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Por error terminé cogiendo con la señora Dora (2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Liz me dijo que cuando sus padres se vayan a dormir me escabulle a su dormitorio pero nada seguían bailando y tomando y la señora Dora no me perdía mirada, ya cansado y algo mareado por la falta de costumbre salí a tomar aire a la terraza y me senté mirando como brillaban las estrellas y me quedé dormido. Cuando ya eran las 5 de la mañana me desperté y fui al salón ya no había nadie sólo la empleada que estaba limpiando y me dijo que la señorita Liz le había dicho que subiera a su dormitorio, ella sabía que no le caía a su patrona pero como Liz la trataba bien era nuestra cómplice en la casa.

Subí lo más rápido las que pude las escaleras y llegué a la puerta de su dormitorio y mirando para ambos lados para no ser visto ingresé sólo estaba prendida la luz del baño que alumbraba la oscuridad del lugar y ahí en la cama mi amor Liz me esperaba viendo la hora no había tiempo que perder me quité los pantalones y luego el bóxer y me eché a su lado levanté la sabana que la cubría y ahí estaba ella sólo en calzón y brassier su cabello castaño acaricie sentía su respiración y también olor a bebida ella también había tomado esa noche le susurró al oído… “Amor demoraste mucho que hasta me dormí, pero Juana me dijo que acá estabas pero no me contesta”.

Puse mi verga en medio de sus nalgas y empiezo a sobarlo era excitante cogerla en su dormitorio a pocos metros de distancia donde dormía doña Dora si supiera lo que estaba por hacer de seguro me echaba de su casa. Sólo el reflejo de la iluminación del baño alumbraba el ambiente eso lo hacía más excitante y emocionante como no reaccionaba por lo que había tomado de más de seguro con su prima decidí yo hacer todo y lentamente bajé su calzón hasta las rodillas y después quitárselo.

– Mi amor no te preocupes acá esta tu cachero que te va a poner a gozar tú solo disfruta…

Besé su cuello y hombros mientras mi mano acariciaba sus nalgas y abriéndolas un poco y bajé y las besaba hasta llegar a su vagina sus labios estaban calientes y metí la lengua hasta que empezó a humedecer soltando unos leves gemidos, como un perro lambia su sexo y preparé la verga y lo fui metiendo bien pegaditos en la cama le respiraba la nuca y ya con lo lubricada que se encontraba Liz la penetración fue fácil y rápida.

– Choc… choc… Choc…

Era el sonido que hacía mi verga cuando entraba y salía de su chucha jugosa ella empezó a reaccionar a la penetración ahora sus gemidos eran más seguidas y fuertes cuando su mano buscó la mía y la llevó a sus senos me quedé helado mis dedos tocaron unas enormes tetas de pezones grandes y duros.

¡No era Liz sino su madre! como dije la única diferencia eran sus senos ella los tenía más pequeños en cambio Dora los tenía grandes y apetitosos. Ahora no sabía qué hacer si continuar o salir corriendo del dormitorio ella estaba súper caliente, era ella ahora quién movía el culo y tiraba para atrás y adelante mi verga estaba en su máxima erección y seguía su mano sobre la mía mi haciendo que acaricie su enorme teta su respiración era acelerada.

– Ahh… ahhh… ahhh…

Ya más calmado y excitado empiezo a darle duro a doña Dora ella que nunca me quiso y me discriminaba ahora se estaba tragando su chucha madura mi verga ya no tenía miedo porque el escándalo no la favorece la acomodé y la puse en posición perrito si con su hija era rico con ella era espectacular esas nalgotas grandes y duras por su trabajo diario en el gym eran mías las abrí como si fuera un pan enorme y metí mi verga en medio y empuje su vagina me recibió con gusto.

Ya el movimiento de su cuerpo siendo poseído por mí y la penetración la hizo reaccionar poco a poco y cuando volteó la cabeza para atrás para ver quien se la estaba cachando me vio ya para eso el día estaba claro y me reconoció sus ojos parecían querer salirse de su cara por la impresión.

– Nooo que estás haciendo suéltame… ahhg… miserable… ahhh…

Lo poco que le quedaba de reparo ante la situación peleaba con el placer que sentía cuando entraba y salía mi verga de su caliente chucha y yo no hacía caso a nada solo seguía cabalgando sobre ella.

– Nooo… ahhh… dejameee… ahhh… le voy a decir a Liz loo… ahhh que estas haciendooo… ahhh… Dios nooo…

Yo seguía pegado a ella como un perro mientras mis manos masajeaban sus enormes tetas que luego sabría que era su punto débil.

– Dora que ricooo no te resistas bien que te gusta mi verga dura… eres una puta caliente así así dime te gusta o no? Si no quieres entonces me detengo y me voy…

Ya para eso Dora no era más la señora de buena posición y respetable había caído en la calentura estaba como una perra deseando ser cogida por mí su cuerpo temblaba cada vez que daba embestidas sobre sus nalgotas.

– Nooo. Sigue ahhh No pares… ahhh

Ya conocedor que era dueño de la situación me hacía rogar parando la penetración por momentos y ella se desesperaba quería más y más pinga.

– Como se dice es de buenos modales pedir las cosas por favor Dora.

– Siii por favor no te detengas quiero que me caches. Así así rico… Ahhh

(Continuará)

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