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Un sábado noche en Sevilla
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Mónica y Manu eran pareja desde hace años. Ambos habían tenido parejas anteriores, pero desde que se conocieron se habían mantenido fieles. Ambos disfrutaban con el sexo, un sexo que ya sobrepasados por ambos los treinta, era diferente que hacía unos años, pero ambos estaban contentos con su vida sexual. No eran la típica pareja que echaban el polvo de la semana y listo. Ellos disfrutaban cuando lo hacían.

Vivían juntos hacía ya tiempo y, aunque últimamente el trabajo les robaba más tiempo del que les gustaría, tenían muchos planes de futuro. Entre ellos buscar niño.

Pero mientras llegaba ese momento se divertían saliendo a tomar algo con los amigos, viajando, practicando deportes… Entre esos deportes, el sexo, podríamos decir. Cierto es que no eran una pareja liberal en el sentido de intercambios o prácticas de tipo exhibicionista pero era cierto que entre ellos no había límites y que, con el tiempo, ambos se conocían y sabían como volver loco al otro. Veían películas porno juntos e incluso visitaban páginas web sexuales cuando estaban juntos.

Aquel sábado por la noche habían cenado en casa. Y como hacía frío se habían quedado en el sofá viendo, bien acurrucados, una serie de Netflix. Tras un par de capítulos, Manu cogió el portátil y empezó a navegar por internet sin ton ni son, visitando multitud de páginas sin orden. Visitó una de relatos eróticos y mientras que leía el relato empezó a notar una erección.

-Oye, Mónica, lee este relato. Uffff. Yo lo estoy haciendo y me está poniendo a mil.

Mónica se giró y colocaron el portatil sobre la mesa para que ambos pudieran leer al mismo tiempo. El relato contaba la historia de un chico que había conocido a otra pareja a través de una web de anuncios y relataba toda una serie de encuentros sexuales a más escabroso uno de otro.

– El relato está genial, verdad. Pero en esas páginas de anuncios en realidad todo lo que hay es lo mismo. Niñatos, buscafotos y salidos esperando pajearse con algo. – dijo Mónica.

-La verdad es que si – contestó Manu. – Como fantasía el relato está genial, pero la realidad de esas páginas es la que es.

– Mira – dijo Mónica alargando la mano hacia el ratón – Echa un vistazo a esta página de anuncios que visitamos hace tiempo. Todo lo mismo.

Mónica entró en los anuncios que había disponibles en Sevilla.

– ¿Ves? Lo mismo una y otra vez. Yo creo que lo que cuenta el relato sólo pasa en la mente del que lo ha escrito – dijo Mónica volviéndose a girar y dándole de nuevo al play de la tele.

Manu se quedó mirando el portatil un poco más. Viendo los anuncios que había en la página. Hasta que vio uno que acababan de publicar que parecía sobresalir entre los demás.

“Pareja joven de 19 y 20 años busca otra pareja que quiera ver como lo hacen. Cada uno con su pareja. Sólo para ver y ser vistos. Abstenerse chicos solos y gente que quiera marear la perdiz”

Manu se animó y mandó un mensaje de respuesta, explicándoles a la joven pareja quienes eran ellos y dejándoles un mail que no usaba mucho por si estaban interesados. No le comentó nada a Mónica ya que ella estaba ensimismada con la tele y, además, sabía que no contestarían al mensaje.

Al rato dejo el portatil, abrazó a Mónica y empezó también a ver la tele.

En la serie que veían aparecía una actriz que ponía loco a Manu. Obviamente Mónica lo sabía. Por eso cuando en una escena de sexo salió desnuda la actriz, Mónica alargó la mano y la colocó sobre el pijama y el pene de Manu.

– Tranquilo, campeón eh? No te pongas a mil y me salpiques la tele jeeje

Como respuesta obtuvo una serie de besos de Manu en el cuello y una mano de él que se escurrió por debajo del pijama de ella, en busca de sus pechos.

Pero el sonido del móvil de Manu los interrumpió.

-Quién coño será a estas horas? – dijo Manu alargando la mano y cogiendo el móvil.

Su cara sería un poema porque Mónica le pregunto que qué le pasaba.

– Es un mail. Es que antes mientras estaba en la página de anuncios esa y vi uno que me llamo la atención y contesté. Y ésta es la respuesta de ellos.

Mónica puso una cara rara y se acomodó. El mail decía lo siguiente:

“Hola. La verdad es que puede interesarnos. Nosotros buscamos lo que pone el anuncio. Otra pareja que quiera ver como lo hacemos y dejarse ver mientras lo hace. Somos nuevos en esto y por eso no queremos nada más. Sin contacto físico. Sólo ver. Nosotros estamos tomando algo en la zona de Nervión. Si estáis interesados podéis decirnos algo a través del whatsapp.”

A continuación venía un número de teléfono.

Mónica miró a Manu.

– Qué quieren? Follar con mirones?

– Si, eso parece. Me pareció excitante el anuncio y les contesté. No pensaba que contestarían pero…

-Pufff. Qué edades dicen que tienen?

-19 y 20.

-19 y 20? Manu… jajaja Son niñatos a nuestro lado jajaja.

-Ya ya, lo sé, pero…

-Lo veo una pasada Manu. La verdad. Además estamos aquí tranquilos y salir ahora…

.Ya Moni, si sólo les mandé el mensaje por curiosidad. Nada más. En serio.

– Además, seguro que será un anuncio falso de esos que sólo buscan que les mandes una foto desnudo y tal. Dame el número que han mandado, lo voy a poner en el buscador de Facebook, a ver si está allí dado de alta. Verás cómo es el típico cuarentón barrigón que anda un sábado tocándose la polla.

Copiaron el número de teléfono en el buscador de facebook y, bingo, estaba dado de alta asociado a una cuenta de la red social. Sin embargo no era un cuarentón barrigón como se temía Mónica, sino que era el perfil de un chico que encajaba con lo que decía el anuncio. Un chico de unos 20 años, alto, con el pelo corto, delgado, que en algunas fotos se jactaba de algunos tatuajes y del coche que tenía. Había una chica, con el pelo castaño que se repetía en más de una foto.

-Ah. Pues parece que me equivoqué – dijo Mónica. – Parece que no es un cuarentón caliente, sino un niñato caliente.

-Eso parece. Y la novia no está mal eh?

-En serio Manu te gusta esa niña? Si se le ve un cuerpecillo de niña todavía.

-Ya ya, pero imaginar que buscan lo que buscan me pone a mil

Mónica lo miró arqueando las cejas.

– En serio Manu?

– Te estoy siendo sincero.

– Ya te vale tío -dijo Mónica, alargando la mano para coger su propio móvil.

– Qué vas a hacer?

– Tú que crees? Les voy a mandar un mensaje.

-Pero Mónica yo creía que tú habías dicho que…

-Sólo mando el mensaje para que veas que pondrán algún problema para no quedar, ya verás. Serán una parejita de niñatos bebiendo y sin saber que hacer.

Sin embargo un cuarto de hora después habían sido varios los mensajes que se habían intercambiado. Y parecía que sí, que la cosa iba en serio y era tal como decían en el primer mensaje.

Mónica miró a Manu.

-Quieres verlos follar entonces?

-Te mentiría si te dijera que no, cariño

Mónica les mandó un nuevo mensaje y quedaron en verse los cuatro a la una y cuarto de la mañana en la puerta principal del Centro Comercial Nervión, un centro comercial que está junto al campo de fútbol del Sevilla.

Mónica y Juan se ducharon y vistieron. Salieron de casa y a la hora convenida estaban donde habían quedado.

Los vieron venir de lejos. Eran la parejita que habían visto en las fotos de Facebook. Él, alto y delgado, con un corte de pelo de estos modernos y un pendiente. Ella bajita, con el pelo recogido en una cola que se rizaba algo, vistiendo una falda negra ajustada, unos leggins y unas botas marrones. Los ojos de ella eran muy oscuros. La pupila y el iris se confundían por su negrura. A Manu le gustó desde el principio.

La sensación de Mónica hacia ambos no fue tan buena. Él le parecía un niñato de cuidado y ella una putita que ni hablaba, que solo hacía lo que le decía el otro.

Se presentaron, sin atreverse a darse besos, solo con la mano. La verdad es que los cuatro estaban algo cortados, sin saber muy bien que hacer o decir. Manu fue el que dio la idea de tomar algo para conocerse. Se dirigieron a un bar cercano y pidieron algo de beber. Manu, Mónica y el chico pidieron una copa. La chica un refresco.

-¿Cuántos años dices que tienes? – le preguntó Mónica cuando estaban sentados.

– El mes pasado cumplí los 19 – contestó ella con una voz suave, casi infantil.

Hablaron de todo y de nada. Ninguno se atrevía a sacar el tema que los llevaba allí, hasta que cuando iban a terminarse la copa, el chico les comentó que allí cerca un piso donde podrían tomar algo más, ya que la chica vivía allí con los padres, pero éstos no estaban ese fin de semana en Sevilla. Ella sólo asentía.

Se dirigieron hacia el piso. No hablaron casi nada por el camino. Era un bloque en una zona buena. De esos con zona ajardinada cerca de las facultades que hay en la zona. La chica les pidió que no hicieran ruido, por favor, ya que eran casi las dos y media de la noche y no quería llamar la atención de ningún vecino.

Subieron al ascensor y bajaron en la tercera planta. Entraron en el piso. Era un piso amplio y bien amueblado. Se notaba que la familia de la niña era acomodada.

-Poneos cómodos en el salón – les dijo el chico. Hemos comprado antes algo de bebida y la tenemos en la cocina. Voy por ella.

Mónica se quitó el abrigo. Manu se le quedó mirando. La verdad es que era una tía espectacular. Llevaba bajo el abrigo un sueter rosa que le marcaba todo el pecho y la cintura. Y unos vaqueros que realzaban sus piernas, bien formadas y fuertes gracias a los deportes que practicaba, fundamentalmente el padel. Como zapatos llevaba unas Adidas blancas, lo primero que había cogido de casa.

La chica joven también se quitó el abrigo. Bajo el mismo lo que llevaba era un sueter de pico bajo del que asomaba una camisa blanca. La chica pidió los abrigos y los colocó en un perchero a la entrada del salón.

Se sentaron en el sofá. Manu y Monica en uno, y la chica en otro. Formaban una L. La chica se dió cuenta que sobre una mesa que había entre los sofás había una foto de una pareja, seguramente sus padres, y la volteó. Los miró luego y sonrió.

Al poco llegó el chico. Llevaba una bolsa con una botella de ginebra y otra de ron, una cola y un par de tónicas, junto a una bolsa de hielo.

Se sirvieron otra copa todos, menos la chica, y siguieron hablando, aunque ahora si empezaron a hablar de sexo. El chico les dijo que llevaban algo más de medio año juntos, pero que les iba la marcha de todo tipo y que follar delante de extraños les ponía mucho. Sabían que un par de veces mientras lo hacían en la calle los habían mirado y eso les ponía a mil. Por eso se habían animado a poner el mensaje.

-Y por eso estamos nosotros aquí – dijo Mónica sonriendo.

Manu la miró. Mónica se echó atrás en el sofá y colocó una mano hacia arriba como diciéndole a la pareja que a qué estaban esperando. La parejita se miró, dejaron sus vasos sobre la mesa y empezaron a besarse. La verdad es que eran besos muy normalitos. Se veía que la chica no estaba cómoda. El novio la empujó levemente hacia atrás y siguió comiendole la boca y el cuello. Manu miró a Mónica y ésta le hizo un gesto como indicándole que no estaban viendo nada especial. Manu volvió a mirar a la pareja. El chico le había metido la mano bajo el sueter y la camisa y se veía que jugaba con los pequeños pechos. También vió como la lengua de él entraba y recorría la boca de ella. Se veía que él intentaba hacerlo lo mejor posible pero ella seguía incómoda. La empujó algo más y Manu y Mónica pudieron ver la otra mano del chico entrar bajo la falda y empezar a tocar los muslos de la chica. El espectáculo no era nada del otro mundo. Cierto. Pero la polla de Manu empezaba a hincharse bajo su vaquero.

El chico se levantó, se descalzó y se bajó los pantalones. Tenía un pene largo y delgado. Iba depilado y tenía un tatuaje de un tribal en una pierna y algo parecido a una estrella cerca de donde nacía la polla. Una polla que ya lucía semierecta. La chica se acercó a él y empezó a mamársela. Lo hacía lentamente, dejando asomar una pequeña lengua rosada. Su boca era pequeña y la polla del chico, pese a ser delgada, se la llenaba completamente. Hacía la felación con los ojos cerrados. El chico mantenía sus manos en sus propias nalgas, que apretaba al son de la lengua de la chica. El chico miró hacia el otro sofá como buscando la aprobación. Mónica no dijo nada, pero una sonrisa asomaba a su cara. La polla de Manu estaba ya bastante dura y marcando en el pantalón. El chico se volvió de nuevo para mirar como su novia se la comia.

Mónica miró a su novio y con una sonrisa en la cara y mirando los pantalones, dijo:

-A ti se ve que te está gustando el espectáculo eh?

Manu no sabía que contestar así que se contentó con sonreir. Aunque lo siguiente que le dijo su novia lo dejó sin palabras.

-Sacatela y te la meneas, anda.

Cierto que Manu dudó unos segundos, pero al momento tenía su polla en la mano. La polla de Manu era menos larga que la del chico, pero mucho más gruesa. Cuando la sacó ya lucía en toda su plenitud. Se empezó a tocar el glande lentamente, esperando que el espectáculo diera más de sí, o que Mónica se animara y se la pudiera follar allí mismo.

El chico detuvo a su novia en la felación, momento en que ella abrió los ojos y vió a Manu masturbándose. Manu diría que le vió cara de deseo al verle la polla. El chico también se giró y al ver a Manu meneándosela, parece que adquirió energia.

-Bajate eso, que voy a follarte, cariño. – le dijo a la pequeña chica.

Ella obedeció. Se sacó el sueter, se abrió la camisa y se quitó el sujetador. Unas pequeñas tetas rosadas asomaron. Su chico empezó también a masturbarse mientras. Ella se subió la falda. Y bajó hasta las rodillas los leggins. Unas pequeñas bragas con dibujos asomaron. Pero también se las bajó. Un pequeño y rosado coñito vio la luz. No estaba completamente depilado. Se veía que llevaba algo de tiempo sin hacerlo y un incipiento vello de tono claro asomaba. Manu paró de masturbarse para mirarlo bien, aunque la verdad fue que no puedo verlo mucho, ya que el chico la penetró al momento, levantandole las piernas.

Las primeras acometidas fueron bastante lentas pero a Manu le entusiasmaron. Los pequeños pies de la chica, calzados todavía con las botas marrones, descansaban sobre los hombros del chico. Y éste se afanaba en su cometido. Pequeños gemidos salían de la chica, junto con sonidos de esfuerzo de la boca del chico.

Manu se descalzó y bajó los pantalones. Ahora se podía masturbar con total tranquilidad. Y la verdad es que lo estaba disfrutando. La polla estaba hinchadísima de ver aquello.

Mónica lo miraba sonriendo. Y de pronto dijo:

-Parejita, os importaria que mi chico se acercara para ver mejor el espectáculo?

Manu no se esperaba que ella dijera eso.

– Sin problemas, que se acerque – le contestó el otro chico entre embestida y embestida.

Manu no perdió un segundo y se acercó. De cerca pudo ver el cuerpo de ella, delgado, pero fuerte. De pequeñas formas pero de un color que a él le encantaba. Tenía los ojos cerrados ante la follada del novio. Miró desde allí a Mónica. Ésta sonreía. Vio como la polla del chico entraba y salía de aquel pequeño coñito peludo. Volvió a mirar a la chica y ahora sí tenía los ojos abiertos. Vio aquellos ojos oscuros cruzarse con los suyos y luego vio como ella bajaba la mirada hacia su polla erecta.

El chico la empujaba ya bastante fuerte y los gemidos habían ganado intensidad. Manu volvía a masturbarse. Pensaba que quizás podría correrse sobre la chica con algo de suerte. El chico estaba tumbado totalmente sobre ella, produciendo un sonido al penetrarla que volvía loco a Manu. La chica le dijo algo al novio al oido. Éste se incorporó quedándose sentado en el sofá con la polla llena de fluidos y muy roja. La chica se levantó, se descalzó, se quitó totalmente los leggins enredados en su ropa interior y se sentó sobre el chico. Con la mano agarró la polla y lentamente se la introdujo. El chico ya estaba entretenido sorbiéndole los pezones. Manu los tenía a pocos centímetros y podía verlo todo. Incluso sentía un olor dulzón que le gustó. Aumentó la fuerza en la masturbación y dio un pequeño paso hacia la pareja para poder ver todo mejor. La chica cabalgaba al novio lentamente, con movimientos amplios pero muy lentos. Miró a Manu y a su polla y abrazó al novio. Le dijo algo y éste parece que le dijo que vale. A continuación siguiendo con la cabalgada al novio se giró y abrió la boca en dirección a la erección de Manu. Manu la miró a la cara, a esos ojos oscuros y pudo comprender lo que quería ella. Se aproximó más, y la lengua de la chica empezó a jugar con su hinchado glande. Era una lengua rosadita y pequeña, que le recorria el glande y jugaba con la parte donde se unía éste con el tronco del pene. Manu se estaba volviendo loco. Se acerco aún más y la chica abrió un poco más la boca. Parecía imposible que le entrara el pollón de Manu en la boca. Pero entró. El glande desapareció dentro de la boca de la chica, aunque, la verdad con esfuerzo. Manu notaba que su pene ocupaba toda la boca de la chica, que ella abría la boca al máximo de su capacidad.

Entonces recordó a Mónica. La miró. No se había dado cuenta hasta ahora, pero ella estaba en el sofá. Ya no llevaba los vaqueros, ni la ropa interior ni las zapatillas. Sólo le quedaba la parte superior de la ropa y unos calcetines rosados. Estaba tocándose mirando el espectáculo. Al final parecía que era de su agrado. Alargó Manu la mano y la posó sobre la cabeza de la chica que se la comía. Ella lo miró y esa mirada lo pusó cachondísimo. Quería correrse mirando esos ojos. De eso estaba seguro. Vio también como el chico no perdía de vista la masturbación de Mónica, mirándola por encima del hombro de la novia.

La voz de Mónica se escuchó de nuevo.

-Pareja, no quiero romperos el rollo y sé muy bien lo que ponía el anuncio y lo que hemos hablado, pero creo que os gustará una propuesta. Hacemos un pequeño intercambio de parejas??

Manu detuvo a la chica que se la comía. También ella se detuvo en la cabalgada al novio. Se miraron entre sí tal como Manu miraba sorprendido a Mónica. Manu iba a negarse a eso. No quería ver a Mónica follada por otro, pero antes de que dijera nada, la chica dijo:

-Vale, estamos de acuerdo. Pero me follará con condón vale?

Mónica miró a Manu. Manu no sabía que decir y casi sin darse cuenta vio como su cabeza realizaba el movimiento mostrando su acuerdo en la exigencia de la chica.

-Perfecto entonces. – dijo Mónica – Ven para acá cariño, dijo mirando al chico, y traete tu también un condón de esos.

Antes de poder asimilar lo que estaba pasando, Manu noto los brazos de la chica alrededor de su cuello y la pequeña lengua entrando en su boca. Notaba la caricia de los pequeños pezones erectos contra su cuerpo. El roce del vello púbico de la chica, el calor de su coñito.

Notaba el frío de los pies de ella contra los suyos. Notaba el perfume que llevaba puesto. Notaba su dura polla contra ella. Y todo le conducía a lo mismo: quería follarse a aquella joven.

Empezó a jugar también con la lengua de ella, enredándose ambas lenguas. Llevó sus manos al culito de la chica y la apretó contra sí hasta notar como su polla quedaba aprisionada entre ambos cuerpos. La chica gemía en el beso de puro deseo. Ella estaba de puntillas para poder llegar a la boca de él. Pero bajó y el miró un poco hacia abajo para ver esos ojos que lo tenían loco desde hacía algunas horas. Ella colocó las manos sobre la cintura de Manu y bajó a seguir la mamada que estaba realizando antes en el sofá. Manu vió como se introducía el glande en la boca y colocó sus manos sobre la cabeza de la chica para acompasar sus lametones.

Miró a Mónica y al chico. No había habido preliminares. Mónica estaba tumbada en el otro sofá bocarriba y el chico estaba sobre ella follándosela. Las manos de ella descansaban sobre el culo de él, empujándolo, como queriendo que se la metiera más hondo. Más y más hondo.

Manu nunca habría pensado que Monica fuera tan lanzada en ese aspecto del sexo. Cierto que no habían tenido esperiencias similares a ésta anteriormente, pero la vió muy suelta. Eso sí, estaba seguro de la fidelidad de ella. Era simplemente que, al final, la situación la había puesto cachonda.

Miró de nuevo abajo y miro con deleite la felación que la chica le estaba practicando. Le fascinaba cuando con la polla en la boca ella lo miraba. Era preciosa y esa cara con su polla allí ufffff. Con una mano le estaba en aquel momento sujetando la polla que le entraba en la boca y la otra la tenía bajo sus testículos, sujetándolo mientras mamaba.

-Párate. Voy a follarte vale? -le dijo a la chica, y ésta se detuvo en la mamada. Con la mirada que le echó le demostró que estaba deseándolo.

-Pero póntelo, por favor – le indicó señalando con la mirada la caja de condones que descansaba sobre la mesa. Manu asintió, cogió uno y lo abrió y empezó a deslizarlo por la polla. Le iba algo justo, pero serviría.

La chica se tumbo en el sofá y abrió las piernas, indicándole el camino. Manu se encaminó hacia aquel lugar que tanto ansiaba. Pero antes escucho un par de fuertes gemidos al lado. El chico descansaba sobre Mónica ya sin embestirla. Parece que se había corrido ya. Cruzó la mirada con la de Mónica. Sin palabras vio que ella le decía que disfrutara con lo que venía.

Se colocó entre las piernas de la chica, presionando con sus rodillas para que ella se abriera algo más. Vio el pequeño coñito rosado, con el clítoris hinchado y rojo. Los labios, entre el incipiente pelo, brillaba de lo mojada que estaba. Dirigió la polla con la mano hasta la vagina de la chica y empezó a rozarla. Es verdad que con el condón no era lo mismo pero era, aún así, una sensación maravillosa. Recorría con el glande los labios vaginales de ella. Ella estaba con la cabeza hacía atrás, con los ojos cerrados y a cada roce gemía de placer. Joder, como necesitaba follarse a aquella pequeña lolita. Apretó el glande contra el coñito y vio como poco a poco cedía y la polla se abría camino hacia dentro de la chica. Es verdad que le costaba, pero iba entrando.

-Si te duele, avisame, vale? – le dijo a la chica. Ella asintió. – No quiero hacerte daño.

-No te preocupes, si eso te aviso – contestó ella manteniendo los ojos cerrados. – Pero metemela ya, por favor.

Esto bastó para que Manu apretara. La polla se deslizó hacia adentro. Un gemido algo más fuerte salió de la boca de la chica.

– A ver que eres capaz de hacer, Manu.

Era Mónica que se había levantado y ahora estaba junto a ellos viendo como penetraba a la chica.

-Quiero ver como te follas a esta jovencita.

El novio de la chica que estaba a punto de follarse también estaba allí, mirando como su chica estaba debajo de él, a punto de recibir sus acometidas.

Eso bastó para que Manu iniciara un rítmico movimiento. La chica se movió algo acomodándose mejor antes los primeros empujones de Manu. Una vez adquirida la posición apretó a Manu entre sus piernas.

Manu endureció las acometidas. La situación de saberse observado, mientras se follaba a otra, por su propia pareja y por la pareja de la chica le tenía cachondo perdido. Aparte, claro está del poder de ponerle a mil que tenía aquella chica. Cada vez daba más fuerte. Quería reventar aquel pequeño cuerpo que se aferraba al suyo y que gemía cada vez con más fuerza.

Notaba el sudor que empezaba a recorrer su cuerpo. La chica también empezaba a sudar bajo él. Los brazos de ella volvieron a agarrar con fuera su cuello y su lenguas volvieron a encontrarse. Al mismo tiempo Manu sentía como ella rodeaba, o lo intentaba, su cuerpo con sus piernas.

-Vaya, vaya, parece que la niña lo está pasando más que bien eh? – oyó la voz de Mónica con un tono burlón. – Venga cariño, demuestrale a la niña lo que vales.

Las siguientes embestidas debieron dolerle a la chica, aunque no dijo nada. Pero debieron dolerle porque le dolieron hasta a Manu. Pero no se detuvo. Siguió taladrando aquel coñito. Quizás fuera a la quinta o sexta embestida de aquella tanda cuando notó que el condón se rompía por la fuerza de la follada. Pero siguió adelante. No podía detenerse ahora. Ella debió notarlo también, porque entre gemidos y sollozos le dijo que no parara, que siguiera.

-No vayas a detenerte. Sigue follándome. No te pares. Dame. Dame.

Sintió las uñas de ella rasgando su piel de la espalda cuando ella se corrió. El orgasmo le vino de repente y la hizo arquearse bajo su peso. Manu sentía como ambas pieles parecían pegarse y como un gemido todavía más fuerte escapa de aquella boca. Su glande, ya sin estar aprisionado dentro del condón, golpeaba como un martillo el interior de la chica. Manu lo notaba. Y quería más. Quería más.

Pero el deseo era enorme y ya llevaba un rato follándose a aquella pequeña preciosidad. Quiso aguantar la corrida, pero no pudo y notó como su semen fluía hacia el interior de ella. Gimió de placer al sentir como su leche llenaba aquel pequeño coñito. Quedó durante unos segundos inmóvil, sintiendo como fluía todo hasta ella. La miro a los ojos. Estaba destrozada, pero también tenía una mirada de placer indescriptible.

-La has dejado lista del todo- dijo entre risas Mónica. Luego se dirigió al chico que se la había tirado hacía unos minutos. – Dónde está el baño?

-Te lo indico espera.

Ambos se fueron para el baño. Manu se agarró la polla, se incorporó y la sacó poco a poco. Ella, incorporada también sobre sus codos miraba también la escena. La gruesa polla salío enredada en el roto condón. Un hilillo de semen colgaba del glande y otro pequeño hilillo se deslizó escapando del coñito de ella hacia el el protector del sofá.

-Pues si que se ha roto – dijo Manu.

– Ya veo. Pero no te preocupes. Eso si, no se lo digas a él, por favor.- Le dijo.

-No, no te preocupes. Nadie lo sabrá.

Ella se incorporó totalmente. Le alcanzó un paquete de pañuelos de papel y y la bolsa, ahora vacía donde su novio habia traído las botellas.

-Limpiate rápido y echalo todo dentro de la bolsa y cierrala.

Así lo hizo Manu. Cuando los del baño volvieron todo estaba dentro de la bolsa. La chica entonces dijo que iba también al baño a lavarse. Se llevó la bolsa para deshacerse de ella.

Luego de vestirse todos, se quedaron unos minutos de charla. El novio de la chica fumaba. Hablaban de trivialidades sin querer pararse en lo que hacía poco tiempo ocurría en aquel salón. Ya cada uno con su pareja real estaban sentados en un sofá apurando los minutos.

Llegó el momento de la despedida. Ahora si se dieron besos en la mejilla. Manu se sonrió al pensar lo poco que era eso comparado con lo que habían disfrutado hacia nada. Pero era lógico pensaba, que tras el climax llegara algo de enfriamiento y de no saber que como reaccionar.

Mónica besó a la chica y al chico. A éste además le dío un toque en el culo entre sonrisas. Manu le dio la mano al chico y un par de besos a la chica. No sabía que decirle así que no le dijo nada. Pero si escuchó como, durante el intercambio de besos, ella le susurraba un “te espero”

Mientras conducía hacia casa, con Mónica callada al lado, sólo hacía pensar sobre que quería decir la chica.

Llegaron a casa. Y empezaron a desvestirse para ponerse el pijama.

-Al final la noche no ha estado tan mal, Manu. La verdad es que me ha gustado. El chaval ponía de sí, pero debo reconocerte que tú follas mejor. Eso sí, la experiencia ha estado genial. No lo tomes a mal, pero me ha gustado follarme a ese niñatillo. Incluso puede que le haya enseñado algo jajaja. Además lo de verte follandote a aquella chica ha sido tremendo. Vaya cara que tenía la zorrita al sentir tu polla dentro- decía Mónica mientras se metía en la cama.

– La verdad es que si. No me imaginaba que la noche terminara así con esta experiencia nueva pero no ha estado nada mal. Debo reconocerte que tú también follas mejor que ella jajaja – contestó desde el baño Manu.

– Gracias por la parte que me toca jaja- contestó Mónica. – Bueno, una noche es una noche. Una nueva experiencia para nuestras vidas sexuales no? Jajaja. Pero no se te vaya a ocurrir la idea de que esto se vaya a repetir eh? No pienso tirarme a más tios por tí. Y tampoco quiero que te vuelvas a follar a otras tías eh? Qué te corto lo que sabemos!!

-No seas tonta, cariño- contestó Manu desde el baño donde ya no tenía los pantalones puestos. – No voy a follarme a ninguna otra.

-Así me gusta, que sé que esto te ha gustado. Pero lo dicho, no quiero ni pensar que te vayas a follar a otras.

– Tranquila, cariño. No voy a follarme ningún otro coñito nuevo. – decía estas palabras mientras sujetaba un papel que había resbalado del bolsillo de su vaquero.

En el papel ponia con letra temblorosa:

“el otro teléfono es el de mi novio. El mio es xxxxx. Llamame”

-Tranquila cariño. No voy a follarme ningún conito nuevo. Te lo aseguro.

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