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Y por qué no un sábado de película
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Me levanto como una autómata, miro a Klahan y Sunan y bajo hacia mi camarote sin decir una palabra.

Salgo de la ducha, ya he vuelto a mi estado normal, bajo el agua me he rememorado esta maravillosa cena, me siento feliz de poder vivir experiencias como estas. Me unto el cuerpo con una crema de miel y coco cantando “la vie en rose”, ¡Hummm! Me encanta, pienso en Stone, estoy ansiosa para contarle lo ocurrido. Recojo mi pelo en un moño desenfadado y elijo entre varias prendas perfectamente alineadas encima de unas estanterías de cristal. Elijo una camisa corta y ancha blanca y un pareo al estilo flamenco blanco con lunares rojos.

Subo a la cubierta principal donde se encuentra el salón exterior con una impactante barra de fibra de vidrio inspirada en las formas minerales naturales, parece que esta tallada en cuarzo cristalizado, es una geometría facetada con un enorme cubo lleno de cubitos de hielo y champán en la parte superior. Su iluminación incrustada en la fibra crea una atmósfera tenue. Delante, cuatro sofás de tela y piel rodean una mesita de cristal. Dani está sentado con la pierna izquierda extendida encima un sofá y la otra colgando, el pie reposado encima de la alfombra de cuerda marina. Me acerco y me siento las rodillas recogidas en el huequito libre, casi encima de su pie izquierdo. Me dice sonriéndome:

– Eres fantástica, pareces una niña tímida ¿Por qué te sientes aquí?

– ¡No sé! Fue instintivo le contesto encojando los hombros con un aire de “¿he hecho algo malo?”

– Hay muchos sitios más cómodos para sentarte, pero me alegro que seas tan cerca de mi

Contesto con una sonrisa cómplice, la boca cerrada y una mirada que habla de una historia en común, de una relación muy estrecha que hemos tenido en cada encuentro

Dani vocea:

– Un poco de champán, por favor

Al instante, saliendo de la nada, Klahan nos trae una cubitera con otra botella de champán dentro y rellena las dos copas antes de desaparecer

Cruzo la mirada de Dani, él levanta su copa en mi dirección:

– ¿Has disfrutado de la cena?

Me muerdo el labio inferior antes de contestar con los ojos entrecerrados:

– Fue la cena más placentera de mi vida, te lo agradezco

– Jajajaja, el agradecido soy yo por tener el privilegio de contemplar una belleza como tú.

Mientras habla lo contemplo seriamente, la mirada fría, los ceños ligeramente fruncidos, se asusta un poco y pregunta:

– ¿Te encuentras bien Tsumi?

No le contesto, estoy como ausente, pero mi mirada sigue analizándole, esta torso nudo, una ligera capa de vello cubre su pecho, no esta mal por su edad, aún tiene una musculatura entretenida, desde la cintura hacia abajo lleva un pareo negro, tiene un sex apple insoportable. Bebo un trago de champán para mantener el estado ligeramente mareado en el cual me encuentro mientras dejo reptar mi pierna derecha por dentro de su pareo. Rozo sus gemelos, sus muslos y choco suavemente contra sus testículos

Acercando su copa hacia sus labios me dice con media sonrisa:

– ¡Mmmm! De verdad me alegro muchísimo de tenerte tan cerca

Lo sigo mirando con la misma intensidad malvada. Con el dedo gordo masajeo suavemente su pene que noto engordar y alargar a una gran velocidad. Antes de que su tamaño me lo impide lo encajo entre dos dedos y lo masturbo

– ¡Eres guapísima! Me murmura bebiendo un poco de champán

No cambio de actitud, los parpados ligeramente cerrados, con el rostro inclemente, levanto mi copa y dejo caer un poco más de líquido chispeante en mi boca apretando su erección. Por el tamaño logrado no consigo mantenerla entre mis dedos. Dejo mi pierna izquierda desplegarse para seguir el mismo camino que su gemela minutos antes. Estoy ya muy excitada cuando hago rodear su pene entre mis pies, sigo masturbándole.

Entre sonrisas y muecas su rostro se anima, me hace gracia, parece un payaso sufriendo de placer, balbucea mientras deshace el nudo de su pareo para destapar sus partes íntimas:

– Querida Tsumi, no voy a luchar contra ti, de antemano sé que he perdido, entonces prefiero rendirme ya

Nos miramos sonriendo, su sexo con las venas hinchadas está preso entre mis pies. Con mucha lentitud, sus manos vienen a rozar mis tobillos, acariciarlos, tirito. Con las palmas envuelve mis pies y acompaña el movimiento de masturbación. Me susurra:

– Me encantan tus pies, son perfectos, frágiles y tan excitantes

Cruzo su mirada, está fascinado, los ojos lagrimosos marcando sus patas de gallo con una ligera sonrisa en las comisuras de sus labios. Lentamente bajo los ojos hacia su entrepiernas. Le digo ahogándome de placer apretando su erección:

– ¡Mmmm! Gracias por el cumplido, son pies de muestra, trabajan para una gran firma de zapatos

– Pero tu cuerpo entero es una muestra de lo que podría ser la perfección humana me dice comprimiendo mis pies encima su erección

Un poco de semen se escapa de su prepucio, paso el dedo gordo por encima de él y lo extiendo a lo largo de su piel ardiente. Entre dos jadeos, vocea, esta vez con la voz casi inaudible:

– Klahan dame un cigarro, por favor

Como si salía de detrás de mi espalda el Taï aparece, le pone un cigarro entre los labios, se lo enciende y una vez más desaparece como una sombra, sin ruido

– ¿Siempre actúan así? Pregunto a Dani

– ¡Pfff, pfff! Son más rápidos que el aire, son la pareja perfecta, no miran, no hablan y oyen todo, ¡Jajaja!

– Pero parecen muy listos

– ¡Siiii! Estoy bromeando, son muy discretos, pero se enteran de todo y saben aprovechar las oportunidades

Sus manos acarician mis gemelos. Le pregunto intrigada el ceño fruncido:

– ¿Qué quieres decir?

Me contesta con una mueca torcida:

– ¡Mmmm! Podemos decir que más de uno de mis invitados ha probado sus masajes con final feliz

– ¡Quieres decir invitadas!

– ¡Jajajaja! No! Lo he dicho bien son todo terreno

Lo miro con una sonrisa intrigada:

– ¿son bisexuales?

– Totalmente y muy disponibles para quien lo necesita

– Me extrañas mucho, parecen tan…tímidos y respetuosos

– ¡Jajaja! Pero eso no impide el placer corporal, no son insensibles

– ¡Madre mía! No me he planteado que podría excitarlos de vernos así

– ¡Jajaja! ¿Y de acariciarte antes?

– ¡La verdad que no!

Creo que me enrojece, me tiende los brazos, le cojo las manos, me tira hacia él. Mientras me levanto se gira un poco, apoya los pies encima la alfombra y me posiciona entre sus piernas. Me impresiona su seguridad, no duda ni un segundo de lo que va a hacer y lo hace con naturalidad, este hombre me magnetiza.

Me coge por las caderas, me da media vuelta y sin prisa deshace el nudo de mi pareo que cae al suelo. Lentamente con mucha atención acaricia mis nalgas, noto sus mejillas y su boca rozarlas, besitos estallar sobre ellas. Su lengua moja mi ano, lo rodea despaciosamente, tengo escalofríos, jadeo, es tan dulce que no muevo ni un centímetro, lo dejo manosearme mirando al horizonte, me estremezco a cada lametón, la repentina desnudez, la excitación, las caricias, la ligera brisa… forman un coctel que me pone la piel de gallina, me da otro giro:

– ¡Ohhh! Que sorpresa tan agradable, me dice rozando mi sexo con la yema de sus dedos

– Una fantasía de Stone, susurro masajeando su cráneo con las manos abiertas

– ¡Me encanta! un vello en forma de corazón a ras de piel, te hace el pubis despojado más sensual que nunca he visto ¡Mmmm! Y es él que lo ha creado sobre tu piel

– ¡Sí! Hasta verme en el espejo no sabía lo que estaba haciendo

– ¿Y cómo te ves?

– ¡Mmmm! Me gusta, es diferente y… bastante sexi creo…

– ¿Crees? Pero… pero, es… lo más sensual, lo más sexi, lo más erótico, es… insoportablemente provocador y a la vez tan sensible…

Me preocupa, de repente lo noto muy conmocionado, como si iba a llorar:

– ¡Dani! ¿Estás bien? Le pregunto acariciándole las mejillas

Está hechizado, parece que no me oye, sigue suavemente tocándome el vientre, las caderas, roza mis muslos, mis ingles, sus dedos rodean mi vello corazón y todo el contorno de mi pubis. El fuego que me quema por dentro se aviva a gran velocidad, tiemblo, sigue dibujando espirales alrededor de mi clítoris, coloca su mano sobre mi sexo entero y lo presiona con movimientos circulares y vibratorios, tiemblo, los parpados entre cerrados miro como disfruta admirando mi monte de Venus, levanta medio cuerpo y con la lengua viene a toquearme el clítoris, es inaguantable, sus dedos me penetran ligeramente.

Mis piernas se ablandan, estoy a punto de derrumbarme. Sus manos deslizan hacia mis nalgas, jadeo tan fuerte que klahan aparece pensando que lo hemos llamado y desaparece enseguida viendo que no lo necesitamos. Con toques suaves y lentos su lengua hace crecer mi excitación a alta velocidad. Estoy choreando, lame cada rincón de mi vulva, lentamente, me chupa los labios menores, jadeo tanto que me ahogo, estoy llegando al clímax, me chupa suavemente el clítoris que tengo atrapado entre sus labios y me va dando pequeños golpecitos con la lengua que acaban con mi resistencia. Aplasto su cabeza entre mis piernas mientras él oprime mis nalgas cuando un increíble orgasmo me hace oscilar, mi cuerpo entra en erupción, grito su nombre dejando mi esencia intima derramarse en su boca:

– ¡Dani, Dani, Daniii!

Ya mis piernas me abandonan. Dani se aparta un poco dejando su mirada entornada oscilar entre mis ojos y mis labios:

– ¡Pfff! Que emoción, ven…

Me coge por las caderas y lentamente me posiciona encima de su pene erecto que ayudo con una mano a penetrarme. Lentamente me dejo caer encima de él hasta rozar su vello púbico. Dani levanta mi camisa, sigo el movimiento levantando los brazos hasta que tire la tela en el suelo. Sus ojos siguen el recorrido de sus dedos a lo largo de mis brazos hasta llegar rodeando mi pecho, mis senos duros y tensos, mis areolas. Tengo un estremecimiento continuo, sigue moviendo sus caderas haciendo rozar nuestros sexos y zarandear su erección en mi, murmuro con los ojos cerrados:

– ¡Por favor! Que sufrimiento, tengo vergüenza, me arrepiento de lo que hago, no tendría que caer en tus brazos cada vez que te veo, eres demasiado mayor para mi

– ¡Jajaja! No tengo más que tu marido

– ¡Cierto! pero él es diferente

– ¡Jajaja!

– ¿Te da risa? Encima eres el padre de mi mejor amiga

Me pellizca los pezones sin borrar su sonrisa, entre suspiros le digo con voz que quiero firme:

– ¡Mmmm! Es la última vez que pasa algo entre nosotros

Sus manos deslizan sobre mi piel húmeda. Sin alterarse llama:

-¡Klahan traeme chantilly! s´il te plait

Me quedo en la oscuridad de mis parpados. Oigo el ruido de pies descalzos acercarse, entreabro un parpado y veo a Klahan dejar el bote de crema encima la mesita, evitar mi mirada y esquivarse como una anguila. Dani sonríe, coge la chantilly, lo miro seriamente:

– ¡No te importa lo que te digo!

Me mira con ternura:

– ¡Mucho! Sabes que te tengo un gran respeto, pero si es la última vez y la última noche… que sea una noche inolvidable, me murmura untando mis senos de crema.

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