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Todo es tuyo cuñada, todo, todo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Soy Juan, el tercero de una familia de varones, vivimos en la ciudad de Puebla, México, mi hermano mayor es Pedro quien se casó hace como 3 meses con una señorita muy guapa y también muy caliente, desde que andaba de novio con ella, le dije que yo la había visto en situaciones no muy adecuadas para su conducta, pero él me dijo que sólo hablaban de ella por lo buena que estaba y que le era muy fiel a él.

No me hizo caso y finalmente se casó, la boda estuvo alegre y muy concurrida por los amigos de ambas familias, salieron de luna de miel por la ruta maya y otros lugares de playa en el pacífico mexicano, regresaron y se instalaron en un departamento que ya desde antes había comprado mi hermano, muy cerca de nuestra casa.

Al fin mi cuñada, nos frecuentamos mucho, ella muy coqueta a sabiendas de que yo estaba enterado de sus aventuras antes de la boda, no cambió para nada, casi siguió igual y sucedió que una tarde que pasé por su departamento con la intención de hablar con mi hermano, para un préstamo por que me faltaba dinero para un negocio, la encontré a ella arreglándose para salir.

—Hola Ailyn… cómo estás?… se encuentra mi hermano?

—No… hoy por la mañana salió hacia San Luis Potosí, tiene una reunión con sus proveedores, dijo que regresaría en dos días, o sea para el jueves… pero pasa, no te quedes parado en la puerta.

—Bueno, sí… pero si no está él y como veo que estas terminando de arreglarte, a lo mejor soy inoportuno.

—No que vá!!! Tú siempre eres muy bienvenido a la hora que vengas, por algo eres mi cuñado consentido, siéntate… si ciertamente iba a salir, pero ya no… quieres tomar un refresco o mejor si quieres un trago… con este calor que está haciendo…

—Gracias cuñada, pero ya me incomodé contigo, te eché a perder tu salida y mejor me voy, ya regresaré cuando esté mi hermano…

—No… no te vayas… mira te invito un trago, yo estoy un poco acalorada y me pensaba tomar un jaibol antes de salir… de qué te lo preparo?

—Igual que el tuyo, para no dar más molestias…

Muy solícita me sirvió el jaibol, y se sentó en el mismo sofá donde estaba yo, empezamos a platicar de muchas cosas y después del primer jaibol, el segundo, siguió la plática y luego el tercer jaibol, de todo platicamos, hasta se nos olvidó mi hermano y que estábamos en su departamento.

—Oye cuñada —le pregunté— y ya encargaron a mi sobrino?

—Pues en esas andamos cuñado, cualquier día de estos nos aceptan el pedido, porque tu hermano es medio flojo para eso de encargar, tengo que andarlo correteando y nomás un ratito y se le olvida o se le acaban las ganas, pero sí estamos puestos para encargar, aunque yo no quiero muy bien… hay que disfrutar la vida y el cuerpo cuñado, porque luego con los hijos se acaba todo… diciendo esto se levantó y fue por el cuarto jaibol.

—Tienes razón Ailyn, hay que vivir la vida por que se acaba.

—Toma cuñado, vamos a brindar por el gusto de que estés visitándome.

Y diciendo esto se me acercó con el pretexto del brindis, nos tomamos el trago y colocando su vaso sobre la mesa de centro, se paró a un lado de mí, levantándose la falda de su vestido, me mostró sus suculentas nalgas, no traía nada debajo y su apetitosa vagina apareció ante mi vista.

—Te gusto cuñado? se te antoja? o eres igual de frío que tu hermano.

Ante esta insinuación tan evidente, no me quedó más que pararme atrás de ella, tomarla por la cintura rodeándola y pegándome a su cuello la empecé a besar, sentí como se estremeció con mis caricias, mis manos se fueron directo a su entrepierna para buscar su depilada vagina.

Empezó a suspirar y a retorcerse en mis brazos, seguí pegado a su cuello, pasándole la lengua por toda su piel, ella se quiso zafar de mis brazos, pero más la aprisioné hacia mí y le empecé a susurrar en su oído:

— Cuñada, estas buenísima… tienes una vagina sensacional, te la he visto y me ha dejado con mi sexo paralizado… he estado esperando este momento y ahora que te tengo, soy capaz de violarte…

—No cuñado, no lo hagas… soy la esposa de tu hermano… no lo hagas por favor…

Aunque su voz parecía sincera, de antemano sabía que estaba fingiendo, puesto que en lugar de separarse de mí, más se pegaba a mi cuerpo.

Lentamente le fui levantando el vestido, para poco a poco ir desnudándola, su vestido, lo único que traía puesto cayó al piso y la tuve completamente desnuda, de espaldas a mí, le acaricie toda su piel, haciéndola retorcerse de placer, le di la vuelta y ante mis ojos quedó tal como vino al mundo pero ya con sus 25 años encima, tomé con mis manos sus pechos, los acaricie suavemente, consiguiendo que sus pezones se endurecieran con mis caricias, su vagina protegida por unos abultados labios, me incitaron a la lujuria, empecé a besar sus pechos y a acariciar sus nalgas, ella se volvió a estremecer por efecto de las caricias, me fui bajando muy lentamente hacia su sexo, adelantando mis manos y mis dedos para ir suavizando sus reacciones, la sentí humedecida, bastante húmeda y casi podía sentir sus contracciones.

Al llegar mi boca a su obligo, me detuve y empecé a jugar con mi lengua dentro de ese pequeño orificio, mis dedos se introdujeron en su vagina y un ahogado sollozo salió de su garganta, largo y gutural, tensionando sus hermosas piernas y todo su cuerpo arqueándose hacia atrás voluptuosamente.

La recosté sobre el sofá, ella adivinando mis intenciones, abrió sus piernas y me ofreció su deliciosa y enorme vagina completamente afeitada, que al contacto con mi lengua palpitó ansiosamente.

—Juan, mámame… mámame la vagina… quiero sentir tu lengua que penetra por mis labios, tómame y hazme enloquecer de pasión…

Ella con un movimiento pélvico abrió completamente esa hermosa flor vaginal, mi lengua recorrió suavemente esa delicada piel interna de su vagina, lamiendo con lujuria y sorbiendo los líquidos que empezaron a fluir incontrolables… Presionando con la lengua sus paredes, la hice que se retorciera de placer.

—Más… más fuerte Juan, me enloquece sentir tu lengua rosar mi clítoris, hazme fuerte quiero desahogar las ansias contenidas en mi cuerpo.

Recorrí toda su vagina con mi lengua, succionando su clítoris de manera que lo tuve en mis labios presionándolo y mordisqueándolo, con lo que mi cuñada no aguantó la caricia y exhaló un tremendo grito que inundo el departamento.

—Aghhhh No pares cuñadooo…

Su cuerpo se convulsionó en mis brazos, y de su rosada vagina empezó a manar un torrente de líquido demasiado enervante para mis sentidos, aroma delicioso penetraba en mis fosas nasales, mi paladar disfrutaba el salobre sabor de estos líquidos que fluían y fluían de su intimidad.

Repuesta de sus espasmos del orgasmo que acaba de tener, subida sobre el sofá empezó a desvestirme, empezando por la camisa para terminar con mi trusa y una vez en pelotas, inició una de las mamadas más deliciosas que en mi vida me han brindado las mujeres que por mis brazos han pasado… singular maestría desplegó mi hermosa y caliente cuñada.

Ella sabe utilizar sus habilidades para hacer disfrutar a cualquier hombre y se las arregló para engullir suavemente la carne gruesa y maciza que ante sus ojos le ofrecía, su boca es de seda, sus labios son de una frescura sin igual, que convierten su caricia bucal en una subida al cielo, sabe succionar con delicadeza y vigor que me hizo estremecer, mis músculos se tensaron preparándose para eyacular en su boca… más ella, diestra en estos menesteres del sexo, sabiamente dejó enfriar mi pene, con lo que pude recobrar el control.

—Juan, cuñado, cuánto ansiaba este momento de tener tu verga en mi boca, soñaba contigo, me imaginaba, tragándome este delicioso y enorme pene que tienes… estás tremendo cuñado…

—La tremenda eres tú Ailyn, estás de poster cuñada, eres genial con tu boca, es la gloria de las glorias, por poco y me vengo, un segundo más y te vació mi leche.

—Sí, me di cuenta que estabas a punto de explotar, pero no, todavía quiero gozar tu visita y esta oportunidad que me da la vida de tenerte para mi sola…mira, esto solo lo hago cuando verdaderamente tengo para mí un verdadero hombre y tú eso eres.

—Gracias cuñada, tus halagos me llenan de vanidad, pero no, no soy tan así como dices…

Y mientras yo hablaba volvió su boca a darme las delicias de sus caricias, mi pene entraba y salía de su boca como un pistón, su saliva lubricaba todo mi sexo y su deslizamiento era de una suavidad que pronto me volvió a poner a punto de explotar…

Suavemente le retire su boca de mi verga y la coloqué recargada sobre el sofá a manera de tener su trasero a mi alcance, la vista era esplendorosa, sus posaderas y su hermoso cáliz vaginal quedaron a mi vista alucinándome, ella muy lujuriosa hacía que sus labios vaginales se contrajeran rítmicamente produciéndome una irresistible atracción hipnótica, y embelesado por la visión me hicieron tomarla de sus caderas para poco a poco ir penetrándola, llenando su vagina centímetro a centímetro, perdiendo en ese volcán ardiente de su sexo todo lo grueso y largo de mi verga, ella jadeando empezó a pedir.

— Más… quiero masss… llena mi cuerpo con tu sexo cariño me estas enloqueciendo… ay qué ricooo!!!

—Todo es tuyo cuñada, todo, todo… te gusta?… verdad que te gusta?

—Me encanta cuñado Juan… me encanta, eres fenomenal…

—Solo te estoy disfrutando Ailyn… estás divina y tu trasero es a la medida de mis deseos…

Inicié un lento y suave bombeo, disfrutando el espectáculo de las nalgas de mi cuñada, con el dedo empecé a acariciar su ano, con un suave y persistente frotamiento circular, con lo que mi cuñada se tensó y aspirando desesperada, abrió desmesuradamente sus nalgas, aproveché y sacando mi sexo se lo restregué directamente en su ardiente círculo anal, provocándole un alarido de placer que unidos a su estremecimiento la hizo irse de bruces sobre el sofá, empinando más su espectacular culo, acelere mis bombeadas y sujetándola con firmeza, la obligué a soportar el castigo que con mi verga le estaba dando…

— Ayyyy cuñado por favor ya Juan, que me matas…

No le hice caso y con más fuerzas la estuve penetrando hasta el tope de manera vertiginosa… sus líquidos empezaron a escurrir por sus labios vaginales y por sus muslos, la sala se llenó de olor a sexo, fuerte y penetrante, poniéndome más caliente y desenfrenado en mis embestidas con una mezcla de placer, coraje y venganza, sabiendo que estaba disfrutando cogiéndome a la esposa de mi hermano, por un instante pensé en propinarle unas fuertes nalgadas para hacerla sufrir, pero me contuve y aceleré mis embestidas, clavándole mis dedos en sus nalgas, con lo que la enloquecí más en su desenfrenada desesperación por alcanzar el orgasmo teniéndola ya al borde del mismo, tomando mi verga se la saqué y le di unas talladas a lo largo de sus dilatados labios vaginales, pasando por su ano con lo que soltó un largo “agghhhh”.

Al escuchar esto, se la clave con fuerzas de un solo golpe hasta el fondo de su vagina, su orgasmo empapó completamente mi verga, la veía salir y entrar bañada de esa blanquecina espuma y líquidos vaginales que brotaron impetuosos y sin control de su intimidad… sin fuerzas cayo completamente de bruces en el sofá y yo sobre de ella, clavándole aún más mi sexo, así nos quedamos por unos instantes, respirando agitadamente y yo conteniendo a duras penas mi eyaculación.

Cuando recobró las fuerzas lo coloqué boca arriba y abriéndole las piernas, me dispuse a darle una soberana mamada a su inundada vagina, me encanta el sabor del orgasmo, es mi delirio disfrutar en mi boca los líquidos orgásmicos, le masajee con mi lengua toda su dilata vagina, ella lentamente fue entrando nuevamente en calor y pronto ya estaba ardiendo de placer y voluptuosa se retorcía en el sofá gozando desesperada mis caricias…

—Te la voy a meter de nuevo Ailyn, le dije quedamente… te la voy a clavar hasta que sientas que te parto en dos, a ver si así puedo calmar tus ganas y tu insaciable placer hermosa cuñada mía… sé que te encanta la verga y no puedes ver una que no pruebes, pero ahora sí te voy a dejar sin fuerzas, si mi hermano no te satisface, veré que puedo hacer yo…

—Ay cuñado, si ya me tienes al borde del desmayo, me has hecho sentir lo máximo que nunca había sentido… me estoy derritiendo en tus brazos y me enloquecen tus caricias…

—Si ya me di cuenta que te enciendes fácilmente, también sé que te encanta la verga y que no puedes estar sin que te tengan ensartada… pobre de mi hermano que le has puesto adornos en la frente, pero de que estas buena, estas buenísima y no voy a desaprovechar esta oportunidad de cogerte hasta que explotes buenísima cuñada…

—Si Juan, cógeme a tu antojo, que el ardor que me consume por dentro solo tú estás logrando apagarlo, me contestó la muy descarada.

Arremetí con mi verga en contra de ella, se la dejé ir hasta el tope y nuevamente el mete y saca de rigor, hasta producir espuma en su vagina, ella cerraba sus ojos y arqueaba su cuerpo recibiendo el vigoroso vaivén de mi verga al penetrarla, más le daba y más contracciones sentía de su vagina, los dos arreciamos el ritmo hasta que con un ahogado grito volvió a venirse en todo lo largo y grueso de mi verga, empapándola con su candente orgasmo y escurriendo lo demás…

Seguí sin bajar mi ritmo de bombeadas sobre la intimidad de mi cuñada, la sentí desfallecer y recobrar al mismo tiempo sus fuerzas, abriéndome con sus dedos sus labios vaginales, como queriendo ser penetrada hasta traspasar su entrañas, arqueándose hacia adelante no perdía detalle de cómo entraba y salía empapada mi verga de su vagina, la vi disfrutar lujuriosamente la visión que esta acción le provocaba…

—ayyyy Juan, qué me estás haciendo cariñooo!

—Nada cuñada… nadaaaa solo te estoy metiendo mi verga cuñada… te la estoy clavando porque sé que eres terriblemente insaciable, sé que te encanta la verga… mira cuñada que sabroso entra en ese volcán que tienes por vagina.

Al mismo tiempo arremetía con fuerzas sobre su sexo, haciendo saltar gotas de los líquidos de ella y míos ya mezclados en nuestra cópula.

Bajé ligeramente el ritmo de mis acometidas para recobrar fuerzas preparándome para la recta final de la cogida que le estaba dando a mi cuñada…

—Ailyn, ¿porque eres tan cogelona cuñada? ¿No puedes vivir sin verga, verdad?

—Si tú supieras lo que sufro cuñado cuando pasa un día y no tengo sexo… siento que me ahogo, siento que me vuelvo loca… soy adicta al sexo Juan… desde que en la secundaria empecé a coger, no lo he dejado de hacer… me fascina sentir la verga recorrer mi intimidad… me encanta mamarle la verga a mis amantes… solo así soy feliz y me siento mujer.

—Pues que suerte la mía… desde que te conozco siempre te me antojaste, te veía las nalgas y me imaginaba mamándote la vagina, me imaginaba metiéndote la verga así como ahora… mira cuñada siente como se te va toda mi verga hasta el fondo… siéntela, gózala cuñada…

—La siento cuñado, estoy sintiendo como me vas penetrando siento como late esa vergota que tienes, siento como va a explotar y me va a quemar toda tu leche caliente… ay cuñado, cuñadooo…

—Vente cuñada, vente en la verga de tu cuñado, cómetela toda y trágate mi leche… así… asiii…

Ambos arreciamos los movimientos, la tomé por sus tetas y apretándoselas con fuerzas, le arranqué el último orgasmo de esta cogida, al mismo tiempo yo me venía a torrentes dentro de ella…

Desfallecidos los dos nos quedamos recostados en el sofá, al poco rato sentí como mi verga iba perdiendo su dureza y se escapada de la vagina de mi cuñada, suspiré profundo y buscando su boca nos besamos apasionadamente…

—Cuñada eres sensacional, que deliciosa forma de coger tienes y que boca tan exquisita para mamarme la verga… me has cautivado… quien fuera mi hermano para estar cogiéndote día y noche… sé que verga me iba a faltar para llenarte.

—Si Juan, más bien te sobra, por primera vez, me siento satisfecha de haber cogido, también yo desde que te vi sentí los deseos de cogerte y hoy me has calmado y colmado mis ansias…espero que no sea la primera y última vez que me visitas… estaré esperando, estaré ansiando tu regreso… vuelve pronto cuñado…

Lentamente me fui vistiendo y mi cuñada igual, al terminar la tomé de las manos la atraje hacia mí y le di un beso en su boca, ella correspondió y sin decir palabra, salí del departamento de mi hermano, sin saber si volvería a traspasar esa puerta al paraíso prohibido, donde mi cuñada dijo que me estaría esperando…

FIN

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