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Cita a ciegas (Segunda parte)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Ya deben haber sido alrededor de las tres de la mañana, más menos, bebimos algo para aplacar la sed y yo no sé si se había tomado un viagra o no, pero su pene nunca se bajó y yo, completamente agradecida por su excelente labor anterior, me acerqué, lo besé apasionadamente y comencé a intentar darle su recompensa.

Bajé con mis labios y mi lengua, lentamente por su cuello, por su pecho, mordisqueando sus tetillas mientras él se encontraba relajadamente en la cama, con los brazos detrás de su cabeza, mirándome con cara de caliente y como diciendo: Sigue más abajo…

Le devolví la mirada, más caliente aún y comencé a besar sus caderas y a pasar mi lengua jugosa por entre sus muslos, haciendo círculos, chupando y mordisqueando y veía cómo sus ojos estaban expectantes porque yo tomara pronto el objetivo principal. Pero quería "vengarme" un poco y hacerlo sufrir, noté cómo su respiración se agitaba y movía sus caderas y me dijo:

– ¡Ay, Javi, no seas maldita!

La verdad es que la que no aguantó más fui yo y tomé su pene entre mis manos y lo acerqué a mi boca, primero lo olí… Mmmm qué rico olía, un olor que quedó grabado en mi memoria olfativa y que aún activa mis sentidos cuando lo recuerdo… De la punta de su pene brotaban ya unas gotitas de semen, yo levanté bien mi culito y agaché la cabeza y chupé esas gotitas de miel…

Él comenzó a quejarse, a respirar profundo y yo con mi lengüita empecé a hacer círculos en la cabecita y él solo intentaba meterlo en mi boca, la cual abrí y comencé a meter su pene lentamente, primero hasta la mitad y luego metí lo que más pude y así, con un sube y baja constante y con el roce leve de mis dientes y mis labios, sentí como acelerábamos más el ritmo y yo me sentía más caliente que antes así que mientras con una mano agarraba su pene, sin dejar de chupárselo, bajé mi otra mano y la llevé hasta mi vagina que otra vez estaba muy mojada y me metí un dedo lo más adentro que pude. Y así estaba, con mi culito parado, chupándoselo bien rico y metiéndome uno o dos dedos en mi conchita…

-Mmmmm ¡Sigue, Javiera, lo chupas tan rico! ¡Sigue, chiquitita!

Entonces hice algo que siempre quise hacer y no me atrevía. Me metí su pene hasta la garganta y aguanté lo que más pude sin respirar, hasta que mi aliento se agotaba, ahhhhhh, casi me ahogaba, y vi como mi improvisado amante comenzaba a temblar, tomé aire y volví a repetir esto varias veces, me lo metía tan adentro de la boca que casi podía tocar sus huevos con mi cara de calentona…

Y comencé a subir y a bajar con mi boca por su pene una y otra vez…

– Ooooh ¡Me vengo, Javiera, no pares que me vengoooo!

Y en eso lanzó un gran chorro de semen que me dio de lleno en la cara, entonces lo tomé y me lo pasé por las tetas y me chupé los dedos hasta que ya no quedaba nada… y él con cara de agradecido, así que ya estábamos a mano…

Pero yo había quedado con ganas de más y él también así que nos comenzamos a besarnos como dos locos, nuestras lenguas pasaban por los labios, el cuello y el pecho del otro, respectivamente, como queriendo saborearnos enteros. Se fue otra vez a mis tetas y me las comió tan rico como antes, ahora las apretaba y me tiraba los pezones hasta hacerme gemir… me quejaba tanto, llegaba a jadear… Se tiró sobre mí y me abrió las piernas, tocó y vagina y su mano se empapó, entonces, de una, me metió tres dedos lo más que pudo dentro mío. Yo casi lloré del dolor… Aaaay! Pero no tuvo piedad… No sé cómo cabían tres dedos dentro pero los movía tan rico que comencé a pedirle más y más y le supliqué:

-¡Andrees, métemelo ya, métemelo!

Él se rio y me dijo:

– Eso era lo que quería escuchar, quería oírte pedirme que te lo meta…

Y así sin más se abalanzó sobre mí y de un solo empujón me metió todo su pene, me lo metió hasta el fondo…

– Aaaaah, oooohhhh, ¡Mierda, qué rico! -gritaba yo…

Y comenzó un mete y saca con mucha fuerza, podía sentir como sus coquitos rebotaban en mi culo…

– ¡Sigueee, quiero maaas! – Le decía.

– ¿Apuesto a que ya no estás tan asustada, no? ¿Quieres más, Javi?, ¿Quieres más?

-Siiii, quiero…

Y así más y más duro me daba y yo casi pierdo el conocimiento, no sé a dónde se fue mi cerebro, yo sólo suplicaba por más y más cuando de pronto siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal desde la nuca hasta mis pies… Arqueé mi espalda, apreté su espalda y lo aferré contra mí y me corrí…

mmmmm… me corrí como dos veces seguidas y él se vino también, se vino dentro mío hasta descargar hasta la última gota de semen que tenía… ¡Qué placer recordarlo!

De a poco fuimos volviendo a la tierra aunque ambos con todos los sentidos embrutecidos de placer…

Esa noche lo hicimos como tres veces más y cada vez era igual o mejor que la anterior. Nos dieron las 12 p.m. y ahí entendí por qué había dicho que necesitaba toda la noche…

Nos fuimos del lugar, nos despedimos con un beso y tomamos rumbos diferentes.

Yo llegué a mi casa sintiéndome la mujer más feliz del mundo pero la más puta de todas también…

Sé que mis relatos están siendo breves, pero estoy partiendo en esto. Espero ir mejorando poco a poco, por eso recibo sus comentarios acá o si gustan, me escriben a mi correo. [email protected]

Besos para todos.

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