me ayudó a ponerme el preservativo.
Desde que te vi te traigo ganas guapito – Me confesó
¿En serio Katy? Yo también esperaba poder encontrarme contigo – Le dije
Fue entonces cuando se abrió de piernas. Le hice a un lado con gentileza su pantaleta blanca. Noté que ya estaba un poco húmeda.
– ¿Te gusta? – Me preguntó
– Si, mucho – Le respondí mientras apreciaba su vulva depilada
Me acerque a su entrada y presione un poco. Pude sentir el calor de su cuerpo y su humedad.
Presione un poco más y mi pene entró aún más.
Ah si, que rico – comenzó a jadear. Cógeme. – Me ordeno con voz firme
Mi pene erecto comenzó a resbalar muy rico dentro de ella una y otra vez. Sus gemidos no se hicieron esperar. Ahhhh, ahhh, ahhhh, si, así…. métemela, duro, duro, ahhh – No dejaba de decir.
Después de estar disfrutando así un rato, se sentó sobre mí dándome la espalda. La tomé por el culo y ella empezó a resbalar rico en mi pene erecto. Comenzó a cabalgar sobre mí sin piedad, sus nalgas pegaban en mis muslos mientras Katia no dejaba de gemir:
Ahh, ahh, si… rico, dame rico… dame pito… pito, ahh, ahhh, que rico…
Que rica esta, me encanta su culo – pensaba, mientras la hacía mía
Katia se movía de arriba a abajo mientras yo le acariciaba las nalgas.
Estaba resbalando tan rico en mi pene húmedo y erecto que no aguante más y comencé a eyacular dentro del condón.
Katia se volteó y comenzó a besarme.
– Me encantó – me dijo sonriendo.
– A mi también Katia, eres muy guapa – Le dije
– Por favor, no comentes con nadie que tu y yo la pasamos muy bien ¿si?
– Si, esta bien
Salimos del auto y nos despedimos, normal, como si nada hubiera pasado.
Pude ver a lo lejos que había una pareja en otro auto.
Le conté a Rubén, mi amigo.
Vas bien, ya no la busques a ella – Me recomendó
Al siguiente día estaba listo para la acción. Seguí todas las recomendaciones de mi amigo pero no paso nada. Fue entonces que recordé que no era un campamento sexual, sino de verano.
Entonces me enfoque en jugar voleybol, a nadar y pasarla bien. Vi que Samantha, una compañera de la universidad estaba jugando y nos saludamos.
Ese mismo día por la tarde me la encontré por ahí. En es momento estaba usando pantalón de mezclilla, botas y una blusa.
Estábamos platicando del partido cuando de pronto comenzó a llover. Corrimos y nos refugiamos en una pequeña cabaña sin amueblar.
Fue entonces que me acerque a ella y puse mi mano suavemente en su trasero.
– Ay, no Erick ¿que haces? Tu yo solo somos amigos – Mi dijo un poco alterada
– Lo que pase en el campamento se queda en el campamento – le replique
– Mmm no Erick, yo creo que mejor no… me gusta tu amistad
– A mi me gustas tu – Le respondí en tono serio
Al ver que no quería opte por otra estrategia, no sabía si funcionaría.
Me desabroche el pantalón y saque mi miembro erecto.
Ella se sorprendió por mi atrevimiento, pero algo en su mirada cambio, como de deseo.
Se mordió ligeramente el labio inferior, podría asegurar en ese momento se humedeció.
Me percaté, tome su mano y la coloque en mi pene.
– ¿Quieres verlo de cerca? – Le pregunte
Ella se hincó, lo miró un momento y sin más se lo llevo a la boca. Mi pene comenzó a endurecerse al contacto son sus labios y su lengua. No pude evitar recordar algunos momentos que habíamos vivido en el salón de clases y ahora estaba ahí, hincada haciéndome un oral.
Mientras me lo hacía, me veía a los ojos, como diciéndome que le gustaba y que le encantaba lo que estaba haciendo. Yo estaba ya muy excitado, y le pedí que se levantará.
La ayudé a bajarse el pantalón y las bragas solo lo necesario. Me acerque a su vulva y la ayudé a lubricar más rápido con mi lengua. Samanta comenzó a jadear y acariciarme el cabello.
Cuando saque un preservativo, me dijo:
– Déjame sentirte sin condón, confío en ti. – Me dijo con una leve sonrisa
Entonces la puse espaldas y la tomé por la cintura. Samanta se soltó el cabello, ya que lo llevaba recogido.
Mi pene erecto comenzó a entrar en su interior húmedo y cálido al tiempo que la tomaba por las nalgas.
Sus gemidos no se hicieron esperar:
– Ahhh, ahhh, ahhh, si… asi Erick, asi… hazme tuya… ahhh, ahhh, que rico…
Le estaba haciendo el amor de forma deliciosa por el culo, me movía de atrás hacia adelante sin parar y sentí que me iba a venir así que me salí de ella. Entonces Samanta se hincó nuevamente y se llevó mi miembro a su boca, ella sabía lo que iba a suceder si no se quitaba.
Yo no aguanté más y las primeras gotas de semen comenzaron a salir expulsadas con fuerza seguidas de más semen. A Samanta no parecía disgustarle el sabor.
Al terminar, su boca y sus labios estaban llenos de aquel líquido amarillento y espeso. Una parte se lo tragó y la otra escurría por sus labios.
– Estuvo muy rico Erick, por favor no lo comentes con nadie – me dijo un poco contrariada
No se que me pasó, vi tu desnudez y me prendí.
– Esta bien, no te preocupes – respondí
Nos vestimos, nos limpiamos y caminos hacia donde estaban los demás.
Por la noche recordé lo que había pasado, no podía dormir y comencé a masturbarme imaginando como me había cogido a Samanta.
Al día siguiente me uní a un juego en el que teníamos que seguir unas pistas, para mi buena suerte una pista decía que tenía que formar un equipo de pareja. Fue cuando conocí a Andrea, mientras íbamos siguiendo las demás pistas, platicábamos un poco. Me llamó la atención que no llevaba puesto brassiere, sus pezones se transparentaban un poco.
Después de un rato nos cansamos de caminar, ya empezaba a oscurecer. Pasamos por unas tiendas de campaña.
– ¿Podemos descansar un momento? – Me suplicó Andrea, mirando hacia las tiendas de campaña
– Si, claro Andrea – Respondí, pensando en lo que podría pasar ahí dentro
Nos recostamos y nos relajamos un poco. Poco después pasó lo que tenía que pasar.
– ¿Sabes que se me antojo? – Me preguntó Andrea, al tiempo que se subía encima de mí.
Comenzó a frotar su cuerpo contra el mío y empezó a simular que gemía
– Ahhh, ahhh, ahhh
De pronto Andrea comenzó a desabrocharse la blusa dejando sus pechos al aire.
Que bonitos – Pensé dentro de mí, mientras los acariciaba.
Se acercó a mi oído y me dijo
¿Me dejas chupártelo rico? Con una voz como de traviesa
Si – Respondí agitado
Andrea me ayudo a desnudarme y comenzó a hacerme el sexo oral. Poco después se subió arriba de mí y haciendo a un lado su pantaleta y se insertó en mi miembro húmedo y erecto.
Andrea empezó a gemir, esta vez de verdad; – Ahh, ahhh, ahhh, si, asi…
Mientras yo le acariciaba esos senos hermosos que tanto me coquetearon ella se movía de arriba a abajo. Poco después cambiamos de posición, se colocó en cuatro puntos, y comencé a hacerle el amor mientras la tenía tomada por el culo.
Ahhh, ahhh, si, asi… rico… dame rico… dame rico
Finalmente me salí de ella y empecé a eyacular sobre sus nalgas y su espalda. Andrea se volteo y me besó, mientras le acariciaba los pechos.
Debo admitir que este campamento fue una grata experiencia para mí. De regreso en al auto todos mis compañeros venía platicando sus anécdotas, y si las creía.
Ruben, tenía razón… las chicas solo quieren divertirse.
Espero con ansias el campamento del siguiente año.