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Con el papá y el hijo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Juan Carlos es un hombre caprichoso. Cada vez que me encuentro con él siempre tiene alguna cosa sucia en mente y otras chicas dirán que él es un pervertido, pero creo que solo es caprichoso. La otra vez insistió que me pusiera un traje de bailarina de cumbia para hacerlo en un hotel y no sé de dónde sacó uno talla M que me entallara!

Pero a veces se pasa.

Ahora en julio me llamó para decirme que alguien quería conocerme para un trio, pero no se trataba de ningún socio de negocios o cómplice de juerga sino que se refería a su hijo. “Ya pues Juanca… sabes que no me meto con chicos”. Insistió e insistió tanto, día y noche que ganas tenía de mandarlo al diablo, pero él siempre se ha portado bien conmigo y como es “generoso” terminé aceptándole.

Quedé en ir una mañana de sábado a su casa para dedicarle más tiempo. Además la mamá había salido con los otros hijos y el chico estaría libre. Al tocar la puerta sale Juanca y me presenta a su hijo, apenas entrado a la facultad quizás. Me daba hasta miedo preguntarle la edad y tenga solo 19. “Y ahora qué hago con él??”

A empezar por el principio pues: a saludarlo con un abrazo larrrgo y un kiss apretadito a ver si se entusiasmaba. Y claro que se puso feliz… sería jovencito pero tenía mi talla y las manos más largas que su padre. Pero nervioso, ya luego el papá se fue para dejarnos solos la casa. Allí mismo en la sala empecé sentándome para que estar más calientitos. Para hacer las cosas más fácil había ido con un vestido, pero no muy corto para no causar sospechas y era para que sus manos no tuvieran problemas para explorarme. Claro que metió una y otra mano hasta hacer un poco de daño. Lo que hice luego fue llevarlo a bailarle algo mientras veía como se ponía. No aguanto mucho porque se paró para bailar lentito y bien abrazado a mis nalgas no importa si tocaba una canción pop. No hizo falta calentarlo más porque él me calentaba a mí.

De pronto se abrió la puerta de la casa con ruido y casi me da un ataque, pensé que era la mami y yo estaba con medio vestido fuera y el brassiere en las orejas! Nada, era Juan Carlos que regresaba “que haces acá papa??… “si, contesta que haces acá Juan Carlos?”. Pues como les dije, él es un caprichoso y estaba allí parado, mirándome, tan excitado como su hijo. Como no quería perder la atención seguía moviéndome y no pensé que se excitaría más al verme abrazada semidesnuda a su hijo.

No paso mucho para dejar al hijo un rato y contonearme delante de Juan Carlos y ahora el chico era el que no podía quedarse quieto viendo a su papa apretando mis boobies. Un par de risitas coquetas fue suficiente para que el chico saltara a mi lado y me besara con tanta fuerza que me mordía la lengua: “ya es hora de ir a la habitación lindos…”

Cuando me hicieron pasar al cuarto del chico me quede mirando la cantidad de posters y al darme la vuelta me partía de risa. Padre e hijo ya estaban en trusa y entendí que los previos se acabaron y había que pasar a algo más sólido. Me quede solo con los tacones y senté al borde de la cama para ver a cada uno directamente a los ojos. Sin perder su mirada me puse de rodillas y mientras se quitaban lo último me puse a hacerles un oral mientras estaban parados. Hay algo en hacerles oral de rodillas que nunca falla con ellos, siempre que no me hagan tragarlo todo hasta el fondo y sobre todo cuando quieres mantener los ojos abiertos.

Juanca no se aguantó más y me levanto como si fuera un trapo para dejarme en la cama con las piernas elevadas y cada uno empezó a lamerme los deditos. Ufffff nunca me habían hecho eso! Se siente riquísimo y sin que sean cosquillas. En que momento me quitaron los zapatos? ni idea… Valía la pena gemir con fuerza…

No fue el único oral que me hicieron, primero tuve la boca del chico entre mis piernas mientras Juan Carlos metía su lengua al fondo de mi garganta, totalmente excitado porque podía apretar su miembro que latía solo… Pero de ahí entonces el chico ya se puso más activo porque puso su verga encima de mí para tenerlo dentro, con una fuerza que sin hacer daño me quitaba la respiración y su padre se sentó a un lado de la cama para vernos, a veces me apretaba las boobies y hasta se daba el lujo de darle instrucciones a su hijo, como “bésale allí, yo sé que le gusta…”, “apriétale las piernas”, “ahora déjamela un rato que quiero probarla”.

Juan me volvió a dar vuelta y me puso en posición de doggie para poseerme, claro que su hijo no se quedó quieto: se sentó delante de mí para continuar con el oral que le había hecho antes. Se vino con una fuerza enorme! tenía hasta las pestañas pringosas pero no podía limpiarme porque el papá seguía dándome una y otra vez hasta que se vino y estaba llena de semen por delante y detrás, los hombros que resbalaba hacia la espalda y en el vientre.

El morbo era muy caliente y nunca había estado con padre e hijo en mi vida! daban ganas de una ronda más, solo uno más con el chico pero ya muy rapidito ya que una nunca sabe si la señora de la casa volvía antes de tiempo y había que dejar la mejor impresión… podía repetirse alguna vez mas.

Juan Carlos me llevo a mi casa con una mano entre mis piernas, sin dejar de decir que había sido lo máximo, que debíamos repetirlo. Este es tan loco que quizás el año próximo me pide hacerlo con el segundo de los chicos…

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