Mi mujer quería conocer a Andrés personalmente, asique a los pocos días vino conmigo. Hablé con Andrés diciéndole que tanto mi mujer como yo queríamos hacerle una proposición, por lo que lo invitaríamos a cenar después del trabajo, quedamos en un restaurante a las 9 de la noche.
Nosotros ya estábamos sentados en una discreta mesa al fondo del restaurante, cuando vimos entrar a aquel joven.
Observé como mi mujer lo miraba relamiéndose los labios, no quedaba duda que aquél chico le gustaba y creo que a medida que se acercaba a nuestra mesa, ella lo desnudaba con la vista.
Tras las presentaciones de rigor, Andrés se sentó y pedimos la carta. La verdad que observamos tanto mi mujer como yo, lo cortado y tímido que se mostró durante toda la cena, en la cual la conversación fue por derroteros sin ninguna trascendencia y menos cuando en la mesa de la lado se sentaron dos parejas a cenar, estando lo suficientemente cerca como para no hablar de ningún tema íntimo.
Ya en los postres Andrés no pudiendo más con la curiosidad, nos preguntó el motivo de la cena a lo cual yo le pregunté si conocía algún bar o algún sitio discreto en que pudiésemos hablar con total discreción. Decir que en la cena nos habíamos tomado dos botellas de vino, lo cual hizo que Andrés se desinhibiera en parte, mostrándose más confiado y hablador.
Nos llevó a un bar que tenía en la parte de atrás un pequeño comedor apenas con dos mesas en el cual la propietaria nos llevó unos cubalibres que habíamos pedido en la barra, yo le pedí que si podíamos utilizar el pequeño salón para mantener una pequeña reunión y no ser molestados, para lo cual le da una buena propina. Nos condujo a aquella pequeña sala y cerró la puerta tras ella.
Estuvimos un rato ensimismados en cosas y conversaciones sin importancia, ya estábamos con la segunda ronda y a Andrés se le veía más abierto, incluso chistoso provocando risas y conversaciones simpáticas, era muy agradable en el trato y en la cercanía.
-Bueno la verdad es que la curiosidad me puede y yo creo que ya es hora de hablar de lo que me tengan que decir. -Dijo Andrés.
-La verdad que lo que te tenemos que proponer es un tema bastante delicado. -Dije.
-No sé hasta qué punto eres discreto, porque lo que hablemos aquí, independientemente de la respuesta que nos des tiene que ser un secreto. -Añadió mi mujer.
Yo ya llevaba tiempo observando como Andrés miraba de reojo a mi mujer, sobre todo a sus tetas, que por cierto mi mujer vestía un conjunto algo provocativo.
-Yo confío en la discreción de Andrés, por eso sé que no dirá nada. -Apostillé.
-No se preocupen, se guardar un secreto y ser muy discreto… Pero esta situación me comienza a preocupar.
-No te preocupes -le dijo mi mujer poniéndole una mano en la rodilla
-Bueno, pues independientemente del resultado de esta entrevista, no queda otra que hablar de ello, llegados a este punto… Dime sinceramente ¿Qué te parece mi mujer?
La pregunta cogió a Andrés de sorpresa quien quedó unos instantes sin saber que decir, mirándonos a ambos como confuso.
-Pues… pues… no sé qué decir.
-¿Te gusta? –pregunté.
-Yo es que… es que…
-Contesta sin tapujos Te gusto o no te gusto? -interrumpió mi mujer.
-Hombre pues… La verdad… es que es usted muy guapa y sí, sí que me gusta.
-Veras, nosotros somos una pareja muy liberal, a mi mujer le gusta hacer el amor con otro hombre a parte de mí ¿Comprendes por dónde van los tiros?
-¿Me están proponiendo hacer un trio?
-Efectivamente. -Sentencié yo.
-¡UAU!… nunca hubiese imaginado que nadie me hiciese tal propuesta.
-Bueno, no hace falta que nos contestes ahora puedes pensarlo y eso si, confió en que sea cual sea tu propuesta cumplas tu palabra de total discreción.
-¿Puedo contestarles ahora mismo? -Mi mujer y yo nos miramos como extrañados.
-Claro -dijo mi mujer.
Andrés se levantó de su silla, se acercó a mi mujer le inclinó la cabeza hacia atrás y le dio un morreo de lo menos medio minuto que nos dejó a ambos sin palabras.
Andrés se sentó de nuevo en su sitio y mirando a mi mujer nos preguntó.
-¿Contesta eso a su pregunta?
-Joder que si contesta.
Ni que decir tiene que el resto de la velada transcurrió más ameno, conseguimos después de insistir a Andrés varias veces que nos tuteara, y como en el hotel que nos alojamos esa noche es un hotel muy pequeño, no consideramos oportuno el iniciarnos ya en nuestros amoríos. Concertamos una cita para el sábado, donde llevaríamos a Andrés a nuestra casa de retiro en el campo. Yo lo recogería en la estación de autobuses y después el domingo lo acercaría a su casa. El diría a su madre que se iba a una casa rural con un par de amigos el fin de semana. En fin que en los dos días que separaban aquella reunión con la cita ultimamos todos los detalles.
Y llegó el sábado, a las 12 de la mañana hacia entrada por la puerta con mi coche y al lado sentado Andrés, mi mujer nos vio llegar y salió a la puerta a recibirnos. Estaba preciosa, vestida de forma muy picaresca dejando ver todo el canalillo de sus tetas y una minifalda que lucía todos sus muslos tan bien pincelados por la madre naturaleza y aquello no pasó desapercibido a Andrés quien le hizo una fotografía de arriba a abajo.
-Esta preciosa. -Dijo Andrés dando un par de besos a mi mujer en las mejillas.
-Muchas gracias, me he puesto así de guapa para los dos.
Comimos y después nos tomamos unos cafés y unas copas, la sobremesa fue muy animada y desde luego que Andrés sabía animar el ambiente, era muy simpático y tenía buenas ocurrencias que hacia descojonarnos de risa.
La tarde iba pasando y Andrés no hacía mención ninguna a lo que nos esperaba. Y llegó la hora de cenar, y cenamos, pero Andrés no mostraba la más mínima disponibilidad. Hasta que por fin viendo que se acercaba la hora.
-Tengo que haceros una confesión… Soy virgen.
-…
-Nunca he hecho el amor con ninguna mujer, no sé si daré la talla y no sé si estaré a la altura de lo que esperáis.
-No te preocupes, yo estoy aquí para lo que necesites.
.-Esta situación me pone muy nervioso.
-¿Y no has pensado en estos dos días en mi mujer?
-¿Que si he pensado?, si me he matado a pajas.
Aquella respuesta nos hizo lanzar una gran carcajada. Mi mujer se acercó a Andrés y comenzó a pasarle la mano por la pierna.
-No te preocupes, tú déjate llevar y lo demás vendrá rodado. -Le decía mi mujer mientras lo besaba y le había puesto ya la mano en la entrepierna-Por el momento tu polla ya comienza a reaccionar… ¡Qué suerte tengo, me voy a follar a un yogurín!
Andrés respondía a sus insinuaciones besándola y pasándole la mano por las tetas por encima de la ropa.
-No me gusta que me toquen las tetas con filtro. -Mi mujer se incorporó quitándose la ropa y el sujetador. Andrés admiraba aquellas tetas con la boca abierta. Poco a poco mi mujer fue desnudando a Andrés hasta que su polla quedó al descubierto. Estaba claro que no era como la de Luis, pero tampoco estaba mal. Mi mujer comenzó a hacerle una paja muy lentamente mientras se morreaban y Andrés le magreaba las tetas.
De vez en cuando miraba hacia mí como pidiéndome permiso, yo solo asentía como aprobando su conducta.
Mi mujer se agacho y se metió la polla en la boca. Andrés dio un gemido de placer, pero mi mujer no quería que se corriese tan pronto asique notando una gran excitación se la sacó de la boca.
-No quiero que te corras tan pronto… paremos un momento y tomémonos un cubata.
Al rato nos fuimos a la cama, decidimos que Andrés miraría mientras yo me follaba a mi mujer, esto lo tenía muy excitado y al intentar hacerse una paja mi mujer le decía que no se masturbase, así que me quite yo de encima y mi lugar lo ocupó Andrés, quien comenzó a follarsela y casi sin darnos tiempo a reaccionar se corrió en todas las tetas de mi mujer, dando un alarido de placer provocado por el orgasmo que acababa de tener.
Se tumbó boca abajo sobre la cama casi sin respiración y al poco se quedó dormido. Mi mujer y yo nos quedamos contemplándolo sin saber muy bien que hacer. Ante aquella situación a mí se me quitó la excitación, me acosté del otro lado y me quedé dormido.
Pasadas unas horas mi mujer se incorporó y se fue para la salita, me iba a levantar cuando sentí que Andrés se levantaba y también fue hacia la salita. Yo me levanté y observé desde la puerta entreabierta.
-Siento lo que ha pasada, la verdad es que no estuve a la altura de lo que seguro esperabais.
-No te preocupes, no pasa nada. -Le decía mi mujer.
Mientras hablaban allí desnudos los dos, mi mujer le tocaba las piernas y como el que no quiere la cosa le pasaba de refilón la mano por la polla, la cual comenzó a ponerse en erección. Se daban largos morreos. Mi mujer se tumbó y cogiéndole la mano a Andrés se la pasaba por el coño.
-Méteme un par de dedos en el coño
Y Andrés hacia lo hacía.
Comenzó a hacerle una paja a mi mujer la cual mostraba signos de comenzar un orgasmo.
En una de esas que mi mujer medio se incorporó, me vio observando desde la puerta y con una señal me pidió que no saliese. Aquello me comenzaba a excitar, parecía la misma escena que la primera vez que Luis se folló a mi mujer.
-Cómeme el coño.
Andrés se perdió entre las piernas de mi mujer y observaba por la cara de mi mujer que no sabía hacerlo, pero ella poco a poco le fue poniendo en situación, se colocaba adrede y así acomodándose se ve que Andrés acertó a introducirle la lengua y a pasársela por el clítoris. Mi mujer tuvo un orgasmo sujetando la cabeza de nuestro anfitrión observé como le temblaban las piernas. Yo por mi parte me estaba haciendo una paja lentamente. Por fin mi mujer le retiró la cabeza de entre sus piernas y arrodillándose se la comenzó a mamar lentamente, no quería que se corriese. Así estuvo unos minutos y cuando estuvo a punto mi mujer se retiró y le sujetó fuertemente la polla para interrumpir el orgasmo. Pasado un minuto comenzaron un fuerte magreo y a comerse los labios.
Mi mujer se puso a cuatro patas sobre la alfombra y Andrés comenzó a follarla de perrito. Al principio le decía que despacio poco a poco y así cuando veía que Andrés quería acelerar lo frenaba.
Cambiaron de postura, ahora era Andrés quien se puso debajo y me mujer comenzó a cabalgarlo, mientras Andrés le magreaba a la vez ambas tetas, cuando mi mujer se agachaba Andrés se metía las tetas en la boca alternativamente, lo cual excitaba sobremanera a mi mujer.
Pero tampoco así consintió mi mujer que llegase al orgasmo y al notar que estaba a punto de correrse se quitó de encima. Pasando a ponerse encima del tresillo con las piernas bien abiertas para que Andrés la follase. Andrés no lo pensó, se puso encima y de una embestida le introdujo toda la polla comenzando un vaivén. Llevaban un minuto cuando mi mujer le dijo que no se corriese dentro que lo hiciese en su boca. Andrés se incorporó y le metió la polla a mi mujer en el boca, la cual disfrutaba de aquella follada que le estaba dando haciendo que en sus vaivenes la polla se perdiese completamente en su boca y por fin Andrés se retorcía y le pego tal corrida a mi mujer en la boca que esta fue incapaz de tragarse tanta leche.
Yo por mi parte también me corrí y así termino aquella primera noche.