Desde hace unas semanas mi libido ha vuelto. Cada ciertas horas, me llega el deseo de querer ser penetrado violentamente hasta que llenarme el culo de semen. Debido a mis ocupaciones, no he tenido tanto tiempo como para a una cita, también he pensado en volver a acostarme con prostitutas, sin embargo, después de darme algunas vueltas por la zona, tristemente descubrí que ya no están ninguna con las que me llevaba bien. Del mismo modo, las nuevas son delgadas y más o menos de mi edad y, si han leído otras anécdotas mías, prefiero las señoras cuarentonas gordas.
Para pasar el rato mientras me masturbo, entro a un chat gay local (soy de Puebla). He hablado con bastantes personas, pero ninguna e terminaba de convencer. Estaba en búsqueda de algún maduro realmente gordo (al menos talla 40) y, de ser posible, velludo. Tuve mala suerte buscando, ya que la gente con la que contacté no estaba interesada en alguien que usara lencería. Fueron varios rechazos, pero por fortuna, luego de unos días, me topé con alguien a quién le era indiferente mi fetiche. Él estaba más que contento con saber que quería a alguien que me llenara de semen.
La conciliación de la cita fue bastante rápida. Directamente nos pasamos los teléfonos para comunicarnos por Whatsapp, nos enviemos fotos de rostro y de lo que más interesaba. Le envié una foto de mi ano lo más abierto que pude y él una foto de su pene erecto. El sujeto es de 35 años, casi calvo, con barba y de talla 40. Su pene era de unos 10-15 cm y no muy gordo, un tamaño común en personas con sobre-peso, pero al momento de enviármelo me aseguró que disparaba mucho semen. No dudé en creerle, he estado con varias personas parecidas y siempre tenían semen a bastos.
Nuestra cita fue dos días después. Como no he comprado nada de ropa en mucho tiempo y no tenías ganas de gastar demás. Fui con mis medias negras de red con liguero, una falda de colegiala azul, un brasier blanco con encaje negro y una tanga negra. Acordamos vernos en un parquecito a un par de cuadras del hotel. Cuando llegó apenas si dijimos algo y entramos al hotel. Cada quien pagó la mitad y subimos a la habitación.
Al entrar, rápidamente me quité la ropa para mostrar la lencería. Él no parecía inmutase, así que me senté en sus piernas y empezamos a besarnos. Rápidamente él empezó a agarrar mi trasero con fuerza y sin mucha dificultad movió mi tanga y me metió un dedo en el ano de forma violenta. Estuvimos así por unos minutos hasta que sacó su dedo, se separó y se quitó la ropa. Sólo se recostó en la cama y me señaló su pene. Sólo asentí con la cabeza y me lo metí en la boca, después de un par de minutos me acomodó para hacer un 69. De nueva cuenta me movió la tanga y empezó a lamerme el ano tratando de enterrar su lengua lo más que pudo.
Luego de un rato, me dio una fuerte nalgada y me dijo que me pusiera en 4. Se acomodó y sin más empezó a empezó a metérmelo. Sólo se movió lento por unos segundos, ya que subió de velocidad muy rápido. Su pene quizá no fuera muy grande, pero gracias a su peso, cada embestida era muy violenta. Estuve gimiendo fuerte durante unos 5 minutos hasta que me llenó con varios chorros de semen. Una vez que terminó, se quedó pegado a mí por unos segundos y simplemente se separó. Me dejó tirado en la cama, se vistió y se fue. Simplemente uno de los mejores encuentros casuales que he tenido.
Nunca me he sentido incómodo con las muestras de cariño que me han demostrado algunas de las personas que me han cogido. No suelo verlos como personas, sino como una especie de “Dildos autómatas”. Espero lo mismo de la gente, me gusta cuando me tratan de “zorra”, pero me gusta más cuando me tratan como un simple objeto desechable.
Estuve un rato tirado en la cama pensando en sui debería de limpiarme o dejar el semen ahí. Era bastante y como supuse que sería incomodo andar con tanto saliendo de mi ano, decidí limpiarme. Una vez que salí del hotel fui al cine para pasar el rato. Vi "Mission Imposible: Fallout". Me entretuvo pese a que un segundo después de comprar el boleto recordé que no he visto ninguna de las anteriores.