Mi nombre es Antonella tengo 18 años y mi novio se llama José y tiene 23 años. Soy una joven delgada con el cabello rubio, senos pequeños y una linda cola.
Sucedió que luego de cumplir 18 años empecé a buscar trabajo y no encontraba nada. Mi novio me comentó que en su trabajo andaban buscando una secretaria y él hizo todo lo posible para que me tomen una entrevista.
Al día de la entrevista fui vestida con un pantalón negro y con una camisa blanca. Ser la novia de mi pareja me permitió tener una entrevista personal con su jefe y no con los de Recursos Humanos. Él tenía 40 años y no era una persona linda, tenía panza y algo de barba. Él resulto ser una persona muy simpática y creo que yo le caí bien porque a la semana me llamaron diciendo que debía presentarme a la semana siguiente en mi nuevo trabajo.
El primer día fui vestida con una minifalda y una camisa, esa vestimenta terminó siendo la habitual de todos los días.
Al llegar al trabajo me encontré con la sorpresa de que no iba ser una simple secretaria sino la secretaria personal del jefe de mi novio. Iba a trabajar sólo para él y a pasar mucho tiempo en su oficina privada.
Desde el primer día él fue muy bueno conmigo, me enseño demasiadas cosas y si me equivocaba en algo no se enojaba, sino que me corregía y me ayudaba a mejorar. Le empecé a tomar mucho cariño y como era una persona grande a veces le decía papi y no señor. A veces me tomaba la libertad de sentarme en sus piernas cuando le tenía que mostrar algún documento o algo en la computadora.
Un día yo estaba sentada en su pierna mostrándole algo en la computadora cuando el en un momento saco una pequeño estuche de su bolsillo.
—Te quiero regalar algo —dijo él.
—Qué cosa??
Él me dio el estuche y nunca hubiera imaginado que al abrirlo me encontraría con un collar de oro compuesto de varias piedritas preciosas.
—Señor no puedo recibir esto, es muy caro para mí.
—Te lo mereces, estás trabajando mucho y muy bien.
—Gracias pero no hacía falta que me compre una cosa como esta.
—Déjame ponértelo. —El agarró el collar y me lo coloco en el cuello.— Te queda precioso.
—Gracias señor, pero quiero pagárselo de algún modo.
—No hace falta.
—Dígame que puedo hacer para pagárselo??
—Ahora que me lo preguntas, quiero que hagas algo por mí.
—Qué cosa??
—No quiero que te ofendas con lo que te voy a decir, no es mi intención.
—Dígame.
—Sos una mujer muy hermosa y tenés unos labios espectaculares. Me encantaría que me hagas una mamada con esos labios carnosos que tenés.
Yo no quise armar un escándalo y en vez de decirle que no dije que sí.
—Bueno, está bien, pero solo esta vez nomás.
—Sí, sí, claro.
Yo me bajé de encima de él y me metí debajo del escritorio. Él se puso muy ansioso y se bajó el cierre del pantalón muy rápido. Metí mi mano y saque su poronga de dentro de su pantalón. Fue entonces que empecé a chupársela por debajo de su escritorio.
Su pija no era grande sino que era bastante gordita y a mí me gustaba.
En un momento golpean a la puerta y mi jefe en vez de decirle que estaba ocupado dice "adelante". El dejo pasar a una persona mientras yo le estaba practicando sexo oral.
—Disculpe señor, le traje estos documentos —dijo esta persona.
—Déjelos sobre la mesa.
El dejó los documentos en la mesa y se largó. Yo en ese tiempo me había detenido y cuando apenas se fue, volví a chupársela.
Estuve chupándosela hasta que sin avisarme se vino dentro de mi boca y tuve que tragarme toda su lechita. El me ayudó a salir de debajo de su escritorio y me agradeció por lo que había hecho.
Al día siguiente yo estaba mostrándole unos documentos cuando de repente me empezó a pedir que vuelva a practicarle sexo oral.
—Yo le dije que sólo iba ser una sola vez. Tengo novio señor.
—Si está bien, pero si te ofrezco dinero ¿lo harías?
—No lo sé señor.
Tomó su billetera, saco un billete de 50 dólares y los puso en la mesa. Con eso ni siquiera me movió. Saco otro billete que ahora era de 100 dólares y los puso encima del de 50. Ya ahí empecé a dudar. Volvió a sacar otro billete de 100 y los puso encima de los otros. Ni lo dude, agarre los 250 dólares y me los metí dentro de mi corpiño. Me coloque debajo de su escritorio y comencé a chupársela de nuevo. A partir de ese día me pagaba para que se la chupara.
Un día tuvimos que quedamos hasta tarde para terminar un trabajo y cuando terminamos yo empecé a chupársela a cambio de dinero. Mientras estaba chupándosela tomo 500 dólares de su billetera y empezó a abanicarme con ellos.
—Te interesan?? —me preguntó. Yo tome los 500 dólares y le pregunté que tenía que hacer.— Te tenés que poner en 4.
Me coloque como el me había dicho, con mis codos apoyados sobre el escritorio y luego el me levanto la minifalda y me bajo la tanga. Metió su poronga dentro de mi concha y empezó a follarme. Luego por su excitación me abrió la camisa de manera brutal haciendo que los botones volaran para todos lados y agarro mis pechos con sus manos.
Para terminar bajo mi cuerpo dejándome con la cara apoyada sobre el escritorio y se vino dentro mío.
Esa fue la primera vez que me folló, después vinieron muchas más.