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El viejo ginecólogo
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Tiempo de lectura: 19 minutos

Hacía ya mucho tiempo que debería haber ido a mi revisión periódica pero por una cosa u otra nunca conseguía encontrar tiempo ni el momento para poder ir.

Así que aprovechando que aquella tarde no tenían nada que hacer y que no quería seguir retrasando los chequeos que tenía pendientes y por el bien de mi salud decidí presentarme en la consulta de mi ginecóloga, sabía que tendría que llegar temprano y que una vez allí explicando a la secretaria que no tenía cita previa debería esperar a ser atendida la última.

Ya allí, la chica como de costumbre me trato muy amablemente, le explique mi caso y tras acompañar a otra paciente al interior de la habitación que hacía las veces de consulta regreso haciéndome saber que sería atendida, de modo que me senté en una de las sillas de la sala de espera junto a otras pacientes, me arme de paciencia y mirando las revistas que había sobre una pequeña mesa, seleccione varias de ellas, todas de prensa rosa y moda, tras dudar un rato, finalmente decidí empezar por las de moda.

Resulto ser una duda tonta, ya que me dio tiempo de sobra de ver casi todas la revistas que había seleccionado, ya estaba dudando que nueva revista escoger, cuando por fin, salió la última chica, la secretaria tras despedirla en la puerta, se acercó a mí, diciéndome:

-Si es tan amable de seguirme.

-Si. Por supuesto

Deje rápidamente la revista sobre la mesa, cogí mi bolso y la seguí.

Cuál fue mi sorpresa al ver que detrás de la mesa no estaba mi ginecóloga sino un hombre ya de avanzada edad, supongo que el ver mi cara de sorpresa hizo que comentara:

-Buenas tardes, soy el suplente durante el periodo de vacaciones de su doctora.

-Buenas tardes, ah, sí naturalmente, acerté a decir mientras dejaba mi bolso en el perchero y me sentaba.

-Bueno doctor, dijo la secretaria, le importa volver a cerrar me esperan y si no es molestia…

-Váyase tranquila hija ya cierro yo, hasta mañana.

-Hasta mañana y gracias. Se despido la secretaria.

El ginecólogo cogió mi ficha de paciente y la ojeo estudiando los datos que en ella había, yo me entretuve mirando los objetos que tenía sobre la mesa, una agenda encuadernada, una pluma que parecía valer una fortuna y otro objeto que siempre me llamaba especialmente la atención un gran pisapapeles que era un enorme pene introducido en una vagina.

-Muy bien, he visto que nunca ha tenido ningún problema grave y hoy ha venido a realizar sus chequeos periódicos cosa que por otra parte ya debería haber hecho hace tiempo.

-Si bien ya se sabe con el stress diario una no encuentra el momento…

-En fin supongo que le daré hora para el mes que viene.

-¿Cómo? ¿No me va a realiza los chequeos después de esperar toda la tarde?

-Supuse que lo preferiría, normalmente es así, las mujeres que usualmente van a una ginecóloga suele ser por pudor o porque sus maridos así lo prefieren y a estas alturas a punto de jubilarme ya tengo ojo para estas cosas.

-Pues preferiría que los hiciese y quedarme tranquila de que todo está bien.

-Ah muy bien como desee, realizaremos entonces el chequeo preventivo de mama al igual que uno de útero, si te parece empecemos por el de mama.

-Por favor, si eres tan amable de colocarte en la tarima.

Me levante y me situé junto a una pequeña tarima donde ya me habían hecho antes ese chequeo, entonces fue cuando se fijó por primera vez en mi cuerpo, mis piernas largas y esbeltas que se dejaban ver hasta mis muslos solo cubiertos por mi minifalda, mi ombligo que se veía tras la fina blusa transparente sin mangas al igual que mis pechos grandes, redondos, firmes sujetados solo por un pequeño top de licra tras la blusa transparente, cuando se dio cuenta de que le miraba bajo de inmediato mirada y la fijo en sus papeles.

No me molesto que lo hiciese, estoy acostumbrada a que me miren e incluso me divirtió su forma torpe de disimular.

Me empecé a desabrochar la blusa, más despacio de lo normal tomándome mi tiempo entre botón y botón, le observaba de reojo para ver su reacción.

Me quite la blusa y la colgué en el perchero.

Vaya este vejete esta hecho un portento, se mantuvo como un jabato con su mirada firme en los papeles mientras me quitaba lentamente la blusa.

-Ya estoy lista. Le dije.

El me miró y a ver que todavía lleva el pequeño top dijo:

-Es necesario que este complemente desnuda de cintura para arriba señorita.

-Señora, precise.

A lo que él asintió con un movimiento de cabeza, añadiendo.

-Parece muy joven para estar casada.

-Muy amable, respondí.

Yo ya sabía de sobra que tenía que estar completamente desnuda de cintura para arriba, pero viendo que se encontraba violento y que hacía lo que podía por mantener su mirada apartada de mí, no pude resistirme y quise hacerle sufrir un poco obligándole a decírmelo, además su voz había sonado tan temblorosa.

Así que cruzando mis brazos, lleve mis manos a mi top y cogiendo por abajo tire para sacarlo por encima de mi cabeza, lo hice todo lo deprisa que pude, porque como juego ya había sido bastante, con lo que no había contado en que se me enganchara el top en mi coleta, me quede ahí, con mis pechos desnudos y con el top delante de la cara.

Estaba enganchado con mi coletero, forcejee por soltarlo, me moví de lado a lado pero sin éxito y por fin dando unos tirones hacia arriba, haciendo como si diera unos pequeños saltitos, se soltó.

La cara del viejo ginecólogo, estaba roja, sin duda al quedarse tapado mi rostro, había estado mirando tranquilamente todo el tiempo, disfrutando de ver mis pechos desnudos moviéndose de lado a lado y de arriba abajo, mostrando lo redondos, duros y bien formados que están.

Instintivamente me cubrí los pechos con uno de mis brazos, a la vez que con el otro colgaba el pequeño top en el perchero.

Todavía algo rojo, se levantó y se dirigió hacia una pequeña máquina de agua, llenándose un vaso de agua y bebiéndoselo en dos largos sorbos, luego cogió unos guantes de una caja situada en un estante y poniéndoselos se dirigió hacia mi, ya no estaba rojo, pero si llevaba una pequeña e inconsciente sonrisa en la cara, se había divertido de lo lindo con mi mal rato.

Cuando estuvo junto a mí me dijo:

-Me permite.

Aparte el brazo que cubría mis pechos y después levantando ambos brazos hasta llegar por encima de mi cabeza, entrelacé los dedos de mis manos, dejándole mis pechos a su entera disposición.

Él había recobrado la compostura ya no tenía esa disimulada sonrisa en la cara y con sus dedos expertos presionaban por mis pechos asegurándose de que no hubiese ninguna anomalía.

Vaya con aquel viejo, quería haberle hecho pasar un mal trago y al final había sido yo quien había estado bien apurada.

-Todo está bien, puede estar tranquila.

-¿Cómo dice? Despistada como estaba en mis pensamientos

-Que puede estar tranquila jovencita, no tiene ninguna anomalía.

-Perfecto, ya me quedo más tranquila.

-Aun así recuerde que debe hacerse una al menos mamografía una vez al año.

-Si doctor.

Si en ese momento, tras acabar el chequeo y retirar sus manos de mis pechos, el ginecólogo no hubiese resoplado con alivio por haber terminado, quizás no habría caído en la tentación de devolverle el mal trago.

-Doctor. Dije.

Él dándose media vuelta porque ya había empezado a girarse para apartarse de mí, contesto con un:

-¿Si?

-Vera es que a veces tengo una sensación rara en los pechos, por aquí en parte inferior, el colocó de nuevo sus dedos en mi cuerpo, esta vez justo por debajo de mis pechos, donde le había indicado.

Palpo un poco con sus dedos.

-No noto ni veo nada extraño.

-Si mire, con mis manos cogí las suyas e hice que sujetara por debajo mis pechos. Ve doctor sospéselos, no cree que uno pese más que el otro, ¿no será por un exceso de grasa?

Algo azorado consiguió llegar a articular:

-Nadie tiene todo igual jovencita ni siquiera los pechos, normalmente el izquierdo es más pequeño en las diestras y al revés en las zurdas, aunque yo la verdad apenas noto diferencia, no debes preocuparte.

-Y que me dice doctor… (Y llevando ahora sus manos hacia las aureolas de mis pezones) A veces me duele alrededor… (Puse sus dedos sobre las aureolas y los moví circularmente) por aquí y por aquí… (Haciendo que involuntariamente su dedos tocasen mis pezones)

El pobrecito con un temblor del labio inferior apenas podía retirar la mirada de mis pechos y mucho menos las manos, así que como todavía se las tenía sujetas las aparte de mí, pareció recuperar la compostura y pudo llegar a decirme:

-Seguramente será debido a un inicio de lactancia aunque no estés embarazada el cuerpo a veces reacciona de esa forma pero en un par de días desaparece el dolor, ¿no es así?

-Si doctor. Gracias de nuevo, me tranquiliza saberlo.

Ahora quien sonreía para sí, era yo, él se detuvo de nuevo junto a la máquina de agua y volvió a beber un poco. Creo que si hubiese podido se la habría echado por encima en vez de bebérsela.

-¿Paso allí para el chequeo de útero doctor?

A la vez que señalaba la camilla con los posa piernas que se utiliza para ese chequeo, situada tras un pequeño biombo.

-Si por favor

Tras situarme detrás del biombo. Me quité los zapatos, mientras me continuaba desnudando, él desde su silla me hizo un par de preguntas sobre mis anteriores chequeos, a las que yo iba contestando, mi minifalda salía por mis pies mientras le comentaba lo agradecida que estaba por haberme atendido sin cita previa y por sus tranquilizadoras palabras antes mis dudas, cogí con ambas manos mi minúsculo tanga de hilo y lo fui bajando por mis piernas hasta que pude sacarlo por mis pies, quedando totalmente desnuda.

Él continuaba dándome explicaciones médicas, de el porque podía estar tranquila etc.

Había una pequeña sabana color rosado para cubrirte el cuerpo desnudo mientras estas tumbada en la camilla, iba cogerla y tumbarme cuando el ginecólogo termino diciendo:

-En resumen que usted jovencita que está muy buena de salud tras aclararse inmediatamente la voz rectifico diciendo: muy bien de salud.

Me reí por lo bajito ante tal error, en que estaría pensando ese viejecito y quise apurarle aún un poco más.

Me puse la pequeña sabana rosada alrededor de mi cuerpo desnudo y tras sacar primero la cabeza por el biombo, sonriéndole le dije:

Me alegro de estar tan bien de salud y apto seguido salí de detrás de biombo corriendo a pequeño pasitos (todo lo que la anchura de la sabana envuelta en mi cuerpo me permitía) con una mano sujetaba que no se cayera la sabana y con la otra llevaba la mini y el tanga.

La sabana no era demasiado transparente pero si que perfilaba las bonitas curvas de mi cuerpo, tras llegar al perchero donde estaba el resto de mi ropa, colgué la minifalda y el tanga, le mire y le dije:

-Ya estoy lista. Y a la misma velocidad regrese detrás del biombo.

Al viejo ginecólogo parecía que le iba a dar un infarto por la cara que puso.

Sin duda podría haber dejado mi ropa en una silla detrás del biombo pero fue muy morboso hacer eso.

Me tumbe en la camilla, colocando mis piernas en los soportes quedando totalmente abierta, coloque bien a la sabana quedando tapada desde mis muslos hasta mis pechos.

Un instante después pasaba el también tras el biombo, cogió una silla y la situó entre mis piernas y se sentó.

-Muy bien dijo. Voy a iniciar el chequeo este tranquila jovencita

-Si doctor le respondí.

Por el ruido que hacía, ya que en esa posición solo le veía la cara, se estaba poniendo de nuevo los guantes.

Me miro y me dijo:

-Ahora voy a ponerme algo de gel, para evitarle un posible dolor, es posible que lo note frío.

Asentí con la cabeza

Mientras él iba cogiendo un bote de gel (tirando parte sobre sus guantes para luego esparcirlo por ellos) yo recordaba lo sucedido y pensaba:

En cuanto llegue a casa me voy a masturbar a gusto o quizás esperare a que llegue mi marido y follare con el pensando en esto.

Estando así desnuda (con las piernas abiertas mostrando mi coño totalmente depilado, con sólo la fina sabana sobre mi cuerpo, con mis pechos marcándose perfectamente) no debí pensar eso porque me puse caliente y me moje.

Me preocupe por si él se daba cuenta, observándome como podía hacer toda mi rajita, pero en ese momento sus dedos cubiertos por el guante y el gel se introducían lentamente en mi vagina, al estar caliente y notar la penetración, el frío y humedad del gel no pude por más que lo intente evitar contraer mi vagina, sintiendo aún más sus dedos y escapándoseme un leve gemidito.

Él retiro enseguida sus dedos, disculpándose por haberme hecho daño.

-No se preocupe, no ha sido nada, dije yo aliviada ante su reacción.

Se echó más gel en el guante mientras yo giraba mi cabeza hacía un lado intentando pensar en algo que evitara que siguiera poniéndome caliente, pero ya era tarde, mi cuerpo había reaccionado, mis pechos y mis pezones se endurecieron y ahora se marcaban muy claramente en la sabana, mi rajita estaba mojada, dándome cuenta de ello, intente prepararme para cuando me penetrara de nuevo no reaccionar.

Pero fue peor porque me puse tan tensa que a pesar de estar mordiéndome un labio, nada más sentirme penetrada por sus dedos, se me escapo un nuevo

¡Ay! que intente sonara todo lo doloroso posible y no de gusto.

El viejo ginecólogo volvió retirar rápidamente los dedos y me miró.

Yo azorada solo supe decir:

-Lo siento pero creo que es que me roza algo.

-Es posible que sea alguna arruga del guante, me los cambiaré.

-Si por favor

Mientras bajaba la cabeza hacia sus manos, pude ver como detenía su mirada en mis pechos o quizás sólo en mis pezones duros, marcándose en la sabana, para acto seguido quitarse los guantes con el típico sonido de ¡slash!

Volví a girar mi cabeza hacia un lado, realice un par de inspiraciones lo más disimuladamente que pude intentando retomar el control de mi cuerpo, oí de nuevo el ruido del bote soltando el gel y de nuevo empezó a introducirme sus dedos aunque esta vez lo hizo más rápidamente, me mordí fuertemente el labio intentado evitar suspirar

Entonces fue cuando me di cuenta, se había quitado pero no se había vuelto a poner los guantes, sus dedos desnudos impregnados con el gel penetraban mi vagina y como si en ese momento él se hubiese percatado de que me había dado cuenta, hundió del todo sus dedos en mi vagina, sin darme tiempo a decir o hacer nada.

Mis manos agarraron con fuerza los lados de la camilla y el viejo ginecólogo colocaba sus dedos sobre mi punto g comenzando a masturbarme hábilmente , hacía pequeños movimientos de delante hacia atrás intercalando movimientos circulares y presionando con las yemas de sus dedos en mi punto g, aquel viejo ginecólogo con sus movimientos expertos, me estaba matando de gusto, si había alguna resistencia a aquella masturbación, se acabó en aquel instante, estaba a mil y mi coño chorreaba por los fluidos que emanaban debido a lo cachonda que estaba.

Me retorcía de gusto, entonces de repente dejó de tocarme de esa forma y empezó a follarme con los dedos, comencé a jadear de placer y el respondió follándome con sus dedos aún más rápido, los sacaba y me los volvía a meter, rítmicamente, al compás de los deseos que le indicaba mi cuerpo, estaba llegando al éxtasis y mi orgasmo llegaba…

Él paró unos instantes sólo como para que lo deseara más, a la vez que de un tirón quitaba la sabana que cubría mi cuerpo, sus ojos devoraron por completo mi cuerpo desnudo, saboreándolo con la mirada, de repente volvió a meterme hasta el fondo sus dedos, haciéndome gemir de gusto, para luego seguir masturbándome como al principio, sus movimientos certeros me hacían gemir cada vez más fuerte avisando de mi orgasmo, mi pezones se pusieron duros como piedras y mis manos se aferraron a la camilla, sus dedos aceleraron ligeramente, mi cuerpo se arqueó, grite de placer y un momento después tenía un intenso orgasmo quedando sus dedos inundados con mis fluidos.

Tras unos instantes así, saco lentamente sus dedos de mi vagina y se alejó ligeramente de mi, entonces como dándose cuenta de lo todo sucedido, dio media vuelta y desapareció detrás del biombo, dejándome allí, todavía jadeando suavemente, con mis flujos mojando la camilla tras el buen orgasmo que acaba de tener, recuperando el aliento.

Le oí sentarse en su sillón y resoplar.

Me levante, recogí la sabana, me cubrí ella y salí de detrás del biombo, el viejo ginecólogo me miró sin decir palabra, podía ver en su cara la preocupación pensando:

-¿Y ahora que va a pasar? ¿Qué he hecho? ¿Dios mío me he dejado llevar que locura?

La verdad era que se podía haber metido en un lío de los grandes.

Me acerque a él lentamente poniendo cara de enfada, él trago saliva.

Cuando llegue hasta él, le miré el bulto de su entrepierna que se le notaba tras la bata y el pantalón, le sonreí a la vez que deje caer la sabana, me puse de rodillas, le comencé a desabrochar la bata mientras con mi otra mano, le acariciaba su polla sobre el pantalón que no tardo en estar durísima.

Una vez ya abierta parte la bata, dirigí mis manos al botón de su pantalón, tras desabrocharlo tirando con mis manos, fui abriendo su cremallera, quedando a la vista un slip negro y un buen bulto.

Levante el slip y su pene quedo a la vista era de un tamaño normal excepto porque era de un buen grosor, se lo acaricie notando su dureza y tacto, él suspiraba nervioso, comencé a masturbarlo despacio sin prisa, su pene se puso aún más duro, y empezó soltar líquido seminal, acerque mi boca a la punta de su polla y lleve mi lengua hasta su puntita lamiendo el líquido seminal, me volví a separar y seguí masturbándole.

De nuevo salió algo más de líquido y volví a hacer lo mismo, el pobrecito no podía más, así que me puso una de sus manos en mi cabeza empujando ligeramente, como animándome a que se la chupara, abrí bien la boca y fui introduciendo su polla hasta tenerla dentro por completo, para luego ir sacándomela despacio de la boca, dejándola resbalar por mis labios hasta que quedo fuera, ahora mis labios se posaban sobre su capullo y lo aprisionaban suavemente, lo succione varias veces y cogiendo su polla con la mano la apoye sobre mi lengua, con la boca muy abierta y la lengua todo lo fuera que podía y empecé a golpearme la lengua y los labios con su polla que estaba durísima.

Él empezó a gemir muy fuerte y termino diciéndome:

-Vuelve a metértela en la boca, si, chúpamela

Metí de nuevo su polla en mi boca, haciéndole una buena mamada, poco a poco cada vez a un ritmo más acelerado, mi cabeza se movía hacia delante y hacia atrás, chupándole por completo su polla, a la vez que le acariciaba y presionaba levemente sus testículos, él miraba como se la chupaba deleitándose viendo su polla dentro de mi boca y viendo como de vez en cuando mi lengua la recorría de arriba abajo, con largos y húmedos lametones, me incline un poco hacia atrás para que pudiera verme bien la cara y continué tragándome su polla sin parar.

-¡Dios! qué bien la chupas, que cara de viciosa pones…

Lleve mi mano a mi clítoris y sin dejar de mamársela, comencé a masturbarme,

Frotándome con fuerza el clítoris.

-Si así no pares, cómetela toda…

Se puso tenso y comenzó a retorcerse en el sillón, estaba claro que no iba aguantar mucho más, lleve mi labios a su capullo y lo volví apretar manteniéndolo dentro de mi boca, su semen empezó a salir, chorretón tras chorretón, él gemía de placer, mientras yo tragaba el semen que me iba cayendo en la boca, hasta que finalmente no hubo más, saque su polla de mi boca y con la lengua relamí los restos que quedaban de leche en su grueso pene, limpiándola a conciencia, tras terminar me separe algo de él.

Yo seguía allí de rodillas, todavía masturbándome suavemente con mis dedos, él me miraba como extasiado, le dedique una amplia sonrisa y lleve mi otra mano a mis labios donde todavía quedaban restos de su semen y con dos de mis dedos que comencé limpiarlos, cada vez que recogía un poco de su semen, metía mis dos dedos en mi boca y los succionaba, despacio, sin prisa, saboreando su leche con la lengua, hasta que no quedo ni una gotita, al mismo tiempo que mi otra mano mantenía mi coño muy caliente.

El ginecólogo se levantó y apartó bruscamente las cosas que había sobre la mesa de despacho, tirando muchas de ellas al suelo, yo entendí de inmediato lo que quería y cachonda todavía como estaba por mi masturbación, me levante y me tumbé enseguida sobre la mesa, no me había terminado de recostar cuando su cabeza ya estaba entre mis piernas y su labios se apoyaban en mis labios vaginales.

Sus manos subieron para acariciar mi vientre, notando lo terso y suave que es, para luego seguir subiendo hasta alcanzar mis pechos y los apretó con suavidad, manteniéndolos en sus manos y luego llevando sus dedos hasta mis pezones, apretando y tirando de ellos hasta conseguir que estuvieran los más duros posible.

Yo suspiraba de gusto antes sus lametones y sus caricias, instintivamente abrí más las piernas apoyando mis pies en la mesa, abriéndome por completo, su lengua recorría mi rajita, centrándose de vez en cuando en clítoris, dando círculos con su lengua sobre él.

Mi coño se iba mojando cada vez más y él lamía sin cesar todos mis jugos, saboreándolos, se separó de mi cogiendo aire a la vez que con su mano empezó a dar palmaditas sobre toda mi rajita, especialmente en mi clítoris haciendo que se tensara, entonces puso su boca en mi clítoris otra vez y comenzó succionar de forma intensa, yo hacía esfuerzos por no ponerme a gritar de gusto pero cada vez mis gritos de placer eran más altos.

Ahora jugaba con su lengua en mi sexo y yo me estremecía de placer, mis jugos fluían abundantemente recorriendo mi coño hasta mi ano y mojando la mesa, entonces dejo de lamerme para poner su mano sobre mi coño restregando todos sus dedos en mis fluidos y para luego volver a seguir comiéndome el coño sin parar, yo movía mi cadera como intentando restregarme contra él, del gustazo que me estaba dando.

El viejo ginecólogo puso uno de sus dedos mojados en mi ano y comenzó a realizar círculos con él, para ir poco a poco introduciéndose dentro, ahora su dedo me follaba el culo y su lengua el coño, yo cada vez estaba más fuera de mi, sentí un poco más de presión que aumento mi placer y un nuevo dedo se introdujo en mi ano dilatándolo un poco más, su lengua se colocó entre mis labios vaginales recorriéndolos por completo, de arriba abajo, entonces la punta de su lengua se detuvo en mi clítoris, dándole unos cuantos golpecitos para luego lamerlo salvajemente, mi cuerpo se arqueo al mismo tiempo un nuevo dedo presionaba por entrar en mi ano.

Tras empujar un momento, saco los dos que ya tenía introducidos, escupió sobre los tres varias veces, para volver a presionar en mi ano, otra vez con los tres dedos, lentamente fueron introduciéndose en mi culo haciéndome gemir de placer, ese viejo dominaba muy bien los ritmos acelerando cuando debía o haciéndolo todo más lentamente, consiguiendo hacerme siempre disfrutar al máximo.

Me follaba con sus dedos el culo y me lamía cada vez más rápidamente, mi cuerpo temblaba estremeciéndose, sus dedos se hundían por completo en mi ano, su lengua se introducía en mi vagina para luego lamer mi clítoris, con mi mano agarré su cabeza y la pegue con fuerza contra mi coño, gemía fuertemente de gusto, apretándolo más y más contra mi coño y el viejo ginecólogo me lamía más intensamente y me follaba el culo sin parar, yo chorreaba por todas partes tanto por mis fluidos como por su saliva, no podía más, me corría.

Apreté mis piernas contra su cabeza, me movía convulsivamente hasta que de repente él dejo de moverse, yo seguí moviéndome en busca del placer, del orgasmo, que estaba por llegar y tras esa pequeña parada, apretó con sus labios fuertemente mi clítoris y clavo con fuerza hasta el fondo sus dedos en mi ano, grite de placer, de dolor, mi piernas presionaron aún más su cabeza, mi mano lo apretó fuertemente contra mi coño, sin dejar que se separara ni un centímetro y así entre gritos de:

-Más, más, más… no pares y chillidos de placer tuve un nuevo orgasmo.

Finalmente le solté y su cabeza salió de entre mis piernas a la vez que sus dedos de mi culo, se levantó y se limpió con la manga de la bata todos los restos de mis fluidos que tenía por su cara, yo no me moví seguía sobre la mesa, abierta de piernas, completamente mojada, suspirando tras el orgasmo, le miré, deseaba ser penetrada, mi coño estaba más que a punto y deseoso pero por desgracia su polla todavía no estaba del todo recuperada.

Por mi mirada el viejo ginecólogo se dio cuenta de lo que deseaba, así que se acercó a mi esta vez por un lado de la mesa, cuando estuvo junto a mi, con una de sus manos empezó a acariciarme la cara y la otra la metió entre mis piernas, acariciando el clítoris y así comenzó a masturbarme despacio.

Yo gemía suavemente al ritmo de sus caricias.

-Que carita de ángel tienes, dijo suavemente.

Le mire sonriendo, para luego volver a cerrar mis ojos dejándome llevar por el placer de sus dedos, mi excitación aumentaba por momentos, él dejo de acariciarme la cara para cogerme por el hombro, aumentando la velocidad con las que sus dedos frotaban mi clítoris, yo lleve mi manos a mis tetas y comencé tocármelas apretando y soltando, tirando de mis pezones, pellizcándolos, mi placer iba en aumento y también mi deseo de ser penetrada, solté una de mis tetas y lleve la mano al pene de aquel viejo y lo agarré con fuerza.

Él me contesto dejando mi clítoris y hundiendo varios de sus dedos en mi coño, gemí y comencé a masturbarle, su polla se puso más dura, pero todavía no estaba a punto, se inclinó sobre mi, pensé que me querría besar, pero no, lo que hizo fue alcanzar aquel pisapapeles que todavía seguía sobre la mesa y con un movimiento de su mano extrajo aquel enorme pene de la imitación de vagina.

Sus dedos seguían follándome, entrando y saliendo de mi vagina, tras terminar incorporarse tras coger aquel pene, me lo enseño y lo colocó entre mis tetas y empezó hacer como si me las follase, yo solté su polla y teniendo de nuevo mis tetas en mis manos las apreté contra aquel pene como si hiciera una cubana, notándolo entre mis pechos y viendo cómo se deslizaba entre ellos.

Lo sacó de entre ellos y empezó a frotarme los pezones con la punta, haciendo círculos, mis pezones ya sensibles se pusieron más duros y respingones, a la vez que un nuevo dedo se introdujo dentro de mi vagina, al mismo tiempo que tiraba mi cabeza un poco hacia atrás di un gritito de gusto.

Aquella imitación de pene dejo tocar mis pezones para pasar a tocar mis labios, le di unos besitos y luego abrí la boca, él lo introdujo dentro, empecé a chuparlo como si le hiciera una mamada a la vez que aquel viejo sacaba los dedos de mi vagina y se dedicaba acariciarme el clítoris intensamente, yo lo chupaba cada vez con más ganas y él me masturbaba cada vez más rápido, hasta que de repente todo ceso.

Sacó aquella imitación de enorme pene de mi boca y lo fue arrastrando por mi piel dejando un reguero de saliva hasta llegar mi coño entonces se situó entre mis piernas apoyo la punta de aquel enorme pene en mi clítoris y se relamió observando lo mojado y abierto de mi coño, un segundo después aquel pene separaba los labios de mi vagina y nada más situarse en mi agujero de entrada, me la clavó de golpe, lo que debió ser hasta la mitad más o menos.

Grité, gemí, me retorcí

Y justo cuando mi cuerpo se relajaba, una nueva embestida me la clavaba hasta el fondo, arrancándome un nuevo grito de placer.

Mi almejita chorreaba flujos por todas partes mientras aquella imitación de enorme pene seguía clavada hasta el fondo de mi coño, no tardo en empezar a moverla dentro fuera como si me follara, yo gemía de gusto a la vez que comencé a tocarme las tetas apretándolas, acariciándolas tirando suavemente de mis pezones, estaba cada vez más excitada, su polla ante tal espectáculo estaba ya totalmente recuperada así que empezó a reducir la velocidad con la que follaba con aquel pene, en cambio aumento la fuerza con la que me lo metía, empujando fuerte una y otra vez, aunque más despacio.

Tras un última embestida dejo aquel pene dentro de mi vagina, me cerró las piernas, tiró de mi, haciendo que mi culo sobresaliera de la mesa y entonces me hizo dar la vuelta, mis tetas quedaron apoyadas sobre aquella mesa y sus manos apretaron con fuerza mi culo, manoseándolo, yo me sentía muy mojada, cachonda y tremendamente caliente, él cogió su polla con la mano y apretó suave pero firme su capullo en la entrada de mi culo, su capullo se hizo sitio en mi agujero y tras un momento de presión entro fácilmente, se detuvo un momento disfrutando de la sensación, sus manos me agarraron con firmeza por la cintura, y de golpe de cadera, me clavo su polla por completo en mi culo, mi boca se abrió emitiendo un:

Oooohhhh

Mientras él continuaba follándome todo lo deprisa que podía, yo seguía gimiendo, estaba siendo follada por dos pollas a la vez, y me encantaba, estaba loca de placer, él cambio el ritmo, comenzó a moverse follándome despacio para luego poco a poco volver aumentar la velocidad con la que me follaba, mi cuerpo se balanceaba suavemente hacia delante y atrás, notaba mis pezones duros, frotándose contra la mesa, lo que si eso era posible me excitaba aún más.

No podía dejar de gemir.

Sus manos soltaron mi cintura para agarrarme por el culo y me folló con fuertes embestidas clavándome su polla hasta el fondo de mi culo, jadeando cansado, lentamente me metió su polla hasta el fondo apretándose bien contra mi y entonces inclinándose sobre mi cuerpo, metió su mano entre mis piernas y cogiendo aquel falso pene que tenia en el coño, comenzó a follarme con el, a la vez que de vez en cuando daba algún respingo con su polla en el interior de mi culo, yo gritaba enloquecida, jadeaba, gemía…

Cada vez más cachonda, le pedí que no parara

-Si así no pares dame, dame oooooh… Quiero más, fóllame fuerte

Se apretó aún más contra mi, sentí como rodeaba con unos de sus brazos mi cintura, mi cuerpo quería más, todo era placer y sentía que me iba a volver a correr, él sabiendo lo que ocurría, continuó follándome más despacio sólo que ahora él también se movía, dentro fuera, acompasando la follada del pene que me follaba el coño y el suyo que me follaba el culo, no pude más, mi cuerpo se pegó más contra la mesa y mi culo se puso todo lo en pompa que pudo, notando al máximo aquella doble penetración.

Y entonces ocurrió, mi cuerpo se tensó, mis gemidos se convirtieron en gritos de placer entrecortados, en ese instante él me clavó a la vez las dos pollas hasta el fondo, mi culo se movió dado pequeños respingos de arriba abajo sintiendo aquellas dos pollas en lo más profundo de mi ser, el viejo ginecólogo pegó más su cuerpo al mío diciendo:

-Córrete pequeña.

Le habría dicho que me corría, pero ya era tarde, mi cuerpo se convulsiono estremeciéndose, mis jugos chorrearon por todo mi sexo y mis uñas chirriaban contra la mesa, tuve un intenso orgasmo.

Tras mi orgasmo me saco la imitación de pene de mi coño, a la vez que gran cantidad de mis fluidos resbalaron entre mis piernas y lo dejo caer al suelo produciendo un ruido seco y como pegajoso imagino porque estaba totalmente impregnado por mis jugos.

Poniendo sus manos abiertas contra mi culo, fue retirándose a la vez que se incorporaba sacaba su polla de mi culo, cuando la tuvo completamente fuera, juntándome las piernas, me volvió a dar la vuelta quedando de nuevo boca arriba.

Despacio, fue separando mis piernas, hasta que quede completamente abierta, mis pies se apoyaron en las esquinas de la mesa, quedando totalmente expuesta, él observándome lascivamente se cogió la polla con la mano y comenzó a masturbarse suavemente, yo recuperaba mi aliento tras mi magnífico orgasmo, cuando deje de suspirar, entonces él dejo de masturbarse y se acercó a mi casi hasta tocar con la punta de su polla mi coño y mirándome a los ojos me dijo:

-Mmmm. esta vieja polla se va a follar este coño tan fresco, joven y bonito que tienes

Asentí con la cabeza como si hubiese sido una pregunta, a la vez que con mis manos me cogí de los bordes de la mesa.

Él se movió pegando su gruesa polla contra los labios de mi vagina, cogió su polla de nuevo con la mano y la empezó a restregar por toda mi rajita, de arriba abajo, deteniéndose de vez en cuando en mi clítoris, frotándolo, otras veces se detenía en mi agujero de entrada pero sin llegar a penetrarme, mi respiración se volvió a acelerar y mi vagina agradeció aquellas atenciones emanando nuevos fluidos.

Él continuaba restregando su polla contra mi coño en alguna ocasión la introducía un poco pero enseguida la sacaba y continuaba su juego, comencé a mover la cadera en parte para ayudar al juego y en parte por las ganas que tenía que me penetrara.

Colocó la punta de su grueso pene en la entrada de mi vagina y cogiéndome las piernas las puso sobre sus hombros, yo no podía más, me moría de ganas de sentir aquella polla dentro de mi coño, pero él continuaba inmóvil en aquella posición.

-Fóllame ya, no puedo más. ¿A qué esperas? Métemela ya, por favor.

Su polla se puso en marcha y se fue introduciendo cada vez más adentro de mi ser, a la vez que sus manos me acariciaban, mis suaves, sedosos y bien formados muslos, cuando su polla estuvo completamente dentro de mi comenzó a follarme apretando mis muslos con sus manos a cada embestida, me daba con tanta fuerza que todo mi cuerpo se movía, sus ojos se mantenían fijos como hipnotizados por el movimiento de mis tetas entonces comencé a contornearme exhibiéndome ante él, mis manos acariciaban mi cuerpo sudoroso apretándome de vez en cuando las tetas y pellizcándome los pezones

-Sigue así pequeña

Redujo el ritmo de su follada y ahora me clavaba lentamente su polla hasta el fondo sintiendo el calor y humedad de mi coño a la vez que una de sus manos se deslizo por mis mulos hasta llegar a mi clítoris y empezó a masturbarme mientras su polla seguía follándome, volvía a estar muy caliente, el olor a mi coño inundaba la habitación y el ruido de chof chof que acompañaba sus suaves embestidas no dejaba duda de ello.

Estaba fuera de mi, la sensación de su mano masturbándome y la de su polla follándome era increíble, le sentía totalmente dentro de mi, no podía más y a la vez quería más, quería que me follara más rápido, le rogué, le grite que me follara más deprisa pero él continuaba a su ritmo sin hacer casos de mis suplicas, disfrutando de mi desesperación, en ese momento de una forma totalmente lasciva abrí mis piernas para provocar que me embistiera con más fuerza, su mano dejo y mi clítoris y me agarro con ambos por la cintura, me clavó su polla de un fuerte golpe hasta el fondo de mi coño y una vez allí se quedó quieto presionado contra mi su cuerpo y apretándome contra él con sus manos, di un gritito de placer al mismo tiempo que mis dedos tiraban con fuerza de mis duros pezones, sentí un intenso calor en mi cuerpo y mi vagina emanó más fluidos, tuve un par de espasmos y en ese instante sentí una sacudida violenta dentro de mí.

-Me corro gritó

Su polla soltó un primer borbotón tibio, para seguir soltando su leche dentro de mi sin parar, chorro tras chorro, yo sentía su caliente semen inundando mi coño, esa sensación termino por hacerme estallar de placer y un nuevo orgasmo extraordinariamente intenso recorrió todo mi ser mientras él continuaba presionado contra mi su polla y los últimos gotones de su semen caían dentro de mi vagina.

Finalmente cuando saco su polla de mi coño y agotado se dejó caer de nuevo sobre su sillón, yo me levante, nuestros fluidos entremezclados resbalaron por mis piernas y algunas gotas cayeron al suelo mientras iba hasta mi bolso, donde saque un paquete de clínex y me limpie los restos.

Cogí mi ropa del perchero y me vestí a la vez que él también sin decir nada se guardó su polla y se arregló.

Y de esa forma sin decir nada me dirigí a la puerta para irme, una vez allí antes de salir me gire y le dije:

-Un placer doctor

-No, no el placer ha sido todo mío guapa.

-No doctor le puedo asegurar que también ha sido mío y entre risitas cerré la puerta.

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