back to top
InicioTríosCuernos consentidos (II)

Cuernos consentidos (II)
C

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 5 minutos

La situación que conté en la primera parte había llegado a un punto en el que tanto mi marido como yo no podíamos esperar más tiempo sin sincerarnos y hablar abiertamente de lo que estábamos haciendo.

Así, una de las noches en las que acabábamos de echar un buen polvo, él me preguntó que de todos los hombres con los que había follado cual me había gustado más. Yo me quedé un poco dubitativa porque no sabía si se refería a toda mi vida (en la que yo ya le había dicho que sólo lo había hecho con él), o a la última época en la que él me había ido trayendo varios hombres a casa, y al final no me quedó otra salida que hablar ya directamente del tema:

—Cada uno fue distinto. El primero me encantó, por la situación morbosa que se creó y por la polla que tenía, a la que no estaba acostumbrada. El marido de nuestra vecina fue el que más me hizo correrme y con tú hermano, ya no podía ni creérmelo que lo pudiera tener en la cama follándome delante de ti. Fue una pasada. Bueno, y tú eres el mejor, porque ya me conoces muy bien y sabes cómo hacer que me corra, y además te agradezco mucho todo esto que has hecho por mi y siento haberte hecho creer en un principio que no me daba cuenta de nada, pero me moría de morbo el verte mirándonos a escondidas.

—Pues a mi me daban muchas ganas de unirme a vosotros cuando os miraba, y tengo que confesarte algo. Cuando voy al gimnasio, en las duchas, me quedo mirando a los hombres, porque últimamente me atraen mucho sus pollas, y hay uno en especial, con el que me quedo a última hora, cuando ya no queda nadie y nos hemos masturbado alguna vez y se la he chupado. Lo siento, que puedas pensar que te he sido infiel.

—Después de lo que tú has hecho por mi, no tengo derecho a pensar eso. Hasta me da morbo que me lo cuentes. ¿La tiene rica tu amigo?

—Si, es fantástica. Cuando se le ponía dura en la ducha, me quedaba como tonto mirándosela y esa sensación de agarrar por primera vez la polla de otro me puso excitadísimo, y no te digo ya cuando me la metí en la boca y pude saber lo que siente una mujer cuando chupa una polla. No me extraña que os encante, porque es lo más rico que hay.

—Oye, pues a ver si lo traes a casa y se la chupamos entre los dos.

—Eso es lo que iba a proponerte, estar los tres juntos.

—Mmmm, que nervios, ¿cuándo lo vamos a hacer?

—Mañana lo voy a traer. Ya le hablé de ti y está encantado con la idea.

Al día siguiente vino mi marido con su amigo y después de las presentaciones me agradó mucho, porque me parecía guapísimo con ese cuerpo atlético que tenía y cuando acabamos la botella de vino que trajo nuestro invitado, pasamos a la habitación y empezamos a desnudarnos, sin que yo quitara ojo de nuestro amigo cuando se bajó los pantalones y pude ver que mi marido tenía razón. Enseguida se le puso en erección y era la verga más hermosa que había visto en mi vida y cuando él me la ofreció, se la acaricié con delicadeza disfrutando de ese momento, pero no pude aguantar mucho tiempo sin que empezara a sacudírsela bien pajeándole, notándose que estaba demasiado ansiosa y excitada, por lo que mi marido tuvo que pararme, para que él no se corriera antes de tiempo y nos pusimos los dos a chupársela como habíamos acordado.

La visión de mi marido con una polla en la boca me acabó de encender totalmente y sólo deseaba que se corriera de una vez para saborear entre los dos su semen, y mi marido viendo el estado en el que me encontraba se puso a follarme mientras yo seguía con la polla de su amigo en la boca, alternándola con la boca de mi marido hasta que le hicimos correrse y yo alcancé el orgasmo cuando mi marido se corrió dentro de mi. Pero enseguida, le pedí a su amigo que me follara y se puso a penetrarme, con la leche de mi marido todavía en mi coño, lo que ayudó a que su poderoso miembro entrara dentro de mi y me hiciera sentir completamente llena por dentro.

En ese momento me vinieron a la mente las escenas de vídeos porno que mi marido me había enseñado en alguna ocasión, en los que se hacían penetraciones dobles a una mujer. O sea, penetrada a la vez por el culo y el coño, que eran las que más me excitaban, así que les pedí que me lo hicieran. Yo sentada encima de su amigo, le pedí a mi marido que me la metiera por detrás. Como mi ano estaba dilatado por anteriores penetraciones, entró sin dificultad y cuando sentí como se movían las dos pollas dentro de mi, me dieron un placer indescriptible, provocándome el orgasmo más largo que había tenido nunca, que me dejó casi sin conocimiento, sin fuerzas para nada, después de tantos gritos interminables,

Después de esta experiencia, mi marido buscaba cada vez más morbo en nuestras relaciones y me comentó que a veces solía hablar con un chico jovencito, que le había comentado que nunca había estado con una mujer, tan solo algunos besos con una chica, o sea, que era completamente virgen y que tenía una buena polla totalmente desaprovechada, así que al proponerme que fuera yo quien le desvirgara, la vagina se me humedeció al instante sólo de pensarlo,

Nuestro vicio ya no tenía límite y cuando me lo trajo a casa, mis nervios eran distintos a otras ocasiones, porque me sentía como la mujer más pervertida del mundo dispuesta a iniciar a ese chaval. Mi marido fue dirigiendo la situación, pidiéndome que le enseñara las tetas, invitándole a que las tocara sin miedo, haciéndole ver como disfrutaba yo cuando me las amasaba y apretaba mis pezones. Luego sentada en el sofá, abrí mis piernas para que pudiera verme el coño impregnado de mis jugos que mojaban todos los pelos de alrededor, que fue igualmente acariciado por su mano, abriéndomelo con los dedos, preguntándole mi marido si le gustaba.

—Si, me encanta, menudo coñazo que tiene tu mujer.

—Anda, métesela, pero primero deja que te la chupe mi mujer, ya verás que gusto da eso.

Yo me lancé ansiosa a por su polla, devorándola entre sus labios, lo que hizo correrse al chico casi al instante, pero a esa edad siguió teniéndola dura sin problemas, y cuando me la metió, lanzó un grito de placer, empezando a follarme con fuerza, pudiendo aguantar lo suficiente sin correrse otra vez para que yo pudiera correrme antes.

Mi marido me hizo ponerme a cuatro patas para que el chico pudiera verme bien el culo y que me la metiera por ahí. Al principio tardó en decidirse al ser una situación nueva para él, pero ayudado por mi marido la introdujo en mi culo y fue moverse un poco dentro de él y exclamar:

—Aaaahhh, que bueno es esto. Me gusta más que por delante. Está más apretadito.

A mi me encantaba como me lo estaba haciendo y ya para culminar mi placer, mi marido me la puso en la boca, acabando por coincidir al final las corridas del chico y la de chico dentro de mi culo.

Después de un breve descanso, quise satisfacer otra de mis fantasías, que había visto también en algún vídeo porno, cuando dos pollas se introducen a la vez en el coño. Me puse en posición para que mi marido me la metiera primera y luego el chico se puso en el medio de los dos para intentar meterla igualmente. Cuando al final conseguí tener las dos pollas dentro de mi frotándose entre ellas y a la vez sintiendo a los dos moverse llenándome el coño y dilatándolo como si fuera a parir, el orgasmo fue brutal y la doble corrida que recibí de ellos me dejó completamente encharcada con su semen que rebosaba al exterior.

Después de esto, nuestra escalada en el vicio del sexo continuó y surgió la ocasión de incluir a otra mujer en nuestros juegos, algo que decididamente, llegados a ese punto, tenía que probar también, comprobando al final, que a mi me gustaba todo lo que me pusieran.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.