Como conté ya anteriormente en mis otros relatos, nuestra vida sexual era de trio, en la cual participaba mi mujer, Luís y yo.
He de decir que durante este largo tiempo no he escrito por motivos laborales y por dejadez.
Os pondré al corriente: Luís después de tres años en que lo tuvimos en nuestras relaciones sexuales, conoció a una hermosa mujer 13 años más joven que él. Según me contó Luis "no sabría decir si está más enamorada de mi o de mi polla", lo cierto es que a raíz que se casaron en un enlace verdaderamente espectacular, en el que yo fui el padrino y no escatimamos en gastos, Luis dio por finalizada nuestra relación sexual que ya duraba tres años haciendo trio con mi mujer, la verdad que en cierto sentido, la relación ya se estaba volviendo monótona, con lo cual ni mi mujer ni yo, le dimos mayor importancia, excepto como decía mi mujer por su buena polla la cual echaría de menos. Lo cierto es que a partir de entonces las visitas a nuestro rincón secreto los fines de semana dejaron de tener sentido, es más NOS ABURRÍAMOS. Así que mi mujer y yo optamos por viajar un poco más, acompañándome a todas las reuniones de trabajo que tenía tanto en España como fuera.
Mi mujer, cuando hacíamos el amor, varias veces me dijo que echaba de menos una segunda polla que le cubriese los agujeros libres, y aunque tenía varios consoladores y dildos, estos no le satisfacían lo mismo que una polla de verdad y el contacto de piel con piel.
Un día que me acompañó a una de nuestras fábricas se fijó en un chico que allí trabajaba, se llamaba Andrés y la verdad que era un buen macho. Media más de 1:70. Musculoso, ojos azules y una cara de niño bueno que lo hacía muy atractivo. Lo cierto es que me dijo que le gustaba ese chico y que no le importaría follárselo.
Yo, he de reconocer, que veía aquella posibilidad, un tanto inalcanzable, porque viendo lo guapo que era ese chico, sin duda alguna tendría muchas amigas dispuestas a follar con él. El encargado me dijo que tenía 18 años y que hacía 4 meses que había comenzado a trabajar, al parecer era buen trabajador y en ese tiempo nunca había faltado al trabajo y siempre estaba dispuesto a trabajar más horas (eso si en mis empresas siempre se pagan las horas extras). Así que le dije al encargado que si lo podíamos hacer fijo, a lo que él me dijo muy extrañado que eso no era lo habitual, pues siempre se esperaba un mínimo de seis meses si no como mínimo cumplir dos contratos.
Ese día después de su turno lo cité al despacho del encargado (yo en esa fábrica nunca estaba de forma permanente, solo de visita por lo que no tenía despacho propio), así que después del relevo le dije al encargado que lo llamara a su despacho y que nos dejara solos.
Al poco entró Andrés, no nos conocíamos personalmente, por lo que el pobre chaval entró creyendo que lo iba a despedir. Me presenté lo invité a sentarse y observé que no se atrevía a mirarme a los ojos.
-No te preocupes -Le dije- No te he llamado para despedirte, más bien todo lo contrario, háblame un poco de ti.
Eso le dio un poco de confianza y de una seriedad total pasó a una leve sonrisa. Levantó la cabeza y me preguntó
-Que desea saber?
-Bueno, no sé, cosas como si estás casado, si tienes novia, donde vives… Eso sí, si no te importa, no tienes por qué hablarme de tu vida privada.
-No me supone ningún problema, la verdad que mi vida es muy monótona y no tengo nada que ocultar… Vivo en la calle… con mi madre. Tuve que dejar de estudiar porque mi padre nos abandonó hace ya dos años y nos dejó con lo puesto… por lo que he tenido que ponerme a currar así como mi madre, que se dedica a limpiar portales y cuidar a un anciano… No tengo novia ni por el momento ganas que tengo. De todas formas no me atraen las mujeres de mi edad, son muy creídas aunque sean las hijas de un currela. No me gustan sus conversaciones sin fundamento de niñas que su única preocupación es la moda, el maquillaje y hablar sobre las telenovelas de la tele.
Eso de pronto me dio un cierto aire de esperanza, la cosa iba bien.
-Bueno el motivo por el que te he llamado es porque tengo muy buenas referencias de ti, y si te parece te voy a hacer un contrato indefinido.
La cara de aquél chico se iluminó como pocas veces había visto, no sabía cómo agradecerme esa confianza, pero lo que más me emocionó fue que lo primero que me dijo fue
-No sabe usted el favor que me acaba de hacer, por fin mi madre podrá dejar de trabajar, porque con el sueldo que gano aquí tendremos para los dos.
-No deberías hacerlo, tu madre tiene su vida y tú no puedes hipotecar tu vida en ese menester, cuando te cases ¿Que hará tu madre?… En fin no debería meterme es una decisión que no me corresponde a mí… perdona que me metiese donde no me llaman… Si te parece te cambias, te espero fuera y nos vamos a tomar algo, yo invito…
-Lo que usted diga, pero es la primera vez que voy a tomar algo con mi jefe, me parece algo irregular.
-No te preocupes, no estás obligado…
-No si no me importa
Así lo hicimos, lo esperé en la puerta, le dije que me siguiese en su coche hasta el bar… me dijo que no había ganado todavía para tener coche que siempre iba en el bus urbano el cual tiene la parada fuera del polígono industrial. Así que lo invité a subir en mi coche.
Nos sentamos en una mesa discreta lejos de oídos interesados, que siempre los hay, más preocupados por la vida de los demás que por la suya propia.
Después de un par de cubatas Andrés comenzó a desinhibirse y ya nuestra charla se comenzaba a acercar a la de amigos, eso sí sin dejar de tratarme de usted, supe así más de sus intimidades de su vida, el como un chico que estudiaba bachillerato con muy buenas notas tuvo que dejar de estudiar para ayudar a la economía de su casa, de cómo en su primer trabajo mintió sobre su fecha de nacimiento para poder trabajar… de lo muy unido que estaba a su madre y de lo mucho que la quería… El cómo se fijaba más en las mujeres mayores que le atraían más que las de su edad… ¡EUREKA!… esto iba viento en popa.
Pasadas un par de horas comenzó a sentirse un poco preocupado por que no había llamado a su madre para comunicarle que se retrasaría… No tenía teléfono móvil… no se lo podía permitir. Asique le presté el mío
-Hola mamá, voy a retrasarme, no te preocupes estoy bien, ha por cierto tengo una muy buena noticia… me van a hacer fijo en el trabajo…
Pude sentir a través del teléfono los gritos de alegría de su madre, lo cual casi me emocionó… No dijo más y colgó devolviéndome el teléfono y dándome las gracias.
-¿por qué no le dijiste que estabas con tu jefe tomándote unas copas?
-No, eso no es relevante, no suelo contarle a mi madre todo lo que hago en mi tiempo libre.
-Me gusta la gente discreta.
El tiempo fue pasando, yo le hablé un poco de mi familia, de mi negocio… Tampoco demasiado pues no quería parecer prepotente ante un chico que no tenía prácticamente nada. En un momento dado le enseñé una fotografía de mi mujer.
-Tiene usted una mujer muy guapa y muy jovencita.
-Guapa sí que es… ¿pero cuánto años crees que tiene?
-Hombre yo… no creo que tenga más de 40 y eso tirando por lo alto.
Tengo que admitir que esto me halagó sobremanera, la verdad que mi mujer (ya lo dije anteriormente en mis relatos), se conserva muy bien y se cuida mucho.
-jajaja… gracias por la parte que me toca, pero tiene 54
-Nooo… no me lo creo ¿Me deja ver de nuevo la foto?
Le extendí la foto y se recreó un ratito viéndola
-Esta foto no puede ser actual -Me dijo
-Pues sí, es actual se la saqué hace unos quince días, me gusta llevar en mi cartera las fotos de mi familia aunque la de ella siempre la llevo sola.
La conversación duró un poco más y aunque yo le hablé de las dotes de mi mujer, lo buena que era en la cama el buscaba la forma de cambiar de conversación asique por ese día dimos por finalizada la fiesta. Yo regresé a mi casa distante 125 kilómetros.
Esa noche, ya en la cama, le hablé a mi mujer de como contacté con Andrés, enseñándole un par de fotografías que le había hecho con el teléfono de forma discreta y sin que se diese cuenta.
-¿Sabes que solo tiene 18 años? y por lo que me confesó le gustan las mujeres maduras, de hecho le enseñé tu fotografía y por su cara no me cabe duda que le gustabas.
Comenzamos a magrearnos, a excitarnos y cuando mi mujer ya estaba bien lubricada se levantó, cogió uno de sus dildos más grandes y me pidió que le enseñara la fotografía de Andrés, lubricó muy bien el dildo y mientras se lo metía poco a poco en el coño comenzó a decir.
-Fóllame Andrés, méteme toda tu polla… Soy tu puta… Así cabrón follame bien.
Comenzó a introducirse cada vez más aquel gran consolador hasta que ya no daba más de sí y con un rápido vaivén comenzó a masturbarse mientras me chupaba la polla.
En poco tiempo me corrí dentro de su boca, se relamió, tuvo un fuerte orgasmo y nos dormimos.