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Kristen y yo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace mucho que había terminado con mi novia, aunque el cariño era mutuo, estando ella en un país lejano y yo aquí, tratando de terminar de la mejor manera posible mi licenciatura, hacían que nuestra relación fuera difícil, por no decir imposible de sostener. Aunque aún había atisbos de tristeza en mi corazón, en el fondo sabía que había sido lo mejor, para ambos.

Esa era una de tantas noches frente a la computadora; yo había estado tratando de que la tesis quedara lo más estilizada posible, corrigiendo errores ortográficos aquí y allá, y tratando de implementar las correcciones que muy amablemente mis sinodales habían realizado sobre mi trabajo. Llevaba muchas horas haciéndolo, y cuando por fin terminé, solo pude ver que eran ya la una de la madrugada, -Es muy tarde, pensé, -Y mañana debo comenzar a estudiar para la parte oral de mi examen de ingreso a maestría. En esos momentos, uno de esos en los cuales el deseo brota incontrolablemente desde el inconsciente, recordé a Kristen Stewart, aquella chica de Crepúsculo que yo había adorado años atrás. En aquellos días era más joven, inmaduro e inexperto. Y a pesar de mi negativa, la curiosidad fue mayor y comencé a buscar imágenes de ella por la red.

Curiosamente una de mis búsquedas arrojó algo bastante curioso, por no decir sumamente sexy; una increíble imagen topless de Kristen, con unas hermosas bragas negras. Parecía estar en un closet, tratando de cambiarse de ropa. “Imágenes relacionadas”, cómo no podía buscar más imágenes como esta, si era como una fantasía hecha realidad, poder ver el precioso cuerpo de Kristen. De repente apareció un gif, una de esas imagencitas que duran muy poquito, pero tienen muchísimo que decir; en ella Kristen daba una vuelta frente al espejo, dejando caer sobre su brazo una extraña prenda cuyo nombre desconocía completamente, pero dejaba ver un hermoso y sexy trasero, con unos pliegues que hacían que la deseara aún más y, por la manera en cómo sus bragas se perdían en la línea entre sus nalgas, pude sentir cómo mi bóxer no podía contener más mi pulsante miembro erecto entre mis piernas.

Apagué la computadora y me dispuse a ir a la cama, pero la imagen de Kristen, y de su hermoso y alucinante trasero, seguían grabadas en mi mente. –Supongo que no me iré a dormir hasta… hasta hacerte el amor mi preciosa Kristen. Y ahí estaba ella junto a mí, sonriendo, solo con un bra negro, muy transparente, y las sexys y delicadas bragas con las que me había hecho despertar mis más profundos deseos carnales.

Me levanté y acaricié suavemente su rostro, pasando mis dedos por su cabello, ella solo sonreía, entonces nuestros labios se hicieron uno, mientras mis manos recorrían su nuca y su espalda. Sin despegar nuestras bocas, ella me pegó más a mí, tratando de que su entrepierna tocara mi pene erecto tras el bóxer, mis manos no tardaron en encontrar su trasero, y lo estrujé una y otra vez mientras ella se pegaba a mí aún más, para que el líquido preseminal, que ya mojaba mi bóxer hasta la superficie, dejara su rastro también en las delicadas bragas que cubrían su entrepierna. Ella me encantaba, era tan sexy, tan linda… saber que había estado con chicas, que a ella le gustaban también las chicas, lo hacía aún más alucinante y hermoso. Mis manos encontraron desabrocharon su bra, y pude ver al desnudo esos hermoso, pequeños y delicados pechos que tanto me encantaban; -¿qué puede haber en ti, que no desee yo?, ¿qué puedes tener que no me excite al máximo?, susurré suavemente en su oído, tras lo cual ella mordisqueó mi cuello y puso sus manos en mi trasero.

Comencé a bajar mis labios suavemente por su cuello, sus hombros, hasta llegar a sus pechos, pasé suavemente mis manos sobre sus pezones, utilizando la yema de mis dedos para sentir lo duros y erectos que se encontraban. Con mi boca comencé a besárselos, al tiempo que sentía como si mi pene fuera a explotar bajo mi bóxer;-Dios cómo me gustas!!, le dije, mientras seguía besando y succionando de su pezón izquierdo, luego pasé al derecho, pasé mi lengua por su areola, y utilice mis labios para jalar suavemente de su pezón erecto. Mis manos sobaban su trasero, y pasaba mis dedos por los pliegues de sus muslos sobre su trasero que tanto me encantaban. Seguí bajando hasta llegar a su ombligo, enterré mi lengua en él y no dejaba de deleitar mis manos en su alucinante trasero; sin embargo yo quería más, mucho más.

Le di la vuelta y pude seguir bajando mi boca por su espalda, hasta llegar a esa colita hermosa y sexy que tanto había deseado; utilicé mis dientes para sostener esas hermosas bragas negras, y suavemente las impulsé hacía el piso a través de sus piernas. Pasé la punta de mi nariz por sus muslos, y por los sexys pliegues que éstos hacían con sus glúteos, posé mis labios sobre una de sus nalgas, y la besé suavemente, mientras escuchaba como ella solo gemía de placer. Utilicé mis manos para liberar mi pene del aprisionante bóxer que lo atrapaba, y después pude usarlas para separar ligeramente esas hermosas nalgas de par en par, para posar mis labios en la cara interna de sus glúteos. Besé cada rincón, cada centímetro, hasta que pude llegar al precioso regalo que me esperaba en lo más profundo de su cola; su ano se cerraba suavemente, atrapando mis labios de vez en vez, como si de una boca se tratara; ella me estaba besando utilizando su ano. Mi lengua hizo círculos alrededor del precioso agujero, para después penetrarla como si de un delicado falo se tratara. Una y otra vez, metía y sacaba, metía y sacaba, mientras mi mano derecha masturbaba el delicado y erecto clítoris que tenía por delante. En un estrepitante e inesperado movimiento, ella se vino, gritando y gimiendo como loca, dejando mi mano escurriendo de líquido vaginal, y atrapando mi lengua en cada sacudida orgásmica que ella tenía.

Jadeando, aún sin aliento por el intenso orgasmo que había tenido, ella volteó hacía abajo, sonriendo pícaramente, y mordiendo sensualmente el labio inferior de su boca. Poco a poco subí con mi boca hasta su nuca, y susurré a su oído:-Ahora me toca a mi preciosa. Acerqué mi pene a su hermosa vagina, y sin penetrarla, comencé a moverlo de adelante hacía atrás, haciendo que sus labios vaginales acariciarán mi pene todo a lo largo, hasta casi llegar a mis testículos. Pude sentir sus glúteos en mi pubis, y sentía como si fuera a explotar de puro placer.

Con mi pene chorreando, con líquidos preseminales míos y vaginales de ella entremezclados en él, abrí aún más sus piernas, la hice apoyarse en la pared, y coloqué mi glande en su ano. Comencé a meter mi pene suavemente hasta el fondo, sintiendo la calidez y sensualidad de su precioso cuerpo. Cuando estuvo metido hasta el fondo, besé su nuca y susurré a su oído:-Eres la mejor, tras lo cual comencé a hacerle el amor a su ano. Sus nalgas rebotaban en mi pubis, y mis manos acariciaban esos diminutos y perfectos pechos suyos; una y otra vez, adelante y atrás, sin detenerme seguí cogiéndola. Podía sentir los pliegues de su ano alrededor del cuerpo de mi pene, sus diminutos pezones erectos en mis manos, y sus hermosas nalgas rozando mi pubis. No pude contenerme más, y exploté al mismo tiempo que ella, dejando en su interior una estela de fertilidad y amor, vaciando hasta la última reserva de semen que tenía.

La imagen poco a poco se desvaneció, y de repente, cuando los jadeos y espasmos cesaron, me encontré nuevamente yo, solo conmigo mismo, en mi recamara en medio de la profunda oscuridad de la noche. Una fantasía, solo había sido eso, más sin embargo, el saber que en la Universidad había chicas tan o aún más lindas que Kristen con las cuales yo podía estar, solo hacía que una sonrisa se dibujara en mi rostro. Mañana me esperaba un día de trabajo arduo, y seguramente más bellas aventuras que vivir, y que escribir, mas sin embargo era tiempo de dormir, no sin antes decirle a Kristen: Gracias.

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