Soy un hombre de Argentina, casado, de 38 años. Esto pasó cuando yo tenía 36 y mi esposa, a la que aquí llamaré Claudia, de 28 años. Ella es de tez muy blanca, con un cuerpito agraciado y un rostro muy bello. No tiene demasiado de pecho, pero en compensación tiene un culito que hace que los hombres se den vuelta a mirarla. Ya llevábamos 7 años de casados y nuestra relación no iba bien. Ella es una mujer muy caliente y yo soy impotente, por tanto no podía satisfacerla como debía. No me decía nada, pero yo me daba cuenta que ella no era feliz.
Una vez la llevé a un sex shop para comprarle un dildo. Después de ver varios, eligió un gran consolador de color negro. "Tengo fantasías con africanos", me dijo. Se lo compré sin decir nada. Esa noche lo estrenó masturbándose con ese aparato. Cuando terminó le pregunté si había fantaseado con negros y me contestó afirmativamente.
Al día siguiente después que llegamos de trabajar nos pusimos a mirar porno por internet. Por supuesto, fuimos a la parte de sexo interracial. Ella miraba los videos y se notaba el deseo en sus ojos. Al final me animé a decírselo "si querés tener sexo con un hombre negro, por mi está bien". "En seriooo??" responde ella, y yo asentí. Quedamos en que yo estaría escondido en el placard frente a la cama cuando ella tuviese sus encuentros. En parte para cuidarla y también porque no voy a negar que me excitaba la idea ver a mi linda mujer siendo penetrada por un negro.
Fue ahí que ella se puso en campaña para encontrar un candidato. Se hizo una cuenta en una página de citas, puso algunas fotos de ella sin mostrar su rostro pero si su lindo físico, algunas fotos vestida normalmente y otras con ropitas bastante eróticas. No tardaron en lloverle candidatos. A la mayoría no le dio importancia, pero entre ellos eligió algunos con los cuales trabó conversación. Uno en especial era un chico de 22 años (al que llamaremos Carlos), hijo de inmigrantes caribeños. Era un muchacho simpático, alto, delgado pero con un físico atlético y fibroso. Ella charlaba por Skype con el conmigo presente, sólo que el chico no sabía que yo estaba ahí. Me excitaba que le contara desvergonzadamente nuestras intimidades, como que estaba casada y necesitada de un amante, que su marido era impotente, etc.
Él le pide para tener un encuentro con ella y le dice que está bien, pero antes tiene que hacerse un test de HIV y enfermedades venéreas. Carlos accede, y días más tarde llama a mi esposa para decirle que tiene el resultado y es negativo. Le saca una foto al papel con su celular y se la envía. Efectivamente, es un muchacho totalmente sano.
Mi esposa le dijo que yo tenía que salir por negocios y ella iba a quedarse "sola" en casa, por tanto Carlos podía ir a visitarla. Quedaron en verse al día siguiente. El día de la cita ella lavó el cabello con matizador rubio (por lo que quedó con el pelo más claro aún). se depiló toda quedándole la concha bien peladita, se produjo bien y se puso un vestido muy sexy negro, cortito, muy entallado y sin breteles. Como ropa interior sólo se puso una tanguita blanca. En la parte de arriba no se puso nada, por lo que sus pezones se notaban bajo el vestido. Se colocó unas sandalias negras de taco alto que completaban su atuendo muy sexy y deseable. Mientras se preparaba cantaba alegremente "hoy me voy a comer una pija negra, siii!" y cosas por el estilo.
A los 2 minutos de la hora suena el timbre del portero eléctrico. Ella atiende y es Carlos. Le abre la puerta mientras yo me meto en el armario. Luego se escucha unos golpes en la puerta del departamento y ella le abre. Escucho desde el armario la voz de Carlos y la de mi mujer saludándose. Ella lo trae inmediatamente a nuestro dormitorio. Yo veía todo a través de las mirillas de la puerta del placard. "Estás segura que tu marido no va a venir?" pregunta el chico. "No te preocupes por el cornudo. Hasta mañana no viene" responde mi esposa. Claudio estaba vestido con un jean desgastado y una remera moderna, como la que usan los muchachos de su edad. Era más alto de lo que parecía en su perfil. Medía como 1.90, y mi esposa con tacos apenas llegaría a 1.75. Claudia se cuelga de los hombros de Carlos y el la agarra del culo mientras comienzan a besarse apasionadamente. Mientras lo hacían, el comienza a levantarle la pollera dejándole su lindo culito al aire. Ella levanta una pierna y él se la acaricia. Va desde su muslo hasta su culo. Después le mete mano a la concha de mi esposa y ella gime de placer, todo esto de parados. Entonces Claudia se pone lentamente de rodillas frente a él y le acaricia el bulto que se notaba en su bragueta. Le desprende el cinturón, le baja el cierre y le baja el jean con todo y bóxer. Al momento salta una víbora negra, larga y gruesa. Ella da un gritito de sorpresa y placer. "Wawww! Que linda pija tenés, negro! Nada que ver con la porquería de mi esposo!". Él se ríe y le contesta "Te gusta? Ahora va a estar adentro tuyo, putita blanca!".
Al momento se la comienza a chupar, a lamer, a darle mordiditas. La levanta y se la lame por debajo. Así como estaba le pasa la lengua por sus grandes bolas. "Mmmmm! Que huevos grandes tenés!". "Todos tuyos. Pasame bien la lengüita, zorra.". Mientras le chupaba la pija y las bolas, el con una mano la tenía agarrada del pelo, y con la otra le acariciaba las tetas. "Me tenés muy caliente, macho!" Le termina de quitar los pantalones y de repente lo da vuelta. En ese momento hace algo que ni me imaginaba: le comienza a chupar el culo! A mí nunca me hizo eso! Bueno, ya que estaba miraba. Le abrió las nalgas, le lamió la raya del culo. Después se detenía con la punta de la lengua en el agujero del ano. El gozaba de placer. "Mmmm! Que bien se siente! Chupame bien el culo, putita!" "Soy tu putita dócil, mi negro! Haceme lo que quieras!". En eso Carlos no aguantó más.
Le mete su pija en la boca y le acaba en ella. Claudia se traga casi toda su leche, porque parece que fue tanta que parte le corrió por la boca. Luego de eso, llevó a mi esposa a la cama. Le quita la tanguita y le comienza a lamer la concha peladita. Ella gritaba de placer con cada chupada. Él se quitó la remera y le dijo a Claudia para hacer un 69. Ella se pone sobre él y comienzan a lamerse. Así estuvieron un rato hasta que Carlos pone a Claudia sobre la cama y sin mediar palabra la penetra. Ella grita de placer y de dolor por comerse esa enorme pija, pese a tener su concha bien lubricada por la previa. Carlos se mueve rítmicamente sobre ella, su culo subiendo y bajando. Se oía el "plaf plaf plaf…" de sus ingles chocando, mientras mi mujer seguía gimiendo a los gritos. Luego el se levanta, la pone en 4 patas y vuelve a penetrarla. Otra vez el "plaf plaf plaf" y más gritos placenteros de Claudia.
Después la pone acostada de lado, el la vuelve a penetrar mientras le acaricia las tetas, el culo, las piernas, todita. Ni hablar que entre cada cambio de pose Claudia se acabó varias veces. De repente Carlos comienza a moverse más rápido hasta que emite un tipo de rugido, acabando dentro de mi esposa! Se quedó un rato inmóvil y luego se dejó caer al costado de Claudia. Así estuvieron un rato, jadeando en silencio. "Te gustó?" pregunta mi esposa. "Me…encantó…" contesta el entre jadeos. Luego fue al baño a mear y a lavarse su enorme pija, y cuando vuelve mi mujer le dice. "Amor, va a ser mejor que te vayas, Por las dudas que vuelva mi marido, viste?". Él dice que sí, se viste rápidamente, le da un beso en una mejilla y se va. Mi esposa se queda en silencio descansando cuando salgo del placard.
"Y, todo bien?" pregunto yo tontamente. "Mejor que bien!" responde ella. "Estoy re llena de leche. Por fin cogí con un hombre de verdad!!". Y en forma maliciosa me pregunta "querés chuparme la concha?". Yo me quedé duro! En algunos videos vimos que algunos tipos hacen eso después que sus esposas cogen con otros. "Yo sé que estás deseándolo" continúa ella. Entonces subo a la cama, la tomo de sus muslos y pongo mi boca en su concha. Comienzo a lamérsela. Me doy cuenta que me agrada. "Tomate la leche de mi macho. Dale, putito! Sé que te gusta", Después me da un beso apasionado en la boca. También tenía gusto a semen del negro.
Luego de esa noche Carlos se volvió un visitante habitual de mi casa. Después continuaré contando sobre esta aventura de mi esposa, y otras que siguieron.