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Tiempo de lectura: 5 minutos

Como en muchas otras ocasiones hoy también he quedado en recogerte a la puerta de tu trabajo. Paro con el coche a pocos pasos de tu edificio y ya veo que estás de pie en la acera esperándome. Te tengo casi delante de mí contemplándote con tu traje de ejecutiva. Con la blusa blanca de seda y la falda de lápiz ajustada negra acentuando tus generosas curvas. Zapatos stiletto también negros y labios y uñas rojos. No me ves.

Sé que debajo llevas un conjunto de tanga y sostén de encaje negro con unos pequeños detalles en granate. Imagino el liguero a juego sosteniendo las medias a medio muslo. Te pedí que te vistieras así sabiendo que ese conjunto te queda precioso. Y tal y como acordamos hoy has de llevar unas bolas chinas que te regalé metidas en tu vagina, que llevan vibrador. Yo tengo el mando a distancia que las gobierna. Lo acciono y lo empiezas a sentir. Lo aprecio en tu cara. Veo una pequeña mueca de un suspiro en tus labios. La suave vibración provoca que te muevas… Ahora sabes que no estoy dejos de ti. Miras alrededor buscando mi coche con la mirada y no lo ves, ya que el coche que hay estacionado delante del mío me oculta.

Veo cómo te mueves para intentar disimular las sensaciones que te provoco con el mando. Me gusta jugar contigo. Subo la intensidad y veo como juntas tus piernas. Eso es señal de que las bolas hacen su cometido y están vibrando dentro de ti.

Arranco el coche y paro justo delante de ti.

-Hola. ¿Subes guapa?

-¿Serás cabrón? Porque lo has accionado aquí en medio. – Me dices según te subes al coche. En cuanto te sientas coges mi corbata y tirando de ella hacia ti me plantas un besazo en la boca.

-¿Y si lo llego a accionar cuando estás en tu trabajo? ¿Qué habría pasado?

-No serias capaz.

-Ya sabes que me gusta arriesgar. Habría subido a tu planta y habría jugado un poco. Tenlo por seguro. Ja ja ja

-Anda arranca de una vez.

Pongo rumbo hacia mi piso. Durante el camino las vibraciones juegan dentro de tu vagina, y te vas removiendo en el asiento.

-Para ya con eso. Vas a hacer que me corra aquí mismo.

-Jajaja. -Se me escapa la risa. -Si tranquila ya lo dejo.

– Mmm… veo que te alegras de verme. – Me dices palpando entre mis piernas mi duro miembro.

-Ya sabes que me excita jugar contigo nena.

Llegamos, aparco y bajamos los dos del coche sin perder tiempo.

En el ascensor vuelves a besarme apretándome contra el espejo. Me metes la lengua buscando la mía para jugar con ella. Mis manos se van a tus redondos y generosos pechos, y los acaricio. Sé que la situación y las bolas te dan mucho morbo. Eso me gusta.

Salimos y al entrar en el piso soy yo el que te atrapa esta vez contra la puerta ya cerrada.

-Quiero disfrutar de ti. De tu cuerpo. -Te digo al oído.

Te hago dar la vuelta. Pongo tus manos sobre la puerta.

-Quieta. Espera un segundo.

Según lo que tenía planeado cojo un pañuelo que tenía preparado y dejándote hacer vendo tus ojos.

-Mia nena. Eres toda mía. Mmm… Tenerte con los ojos vendados me calienta más aún. Mira como me tienes. – Te lo digo susurrando a tu oído y rozando contra tu culo el duro bulto que tengo entre mis piernas en estos momentos. A la vez mis manos se posan en tu cadera y sobre tu pecho. Acaricio tu seno y tu muslo muy despacio pero con firmeza apretando mi cuerpo sobre el tuyo. Beso tu cuello a la vez que aspiro tu perfume.

-Mia.

Te doy la vuelta de nuevo. Te cojo de las manos.

-Ven preciosa. -Te digo llevándote al centro del salón. Te dejo allí en medio, pongo la música que tanto te gusta de Sade y me siento en el sofá para contemplarte.

-Estas tremendamente atractiva con ese traje. Me gusta como esa falda marca tus curvas e insinúa tus caderas.

Subo la intensidad del mando. Tu cuerpo reacciona y te da un ligero temblor.

-Desnúdate para mi. -Te pido mientras me quito mi americana para estar más cómodo.

-Despacio.- Y lo vas haciendo. Te quitas la chaqueta. Desabrochas los botones de tu blusa. Aparecen tus pechos que tanto deseo. Recogidos en el fino encaje negro con esas pequeñas marcas en granate.

-Estas sexy así. Muy sexy con ese conjunto de lencería. Mmm… ¿Te lo he dicho alguna vez?

-Si. Más de una. Jajaja

Me levanto y beso tus pezones por encima de la fina tela. A la vez que amaso tus tetas. Se endurecen bajo mis labios. Los muerdo. Gimes.

-Sigue nena. Fuera esa falda. Quítatela.

Bajas la cremallera. Tiras de la falda hacia abajo. Se desliza hasta el suelo. Sacas un pie. Y luego el otro y la arrojas cerca del sofá, a mis pies. Quedas en ropa interior para mi. Te contemplo, te observo de arriba a bajo. Tu figura voluptuosa así con las medias y los tacones me pone muy caliente. Y mi pene cobra vida. Haces que palpite dentro de mis boxers.

¡Plas! Azote en tu nalga.

-¡Ay!- Chillas sorprendida. No te lo esperabas. ¡Plas! Otro azote en la otra. Se vuelven de color rojizo. ¡Plas! Otro.

-Mmm… – gimes. Y beso esas rojeces en tu culo. Con mis besos aplaco tu escozor.

-Eres mía nena. -Te susurro al oído.

-Fuera el sostén. Quiero tus pechos al aire. -Lo desabrochas y lo retiras permitiéndome verlos.

-Me encantan esas bellezas de tetas que tienes. -Beso tus pezones haciendo que endurezcan.

-Aaaahhhh.- Gimes. Me excita sentir como van poniéndose duros bajo la acción de mi lengua. Pellizco uno de tus pezones y gimes de nuevo. Cojo tu cara y te beso. Intensamente. Todo te coge de sorpresa al no poder verme. No prevés nada de lo que te hago.

Acciono el mando… más intensidad. Veo cómo te remueves. Como las sientes.

-Así preciosa. Disfrútalo. -Te susurro a la vez que acaricio tu espalda deslizando las yemas de mis dedos suavemente. -Quítate el tanga amor. Ofrécete a mi. Enséñame ese delicioso coño que tienes nena. ¡Hazlo!

Te contemplo como estas ahí de pie. Obedeciéndome. Vas bajando el tanga.

-Apóyate en mi. -te digo poniendo una de tus manos en mi pecho. Y acabas de sacar el tanga de tus pies.

-Abre tus piernas, preciosa. -Lo haces. Te expones frente a mi. Me siento en el sofá. Te contemplo. Acciono otro botón del mando de las bolas y las pongo en modo progresivo de intensidad. Das un respingo.

-Enséñame ese coñito que tanto deseo.

Veo como crece tu excitación. Veo tu humedad brillar. Abres tus labios y veo el cordel de las bolas.

-¿Quieres que te las saque?- Te pregunto desde mi posición en el sofá.

-Me gustan pero quiero que me folles.- Me dices.

-Poco a poco nena. Primero quiero jugar contigo y contemplarte. Follarte vendrá después, ja ja ja. Me encanta verte así tan indefensa y mía. Me excita contemplarte. Tócate preciosa. Ahora si te dejo que lo hagas.

Y tus manos van a tus tetas. Las amasas. Tiras de tus pezones. Una va a tu clítoris y lo acaricias. Le doy de nuevo a las bolas. Pero ahora les bajo la intensidad. Quiero que sientas más tus propias caricias.

-Mastúrbate para mi nena. Dame ese espectáculo. Me gusta verte así preciosa.

Estas así de pie a un metro de mi jugando con tu coño. Mmm… Siento como mi polla se pone cada vez mas dura. Esta dura como el acero dentro de mis vaqueros. Pugna por salir. Deseo follarte ahora mismo. Pero ahora me gusta disfrutar de este erótico momento contemplándote. Te grabo así en mi memoria. La escena es tan erótica mmm…

-Dale nena. Me gusta lo que veo. – Y de nuevo subo la intensidad de las bolas. Vibran. Paran un segundo y vibran de nuevo. Sé que eso te provoca una agradable sensación interior. Me levanto. Me coloco detrás de ti. Acerco mi boca a tu oído.

-Estás preciosa así nena. Mmm… Sigue. Quiero tu orgasmo amor. Dámelo.

Beso tu nuca. Beso tu cuello.

-Cuando llegues al clímax si te flaquean las piernas déjate caer sobre mi. Estaré delante de ti.

¡Plas! Azote. ¡Plas! Otro. Te rodeo. Te miro ahora desde adelante. Estás hermosa así desnuda tocándote. Sin verme.

-Sigue amor. Sigue- te susurro desde adelante tirando de tus pezones.

-Dámelo cielo. Dale…

Pongo al máximo la vibración. Das un grito. Muerdo tus pezones. Tiro de ellos con los dientes. Empiezas a temblar. Sé que estas a punto.

-Grita preciosa. Suéltate amor. Sigue. Mas, venga dámelo.

Pongo mi mano sobre la tuya. Y los dos frotamos tu clítoris. Apretamos. A la vez que amaso tus tetas. Veo como tus pezones endurecen. Las areolas se contraen. Te miro. Me tienes tan excitado. Tiemblas. Te tensas. Y chillas llegando al clímax.

-¡Siiiii amor! ¡Aaahhh!

Chillas mi nombre en una convulsión tremenda de tu cuerpo mientras acercas tu mano y la apoyas sobre mi hombro. Atrayéndome contra ti. Pasando tu mano por mi nuca. Apoyando tu frente en mi hombro. Suspirando. Te abrazo. Noto tus latidos sobre mi pecho. Siento como tus senos suben y bajan por la excitación del momento notando tu calor sobre mi ropa.

-Mmm… -suspiras de nuevo dejando todo el peso de tu cuerpo sobre el mío.

-¿Bien nena? -Te pregunto.

-Mmm… -solo me respondes con un suspiro…

Beso tu cuello desde abajo hasta tu oreja a la vez que suelto el pañuelo liberando tus ojos.

Y sé que no has de decirme nada. Veo tu respuesta de aprobación en el brillo de tus preciosos ojos conjuntado con una agradable sonrisa de satisfacción.

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