Al día siguiente de que mi hijo me había castigado, me puse a pensar por que lo había hecho, tal vez tenia razón, tal vez si lo había dejado desentendido y por eso estaba celoso y eso me causaba algo de remordimiento, pero el tenia que comprender que también tenia amigos y necesitaba de ellos, pero necesitaba pensarlo mejor, así que me metí a la regadera, abrí la llave y el agua comenzó caer en mi cuerpo, aun me dolían bastante mis glúteos, así que me puse justo para que cayera el agua en ellos, espere unos minutos y después comencé a enjabonarme, cuando termine y salí de la ducha me fui a mi recamara, me quite la toalla y me comencé a secar, cuando recordé lo que le había prometido a mi hijo, “poner mas empeño en lo nuestro” así que se me ocurrió salir sin ropa, quería jugar, pues le iba a seguir el juego, me termine de secar, y recordé lo de las medias, así que me puse unas negras, que no había estrenado, me calce unas zapatillas de tacón del mismo color, un poco de perfume y salí de mi recamara, pase por la de mi hijo y toque a su puerta.
– Alfredo, voy a hacer el desayuno, no tardes.
– ok ya voy
Comencé a bajar las escaleras lentamente, me sentía rara, jamás había hecho esto de pasearme desnuda o al menos no por tanto tiempo, el frio de la mañana se metía entre mis piernas, llegando de lleno a mi vagina y también refrescaba mis adoloridos glúteos, entre a la cocina y estaba preparando la cafetera, cuando escuche la voz de mi hijo.
– donde estas Cristina.
– acá en la cocina corazón.
Escuche que se acercaba y cuando estaba a punto de entrar, se detuvo en seco, mientras me miraba fijamente, así que con toda la calma del mundo le dije,
– que pasa, no te gustan mis medias.
– no… no es eso…
– ayer me hiciste prometer que me esforzaría y pues lo prometido es deuda.
Alfredo me miraba fijamente, supongo que no pensaba que iba a reaccionar de esta forma, así que continué haciendo el café.
– siéntate, ahorita te sirvo,
Sin dejar de verme se acerco al desayunador, jalo una silla y se sentó, yo tratando de tomar todo con calma me movía de un lado a otro de la cocina, tratando de que mis nalgas quedaran casi frente a su rostro, le serví su café y después prepare unos emparedados de atún y me senté a su lado, comenzamos a comer y Alfredo no decía ni una palabra, así que decidí entrar mas de lleno al juego,
– sabes Alfredo, había pensado en que estuviéramos hoy en casa, para pasar mas tiempo juntos,
Alfredo abrió os ojos como platos, cuando me escucho decir eso, sabia bien a que me refería y claro, también aprovecho para sacar ventaja y me dijo,
– claro Cristina, sirve que me cumples algunos caprichos como habíamos quedado,
Era obvio, mi hijo no iba a desaprovechar la oportunidad de tenerme a su disposición, así que solo le respondí que si, terminamos de desayunar y Alfredo inmediatamente se levanto y me dijo que iba a estar en la sala, que no tardara, salio de la cocina y comencé a levantar todo, no tenia idea de que es lo que iba a suceder, pero que mas daba, termine y me fui a la sala y Alfredo ya estaba sentado frente al televisor, me vio y me dio que me acercara, me pare frente a el y me dijo que me volteara y comenzó a acariciarme el trasero de nuevo,
– si que te di una buena tunda, traje un poco de crema, vuélvete a recostar sobre mis piernas y déjame ponerte un poco.
Me recosté sobre sus piernas, Alfredo destapo el bote de crema y comenzó a espaciarla sobre mis glúteos, el frio liquido provoco que moviera mis caderas un poco
– despacio hijo,
– tranquila Cristina,
Poso su mano sobre mis glúteos y comenzó a moverla lentamente en círculos, recorriendo mis nalgas por completo, la verdad es que sentía bastante alivio, lo frio de la crema y sus movimientos suaves, me estaban comenzó a gustar, y se veía que Alfredo lo estaba disfrutando también, ya había posado ambas manos en mis nalgas y las recorría de arriba hacia abajo, a veces me las apretaba un poco, pero era soportable, los minutos pasaban y Alfredo se deleitaba manoseándome, y de pronto me dijo,
– quiero que me complazcas en algo,
– claro hijo, dime,
Volvió a echarme mas crema. Pero ahora sentí que cayo justo en medio de mis nalgas y rápidamente supe de que se trataba,
– Alfredo…!!
– quedaste de complacerme, recuerdas,
Mi hijo tenia razón, así que solo respire profundo y trate de relajarme, Alfredo entendió que había cedido y comenzó a meter su dedo entre mis nalgas hasta que llego a mi orificio anal y comenzó a presionar, gemí un poco, pero Alfredo no se detuvo, y la crema le estaba facilitando las cosas, su dedo lentamente comenzó a deslizarse dentro de mi hasta que me lo introdujo por completo,
– espera Alfredo…!!
Pero mi hijo no hizo caso de mis suplicas y comenzó a mover su dedo de forma circular y lentamente, pero aun así me causaba cierta molestia, y no le encontraba motivo a esto,
– que planeas Alfredo…??
– mira Cristina, primeramente es por puro morbo, no cualquiera tiene la oportunidad de culearse a su madre, si vieras que ricas nalgas se te ven desde donde estoy, y la otra, es porque quiero que tu culito se dilate un poco para poder penetrarte,
La sinceridad de mi hijo me dejo sorprendida, pero también su idea me gustaba, ninguno de mis novios me había hecho esto antes, así que pensé que seria mejor al menos para mi indicarle el camino,
– esta bien Alfredo, pero solo hazlo despacio, mete y saca tu dedo lentamente, esta claro,
– claro que si Cristina,
Mi hijo comenzó a meter y sacar su dedo una y otra vez, en ocasiones lo hacia rápido y brusco, pero en otras era lento, no tenia idea de donde había sacado esta idea, pero la verdad es que me estaba gustando, así que después de unos minutos, lo saco por completo y me dijo,
– creo que es suficiente, ahora empínate sobre el sillón,
Me deslice de sus piernas y me acomode como me dijo, el se levanto y se acomodo detrás de mi, escuche como se bajaba el bóxer y apoyaba ambas manos sobre mis caderas,
– bien, ahora solo relajate,
Tome uno de los cojines del sillón y hundí mi cara en el, Alfredo deslizo sus manos hasta mis nalgas y comenzó a separarlas y sentí como su miembro comenzaba a deslizarse dentro de mi, y a pesar de que aun tenia bastante crema, me dolió bastante, pero no le dije nada y lentamente su verga fue entrando en mi, no era tan grande como la de Luis, pero si mas ancha,
– vaya Cristina, aun aprietas bastante… jajajaja
No le conteste y hundí mi rostro en el almohadón, sentía como su verga entraba en mi y comenzaba a crecer mas y mas, era como si me estuvieran metiendo un pedazo de metal caliente, y una vez que entro de lleno, se quedo quieto unos instantes, supongo quería disfrutar de aquel momento, así que solo me quede quieta, después de unos segundos comenzó a moverse lentamente, de un lado hacia otro, tratando de que mi cuerpo se adaptara a su miembro, podía escuchar como su respiración era cada vez mas agitada, supongo que estaba bastante excitado, y el quería durar mas, se volvió a quedar quieto y después, comenzó a sacar su miembro un poco y volvía a penetrarme, el dolor había cesado bastante y yo quería que mi hijo, disfrutara de mi, así que trate de arquear mi espalda un poco y dejar que el me usara a su antojo,
– te esta gustando hijo,
– claro Cristina… claro que si…
Continuo con aquel mete y saca, lo hacia de forma lenta pero firme, sus manos habían dejado de sujetarme y subían y bajaban por mis nalgas, en ocasiones me las apretaba un poco o me daba ligeras nalgadas, pero no le decía nada, los segundos pasaban y sus movimientos se hicieron mas y mas rápidos, metía su verga por completo y después la sacaba toda y me volvía a penetrar, cada vez mas y mas fuerte, sentía como su pelvis se estampaba contra mis nalgas, tratando de penetrarme hasta el fondo, comencé a morder el almohadón para no gritar, no quería estropearle la diversión, después de todo era mi hijo el que me estaba penetrando, su verga estaba ya completamente dura y la tenia tan caliente que parecía que estaba hirviendo, y de n momento a otro sentí como aquel pedazo de carne se hinchaba tremendamente dentro de mi y comencé a sentir como sus fluidos inundaban mi entrada anal, había terminado, se recargo sobre de mi y lentamente comenzó a salir, y cayo hincado a mi lado,
– te gusto hijo,
– uufffff… que buen culo tienes Cristina, eres la mejor de todas,
Sus palabras me hicieron reír, y me sentía satisfecha por haberle dado un buen rato de placer a mi hijo, me enderece y le dije que se metiera a bañar, que aun teníamos el resto del día para seguir disfrutando, rápidamente se levanto y se fue hacia el baño, mientras que yo pensaba en que iba a terminar esto, me estaba convirtiendo en la amante de mi hijo y me estaba gustando
Continuará.