Era un día como cualquier otro en mi habitación, esta vez me encontraba acostada en mi cama, de un momento a otro me llego el recuerdo del conjunto de ropa interior que compre hace unos meses para el que ahora es mi exnovio, pues como regalo de cumpleaños le iba a regalar un baile que siempre (según él) anhelaba que yo le hiciera.
Me quede pensando en que hacer, pues me había quedado con la intriga de cómo me vería teniendo ese conjunto encima de mí, de pronto, mi mirada se fue hacia el espejo de cuerpo completo que adorna mi habitación y con eso me había llegado la idea más excitante que jamás se me pudo haber ocurrido.
Me levante de un salto y en segundos ya tenía en mis manos las piezas de ropa, consistían en un sostén y bragas negras de encaje, mas unas medias, sin pensarlo, me quite toda la ropa y en un abrir y cerrar los ojos ya lo tenía puesto todo, agregando también unos tacones para combinar.
Caminé lentamente hacia el espejo, con un poco de nervios comencé a acercarme hasta ver finalmente como me veía, recorrí mi cuerpo de pies a cabeza, aquellos tacones elegantes, las medias cubriendo mis piernas, las bragas de encaje y por último el sostén que cubría de manera sexy mis pechos.
La idea de verme bailar con esa ropa sonaba excitante, así que sin más lo hice.
Comencé con un movimiento de caderas, un lado a otro, mis manos comenzaban a rozar mi cuerpo empezando desde mis pechos, juntándolos, apretándolos, pero sin perder ese toque lento y sensual, mis ojos se cerraban, mis manos bajaban ahora por mi abdomen acariciándolo, sin más, bajaron hacia mis bragas, jugando con la tela de ellas, mientras acariciaba un poco mi vagina por encima de las bragas, abrí los ojos y solté mi cabello, deje que este acariciara mi espalda, con otra mano, el movimiento de mis dedos rosaba mi clítoris, mis pezones ya estaban duros, dolía cuando rosaban con la tela del sostén, me lo quite y finalmente pude jugar con mis pechos, pellizcándolos, moviéndolos de un lado a otro, moje mis dedos y los pase por mis pezones, imaginando como si alguien estuviera chupándomelos.
Me senté en el suelo, abrí mis piernas y volví a acariciar mi vagina sobre la tela, mientras seguía jugando con mis pechos, podía sentir lo mojada que estaban ya las bragas, me las quité y mis dedos se fueron hacia mi clítoris, moviéndolo tan rápido, mientras me metía unos dedos, ambas acciones eran rápidas, la imagen que reflejaba ese espejo era tan erótico, me encantaba verme a mí misma acariciándome de forma tan intensa.
Llego el momento de mi orgasmo, mi vagina palpitaba y apretaba mis dedos, mis pezones dolían, hasta que, después de unos movimientos profundos, tuve el orgasmo más intenso que jamás había tenido y todo gracias al espejo.
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