Aunque Fernanda tenía una cara de niña buena, el cuerpo exuberante que dios le dio y sobre todo el deseo sexual interminable la había llevado a tener sexo con su papá y sus hermanos. Aunque su novio Ricardo seguía con ella, lógico. Jamás tendría a una mujer así en su vida nuevamente. Alta, pelo castaño, cuerpo de modelo, la cara más hermosa. Sabía que no duraría mucho. Casi para el fin de curso, el mejor amigo de su novio Kevin. Los invito a una fiesta, además Kevin se encargaba de proveer drogas de todo tipo a la universidad. Y todo mundo asistiría, según él. Dijeron que si pero dos días antes su novio Ricardo le avisó que no podía, tenía que acompañar a su madre a una venta de beneficencia. Pero Kevin le insistió a Fernanda que terminó por acceder.
—Me mandas la dirección y ahí llegó.
—No pues yo vengo por ti.
—Le pido la camioneta a papá…
—No no no, yo vengo por ti. Te veo aquí y nos vamos.
—Ok.
El sábado por la tarde el Uber la dejó en la puerta de la universidad, y Kevin llegó unos instantes después. Fernanda Se puso un vestido ajustado que apenas y bajaba de sus nalgas, su espalda estaba totalmente desnuda.
—¡Vámonos!
—Y… tu carro?
—¿Cuál carro? Yo no tengo… pero acá pasa el metrobus.
—No, pido un taxi…
—No no no, ya’ re lejos. Ahorita llegamos de volada.
Emprendió el camino y Fernanda lo siguió. Cuando se transbordaron al metro, sintió todas las miradas sobre ella, el calor era sofocante y no hacía manera de refrescarse.
—Te hubieras traído algo más cómodo.
—No pensé que me traerías en metro.
“Mamacita” dijo un vendedor de discos al pasar por su vagón. Y un par de tipos no le quitaban la mirada de encima. Luego transbordaron nuevamente, por los pasillos escuchaba toda clase de comentarios. "Ira esa nalga”, “asuputamadre”, “en esa cola si me formo”, “de a como sabrosa”. El vestido se le pegaba por el sudor y los comentarios aunque le gustaban, la hacían sentir incómoda y Kevin ni se inmutaba.
—Si la cagaste mi Fer. Se te ve todo.
—Ni me digas, deberíamos tomar un taxi.
—No no no, si ya llegamos.
—¿Seguro?
Salieron y en los andenes los chiflidos no se hicieron esperar, ahí tomaron un camión y Fernanda estaba ya muy molesta. Un señor se quedó parado en el pasillo y le recargaba la verga en su hombro. Ella solo miraba por la ventana y Kevin sonreía sarcásticamente.
—Es que para acá no hay morras así.
—¿Así como?
—Cuidaditas, modositas, mamonsitas.
—¿Ósea que soy…?
—Naaa pero pues ve, para acá puro cochambre jajaja.
—No seas grosero.
Unos diez minutos después, se levantó Kevin y le pegó la verga en la cara a Fernanda.
—Aquí bajamos.
—Por fin.
—Bienvenida a Ecatepec
—¿Ecateque?
—Ecatepunk, ve mira es para acá.
Entraron a una casa, que a Fernanda le parecía en ruinas, y no encontró a ninguno de sus amigos de la facultad.
—¿Y dónde están todos?
—Al rato llegan, ya sabes que para ustedes las fiestas son de la media noche en adelante
—No, yo me regreso temprano.
En las orillas, pegados a las bardas estaban varios tipos tatuados y en camiseta, que se la comían con la mirada.
—¡Hasta que te conocí una con huaraches cabron!
—Iralo, quien lo viera al Kevin he!
Y aunque si había mujeres, le provocaban el mismo miedo. Uno de los amigos de Kevin le pasó una caguama.
—¿Si te gusta la cerveza mamita?
Su mirada le recorría el cuerpo sin ninguna vergüenza.
—Si, pero… y los vasos.
—Chaaale, esta morra a de querer una gomichela y acá!
—Acá es de caguama mi reyna, usted chupele. Ahorita ya pre den el sonido y echamos cumbias.
El miedo se apoderó de Fernanda que solo pensaba en salir de ahí, y de pronto ya no veía a Kevin por ningún lado. Durante horas todos bailaron, ella no se levantó de la silla. Y poco a poco se iban los invitados. Solo quedaban los amigos de Kevin, unos doce ya muy borrachos y algo drogados. Ella solo tomó un poco de cerveza y esperaba que Kevin apareciera para salir de ahí. Ya pasaban de las doce y ningún compañero de la facultad se apareció.
—Ven vamos a bailar.
Un tipo gordo y sucio la jalo y ella solo se pudo acomodar entre sus brazos mientras sonaba una norteña.
—No se bailar.
—Yo te enseño mamacita.
Se aferraba a sus caderas y ella podía sentir el olor a sudor, en cuanto acabó otro la tomó y bailaron sin parar. Le ponían un porro en la boca cada cambio de canción y ya con sed, ahora si tomó cerveza directo de la botella. Entonces apareció Kevin.
—Mírala, ya te aflojaste.
La arrebató y bailó con ella, el reggaetón sonaba más fuerte y Kevin le pasaba las manos por el cuerpo. Y otro se puso tras de ella, se pegaron y ella podía sentir las vergas rosando su cuerpo.
“DÉJALA QUE BAILE SOLITA”
Escucharon y se quitaron, Fernanda sonreía y siguió el ritmo. Sabía que entre más se movía, su vestido se levantaba. El borde de sus nalgas se veía y los volvía locos. Y ese cosquilleo comenzó a llenar su cuerpo. Y batía más rápido sus caderas. Cuando acabó la canción todos aplaudieron y chiflaron.
“Agüevo pinche morra está bien rica”
“Pinche culito te trajiste puto”
Sonó música de banda y el que parecía más viejo saltó y la tomó descaradamente de las nalgas.
—¡De a cartoncito de cervezas mami!
Fernanda no se sobresaltó, ya sonreía. Estaba cachonda, un poco borracha y otro tanto drogada. Se la turnaban y le regaban la verga y agarraban sus nalgas.
Fernanda estaba ya mojada, y todos los ahí presentes estaban babeando. Kevin se acercó y le dijo.
—Danos una mamadita, tu güey ya me platicó que eres bien puta!
—¡¿Qué te dijo que…?!
—No te hagas pendeja, ándale nada más una mamadita.
—Nooo son un montón Kevin no.
La mano de Kevin le subió el vestido y ella trató de bajarlo pero otra mano lo subió, y otra, y más. Todos sobaban sus nalgas. Las manos callosas le raspaban la piel. Podía oler los aromas a sudor cerveza besándole el cuello.
—Ok Ok, pero solo unas chupadas. Luego me pides un taxi.
—¡Ya aflojó la morra!
—NO QUE NOOO!
—Si se ve que es bien putita la güera!
Varias manos la empujaron hasta el piso. Mientras todos se arremolinaban sobre ella, sintió miedo. Pero no sabía cómo detener aquello. Y una verga sudorosa y sucia chocó en sus labios.
—Abre la boquita mami, abre… abre… ándele.
Cuando sintió el trozo de carne en su boca pudo saborear el sudor, y la mugre. Apenas pudo sentir asco cuando otra verga entro y sintió lo mismo.
—Ahora yo.
—Nel, me toca.
Fernanda mamaba verga tras verga. Y con sus manos masturbaba a las que estuvieran cerca. Vergas pequeñas, grandes. Entraban en su boca. Fernanda seguía llevándolas hasta el fondo.
—Irá, tienes que agarrarle el pelo pa’ verle su carita.
—Hija de su puta madre, chupa bien rico.
—Abre los ojos culera!
—Pa’ que veas lo que te comen güerita!
Fernanda esbozaba una leve sonrisa, y chupaba como u pura cada verga que le llegaba, hasta dejarlas bien babeadas. Pasaba su lengua por los guevos de todos esos desconocidos. Y pedía más.
—¿Ves como si pinche Fer?
—Pueeeg si quiero más verga.
Kevin le empujó la verga hasta el fondo y ella parecía querer más, tomaba un poco de aire y volvía a meterse la verga hasta el fondo. Luego otro tomó el lugar de Kevin y también la empujó hasta el fondo.
—Hija de la verga, esta pinché vieja es una champions!
—Ven, metete esta hasta el fondo.
—¿y apoco nada más me la va a mamar?
—¡¿pus’ que querías más?!
—¿Ya le viste el pedorro?
En cuanto escucho el murmullo generalizado, sonó una rasgadura. Su vestido estaba siendo destrozado. Se sacó la verga de la boca y llena de baba les dijo:
—Nada más hubieran bajado el cierre, ya lo rompieron.
—Cállate y sigue mamando.
Le abrieron las piernas y su hermoso culo quedó expuesto ahí a medio patio. Unas nalgas hermosas con una tanga negra.
—Iranomas!
—Yo pido manos!
—tras pendejo… voy yo.
Al final un señor los quito se info tras ella. Le hizo de lado tanga y acomodo su verga.
—¡Este es el cielo putitos!
—Órale culero ya me toca!
Fernanda solo gemía, pero no paraba de chupar vergas. Y mover las caderas. Chocaba contra la panza de aquel tipo y luego sintió a otro.
—Ora si vas a sentir un cabron mamacita!
—Órale culero que sigo yo!
Cuando Fernanda giro la cabeza, vio una fila esperando turno para cogérsela y otros tantos esperando verga en mano a que se las chupara. Entre ellos Kevin.
—Namas porque no nos trajimos a todos los que te chulearon las nalgas, sino seríamos más”
—¿CUUUAGGGTOOOSS SOOON?
—Ora veras dos, cuatro y cinco. Nueve y tres. Quince culeros mi Fer.
Un chaparrito se colgó de su cuerpo, sobre su espalda y comenzó a babearle el ano, enseguida Fernanda comenzó a gemir.
—Si papi, chupame mi colita.
Y siguió mamando vergas. Y gimiendo. Luego el chaparrito desapareció. Cuando volvió, traía una colcha.
—Ahí les va la verga putos.
Le metió la verga en la boca a Fernanda y ella chupo sin dudarlo. Luego acomodo la colcha en el piso y se tiro boca arriba.
—Ora Si vengache pa’ca!
Sin dudar Fernanda se montó en su verga y jalo otra verga para llenar su boca. Era su amigo Kevin.
—Es que si la chupas bien rico mi Fer.
—Órale puto no te estaciones.
—Órale vas, yo voy a buscar un condón para metérsela en el mil arrugas!
—¡No! Métemela así!
—¿neta?
—Si no quieres yo sé la meto.
—Neeel, ahí te va por el cochino mi Fer
Se acomodó y empujó, y aunque al principio no cedía. Su verga comenzó a resbalar. El chaparrito que tenía debajo estaba pegado a sus tetas.
—Pinche Kevin ahora si te rifaste con este culo!
Ahora teñí una doble penetración y una gran fila de espera. Ella seguía mamando sin parar, verga tras verga la babeaba. Levantaba la vista para que le vieran su lengua jugando con sus penes.
—Ahora tú.
Aunque tardaron en descifrar, supieron que su boca era la aduana para su culo y la fila se hizo una frente a su cara. Tipos con aspecto de cholos obedientes esperaban su turno, les mamaba la verga y salían disparados a penetrar su ano.
—así! Así así así no paren! Coganme!
—Pinche perrita!
—Re puta! Y se veía re mamona!
—Neeel ya venía recomendada!
—Según se cogió a su papá.
El oírlos hablar de ella como la más puta la excitaba, y movía más la cadera. Y mamaba con más ganas cada verga. Sentía las manos aferradas a su cintura.
—¿Te cogió tu papá?
Se tomó un tiempo para sacarse la verga de la boca y contestar con una sonrisa.
—Yo me lo cogí a él!
“AGÜEVO” gritaron todos.
—Y tú ya llevas un chingo ahí abajo puto! Ahí le va la verga!
El chaparrito salió masa fuerza quebró voluntad propia y el tipo más mal encarado se acostó.
—Órale putita a dase sus sentones!
La fila era infinita, y el chaparrito que estaba al final se saltó le dijo al que estaba dándole por el culo:
—ahí cabemos dos, hazme un cancha!
—No mames!
—Si güey no seas ojete. ¿Verdad que si te entran dos mi vida?
Sin sacarse la verga de la boca Fernanda asintió y enseguida el chaparrito se acomodó. Con mucho trabajo, pero la segunda verga entro. Entonces si grito Fernanda.
—¡AY NO MAMES!
—Perdón…
—No se paren chingada madre… ¡CÓJANME!
—Órale pendejo, muévete!
Pujaba más fuerte a pesar de tener la boca ocupada. Y se turnaron, aunque el chaparrito se resistía a dejar ese culo. Pero a jalones de greñas lo quitaron y siguieron metiéndole de dos en dos.
—Si cójanme! Soy su puta!
—¿Ya te gusto mi barrio?
—Sí, quiero más vergas!
—pinche putita!
El que estaba abajo de ella grito muy fuete para que todos escucharan.
“AL CHILE YO YA ME VOY A VENIR”
—No mames, hay que echárselos en su carita.
—¿quieren llenarme la cara de semen?
—pus AGÜEVO mi Fer, tas’ bien Bonita.
“Si en su cara”
“Perate deja la grabo”
Todos sacaron sus teléfonos y rodearon a Fernanda, el primero fue Kevin le acercó la verga a la cara y tres chorros atravesaron su cara, tenía semen en los párpados y el pelo. Luego el que ya no aguantaba le aventó un gran chorro que le mojo las mejillas de lado a lado escurrió hasta sus tetas. El más viejo apenas y le mojo los labios. Dos tipos al mismo tiempo le bañaron la cara.
—Ya está bien llena de leche!
—échale en la frente mijo!
Y los dos siguientes le llenaron la frente y la cabeza de semen. Luego, uno por uno trató de atinar lo más que pudieran a su cara, al final apenas y se le distinguías los rasgos de la cara. Pero Fernanda sacó la lengua y empezó a recibir el semen que le escurría de la cara en su boca, y jalaba de sus párpados. No lo tragaba, solo lo metía a su boca mientras todos grababan con sus teléfonos.
—¡Mira no mames!
—Si se rifa!
—parece de video porno la morra”
Siguió con el semen en sus tetas, hasta que todo estuvo en su boca y abrió los ojos. Hizo gárgaras, y jugó con la mezcla de semen de todos y luego de un solo trago se lo comió todo. Y ahora les mostraba la boca vacía.
—¡AH NO MAMES!
—¡HIJA DE SU PUTA MADRE NO MAMES!
—¿Dónde me puedo lavar?
—Perdón mi Fer, pero aquí no hay agua. Esta casa está abandonada.
—Pero ahorita el Bryan te lleva a tu casa, ese guey es taxista.
—Si llévala puto!
Ese tal Bryan era el chaparrito que tanta guerra dio. Con el pelo endurecido por el semen y el vertido destrozado, Fernanda se subió a un carro.
—¿y una mamadita de aquí tu casa no se puede? Ya ves que ni pa’ gasolina me dieron los ojetes!
Fernanda se inclinó y le mamo la verga por una media hora, a media camino se vino en su boca y su verga no respondió más.
—Pinche güera neta estas bien bonita, nos rayaste, ni nos imaginábamos que nos cogeríamos una morra acá fresa.
Fernanda seguía en silencio, con el sabor a semen y sudor en la boca. Cuando llegaron le dio las gracias y bajo, alcanzó a sentir un último pellizco en las nalgas. Fue directamente a su habitación y así se durmió. Al día siguiente tenía la cara pegosteosa y dura, el semen se había secado por completo. Antes de bañarse, se miró al espejo y se dio cuenta que eso le encantaba, ser la puta de quien fuera.
@MmamaceandoO