Sucedió hace más de 25 años éramos novios mi mujer y yo, su hermano andaba de novio con quién sería en un futuro mi comadre.
Se casaron primero y con el correr de los años tuvieron a su primera hija, a quién nos ofrecieron para ahijada, y fue cuando inició el contacto inicial sin que llegara a suceder nada, tendríamos en promedio 26 años entre los 4.
Convivimos muy de cerca 34 años después y aún en las fiestas familiares teníamos un acercamiento demasiado personal, sobre todo en los bailes ya que en ellos se daban acercamientos físicos muy eróticos, y que debido a la familiaridad con que llevábamos la amistad no pasaba de haber los roces sexuales en los bailes en donde terminaba realmente mojado, y que debido a ello cuando llegaba a casa con mi mujer tenía una sesión de sexo realmente increíbles, lo que debo agradecer desde entonces a mi comadre a quién llamaremos mena, que en realidad era o es una mujer realmente ardiente.
Esto lo menciono debido a que en más de una ocasión en la fiestas y reuniones familiares cuando bailaba con su hermano en verdad me calentaba la mente la forma en que se rozaban físicamente y a la vez me daba envidia, pero cuando me tocaba bailar con ella en verdad me desquitaba con el roce de mi miembro en su cuerpo y que a la vez no re huía debido a que desde entonces esperaba que pasara algo más que un simple roce físico sexual al cual en realidad yo rehuía.
Lo anterior debido al acercamiento familiar, los tabúes a los que estábamos orientados y demás tonterías de tipo moral que seguramente nos afectaban a ambos.
Sin embargo con el tiempo al crecer las ahijadas, tornarse señoritas y presentarse para entonces en unos verdaderos ángeles del cielo, así como la consiguiente edad que nos da la sabiduría del deber no cumplido cuando existían las fuerzas sexuales se presentó la ocasión en que la carne en verdad fue la llama que inhibió todo escrúpulo que podría existir entre nosotros.
Sin embargo relatare los previos a mi relato que dejaran en claro las circunstancias que nos llevaron al final de este relato.
En una de tantas fiestas que tuvimos en familia al calor de las copas como ya mencione los fajes eran evidentes terminando con unas venidas que a la postre pagaría mi esposa.
Fueron incontables las ocasiones en que las bailables excitantes con mi comadre llegaban casi al clímax sin que de ahí pasara. Para entonces sin darnos cuenta (ya que no queríamos darnos cuenta) debido a que teníamos una relación en realidad de familia, siendo nosotros los padrinos únicos de sus hijas además de ser concuños nos separaba y a la vez nos ponía más cachondos.
En alguna ocasión cuando a mi comadre se le pasaron las copas por tener un altercado con mi cuñado, debí intervenir para evitar que se lastimara mi comadre de tal suerte que al protegerla para que no se hiciera daño, y el contacto físico nos hizo perder los estribos y fue la primera vez que tocamos nuestros sexos y la primera vez que introduje mi miembro en su sexo, de verdad que el sexo inmoral y repentino así como el incesto en estos casos es realmente fabuloso.
Sin embargo esa ocasión fue abruptamente interrumpida por la llegada de mi suegra evitando que la relación durara más de cinco minutos.
Estas situaciones se repitieron con el correr de los años, sin llegar a culminarse nunca.
Sin embargo no hay tiempo que evite que el destino no cumpla y por supuesto el ser humano tampoco.
Después de 23 años cumplidos en una de tantas fiestas en casa, debido a que mi comadre siempre ha perdido la conciencia debido al alcohol, debimos quedarnos en casa ajena los 2 matrimonios sin olvidar a nuestras familias que estaban en el mismo lugar.
Durante la fiesta el acoso de mi comadre y mi temperatura sexual, ese día no permitieron que tuviéramos el control que en otras ocasiones cuando tuvimos la oportunidad las desperdiciamos.
En esta ocasión todo iba a cambiar a la edad de 50 y 45 años el sexo finalmente llegó, nos levantamos por la noche, nos encontramos en el baño y el sexo realmente fue algo único entre los dos.
Me la cogí de todas las maneras, entro al baño donde ya estaba yo, se sentó a hacer del baño, la nos besamos, sin embargo no permitió que tuviéramos sexo en ese momento, nos besamos con desesperación, como algo que durante tanto tiempo deseábamos y que durante 25 años habíamos hecho, dado el respeto que teníamos a mi cuñado y a sus hijas mis ahijadas.
Esa noche todo honor y toda gloria se perdería tuvimos sexo en una forma brutal, no permití que se aseara, nos comimos a besos con desesperación, le lamí con desesperación sus aún duros pechos de un tamaño regular, y en un movimiento inesperado para mí se agachó y me comenzó a mamar la verga, no sé porque en ese momento me vino a la mente la figura de mi cuñado, de mis ahijadas, pero sentí que me venía en su boca, realmente no me esperaba que fuera tan puta mi comadre que fuera directo a mamarme la verga, yo aún creía dentro de mi depravación sexual que ella no podría ser capaz de semejante acción, me la estaba mamando con una maestría que me sorprendió y de lo cual no creía capaz a la mamá de mis ahijadas.
Esta acción me provocó desbocar toda mi argucia y fantasía sexual y comencé a cogérmela con toda la experiencia que a mis 50 años habría adquirido y comencé a frotar sus senos, su vientre, sus piernas que nunca fueron muy de mi agrado e inclusive disfrutaba delante de la familia diciendo que tenía piernas de pollo, debido a que generalmente llevaba mini faldas y cuando se sentaba estaba constantemente halándola para que no se le subiera demasiado y según ella evita que los presentes le vieran más allá de lo que permitiera, según su mentalidad.
Le metí los dedos por todos sus orificios, ella se comportó como una perra o una madre caliente fuera de todo pudor y me complació en todo lo que sexualmente le estaba exigiendo, creo que ella esperaba que lo hiciera, ya que siempre me comporte como una persona que había vivido en diferentes circunstancias.
Realmente no estoy seguro de si yo me la cogí o ella me cogió a mí, sin embargo como me precio de ser open maind como me dijo una señora delgada de 36 años en esa época y que le gustaba el sexo libre y fuerte y según me platicaba, su marido lo aceptaba ya que trabajaba y regularmente no llegaba a su casa, tuve la oportunidad en una ocasión de ser partícipe de una de esas faltas a su casa y que en realidad no le afectaba en demasía dejar a su marido y sus dos hijos con la zozobra de no llegar a casa, a quién lleve muy temprano para que no se preocuparan demasiando.
No está por demás decir que el encuentro cercano del tercer tipo que tuve con mi comadre se desarrolló en casa de mi madre y con nuestros correspondientes consortes acostados a nuestros lados, así como sus hijas ya mayores más de 22 años y quienes no dudo que les haya platicado sus aventuras.
Ello debido a que en ese punto no tiene mayores escrúpulos que los míos.