back to top
InicioSexo con madurasEl diablo disfrazado de mujer madura

El diablo disfrazado de mujer madura
E

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 16 minutos

Regresando a los inicios de mis experiencias, les voy a relatar ahora, mi primera experiencia con una mujer madura como ya se los había prometido en los anteriores relatos que he publicado.

En ese momento para mi ella era una mujer madura, ya que yo contaba con 21 años aproximadamente y ella ya andaba por los 34, realmente nunca supe su edad, era una mujer joven que estaba de empleada en el negocio de mi madre, ella venia de otro estado y vivía separada de su marido, tenía dos hijos que rondaban aproximadamente los 7 años de edad según recuerdo, era una mujer que no mostraba más allá de lo que no tenía, aparte de ser parte de una religión donde las mujeres se deben vestir sin que ofendan a su religión, en fin Olivia era una mujer que posiblemente no despertaría el libido de los mortales, sino fuera porque según contaban las malas lenguas tenía su “reputación” que después iría descubriendo con el paso del tiempo, ya que el diablo estaba disfrazado de esa frágil dama, aunque en pláticas de mi madre había escuchado que le comentaban los andares de ella, pero que solo quedaba en suposiciones, ya que aparte de ligarla a dos o tres personas de la comunidad donde ella vivía, también le achacaban que se merendara al pastor de su comunidad religiosa (vaya que el demonio estaba desatado).

Yo a todo eso era ajeno, para mí en esa época donde estaba dedicado a mi escuela, los amigos, los amores y desamores. Con ella no tuve ninguna intención siempre la vi como una persona trabajadora, y tenía una mirada picara, en verdad el diablo lo traía en sus entrañas, porque yo creo que siempre estaba con ganas de coger, porque recuerdo esas miradas de loba ardiente que a veces tenia y escondía tras esa mirada de mujer indefensa y que se dedica a su trabajo, sus hijos y su religión (Esto es de un análisis de conciencia por lo que les contare más adelante).

Como siempre solo la veía cuando iba al negocio de mi madre, y la relación entre allá y yo fue de respeto, no me interesaba como mujer, ya que para mí en esa época lo que me importaba eran las chicas de mi edad o aquellas niñatas de la preparatoria en adelante, aunque ella a veces sabia de mis desamores, en especial con una chiquilla que acabada de llegar del norte del país, ya que su padre tenía una franquicia de un producto y su local estaba casi a un lado del de mi madre, por lo que la anduve pretendiendo, sin mucha respuesta por parte de la chica en cuestión, pero decían las malas lengua que Olivia andaba comiéndose al papá de mi pretendienta, pero como les decía eso para mí ni fu ni fa, no era de mi incumbencia.

Después de una pequeña remembranza de lo que era este diablo de mujer les contare ahora si como sucedió mi historia con ella, una tarde que ya no había clientes en el negocio dio inicio a esta aventura. Después de mis clases en la universidad que por lo regular mis materias transcurrían de la mañana a algunas esporádicas en la tarde, por lo que en la mañana estaba en la escuela y después del medio día iba y regresaba, por lo que una tarde en que el padre de mi pretendienta (la chica norteña) llego a platicar con mi madre al respecto de las ventas, cosas de política etc., yo estaba en algún rincón haciendo tarea, o viendo TV, y Olivia en el área de la cocina haciendo sus menesteres al respecto, y como ya les decía, esa mujer tenía el diablo en la panocha o no sé qué, pero en esa ocasión ocurrió lo que no podía imaginar, mientras mi madre estaba en el área de mesas platicando con mi supuesto “suegro” (que era un hombre ranchero del norte, de sombrero, botas y casi pistola al cinto).

Olivia inicio con picardía a estarme jodiendo con algo de la norteñita hija de este señor, el cual entre broma y broma, pero pues era sabido que ella no torcía el brazo, ya me estaba picando la cresta, así que lo que casi nunca tuve con ella un acercamiento más personal con ella, hasta ese momento que sus comentarios me estaba siendo incómodos por lo que nos enlazamos en una serie de palabras de broma para contrarrestar lo que ella me decía, pero al diablo no se le puede ganar, y ya me estaba desesperando la situación, en un momento en que ella estaba en un rincón del área de la cocina, me acerque a ella para callarla de todo lo que me hacía burla, y como no paraba de hablar, la tome de los brazos, y calle su boca con mi boca, nos unimos en un leve beso sin pensarlo, aprovechando el que nadie nos veía en esa posición y simulando que yo la ayudaba con las tareas de la cocina, de ese beso que para mí fue tierno y no esperado ya que nunca se me había ocurrido haber tenido algo con ella, ya que era una mujer que a pesar de tener cierta coquetería, era mayor que yo y su vestimenta era muy apegada a los cánones de su religión. En fin que de ese primer besos, vinieron más besos y como ya les había comentado al diablo no se le gana, y ella tenía una cara de ingenuidad y de sorpresa después de ese primer beso, que me motivo a seguir besándola esa tarde le estuve robando uno que otro besos en la complicidad de ese rincón donde nadie nos podía ver.

Ese día llego a su fin, y vinieron otros días normales comunes y corrientes, aunque yo me había llevado a la casa esa aventura, no podía hacer más, yo no tenía un ingreso o forma de “invitarla” a ella después de esto, además era mayor que yo, y la gente como iba a hablar si nos veía en una situación comprometedora, mi galana la norteñita no debía enterarse de esto, y mis otras posibles conquistas en la escuela pues estaban sobre esta bonita calentura de una tarde, en fin, los días transcurrieron, como si nunca hubiera pasado lo de la tarde anterior y nuestro intercambio de besos, no mencionábamos ninguno de los dos nada al respecto y yo la trataba con indiferencia, aunque ella me miraba con esos ojos expresivos y llenos de complicidad que me hacían recordar rica aventura pero a esa edad tampoco estaba para desperdiciar cualquier oportunidad que se ofreciera, y ella claramente estaba dejando la puerta y las piernas más que abiertas, ya que a veces me tiraba el calzón descaradamente y yo trataba de hacerme el pendejo (a veces unos de joven es muy pendejo y no ve las claras señales del “amor” en este caso no era amor, sino calentura) hasta que en un momento dado, tanto va el cubo al pozo que este sede, y fue así como una tarde en que no había clientela y ella estaba en la cocina y yo en el mostrador, de momento cuando pasaba por el pasillo del mostrador, con supuestas tareas que hacer por esa área, ella pasaba y me miraba con esos ojos de diablilla y me pedía permiso para pasar en aquel estrecho pasillo y a veces entre roce y roce, yo hacía alguna caricia y ella me provocaba más con esa mirada retadora, que me hacía recordar la tarde anterior donde nos besamos, así que la seguí hasta la cocina y en la privacidad de esa área, nos volvimos a besar, ya con un poco de más malicia de mi parte ya que me había dado tiempo a analizar toda esa situación ocurrida en la tarde donde ese demonio me hizo hecho pecar, y aun con la poca experiencia que yo tenía, deduje que esa hembra quería más que un solo beso, ella quería comerse mi verga, su actitud era esa, así que después de cachondear en la cocina, solo podía manosearla y besarla ya que era un horario de atención, y aparte desde el fondo de la cocina era riesgoso una aventura y que fuéramos descubiertos por algún cliente o si alguien de mi familia llegaba, además de que alguien debería estar en el mostrador para ver si llegaba algún cliente. Ella como siempre vestía de acuerdo con las reglas de su iglesia, mujeres no podían mostrar nada de su pecaminoso cuerpo, por lo que ella siempre trataba de ir al trabajo en vestidos que le llegaban hasta la rodilla la falda, blusas sin escote, y zapatos bajos, por lo que esa señora todos sus atributos eran naturales sin muchas expectativas o “producción” como le llamo.

Así que esa calentura de esa tarde no podía dejarme con la verga así parada y que me fuera a descremar hasta la privacidad de mi habitación en la noche, ya tenía mi verga parada y lista para la batalla pero era obvio que no se podía hacer algo en esas circunstancias, mi pene ya estaba jugoso y llorando por conectarse con la pucha de esa hembra calenturienta, que solo podía sentir mi verga a través de mi pantalón y sus vestidos que eran de tela suave, por lo que era evidente que ella sentía el calor y la rigidez de mi verga pegada a sus cuerpo en cada arrimón que le daba, ella se quería hacer la inocente con esas picaras miradas y sonrisas que incitaban a más, como pude me enfile hacia el mostrador, y estando allí pude acomodar mi verga y lo saque, a lo que la hice venir hacia mi desde la cocina y pudo contemplar mi verga fuera de su cautiverio, ella se haciendo gala de un falso pudor solo atinaba a hacerme reclamaciones gestuales de que estaba loco, pero la verdad es que ese demonio sabía lo que hacía, y se acercó a mí, para contemplarla y acariciarla, sabía muy bien lo que hacía, ya que así estuvo a mi lado, aparentando ante a gente que pasaba por la banqueta de la calle que solo estábamos platicando de cosas personales o del negocio, de vez en cuando ella se agachaba por abajo del mostrador y se metía mi verga a la boca, que delicia de boca de mujer, de hembra hecha y derecha que sabe lo que quiere y como lo quiere, esa hembra era en verdad una loba, un demonio con cara de santa y que no rompe ni una botella, cuando ella mamaba mi verga y me veía con esos ojos color miel a los ojos, era una sensación que no se puede un jovenzuelo imaginar y que solo en películas porno de la época podía ver y jalarse el pescuezo al ganso hasta que desfleme toda la leche, pero esta mujer me estaba cumpliendo una de las grandes fantasías de cualquier hombre a esa edad, que una mujer te mame la verga y te vea a los ojos con esos ojos claros disfrutando lo que ve y como puede manejarme a su antojo, se veía que tenía experiencia y ya estaba deduciendo que esa loba si era culpable de todos aquellas acusaciones que parecían chismes de mujeres envidiosas, ese demonio con piel de oveja traía el infierno bajo ese menudo cuerpo de dama religiosa y responsable. Me estaba aplicando una mamada de ensueño, acariciaba mi verga se la metía a su boca que apenas hace unos minutos había besado, sacaba la lengua para limpiar el exceso de su saliva alrededor de mi tronco, y se lo tragaba, era una guarra, con cara de inocente, y yo no me quedaba atrás, ahí parado con cara de pendejo viendo pasar a la gente por la calle que no imaginaban lo rico que me estaban mamando la verga esa hembra insaciable, así que ahora me tocaba a mi disfrutar de esa dama, así que ahora fue el turno de ella, de pararse frente al mostrador como si estuviera viendo la tv de enfrente mientras yo sentado abajo del mostrador haciendo a un lado la pila de refrescos y cachivaches que había debajo, para poder hacer un lugar para poderme colocar frente a ella, que iba enfundada en sus clásicos vestidos que parecen uniforme de los testigos de Jehova, no fue difícil ya estando en ese obscuro lugar debajo del mostrador y bajo su falda que era holgada y cabía ampliamente abajo de ella, por lo que esa hembra me permitía estar en su intimidad donde me incitaba a pecar, beber de su agua llena de lujuria, le baje su calzón que era normal pude sentir con mi boca aquella pelambrera de vello púbico, pude recorrer a mi antojo sus labios en aquella obscuridad, no podía ver mucho bajo su falda, solo era sentir con mis manos, mi lengua, y los aromas que me estaba regalando esa mujer tan caliente, de vez en cuando salía a tomar bocanadas de aire, ya que el calor de su pucha, y estar bajo su falda con esa pepa caliente a veces era asfixiante aunque no desagradable, sino más bien morboso erótico y sensual por lo que estábamos realizando casi en la vía pública, sabía que no teníamos mucho tiempo porque en cualquier momento podría entrar al negocio algún cliente, por lo que me enfoque a disfrutar de los placeres que me ofrecía su miel que ya estaba escurriendo de su concha, ella recargada en el mostrador con un periódico bajo sus brazos hacia como si lo leyera o prestara atención a lo que daban en las noticias de la TV, mientras un insulso jovenzuelo, le acariciaba la vulva y trataba de tragarse la pucha de esa hembra que sabía más que nada de los placeres carnales, con dos hijos, y varias parejas que se le achacaban, era más que obvio que esa hembra se las sabia de todas, y es por ello que me atrevo a decir que ese demonio no se le podía ganar, y menos por un jovenzuelo que apenas ha vivido unas cuantas experiencias o calenturas, pero bueno estaba yo aprendiendo, y que mejor que de las expertas, de aquellas mujeres que parecen que no hacen nada, pero son la candela por dentro. En fin así seguí tratando de darle placer con dedos lengua y olfato, ya que no podía ver ni oír nada bajo esa falda, tuve que explorar con los otros sentidos, cosa que creo que es un buen ejercicio que alguna vez debe tomar un aprendiz para una buena mamada a esas puchas golosas, don mis dedos podría recorrer la anatomía baja de esa mujer, recorrer esas piernas desnudas y sentir su erizamiento al recorrerla o cuando mi lengua saboreaba sus jugos mientras mi nariz pegada a su monte de venus con mi boca abierta para que mi lengua pueda entrar a su vulva, sintiendo toda esa pelera en la boca, que aunque no era mucho, pues era obvio que ella no tenía la costumbre de depilarse o arreglarse esa pucha, ya que eso es para “las mujeres de la calle” como en esa época se pensaba y ella no lo era, así que me tuve que sumergir y sentir esos vellos en toda mi cara, embadurnarme de sus jugos y sentir que ella a veces trataba de oprimir sus piernas, tal vez por lo que la hacía sentir o para alertarme de algún “peligro”, así que dedicándome a su pucha y agarrarle las nalgas o acariciarla, ¿fue como esa maestra me iba enseñando como hacerle mientras ella abría un poco las piernas y yo le propiciaba una mamada a esa vulva ardiente, la cual me regalaba de sus jugos, hasta que ella bajo su mano para agarrarme de la cabeza y dirigir mis movimientos sobre ella, hasta que en un momento se humedeció de más y me tuve que tragar sus jugos mientras ella oprimía mi casa en su vulva como si no quisiera que me separara de ella, no sabía que ella había tenido un orgasmo lo cual la dejo con la piernas temblorosas y justo cuando un cliente iba llegando, por lo que en lo que ella solo atino a darle la bienvenida y recoger el diario del mostrador, haciendo tiempo para darme a mi tiempo a respirar y limpiarme sus jugos de la cara, subirle su pataleta y acomodarle sus vestimenta no sin antes, dar mi último respiro a esa pucha ardiente y su beso por lo que me estaba enseñando, la manosee mientras ella desde la barra hablaba con el cliente, y yo trababa de devolverle la perturbación que a veces provocaba en mí, así que ahora ella estaba siendo torturada mientras la acariciaba por dentro de sus ropas mientras ella solo disimulaba y a veces me daba manotazos indicándome que me quedara quieto y no la metiera en problemas. Ese era el inicio de nuestros juegos cuando nos quedábamos solos en el negocio, no pasábamos a mayores cosas, hasta que una vez que estaba bien caliente por culpa de alguna chica de la escuela y yo con ganas de meter la verga donde pudiera, pues amanecí más que caliente al otro día con esas erecciones matutinas que no se aguanta uno ni estrangulando el pescuezo a ganso, así que esa mañana con toda la calentura del mundo me dirigí a la escuela ya que tenía una clase muy temprano, pero yo no podía aguantar mi calentura en mi cabeza solo estaba el sexo, en verdad que parecía toro de lidia esa mañana y en busca de quien la pagara, y para ello ya tenía mi plan, quien me iba a apagar el fuego de la lujuria que traía por dentro, ya estaba haciendo planes, sabía que Olivia siempre llegaba muy temprano al negocio, mi madre le confiaba la apertura del negocio y por lo regular permanecía adentro del mismo haciendo los preparativos de la cocina con la cortina cerrada, por lo que con toda la adrenalina del mundo después de terminada mi clase, me lance de inmediato para el negocio, recuerdo que fue como a las 9 de la mañana la hora en que más o menos llegaba ella, para abrir entre 10 y 11 de la mañana, tiempo en el que como les decía ella estaría dentro preparando algunas cosas para la venta, así que casi volé para llegar ahí lo más pronto posible, estaba sudando por la excitación, la lujuria, los nervios, o por la prisa. Yo no tenía llaves del negocio, así que llegue a la puerta y toque para que me abriera la puerta, ella pregunto quién era, así que le indique que era yo, ya me abrió la puerta y pase, a lo cual extrañada ella porque por lo regular no llegaba yo a esa hora y me cuestiono el motivo por el cual estaba yo ahí tan temprano, aunque esa loba con piel de cordero sabía que esa mañana íbamos a coger, así que después de darle mil excusas (no le podía decir que me la quería coger, aunque ahora entiendo que si se lo hubiera cantado directamente eso le hubiera encantado) y de darle unos besos en la boca y cariñosos de amantes ocasionales, ella se fue a la cocina a checar lo que estaba preparando en la estufa, y mientras me daba la espalda, ella seguía en la gran mesa de la cocina preparando algunos de los vegetales, los estaba picando, mientras me hacía platica, yo llegue por atrás de ella, y mientras la abrazaba por la cintura le pegaba mi pito que ya se la quería coger, en sus nalgas ella podía sentir mi verga dura y ardiente a través de su típica vestimenta de vestidos de tela sedosa y holgada, por lo que mis caricias alrededor de su cuerpo, llenarla de besos por su cuello, la estaban prendiendo, aunque yo creo que ella no necesitaba mucho combustible porque era una calienta palos, que ahora tenía que apagar el mío, porque pos su culpa estaba ya así por ella, por lo que la muy cabrona ya sabía lo que seguía, así que le bajo el fuego a la estufa, mientras se volteaba para darme la cara y besarnos como desesperados, los dos teníamos ganas de clonchar, aparearnos, fornicar, coger o como le quieran llamar, ella correspondía a mis besos y mis caricias me agarraba por atrás y me daba un masaje las nalgas, a veces pasaba la mano por delante para sentir mi verga ardiente, me besaba mirándome a los ojos, los suyos eran unos ojos de gata, aceitunados a veces color miel, en verdad que sabía cómo manejar la situación, yo me la quería coger, y aunque yo pensara que yo era el de la descripción, realmente todo lo había ella planeado, le había ya bajado su calzón a media pierna cuando ella estaba volteada, porque mis caricias habían iniciado por ahí, la había masajeando y ya ella tenía el calzón casi a media pierna, así que fui bajando frente a ella, donde ya le había besado su cuello, sus pechos, que era la primera vez que los tendría a mi merced, ya que anteriormente por la situación de riesgo en la que nos encontrábamos no había sido posible conocer sus tetas, y en esta ocasión yo ya estaba soltando su vestido que tenía un zipper en la espalda, y pude dejar al descubierto sus hombros los cuales bese, y acaricie, para ir bajando a sus pechos de piel morena, los cuales me di gusto mamándolos, eran pequeños y un poco caídos por haber amantado dos niños, y bueno quien sabe cuántos más se habían amamantado de ahí, ya que cada vez iba descubriendo sus cualidades. En esta ocasión la tenía semi desnuda frente a mí, lo cual solo baje hasta su ardiente pucha y me dedique a mamarle la pucha como en nuestros juegos debajo del mostrador, ya no había tal obscuridad y podía contemplarla ahora si a todo color, me dedique a amarle esa selva tupida de vello púbico, haciendo a un lado sus labios media mi lengua en su cueva y algún dedo para darle masaje al interior de su vulva, ella solo de paraba de puntitas, al sentir las embestidas de mi dedo o mi lengua, mientras solo apoyaba de la mesa y con la otra mano acariciaba mi cabeza para llevar el ritmo de mis embates en su ardiente pucha, por fin podía tenerle frente a mi desnuda así que recorrí su cuerpo a voluntad, ese cuerpo de mujer madura, estaba más que caliente y se le notaba en las gesticulaciones de su cara de guarra calenturienta, ella misma me iba quitando la camisa y desabrochar el pantalón, me besaba el pecho me acariciaba, era una experta en conocer lo que un hombre requiere en ese momento, ya que recorrió mi cuerpo con sus labios, acaricio mi pene, lo chupaba mientras con sus ojos color miel me miraba, yo la detuve, ya que no quería terminar en su boca me urgía y el motivo de esa visita mañanera había sido ella, y mi mente no estaría tranquila hasta no cumplir mi propósito de cogerme a esa putita calienta vergas, así que ya con mi tranca de fuera y bien lubricada, agarre a Olivia y la bese en los labios mientras nos veíamos a los ojos como retándonos a dar el siguiente paso, el cual ella misma se encargó de dirigir la maniobra de mi tranca para que se colocara frente a su cueva ardiente, la agitaba sobre su pucha, como queriendo introducirla inmediatamente, así abrazados y besándonos poco a poco mi verga fue penetrando aquella cueva que parecía la boca de un volcán ardiente con líquidos calientes en su interior, era sublime como la calentura contenida toda la noche por culpa de esa mujer, en ese momento el calor de su ardiente pucha estaba calmando y colmando de placer mi libido. Ella era un poco más bajita que yo así que la posición para poderla penetrar era que yo me agachara un poco y cargarla mientras ella con sus dos manos se apoyaba de la mesa de trabajo, medio la cargaba y ella sostenía el resto de su cuerpo en la mesa con sus brazos hacia atrás, mientras yo la sostenía de las nalgas y trataba de meterle lo más profundo que pudiera mi tolete, era fantástico el poder visualizar su menudo cuerpo de pecadora frente a mí, desnudo solo con su vestido a la cintura ya que no se lo había quitado por las prisas, porque no teníamos tiempo para ello, aun permanecíamos con un poco de ropa, ahí podía ver su pucha abierta a mí, mientras mi tolete todo húmedo entraba y salía de su cueva, sus jugos hacían brillar mi falo que parecía un pistón bien lubricado, sus pequeñas tetas solo se tambaleaban al ritmo de nuestros embates, y en su cara solo tenía ese rictus de ángel caído que incitaba al pecado, con los ojos un poco extraños, aquellos ojos de gata a veces en blanco solo echaba su cabeza hacia atrás, mientras yo la besaba por su pecho, su cuello, su barbilla, su cara y sus labios… Ella solo gemía suavemente no hubo muchas palabras ya que lo hacíamos en silencio para no delatarnos con cualquier persona que pudiera estar afuera, ya que estábamos en el negocio y aunque era temprano, alguien podría llegar a preguntar algo, o mi familia, así que tratábamos de hacer el menos ruido posible y solo dedicarnos a coger como animales en celo. Yo estaba más que feliz y caliente porque esa mañana estaba saliendo como lo había supuesto desde que desperté con mi verga bien dura, me estaba cogiendo a la puta de Olivia, esa madura que sí que sabía cómo calentar la verga sin tocarte, así que ya era hora de darle su premio, la baje de esa posición y la puse recargada en la mesa, con sus nalgas apuntándome, en ese momento baje, le abrí las nalgas y en ese momento le abrí las nalgas y me metí a mamarle su pucha desde atrás le daba lengua y ella respingaba y daba leve gemidos parando más la cola, mi verga a un dura quería estar dentro de su vulva, así que me incorpore y en esa posición se la deje ir toda, de un solo golpe, le tomaba de sus caderas para ir guiando el ritmo de mis embates, ella solo atinaba a pararse de puntitas ya que como era más bajita así era como mejor nos acomodábamos, yo la estaba penetrando desde atrás, y ella con su cara de gata en celo de vez en cuando volteaba para verme y tirarme sus miradas de gata arrabalera, lo cual me excitaba por sus gestos y su forma de ser tan calenturienta sin parecer, había llegado el momento esperado así que la sujete fuertemente de sus caderas y le daba embestidas suaves y duras, para después rematar con una mucho más fuerte, así varias veces hasta que ella tuvo espasmos y cayó sobre la mesa, mientras yo le agarraba fuerte su cadera como si no quisiera separarme de ella al sentir su pucha como tenia contracciones como si mamara mi verga, y fue cuando sentí la descarga de electricidad y un torrente de mi leche salió disparada hacia su cavidad aún caliente y palpitante, era increíble que toda la presión de la mañana en ese momento era tranquilidad me sentía más liberado, estábamos sudando ahí, por el calor de la estufa y nuestra actividad, pero satisfechos, me deje caer un poco sobre ella, la acaricie y bese, mientras nos veíamos a los ojos sin decir palabra alguna, no lo había, al menos yo no sabía que era esa situación, no éramos novios, no éramos amantes, ella en su posición de mujer madura y con todo su historial público.

En fin que por fin había desflemado todo ese malestar de la noche anterior, y aun no me reponía del todo y aun quería más de aquella mujer, se volteo hacia mí para besarnos, sus besos eran dulces y a la vez con cierta picardía y exoticidad de aquella mujer vivida, nos acariciábamos y mi verga estaba retomando el vigor de la batalla anterior, así que se volvió a poner erecto y ella solo sonreía mientras mordisqueaba mi labio y lo estiraba levemente con los ojos hacia mis ojos y de repente a lo que palpaba entre su mano, así que nuevamente lo llevo hacia su vulva que aún estaba caliente y muy húmeda por sus líquidos y mi venida anterior así que no fue difícil penetrarla, ella de puntitas frente a mi como si montara a caballo se empalaba sola, se colgó de mí y así la sujete parado y ella clavándose mi pene, la estuve cogiendo por unos minutos de esa forma mientras le daba profundos vergazos en su concha ella solo me abrazaba para no caer colocando su cabeza en mi hombro, gimiendo suavemente, nuestras respiraciones y gemidos eran lo único que se escuchaba dentro del negocio, mientras afuera solo el bullicio de la ciudad que iba despertando a la actividad comercial de la zona. Me encamine con ella cargándola y ensartada, mientras su pucha escurría nuestros jugos que caían al piso, la lleve a un lado de una de las mesas e improvise una cama con un par de silla, donde pude sentarme para que ella me cabalgara y así lo hizo un rato ella misma, mientras nos besábamos y acariciábamos me permitía mamar de sus tetas pequeñas de piel morena y pezón café obscuro, la acosté sobre esa cama improvisada de sillas, mientras le acomodaba ella acariciaba mis pelotas y mi verga que se la trataba de llevar a la boca, así que solo le dio una mamadita a la punta de mi glande lo escupió y lo lleve hacia su concha peluda y ardiente, así entre la mata de pelo negro iba entrando mi tolete en su interior ella solo se empujaba hacia arriba al sentir la fricción de mi verga en las paredes de su ardiente pucha, lo cual al estar hasta adentro solo emitimos un leve gemido de satisfacción, así estuve cogiéndola un buen rato, porque en verdad fue difícil en esa cama improvisada, pero tratamos de hacerlo lo más placentero posible hasta que ya era inevitable mi segunda venida, lo cual descargue el resto de mi leche en su interior, nuevamente esa hembra me había ordeñado y estaba más que satisfecho, así que después de que mi palo fue expulsado de esa ardiente cueva, con restos de esa batalla, embadurnado de nuestros jugos y pelos de ambos, hasta ahí había concluido nuestro encuentro sexual, el cual fue más que satisfactorio por la forma en que se presentó, sin planearlo y solo por el impulso de que esa mañana alguien tenía que pagar los platos rotos de mi calentura y lo grato que Olivia fue la encargada de ordeñar mi verga esa mañana.

Después de ese primer encuentro sexual seguíamos haciendo travesuras bajo el mostrador, o la visitaba en las mañanas para que se encargara de extraer la presión de juventud y de la escuela, como si de una olla de presión se tratara, ella fue la que me nivelaba, ella y yo no éramos novios ni amigos, solo amantes, y las miradas que a veces me echaba o cuando iba a platicar con la vecina norteña o había un comentario al respecto a veces al ver a Olivia hacia algunos gestos de complicidad que solo ella y yo entendíamos, ya que a ella la relacionaban con mi “suegro” y yo quería con la “plebe”… en fin… lo nuestro no prospero debido a los compromisos de ella con los demás sujetos, además de que ella me empezó a presionar pidiéndome dinero dique para consultas con el doctor, cosa que como estudiante no tenia y estaba más que pendejo, jajaja solo le podía pagar con leche fresca que me sobraba en cantidad…

Como siempre, espero que les haya agradado mi relato y que no les haya aburrido, es un relato 100% real. Agradezco a aquellas personas que me han escrito para darme sus comentarios al respecto de los relatos y con gusto yo los escribo, sin motivación no existiría estos relatos, porque hay gente que le gusta leerlos y nosotros como escritores, pues sus comentarios son algo que nos motiva a contarlos. Ya saben mi correo es alien_project2004 en hotmail.com

Para cualquier comentario, o donación en especie para caballero, estoy a sus órdenes…

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.