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Patricia una vecina casada (Parte 4)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Hola queridos lectores, que rico poder estar en sus cabecitas, incitándolos con mis anécdotas. Para el día de hoy seguiremos contando más de nuestra vecina Patricia, una hermosa mujer que decidió cambiar su vida de esposa fiel, madre abnegada, mujer servil y convertirse en un huracán de pasión y sexo.

Como ya todos saben Patricia llevaba ya casi 18 años de casada con un vergajo, machista y manipulador. Yo no sé qué hubiera pasado en donde este individuo se hubiera enterado de las infidelidades de su mujercita, mínimo la asesina.

Después de meditarlo unos segundos me llega a la casa toda envalentonada y energética.

—Ha me mame de ese hijueputa ya no más vengo a que me ayudes con los trámites del divorcio.

—Hey preciosa pero cálmate que te va a dar un infarto.

—Dianita no me lo aguanto más es un infierno ya vivir con él.

—listo Paty yo te voy a colaborar con eso pero toca hacer venir a uno de mis asociados para eso Yo soy penal y no manejo divorcios y también voy a llamar a un investigador privado para que escudriñe los movimientos de tu marido.

Patricia estudio administración de empresas y contaduría antes de casarse inclusive terminó contaduría en su primer año de casada. Pero nunca pudo desempeñarse porque su marido no se lo permitió. La embarazó dé Salomé le dio dé todo y ella dedico su visa al cuidado de sus hijas. Solo la carameleaba dándole trabajó en la ferretería, pero sólo por controlarla.

Cite a mí asociado y a don Felipe el investigador de la firma para empezar los trámites. Hablaron casi una hora y encargue a don Felipe que todo lo que averiguara me informará primero a mí. Ese día tuve una lectura de cargos a un cliente y me tocó asesorar a mi asociada, una abogada que me tiene sorprendida tiene una retentiva y versatilidad excepcional y en este oficio eso es fundamental.

Al otro día teníamos asamblea en el conjunto, cosa necesaria y que nos llevó toda la mañana y parte de la tarde. Nos encontramos con Patricia, varias vecinas y una sorpresa, uno de los propietarios lo conocía desde hace mucho tiempo de cuando yo era prepago. Bueno el más sorprendido fue el, cuando salimos con Patricia a tomar un cafecito y fumarnos un cigarrillo me lo encuentro.

—Vaya, vaya pero miren no más capitán Ramírez, pero que sorpresa encontrármelo por acá.

Se me queda mirando sin reconocerme al principio pero rápidamente me recuerda.

—VORÁGINE. ¿Y tú qué haces por acá?

 —Vivo acá en la 41 ¿y tú?

—En verdad no te lo puedo creer, valla que sorpresa no te había visto, interesante saberlo.

—Y cuál es tu casa?

—La 28.

—Ha al lado del muro.

—Si la que queda en frente del pino.

—Y hace cuánto vives acá?

—ya llevo dos años y tú?

—No yo sí desde hace 10 años, fui uno de los primeros en llegar.

Patricia se nos acerca y lo saluda de beso en la mejilla.

—Hola Pipe cómo estás?

—Hola vecina quejambrosa.

—Hay Pipe que nos vas a apoyar en la propuesta o no?

—Si claro que sí me parece excelente idea.

—Diana nos va a colaborar con la parte jurídica.

—Si pero se necesita un buen abogado para eso.

—Ve y esté qué cree que no soy buena.

—No, no discúlpame ¿tú eres abogada?

—Si porque?

—Ha no ni idea de que lo fueras discúlpame vorágine.

Patricia se nos queda mirando con una cara de interrogación. De pronto se nos acerca una joven de unos 16 años, nos saluda y le dice al capitán su papá que su mamá lo está esperando en la casa.

—Bueno Paty nos vemos más tarde vorágine contigo quiero hablar ok.

—Si listo acá vamos a estar toda la tarde.

Nosotras seguimos en la asamblea.

—Vorágine y eso porque?

—Ese era el apodo que usaba cuando era prepago, Vorágine.

—Ha y es que el capitán era cliente tuyo.

—Si y varias veces estuve con él.

—Jejeje y que tal como te fue con él?

—Muy bien es bastante bueno en la cama. Te gustaría cogértelo?

—Humm no se su esposa es buena onda la vamos bien y me da vaina.

—Y que vale verga podemos hacerlo sin que esa mujer se dé cuenta, además los hombres casados son más excitantes de coronar y este es todo un bombón.

El capitán regreso a la hora vino con la mujer y era de suponerse. Con una pinta de puta, un forro de vestido de florecitas, minifalda y sandalias bajitas, pero eso si pa que, muy bonita la condenada. Y sus dos hijas quiénes estuvieron un rato y luego se marcharon las tres dejando al pobre capitán qué no se imaginaba lo bueno que la iba a pasar esa tarde. Mire a Patricia nos sonreímos complacidas e hicimos con el dedo gordo la señal del me gusta. La asamblea terminó como a las dos horas, esperamos a que el capitán saliera y acercándome hablamos de sus queridas y me contó que se habían ido a una fiesta en casa de su hermana. Entonces lo invité a la casa, cosa que acepto de una y me dijo que el colaboraba con lo de la asamblea y que me caía en un rato.

Afortunadamente.

—Hay sí y esperamos que la obra sea lo más rápido posible y su esposa se fue?

—Sí se fueron a dónde su hermana que tenía reunión familiar y como había que estar en la asamblea no pude ir.

—Hay capi me lo dejaron disponible.

—Jejeje solito y con ganas.

—Ha ya veo. Pues Capi sí quieres podemos ir a mi casa y nos tomamos unos roncitos y recordamos viejos tiempos.

—Por mí encantado pero déjame terminamos unas cositas acá de la asamblea y te caigo, te juro que no me demoro mi insaciable vorágine.

—Listo muñeco te espero con ansias.

El capitán volvió a entrar y yo me encaminé a dónde Patricia me esperaba.

—Que paso?

—Bueno preciosa que te le mides o no? Ya quede con él en vernos en la casa, camina anímate y la pasamos rico los tres.

—Hay Dianita ganas me están dando, me da vaina con Lucero pero en verdad su marido está comestible.

—Eso preciosa esa es la actitud camina y nos cogemos entre las dos al capitán, se va a morir el vergajo cuando te vea.

Llegamos cerré todas las cortinas prendí la chimenea puse música aliste el ron las copas y nos fuimos para el cuarto a desnudarnos parecíamos dos niñas traviesas muy sonrientes y ansiosas me coloque solo una bata de seda, la que dejé abierta, pues la idea era provocarlo.

—Bueno Paty yo lo recibo haciendo entrar a la sala y tú preciosa nos esperas yo le voy a tapar los ojos y lo desnudo te hago señas y entras a la sala.

Al rato el capitán llegó al abrirle la puerta y Verne quedo cómo en shock.

—Hola capitán.

Abro mi bata colocando mi mano derecha en la cintura.

—Guau Dianita tu sí que sabe alegrarle el día uno.

Entra y me abraza por dentro de la bata besándome apasionadamente.

—Bienvenido papacito rico a tu nuevo nido de amor que rico volver a disfrutar esa verga tan deliciosa que tu tienes.

Le acaricie el pantalón a la altura de la verga.

—Que placer mí niña tú te conservas muy bien pero mírate no más tienes un cuerpazo delicioso.

—Si procuró mantenerme en forma, me gustan los hombres que me halagan y coquetean conmigo.

—Ha y tú qué seguiste trabajando de prepago?

—No hace rato que deje eso ahora lo hago es por puro placer.

—A no perfecto entonces.

De la mano me lo llevó para la sala. Le solté el cinturón desabotonándole el pantalón, le bajó la cremallera y dejo lo caer, nos besamos apasionadamente, abrazándonos, restregando nuestros cuerpos, me le arrodillo, le acarició las piernas con las uñas de gata haciéndolo erizar, lo abrazo a la altura de la cintura con ternura mezclada con pasión.

—Haaa me encanta sentir estás sensaciones que invaden mi cuerpo cuando tengo a un hombre como tú.

Lo apretó contra mí sintiendo su masculinidad a flor de piel, mis manos acarician su espalda muerdo, su verga a través del bóxer, sus manos acarician mí cabeza se mueve quitándose los zapatos dejándolos escondidos por su pantalón, le bajó el bóxer dejando a la vista su verga en erección la que dejó caer en mí lengua, me la meto a la boca.

—ha me encanta tu verga es una sabrosura.

Se la mame por casi 5 minutos hasta cuándo vi a Patricia que me hacía señas ella quería también disfrutar del capitán. Me pare y me lo llevo para la sala y sentándolo agarra unos tapaojos y se lo pongo.

—Y eso preciosa?

—No preguntes que pareces un joven.

—Ok como quieras.

Coloca su cabeza sobre el sofá y espera a que yo se la mame. Miro asía donde Patricia y le hago señas de que venga mientras que sigo mamándosela, me retiro y Patricia se arrodilla, le agarra la verga haciendo un gesto de admiración y moviendo sus labios sin hablar diciéndome.

—Divina que verga tan rica.

Se la mete a la boca con sus manos la agarra y la lambe con una miradita de golosa y satisfacción que me satisface. La deje disfrutar por cerca de tres minutos en que me quede mirándola fijamente. Era hora de darle la sorpresa al capitán me di la vuelta al sofá y agachándome por detrás le comienzo a dar un masaje y le doy un beso mientras Patricia seguía mamándole la verga.

—¿Hey qué fue eso?

Levantó la cabeza se quita el tapaojos y ve a Patricia mamándole la verga.

—hay no lo puedo creer señora Patricia. No, no que sorpresa tan fantástica y con las ganas que le tengo mamacita jajaja, no me imaginaba tanta dicha.

—La vida te da sorpresas capitán y espero que esta te guste.

—Muñecas después de esto me puedo morir en paz.

Coloque mis tetas en su cara aquel hombre estaba anonadado, me abrazaba mientras Patricia seguía mamándole la verga, me monté por encima y haciendo un 69 comencé a mamársela también dejándole que me chupara la cuquita terminando todo en un mar de lujuria desenfrenada muy húmedo. Nos dedicamos a disfrutar de su verga recorrerla con nuestros labios, chuparle los huevos y el glande que nos turnamos en disfrutar por cerca de 40 minutos. Patricia se levanta y yo me deslizó por el sofá, nos sentamos, abrimos nuestras piernas las levantamos y el se dedicó a chuparnos la cuquita. Pasaron casi 10 minutos de gocé. En esa misma pose empezó a cogernos en intervalos de 10 minutos, cambiamos de pose sentándolo para que Patricia se le siente encima y se dejará penetrar y coger hasta que se vino en bulliciosos espasmos musculares. Seguí yo montándomele encima colocando su verga en la entrada de mi cuquita dejándome deslizar y cogérmelo por cerca de 15 minutos hasta cuándo los dos en plena mete y saqué nos venimos humedeciendo todo nuestras partes íntimas. Y preciso en ese momento sonó su celular era su mujer que lo llamaba para que fuera por ella, cosa que lo indispuso por lo bueno que la estábamos pasando. Se marchó pero con la confianza de que volveríamos a vernos. Con Patricia quedamos a medias

Nos subimos a mí habitación y nos metimos al jacuzzi con la botella de ron, trago que ni probamos con el capitán por andar de arrechos. Ya después del tercer trago nos comenzamos a besar y tocar nuestras partes íntimas. Dedeándonos, arepiando por un buen rato. Terminando nuestra historia con mi amiga Patricia

DIANA LUCÍA SAAVEDRA

[email protected].

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