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Trío con mi mujer y su amiga (VII)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Nos encontrábamos el sábado por la mañana durmiendo todavía cuando el móvil de mi mujer nos despertó, era Marta, quien se puso a hablar con mi mujer, yo aproveché esa situación para ser malo, mientras ellas conversaban me baje metiendo mi cabeza entre las piernas de Sara, con mi lengua lamí suavemente los labios exteriores de esta, para seguidamente abrirle los mismos con mis dedos y recorrer todos los pliegues de su vagina, cuando ya brillaba mezcla de mi saliva y de sus propios jugos le saque una foto con mi móvil y se la mandé a Marta, ellas seguían hablando, la voz de mi mujer estaba agitada, cuando estaba a punto de llegar al orgasmo le metí dos dedos dentro de su encharcada vagina sin dejar de absorber y lamer su clítoris, Marta le debió preguntar que le pasaba y ella se le contó el trabajo que le estaba haciendo mientras ellas conversaban, Sara tensó las piernas, el sudor recorría su piel, mi cara estaba totalmente mojada y le llegó una ola de placer, sin más corto la llamada y se quedó traspuesta mirando al techo, la bese dándole a probar su propia corrida y la dejé que descansara.

Cuando nos encontrábamos desayunado le llegó un video a mi mujer, era de su amiga, debajo del mismo había escrito que estaba ardiendo y que al no estar nosotros cerca ella misma había apagado el fuego.

En el video se veía a Marta a cuatro patas con un pequeño vibrador en su culo y otro grande ayudado por su mano entrando y saliendo de su coño, sus gemidos se escuchaban perfectamente en el video, gritaba nuestros nombres, en un momento cambió de posición sin sacar ninguno de los dos juguetes, con la mano libre elevó uno de sus pechos y comenzó a chupar su pezón y a morderlo, cuando llegó al orgasmo grito y termino el video.

Mi mujer me miraba con cara picara, yo estaba caliente después de lo visto, pero quería guardar fuerzas para la noche. Sobre las 8 de la tarde nos volvió a llamar Marta, quería que nos viéramos, yo le comente a mi mujer que me gustaban estos encuentros pero se estaban volviendo demasiado continuos. Con cara de niña buena Sara me pidió que le dijéramos que viniera a casa, que sería la última vez, cuando mi mujer me pide las cosas así no le puedo negar nada. Sara le dijo a su amiga que la esperábamos a las 9, que no tardara.

Yo esa noche quería estrenar mi nueva adquisición, para darle una nueva sorpresa a Sara, un columpio sexual, al final lo estrenaría con las dos.

Llamaron a la puerta, Marta era puntual, al entrar nos sorprendió su vestimenta, las personas que le hubieran visto por la calle se estarían masturbando, dejaba poco a la imaginación, llevaba una camiseta dos tallas más pequeña que la suya con un gran escote que dejaba sus tetas casi enteras fuera, sin sujetador, una minifalda de tubo blanca cortísima y unas botas hasta las rodillas de tacón alto. Y ano hubo besos de bienvenida en las mejillas, directamente nos besó en los labios, nos sentamos en el salón y decidimos pedir la comida para ahorrar tiempo. Sara aprovechó en ir a ducharse mientras esperábamos al repartidor con la cena, Marta sentada en el sofá abría las piernas para provocarme enseñándome sus entrepiernas, mostrándome que no llevaba ropa interior y que las medias poseía una abertura en la entrepierna.

Justo al aparecer Sara en el salón tras la ducha y con la única vestimenta de una bata de gasa semitransparente que dejaba ver su maravilloso cuerpo, solo el timbre de la puerta, me dijeron que abriera, pero mis planes eran otros, les obligué a que ellas a atender al repartidor. Las dos juntas abrieron la puerta, el repartidor, un muchacho joven de unos 22 años se quedó con la boca abierta, impresionado por la visión de las hembras que tenía delante, les entregó la bolsa con la comida y después de pegarle cerraron la puerta, menudo empalme debía de llevar el muchacho. Mis compañeras se rían por la cara que el joven había puesto y por el bulto que marcó en el pantalón nada más verlas.

Después de cenar fuimos al dormitorio, y les mostré el columpio, sin preámbulos quite la bata a mi mujer , la coloque en lo alto boca abajo y con la piernas abiertas, Marta se desnudó ella sola de forma veloz dejándose las medias y las botas, le entregué nuestro compañero inseparable que era el arnés con la polla de goma y se lo colocó, se colocó detrás de Sara y empezó a pasarle la lengua desde su coño a su culo, para posteriormente de un solo golpe penetrarla con su arnés, yo me coloque delante y le metí la polla en la boca y con mis manos le acariciaba sus pechos, con cada embestida que le daba Marta a mi mujer, por el vaivén del columpio mi polla entraba y salía de la boca de Sara, nuestra amiga al notar que esta estaba cerca de llegar al orgasmo aumento el ritmo hasta que reventó con un grito ahogado por estar mi polla en su boca y por estar en ese mismo momento soltándole toda mi leche en su interior.

La siguiente en subirse en el columpio fue Marta, yo me senté en el suelo entre sus piernas y ayudándome con las manos en su culo más que lamerle su coño se lo penetraba con mi lengua, cuando ya estaba chorreando me puse de pie, de comencé a follarla sin moverme utilizando el movimiento del columpio, en ese momento note humedad en mis huevos, al mirar hacia abajo observo a mi mujer agachada lamiendo alternativamente a Marta y a mí. Marta se convulsionó y se corrió en la boca de Sara y yo en el interior de su coño. En menos de una hora me habían corrido dos veces, por ese motivo me fui a ducharme para refrescarme mientras dejé a ellas dos acariciándose, besándose y jugando entre ellas en la cama.

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