Don Berto pasaba largos ratos en la plaza, sobre todo en los últimos días en los que se presentía la llegada de la primavera y por las tardes hacia bastante calor. Esto era bueno porque permitía a Don Berto solazarse mirando chicos jóvenes con poca ropa que hacían ejercicios, paseaban en bicicleta o simplemente se sentaban en otros bancos a conversar animadamente. Don Berto dirigió su atención a un muchacho con un cuerpo muy sexy, vestido con un corto short de jean y una remera musculosa que le marcaba los pechos, era gordito como le gustaban a Don Berto, tenía unas piernas espectaculares y unas nalgas grandes y duras que le marcaban el short . A la edad de 72 años era difícil para Don Berto conseguirse un ejemplar así para disfrutarlo en la cama. Mientras lo miraba se le hacía agua la boca imaginando como seria acariciar esas piernas y apretar esas carnosas nalgas y comenzó a experimentar una erección mientras se pasaba la lengua por los labios mirando sin disimulo al muchacho, que estaba sentado en un banco de la plaza leyendo un libro.
El chico percibió la mirada lujuriosa del viejo sentado a pocos metros y sintió una sensación extraña. Que querría ese viejo verde con un joven como él? No era nuevo que algunos hombres se excitaban con chicos, no hacía mucho un hombre mayor lo había seguido diciéndole cosas subidas de tono sobre su cola y lo que le haría si lo agarraba hasta que llego a su casa y el viejo siguió su camino. Había experimentado una mezcla de sensaciones, entre temor, impotencia y también una rara excitación por saber que pasaría si llegara a acceder a lo que esos hombres querían.
Levanto la mirada nuevamente y confirmo que el viejo lo miraba con fijeza, sus ojos recorrían su cuerpo, sobretodo sus piernas casi desnudas por llevar un corto short. Era una mirada impregnada de deseo, de urgencia, parecía desnudarlo completamente, se sintió incómodo y se levantó para irse. Había recorrido unos metros cuando al mirar atrás vio que el viejo lo seguía. Sería una casualidad o era que ese hombre quería hacer algo con él? Camino unos pasos más y al llegar a la esquina de la plaza se detuvo, esperando que el hombre siguiera su camino.
Don Berto vio que el chico se detenía y decidió encararlo, se paró frente al muchacho y le dijo "Hola también estas disfrutando de esta linda tarde?" El chico no respondió y el viejo continuo diciendo "Yo ahora me voy a casa a tomar una cerveza, si querés te invito"
El chico le dijo "No, gracias ya me iba para mi casa" sintiendo que le costaba hablar. El viejo no se rindió y le dijo "Dale, una cerveza bien fría viene bien, vivo a una cuadra, no te vas a demorar nada". Y en forma impensada el muchacho contesto "Bueno, pero solo un ratito porque tengo que ir a mi casa"
Don Berto casi salta de alegría, dijo "Dale vamos" y se encaminaron en dirección a la casa del viejo. En el camino Don Berto miraba las piernas del chico y volvía a experimentar una erección, "qué bueno que esta" pensaba y decidió que se lo iba a coger por las buenas o por las malas.
Llegaron a la casa de Don Berto, una vivienda modesta franqueada por un jardín y entraron, el viejo hizo pasar al chico primero y no perdió la ocasión de mirarle las nalgas y las piernas sintiendo que su calentura crecía minuto a minuto. Le dijo que se sentara en el living mientras traía las cervezas.
El muchacho experimentaba una mezcla de sensaciones, que iba a hacer si ese hombre quería abusar de el? No lo sabía y a la vez quería que algo pasara, y si después de todo era simplemente una invitación a tomar una cerveza?
Don Berto volvió con dos cervezas y le tendió una al muchacho. Tomaron un sorbo y luego el viejo dejo la cerveza en una mesita al lado del sillón. Mirando las piernas del muchacho no se pudo aguantar y le dijo "Que lindas piernas tenés, son bien suaves" y le acaricio un muslo lentamente. El chico nada dijo, la mano del viejo subía y bajaba por el muslo y la cara de Don Berto se transformó, ahora tocaba con las dos manos las piernas del muchacho que nada decía.
Entusiasmado con los manoseos el viejo acerco su cara a la del muchacho y empezó a lamerle el cuello, el chico seguía como en trance hasta que musito "No por favor no me viole". Don Berto ya tenía una erección monumental y sentir que el chico le decía que no lo violara lo calentó aún más. Lo tomo de un brazo y sin mucha consideración lo llevo al dormitorio. Lo puso contra la pared cerca de la cama y empezó a desnudarlo. El chico nuevamente se quejó diciendo "Por favor no me viole". El caliente viejo le quito la musculosa dejando al descubierto sus carnosos pechos. Las manos del viejo verde se apoderaron de cada pecho del chico y los apretaron con fuerza, con los dedos estimulaba los pezones hasta que no pudo más y se metió un pezón íntegramente en la boca, chupándolo con fuerza mientras sobaba sin pausas el otro pecho. El muchacho se recostó contra la pared, gimiendo en voz baja ante los furiosos manoseos y chuponeos a que era sometido, solo decía "Por favor no". El viejo, dejando de chupar le dijo "Como no te voy a coger con lo bueno que estas, vas a la plaza a calentar hombres con ese cuerpo que tenés y ahora no querés, te voy a hacer de todo precioso" y siguió chupándole los pezones un buen rato. El chico ya no decía nada, se entregaba a lo que ese pervertido quisiera hacerle. Don Berto decidió que ere el momento de disfrutar del culo del muchacho, le desabotono el short y se lo arranco por las piernas dejándolo desnudo ya que ni ropa interior llevaba el chico. "Mira, te gusta calentar hombres, andas desnudito para que te cojan" y lo puso de cara a la pared. Cuando vio las impresionantes nalgas, duras y blancas casi se desmaya "Mira el culo que tenés nene te voy a chupar todo" y con sus manos agarro cada nalga y la apretó y manoseo hasta que se puso de rodillas y abriéndole las nalgas hundió su lengua en el culo del muchacho.
El chico pego un respingo, gimió de nuevo diciendo “No por favor" mientras el viejo lo quería penetrar con la lengua, con las manos sobaba esas soberbias nalgas y sentía que no podía aguantar mucho más sin cogerse ese monumental culo. Se levantó y dirigiendo su dura verga con una mano la introdujo entre las nalgas del chico empezando a penetrarlo. El muchacho ahora grito de dolor, "Por favor no me viole" y el viejo empujo más logrando meterle más verga, gruñendo de placer. Tomo al chico por la cadera haciéndolo empinar para poder meterle todo su pene y lo logro ante los gemidos doloridos del muchacho. Empezó a culearlo moviéndose lentamente de adelante hacia atrás, sintiendo un placer indescriptible por lo apretado que era el chico, ahora sus embestidas eran más potentes hasta que en uno de ellas sintió que eyaculaba en el intestino del muchacho. Siguió moviéndose por un rato, el muchacho ya ni gemía, el viejo verde lo había empalado a voluntad y ni se había resistido. Don Berto se retiró del culo del chico pensando que había sido el mejor culo que se había cogido, vio al muchacho recostado contra la pared y le dieron ganas de cogerlo de nuevo, pero ya había tenido suficiente. Llevo al chico al baño, le dijo que se vistiera y lo acompaño a la puerta. Como despedida le dijo "Cuando quieras de nuevo nos vemos en la plaza". El muchacho emprendió el camino a su casa dolorido, confundido pero pensando que en algún momento también le había gustado.