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Desvirgando a Johana, la costeñita
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Este relato ocurre en mi época de soltero, recién había rentado mi primer departamento en la ciudad de México para mi solo, mi carácter ermitaño y mi trabajo me requerían y permitía darme esa privacidad y no tener que lidiar o vivir con mas gente, ya que me agrada tener mis cosas a mi gusto, limpio, ordenado y con un toque relajante de paz y armonía en medio de esa gran ciudad.

Cosa que les atraía mucho a las chicas con las que tuve oportunidad de compartir mi privacidad el tener un departamento limpio, confortable y privado para nuestras sesiones de sexo. En el podía hacer y deshacer en el, podía andar desnudo por todos los cuartos si así quería, traer a alguna amiguita y cogérmela donde quisiera y como quisiera o ver una película porno con una chela (cerveza) al lado. Mientras no tuviera una relación muchas locuras que se nos ocurren como jóvenes y nos sentimos amos del mundo. Como siempre mis tardes-noches de cacería por la red de redes en lo que en su momento eran las redes sociales, desde BBS, Chats, MSN, ICQ, etc. etc., me permitió conocer a mucha gente, con la cual algunas de esas personas tengo muy gratos recuerdos y vivencias.

Recién había conseguido una cama nueva con colchón ortopédico y que para mi solo era más que suficiente pero en espera de poderle dar un buen uso, de igual forma me hice de un refrigerador chico ya que vivía solo, y por el trabajo casi no estaba en casa, así que no cocinaba, solo en contadas ocasiones los fines de semana que tuviera algún antojo especial, mi idea principal era llenarlo de cervezas y cuando organizara fiestas en el departamento, en fin, estaba feliz con mi situación actual, tenía dinero, libertad, salud y trabajo. Lo principal en esa época era vivir la vida, comértela completa y como dijo el sabio, si la vida te da limones haces lio-monada, si la vida te da la espalda, entonces agárrale las nalgas, en pocas palabras estaba joven y disfrutando la vida.

Así que nunca faltaban las amiguitas, reuniones en mi departamento y yo en busca de chicas dispuestas a pasar por la piedra de los sacrificios (mi nueva cama), y en esta ocasión les contare lo que ocurrió con una chica que conocí por medio de algún foro o chat, la protagonista de esta historia fue una chica que ya tenía sus años (25 si no mal recuerdo) y seguía virgen.

Bueno para no hacer largo y cansado el relato, esta vez tuve la oportunidad de conocer a una chica de una ciudad petrolera del Norte de Veracruz, México, hicimos buena química, me contó que trabajaba para una empresa de gobierno del sector petrolero (ya saben cuál, que por cierto años antes tuve otra aventura con otra chica de la misma empresa pero del sur del estado, **esa será otra historia**), aparte ella tenía un negocio por su cuenta, el cual abastecía regularmente en la ciudad de México de las materias primas que ella vendía en su local me parece que de papelería, por lo que ella al menos una vez al mes venía a la ciudad de México a surtirse para su negocio o por cuestiones de la empresa. Y siempre se hospedaba cerca del zócalo de la gran ciudad en un modesto hotel.

Obviamente no me iba a ver descortés con aquella chica y no ofrecerle mi hospitalidad y alojamiento des-interesadamente verdaddd… Además tenía una cama nueva que estrenar, tenía todo en cuanto a privacidad, un ambiente confortable, cálido, discreto, en fin, que más podía brindarle, bueno lo que ella pidiera.

Nos fuimos conociendo más y más, y entre la plática me confeso que no tenía novio, y que a su edad era virgen (Bingo, vaya que sorpresa, precisamente la chica ideal para mi nueva cama, sé que suena mamón y misógino, pero como jovenzuelo puñetero piensas que es lo máximo que puede pasar en tu vida).

El tema de su virginidad me lo confeso como si le pesara, aunque no era muy grande de edad, hay mujeres que ya piensan que el tren de la vida las está dejando, y bueno ella tendría unos 26 años, no estaba vieja estaba en la plenitud de la vida, ella obviamente nunca había tenido ninguna experiencia sexual en su vida, pero su temperamento ardiente por ser de tierra caliente, le estaba quemando su interior, y yo sería ese combustible que alimentaba su fuego, durante varios días nos fuimos intimando más y platicábamos de supuestas situaciones si ella y yo nos viéramos en la ciudad de México, fantaseábamos con vivir candentes encuentros en lugares públicos como en el metro, que yo me la follaría en un vagón lleno de gente, y que sin que se dieran cuenta la iba a ensartar ahí mismo, que la iba a coger, acariciar y preñar ahí mismo, abiertamente hablábamos que yo le quitaría ese pequeño defecto que le preocupaba, que tenía la vacuna para su el mal que le aquejaba, llamada Virginidad.

Ella ya estaba abierta a todas mis propuestas, no se inmutaba y le calentaba la situación que podríamos vivir el día que ella se decidiera, su respuesta en nuestras sesiones calientes siempre me decía que le gustaría hacer realidad todo lo platicado por el chat. A diario platicábamos y me decía que era su amor, tenía esos detalles de princesa agradecida con su caballero que llega a rescatarla, no me puedo quejar que ella fue detallista siempre y yo con ella.

Una tarde me comento que de su trabajo la mandaría con cierta documentación a las oficinas centrales en la ciudad de México y que aprovecharía para realizar sus compras para su negocio, obviamente yo le reitere la invitación a quedarse en mi departamento y hacer realidad todas nuestras fantasías que habíamos creado en el transcurso de conocernos.

Ella estaba indecisa, porque al ser hija de familia no le permitían tantas libertades y creo que ese era el motivo de su virginidad, siempre tenía que estar en contacto con su familia en cuanto se hospedara cuando venía a la ciudad de México por motivos de trabajo, en fin dar santo y seña de todo lo que hacía en la ciudad.

Parecía que no podría justificar el no hospedarse en el hotel que siempre usaba y del cual sus padres ya conocían el teléfono y le marcarían al hotel buscándola.

Ese inconveniente nos había hecho poner los pies en la tierra, ambos deseábamos el encuentro, yo más puesto que un calcetín le sugerí que nos podríamos conocer y tal vez si se pudiera realizar nuestras fantasías. Si ella no deseaba algo, al menos podríamos convivir y poderle servir de guía de turistas (aja) o para acompañarla a cenar o ir al cine o lo que se le ofreciera.

Le volví a proponer que como yo trabajaba, ella podría quedarse en el departamento mientras yo cumplía mi jornada laboral, ella podría hacer base en mi departamento, que aparte estaba localizado en un lugar muy cerca del centro y con muchas líneas para moverse para cualquier lado en transporte público. Ella podía ir a realizar sus trámites del trabajo, las compras para su negocio, dejarlas en el departamento si así lo deseaba y salir, y ya nos veríamos en la tarde cuando yo regresara del trabajo para poder ir al cine o a cenar, etc.

Me dijo que lo iba a pensar y me avisaba al otro día, por lo que se fue a dormir con esa tarea, nos despedimos emotiva mente, ya saben como enamorados, besitos y buenos deseos en nuestros sueños, en su camita yo creo que analizo muy bien la situación, le había dado confianza el que no la presionara y también porque veía la posibilidad de que yo le aplicara su vacuna.

Al otro día me dio la buena noticia, aceptaba mi propuesta, y que ya había resuelto lo del hotel para que su familia no llamara, le dijo a su familia que se quedaría en casa de una amiga que tenía tiempo que no veía porque se había ido a vivir a la ciudad de México, y que tenían mucho que platicar, que le marcaran a casa de ella (que en realidad mi departamento), para que estuvieran tranquilos y les paso mi número telefónico del departamento.

Ya teníamos todo cuadrado, hicimos planes de que es lo que quería que hiciéramos esos días que ella estaría conmigo, ya que al menos se iba a quedar como 5 días, casi una semana con ella en su tratamiento anti virginidad…

Ya me imaginaba estar todas las noches follando con aquella chica costeña virgen, no cabíamos de alegría ambos, habíamos esperado con ansias la fecha de nuestro primer encuentro, eso era lo emocionante de ese tipo de citas, no sabes que va a suceder ni como es la persona del otro lado, si le ibas a agradar o si te iba a agradar, en fin el tiempo daría la razón a cada uno.

Como no hay fecha que no se cumpla, llego el tan esperado día y yo iría a recibirla a la terminal de autobuses del norte aunque, solo nos habíamos descrito como vendría ella vestida, al igual yo describí mi vestimenta. De acuerdo con la hora de llegada programada, llegue a la terminal y me dispuse a esperar el autobús procedente de su ciudad de acuerdo con el itinerario programado. A los pocos minutos fue anunciada la llegada del autobús en el que viajaba y me dispuse a buscarla de acuerdo a las características que me había descrito.

Cuando por la entrada de las llegadas, aparece una chica de muy bonito cuerpo, morena tipo mulata, vestía una falda casi tipo minifalda y que hacía notar sus muy bien torneadas piernas y pantorrillas, lucia muy bien esas piernas con zapatillas, se le paraban unas nalgas sabrosas. Corrió hacia mi arrastrando su maleta a darme un abrazo de película como si lleváramos mucho tiempo de conocernos, nos dimos un beso tierno de novios, y entre preguntas de como había hecho el viaje, si quería algo antes de marcharnos al departamento a dejar sus pertenencias, etc. ella solo me dijo que iría al sanitario y podríamos continuar, así lo hizo, lo primero que íbamos a hacer para ir calando lo que habíamos platicado, le dije que nos iríamos en el metro, ella solo sonrió y me dijo que si ya tan rápido íbamos a iniciar nuestras fantasías.

Desgraciadamente ese día tal vez por el horario no había mucha gente que nos cubriera de nuestras travesuras, por lo que solo la pude tomar de la cintura, acariciar sus caderas al tomarla del talle, y llevarla como mi novia, con mi palo pegado a sus ricas nalgas, obviamente yo quería meter mano y tentar su pucha, que debería estar ardiendo. Solo me tuve que conformar con un faje rico en el metro, yo tenía que ir a trabajar ya que solo me había escapado unas horas para ir por ella pero mi jornada laboral aun no concluía había pedido permiso para llegar tarde.

Llegamos al departamento, se lo mostré entre besos y caricias, pude meter mis manos bajo su vestido y recorrer esas piernas lejos de las miradas ajenas, ella solo disfrutaba y sonreía, sabía que ese viaje sería distinto a los anteriores que había hecho ella sola.

Pude tomarla de sus nalgas y sentir que venía preparada con una prenda íntima en lencería encaje color negro (vaya vaya con la putita venia dispuesta a matar al oso) así que solo pude besar su pucha sobre su ropa interior y sentir su aroma a hembra deseosa, no teníamos mucho tiempo ya que ella como yo teníamos actividades pendientes ese día, así que solo le pude dar un beso muy húmedo a su conchita que estaba depilada y con poco vello púbico muy bien cuidado, con un corte simétrico, sabia delicioso ese néctar virgen, pero no podía ganarnos la calentura, tendríamos varias tardes y noches por delante para disfrutarlos.

Ella tendría de ir a dejar los documentos a las oficinas centrales de su trabajo y después tendría que volver por ellos firmados o algo así, pero no precisamente el mismo día. Aparte aprovecharía para realizar sus compras de mercancía y ropa para ella en el centro. Aprovecho para avisar en su casa que ya había llegado a casa de su amiga y que saldría con su amiga que la acompañaría a ver todos sus pendientes y que llegaba hasta la noche, y que los supuestos padres de la amiga trabajaban y hasta la noche ya llegaban, por lo que nos les contestaría hasta en la noche que llegara la hora de descansar.

Nos despedimos en la estación del metro que estaba a una calle del edificio donde estaba el departamento, con la promesa de que nos veríamos en la tarde para ir a cenar o al cine y hacer travesuras, ya que a eso había viajado por nuestro encuentro.

La tarde entera nos transcurrió sin problemas atendimos los asuntos de trabajo de cas uno, y con las ganas de encontrarnos lo más pronto posible, solo manteniéndonos en contacto de cómo iba y si no había tenido problemas, en la tarde ya desocupados de nuestras actividades corrimos a nuestro encuentro, el cual habíamos establecido que nos veríamos cerca del departamento para alistarnos y salir a dar la vuelta.

Estando los dos solos en el departamento nos besábamos como desesperados y yo recorría su cuerpo con mis manos expertas en caricias, lo cual la puso calentita al recibir su dosis de ardientes caricias sobre su ropa ligera que portaba esa tarde, lo que pude apreciar que al ser de una ciudad costeña su ropa era para ese clima, como minifaldas de tela ligera y suave. Y qué decir de su ropa interior la cual era bonita y de calidad, muy acorde al tipo de mujer que lo portaba, ella joven trabajadora y ardiente.

Entre besos y caricias sabíamos que esa noche no iríamos a ningún lugar ya que nuestro destino era consumar esa primera noche que estábamos solos en la privacidad de mi departamento, nuestra primer noche sexual nos esperaba cada beso y caricia que nos prodigábamos daban cuenta la premura que teníamos por consumarla, pero a la vez debía tener paciencia digna de un monje tibetano para que esa noche valiera la pena y no espantar a la doncella.

Ella me besaba de igual forma y pareciera que me quería devorar entero, ya que me quito la corbata y camisa para besar mi cuello y mi pecho, recorrió esa parte con sus labios anchos y grandes tipo mulata, me colmaba de besos y caricias ardientes, bajando por mis tetillas, con la lengua las recorría y a veces succionaba suavemente, y eso me ponía mas que cachondo y mi verga ya estaba ardiendo por penetrar la pucha de esa putita costeña, lista para dar una batalla más, Johana con sus manos le daba masaje mi verga sobre el pantalón, el cual magistralmente manipulo el cinturón y lo zafo para abrir mi pantalón liberando mi verga con la cabeza roja de placer, parecía un champiñón venenoso del cual escurría su sabia ponzoñosa, incitando a que la mi mulata le diera a probar esa rica concha que aún no había tenido la oportunidad de conocer al 100% pero sabía que era igual o más que ardiente y tampoco quería precipitar lo inevitable.

Johana estaba irreconocible, no era la misma chica que había conocido en la terminal de autobuses en la mañana, estaba ardiendo de cachonda yo solo me dejaba querer por ella, a su vez le acariciaba sus bellas piernas, ahí tendido en el sofá de la sala, admirándola parada frente a mi con su vestido que parecía minifalda acorde para el tipo de ciudad de donde ella vivía, con la palma de mis manos recorría sus piernas morenas las cuales estaban muy bien formadas, podía sentir el borde de su ropa interior, su puchita se sentía ardiendo, estaba caliente y húmeda, ya no aguantaba más mi verga estaba a reventar, porque ella me la estaba acariciando con vehemencia agachada frente a mi, pude palmar ese par de glúteos que se sentían suaves, firmes y de tamaño acorde a ese par de piernas, su pucha estaba cuidadosamente arreglada, nos besábamos, con gran placer mientas ella con su mano me acariciaba el cabello y con la otra seguía jugando con mi falo suavemente, su caricia era suave y firme a la vez, muy bien para una chica que no había tenido aun su primer experiencia.

En un momento dado, ella beso nuevamente mi pecho, tetillas y fue bajando para poderse llevar mi falo a su boca, estaba a punto de engullirlo y arroparlo con esos labios carnosos que previamente había probado mi boca, con la punta de su lengua la extendió para tocar la punta de mi glande que estaba mas que excitado e hinchado, con gotas de líquido de mis huevos escurriendo del ojito de verga, ella abrió su boca como si se tratara de un helado del más delicioso chocolate que ella hubiese probado antes, se lleva la lengua al interior de su boca con el sabor de aquellas gotas del líquido seminal, lo saborea y cuando está a punto de engullir mi trozo de carne, suena el teléfono de la casa el cual alcanzo extendiendo la mano y contesto mientras ella voltea a verme, con mi pene en su boca, succionando mi falo, esos labios carnosos color carmín, envolvían a mi verga, y en su rostro se notaba un bulto de mi grande en una de sus mejillas, como los chupaba con vehemencia y emitiendo ruidos típicos de una rica mamada de palo, los chasquidos de su boca, besos y gemidos leves que emitía ella, mientras yo apenas podía responder la llamada ella estaba dándome una gran mamada, acariciando mi pecho y mis huevos, hacían que mi voz se distorsionara por el placer que estaba sintiendo, atinando a decir solo “¿Bueno…?”, y del otro lado la voz de una mujer me responde “Buenas noches, ¿de casualidad estará mi hija Johana, la amiguita de Gabriela…?“ (Ooops es la suegra, se nos había olvidado que marcarían para saber de su hija querida…). Así que fingiendo ser alguien de la familia donde se estaba quedando Johana, emití un llamado diciendo “Gaby, le hablan a tu amiga su mamá…” jejeje “Un momento señora, parece que van llegando de la tienda…” la señora me agradece la atención hacia su hija, y que se la cuide mucho etc. etc. dentro de mi “Claro que yo le daré toda mi atención… jejeje.

Le paso el teléfono a mi invitada y saca mi verga de su boca cerrando sus labios en la punta de mi falo caliente y le da una lamida y un beso, para contestar, y empieza a hablar con su madre, le da detalles de las cosas del trabajo, del viaje, y los pendientes que aun tendría que hacer en la ciudad, esto para estar mas tener más pretextos de quedarse conmigo, mientras con su otra mano no suelta mi falo para seguirlo chupando y acariciando, que rico se tragaba mi verga y lo envolvía en sus carnosos labios, mientras me miraba y atendía la llamada, hasta que se despidió de su madre con la promesa de que le llamaría las noches en que se quedaría en la ciudad.

Después de esa llamada teníamos la noche entera para nosotros dos, ya no habría mas interrupciones, y podríamos por fin hacer realidad todo lo que habíamos platicado en línea. Esa noche l planeamos para no salir del departamento a algún lado ya que esa noche era para nosotros, así que ya era hora de cumplir nuestra promesa y perversiones que estaban guardadas para esa noche.

Entre besos y caricias llegamos a la recamara principal, y continuamos el faje, ya la tenía semi-desnuda en la cama, entre besos y caricias recorrí la piel de su cuerpo semi desnudo, con la sorpresa de que su ropa interior era sexy y atractiva que encajaba con la suavidad y color de su piel, además de ser un conjunto de encaje de muy buen gusto, Johana sabía que esa ocasión tan especial para ambos debía ser sensual y agradable en todos los sentidos, porque olía delicioso su perfume y su ropa interior ni se diga. Ella se dejaba guiar por mis besos y caricias que le propine por todo el cuerpo mientras terminaba de desnudarle, me enfoque en sus tetas morenas con pezones obscuros puntiaguditos, erectos en señal de que estaba muy excitada, se los chupe, mame suavemente y ella solo gemía y exclamaba que así le gustaba, que estaba muy rico, que me amaba, que me deseaba… Sus gemidos con leves sobre saltos cada que mi boca recorría algunos de sus puntos sensibles de su cuerpo, tome la ruta de su pecho, estómago y pubis para poder llegar a su conchita, que como ya les había descrito, estaba muy bien arreglado, con ese vello púbico ensortijado pero con un bonito corte sobre el poco vello que tenía, poco a poco abrí sus labios morenos para poder beber de su fuente que emanaba sus líquidos deliciosos, besando su entre pierna, y ella me dejaba hacerle esas caricias, era la primera vez que tenía a un hombre entre sus piernas y proporcionándole ese tipo de caricias que su interior tanto tiempo llevaba reprimido, me estaba regalando ser el primer hombre en su vida, por lo que me sentía halagado de tan honorable misión, por lo que no podía defraudar su interés por mi verga.

Ella solo gemía a cada beso que rozaba su clítoris, al pasar mi lengua por la entrada de su gruta, ella solo se sobre salto al sentir mi lengua húmeda en su gruta, arqueando su cuerpo, su piel se puso de gallina, exclamando un gemido suave que expresaba su sentir y consentimiento, batí mi lengua en su interior y ella solo me tomaba de la cabeza, para tratar de hundirme en su pucha ardiente, solo escuchaba sus gemidos y palabras de incitación, como “así, así, así, papi… papi… que ricooo!” con esa tono de voz costeño.

Estuve dándole lengua y acariciando su bello cuerpo, sus torneadas piernas estaban en posición de V abiertas para mi por lo que podía acaricias y besar de vez en cuando, ella no quería que dejara de mamar su pucha, me empujaba insistentemente al interior de sus piernas. Era el momento ideal para clavarle mi falo en su virginal conchita costeña, y ella lo pedía a gritos silenciosos con sus gemidos, besos y caricias. Mi nueva cama tendría su bautizo de oro, con esa costeñita hermosa y virgen.

Ella estaba transportada y convertida en mi putita, ya pedía que la penetrara, por lo que no había más tiempo que perder, son sus piernas abiertas de par en par, vi su pucha negrita brillante por lo empapado de nuestros fluidos de mi boca y su vagina. No sería necesario mayor lubricante, mi verga ya estaba escurriendo demasiado líquido seminal por los escarceos previos, llevábamos varios minutos en el departamento solos, y ya era momento de que ella recibiera su dotación de mi verga, por lo que hice una pausa, para quitarme la poca ropa que me quedaba en el cuerpo, y pase mi falo rojo y ardiente por sus labios, que estaban inundados de jugos, sus labios parecían quererse tragar mi verga como un planta carnívora aprisionando su presa, pero solo eran movimientos previos a la penetración, no iba a penetrarla así, solo quería excitarla al jugar con mi verga en su gruta, frotando su clítoris hinchado por la excitación, ella solo se retorcía y empujaba su pelvis hacia mi verga, ya quería que la penetrara, confieso que en varias ocasiones si metí la puntita de mi verga en su concha y ella solo abría más sus piernas y echaba su cabeza hacia atrás, esperando mi estocada, pero al final no le hundía mi verga, solo era un juego previo, se la sacaba y frotaba en repetidas ocasiones para que estuviera en su punto.

Detuve mi juego y me dirigí al cajón donde tenía guardada la dotación de condones, no quería que esa nena virgen quedara preñada a la primera, y mas que tendríamos varios días para esa faena, posiblemente podría quedar preñada si no teníamos cuidado, así que mas vale condón en el pájaro que cambiar pañales, jejeje.

Regrese donde estaba mi doncella como la había dejado, con las piernas abiertas de par en par, lista para recibir la verga que había deseado con ansias desde que bajo del autobús procedente de su ciudad de origen. Abrí el envoltorio del condón y lo coloque en mi verga dura y caliente. Entre la piel de látex y mi piel estaba la humedad de mi verga que previamente mi amante en turno había embadurnado de jugos de su pepa por todo el tronco de mi falo. Ella ayudo un poco a acomodarme el condón, motivada por la curiosidad de su primer falo que la penetraría. Así con las piernas abiertas en medio de mi cama, ella con su mirada ardiente me hizo saber que era el momento de penetrarla, acomode mi pene nuevamente en la entrada de su gruta, y sus labios se fueron abriendo al empuje de mi trozo caliente, mientras la penetraba suavemente, ella hacía gestos de place y dolor a la vez, le estaba doliendo su primera vez, por lo que la bese en sus labios, acaricie su cara, colme su cara, cuello y pecho de caricias y besos para que el dolor no le fuera traumatizante, así que solo escuchaba sus leves gemidos en mi oído y su exclamación cuando mi verga estaba ya dentro de ella, me besaba de igual forma, desesperadamente como tratando de agradecer que le había convertido en una mujer hecha y derecha en toda la extensión de la palabra.

Empecé a realizar movimientos mas fuertes, mis embestidas se volvieron poco a poco en movimientos salvajes. Besaba sus senos morenos hermosos, era nuestra noche de placer, estábamos viviendo un tipo de luna de miel, ella por primera vez dormía fuera de su casa y un hombre la estaba volviendo en mujer. Para mi no era la primera mujer en mi vida, pero la experiencia de hacer realidad algunas de las fantasías que habíamos planeado en línea por mucho tiempo, era más que gratificante, la trate como se debe tratar a una novia, la hice que se sintiera amada, deseada y segura.

Entre muchos besos y caricias, la cambie de posición quería ponerla de perrito para admirar esas nalgas abundantes que tienen las mujeres de tierra costeña, y mi deseo fue cumplido, se puso en cuatro pudiendo admirar sus grandes nalgas que casi me paralizan el corazón y me pusieron más como toro de lidia, mi verga se puso más que dura al admirar ese gran culo moreno. Mi mulata estaba muy rica, y había que darle batalla para que su primera vez la recuerde siempre como algo bueno. Así que mi mástil lo hundí en su pepa caliente con rastros de sangre por la ruptura de su himen, la tome de sus amplias caderas, para traerla hacia mi tronco, ella seguía el ritmo y también empujaba con fuera su cola hacia mi verga, dirigía el ritmo de sus ensartadas, mientras golpeaba con sus nalgas mi pelvis, quería explotar ahí mismo por tanto placer visual que tenía ante mi, mi mulata se estaba moviendo en la cama como pantera, se ensartaba y retiraba sus nalgas para volverse a meter mi verga en su coño, que rica sensación.

Después de unos minutos de inmenso placer tuve que detener sus embestidas estaba a punto de hacerme derramar mi leche en el condón, pero no quería que eso sucediera, ya que mi intención es que su primera vez fuera más que buena, así que aproveche para besar su espalda, recorrer su piel, besar sus grandes y morenas nalgas, bajar por sus piernas, hasta llegar a sus pies limpios y bien cuidados, la cubrí de besos, para volver a subir y no perder mi erección que volvi a ensartar pero ahora la puse de lado, con una de sus hermosas piernas estirada y la otra flexionada, yo arrodillado frente a su concha para clavarle mi falo lo más profundo que podía, mientras le tomaba de su pierna flexionada y su cadera para apoyar mis impulsos hacia el interior de su rica vulva. Ella solo gemía de placer abriendo sus boca cuando sentía mi pinga abrir camino e su recién estrenada panochita, estuve unos minutos así, hasta que la voltee para que se acostara boca abajo, y de nuevo su culito mulato estaba frente a mi, el cual me encendía a mil, quería terminar así dentro de ella, apunte mi glande a su puchita caliente, y se la hundí lo mas que pude, entre gemidos y exclamaciones de satisfacción por parte de Johana, estaba en su punto, ella también lo estaba disfrutando con sus manos extendidas a sus lados tomaba los bordes de las sabanas y colchón para apretarlos entre sus manos cuando sentía mi verga entrar en su vulva. Soltando un leve pujido haciendo su cara a un lado para besarnos mientras yo la ensartaba, nuestras lenguas jugaban entre besos de lengüita, profundos como la penetración que le estaba dando. Entre pausas de su parte y apretar de las cobijas y pegar su cara a la almohada era indicación que estaba disfrutando mi verga en su interior, sentía su conchita apretadita, me friccionaba la verga muy rico, sus espasmos en su pepa pareciera se querían comer mi verga con todo y condón. Mi verga ya no pedía aguantar tan rica tortura, y mientras soltaba la carga de mis huevos, sentía correr la leche por los conductos, mi orgasmo estaba inundando mi sentir, solo pude bufar y exclamar mi venida rica, un torrente de semen fluía por mi verga hirviendo, jalando a Johana hacia mi, como queriendo depositar mi carga en su interior, la cual quedo dentro del condón, al mismo tiempo ella tuvo sus contracciones, y apretando aún más su vagina, aprisionando mi verga, me beso de una manera salvaje, apretando las sabanas y ese beso fue bastante sensual, porque a pesar de lo brusco que fue sabía que era porque ella había alcanzado su orgasmo y le había gustado nuestra primera noche.

Caímos rendidos en la cama, ya que teníamos agotado nuestra fuerzas en esa sesión amatoria, mi cuerpo desvanecido sobre el suyo por la posición pude besarle atrás de su cuello y espalda, acariciaba su piel, mientras ella estaba desvanecida sobre la cama, poco a poco mientras mi verga iba perdiendo su rigidez, salido de su pucha así que me deje caer a un lado suyo, para mirarle a la cara, lo cual ella estaba con una linda sonrisa mirándome a través de su cabello rizo típico de aquellas mujeres mulatas, nos mirábamos y besábamos las pocas palabras salían sobrando me dijo que había sido hermoso para ella (para mi también, lo había disfrutado perfectamente).

El condón utilizado para esa primera ocasión, estaba ya secándose de nuestros fluidos, en su interior estaba lleno de leche, y al exterior marca de su primera vez de Johana, lo retire y fui al baño a tirar el condón con mi leche y limpiar los pocos residuos que quedaban en mi verga, le lleve un poco de papel para que se limpiara sus partes mi mulatica linda, se limpió un poco y se paró al baño, a terminar de asearse, admirando su hermoso cuerpo desnudo recorrer la habitación se veía hermosa moviendo sus bellas nalgas, estaba provocando que mi verga reaccionara nuevamente…

Aun nos quedaba por disfrutar esa y otras noches más lo que duraría su estadía en la ciudad. La faena inicial de ese día nos había provocado un poco de apetito, y yo quería lucir a mi mulata en la calle así que nos vestimos.

Ella mas sexy que la vez anterior, se vistió con otra falda bastante corta que mostraba sus piernas y pantorrillas bellas, se veía divina en zapatos altos. Salimos del departamento y no me importaba que los vecinos pudieran verme con ella. Johana ya no era aquella oruga, se había convertido en la gran mariposa, toda una mujer y que iba por la calle transpirando sexo y su reciente inicio de su sexualidad. De mi parte yo me deleitaba viendo algunas vecinas me veían al pasar por el pasillo del condominio y como varios hombres en la calle volteaban a verla, ya que ese tipo de vestimenta no era común en la ciudad y más propio para clima tropical. Me excitaba el saber que esa hembra era para mi y si supieran que la acababa de hacerla mujer, eso elevaba mi ego. Aunque pudimos haber pedido algún servicio de comida por teléfono los dos queríamos pasear un momento y tal vez podríamos realizar alguna locura en la calle…

Dejare este relato para una segunda parte, terminar de contarles lo que sucedió el resto de esa primera noche y el resto de los días de su estancia. Con un anécdota que marco esa reunión con mi mulatica bella “Johana”.

Como siempre agradezco y quedo atento a sus comentarios, con dedicatoria a esa gran señora “Fina”, que siempre lee mis relatos. Mi correo alien_project2004 en hotmail.com.

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