Hola amigas, me llamo Sandra, estoy casada hace 10 años, tengo 31 años, y tengo un hijito, mi esposo Luis, es muy trabajador pero la verdad es que últimamente solo trabaja y trabaja y después a tomar con los amigos de la fábrica, y casi no salimos a divertirnos como pareja, y llega tan cansado o borracho que solo llega para dormir.
Por eso me sentí muy contenta cuando mi vecina que es una morena, (que así llamamos en el Perú, a la gente de raza negra), que debe tener como 60 años, nos invitó a su cumpleaños, le dije a mi esposo, y de mala gana me dijo que bueno.
Me arregle y me puse un minivestido negro, me aproveche, pues mi esposo solo me deja que me vista así cuando salgo con él, me peine mi pelo negro que es lacio, mis zapatos de tacao, y me mire al espejo, soy chiquita pero tengo un cuerpito que en la calle todavía me dicen barbaridades cuando ando sola, la verdad es que la verdad me moría de ganas de estar con mi esposo, así que me proponía marearlo con cerveza y después en la casa aprovecharme de él, me puse a esperarlo, el debía llegar a las 8pm.
Dieron las 10 y no llegaba, en eso me llama por teléfono.
– Sandrita avanza por tu cuenta que en la obra ha habido problemas, ya después te alcanzo.
La verdad es que conozco a mi esposo, y me di cuenta que estaba mareado, solo le dije bueno, y me dije yo tengo ganas de bailar y me voy de todas maneras.
Me fui a la casa de mi vecina, se escuchaba la música, cuando entre, me recibió mi vecina, muy contenta le di un regalito y se emocionó, su esposo que era un moreno de pelo blanco muy alto, me abrazo.
– Que bueno que ha venido vecinita, y mejor que ha venido solterita, así todos vamos a poder bailar con Ud.
El inmediatamente me saco a bailar, a mí me encanta bailar, así que feliz, estaban tocando un vals criollo, el me sujeto finamente por la cintura, me di cuenta mientras bailaba, que la mayoría de los presentes eran morenos que debían estar por los 60 tas, casi todos con sus parejas, cuando acabo el vals, vino mi vecina y brindo con un vaso lleno de cerveza, me di cuenta que ella ya estaba media mareadita, la fiesta estaba en su mejor momento y yo contenta.
Ya era la medianoche y no me perdía una pieza, pues o mi vecino u otros morenos mayores, me sacaban a bailar, casi todo era criollo antiguo, valses, polcas, aparte que todos me fastidiaban pues era la más joven del grupo, me vecina me hacía barra,
– Vamos mi vecina solterita, va a romper bailando a todos estos viejos, vamos Sandrita.
Cada vez que me acercaba a ella para conversar, me hacía tomar un vaso lleno de cerveza, ya me estaba mareando, ella no podía bailar pues había tenido una fractura de cadera. En eso mi vecino me sorprendió al presentarme a un moreno joven y alto, debía tener como 40 años.
– Sandrita te presento a mi sobrino José, él me va a reemplazar pues ya no doy con tanto baile.
El me tomo la mano y comenzamos a bailar una salsa, bailaba muy bien, me daba vueltas, congeniamos al toque, me contaba que sus tíos lo habían criado, y siempre venia para sus cumpleaños. El baile seguía y la cerveza seguía corriendo de vaso en vaso, a mí me daba vueltas la cabeza ya era la 1 de la mañana, y por momentos me decía a qué hora venia mi esposo, pronto me olvidaba pues no dejaban que descansara de bailar. En eso veo que mi vecina se había quedado dormida, y entre su esposo y José, la llevaban a su dormitorio. Cuando regresaron muchas parejas se comenzaron a ir, José me saco a bailar un vals, y no sé si fue mi imaginación pero sentí como su brazo me pegaba un poco más a su cuerpo, me estremecí, pero no me resistí, sentí como su mejilla y sus labio se pegaban a mi oído.
– Sandrita, mi tía me ha hablado de ti que eran muy buena con ella, pero no me había dicho que eras tan bonita, ni que tuviera un cuerpo para volver loco a cualquier hombre.
Sentía como su mano en mi cintura me estrechaba un poquito más, me estremecía pero no me resistía, me decía que locura me estaba pasando, además no estaba haciendo nada malo y mi esposo llegaría en cualquier momento y todo esto acabaría, y sin querer de mi boca salieron estas palabras.
– Y José, podrían volver loco a un hombre como tú.
Mientras lo miraba pícaramente, sentí como su cuerpo disimuladamente se pegaba más al mío, protegido por el hecho que la mayoría de los viejitos ya estaban mareados y dicho sea de paso quedaban solo 5 o 6. en ese momento sonó mi celular, me desperté de mi sueño, era mi esposo.
– Hola Sandrita, acabo de llegar a casa me duele un poco el estómago, además no tengo ganas de ir a un fiesta de viejos y para remate negros, no no, cuando te canses te vienes, me voy a dar un duchazo y me meto a la cama, chau -y colgó.
José que me había soltado para que respondiera, me pregunta que quien era, yo le digo, es mi esposo que se siente enfermo y que no va a venir. Me sentía confundida. El sin más ni más, me estrecho a su cuerpo, no me resistía, me cuerpo no me obedecía, mi cuerpo se moría por estar con mi esposo, y ahora el no venía, pero mi cuerpo no estaba molesto, pues sin que yo se lo ordenara se pegaba a ese cuerpo de hombre que me sujetaba.
– Que rica cinturita Sandrita, si fuera tu esposo nunca te dejaría sola, en manos de otros, pues es muy peligroso y la tentación es grande.
Yo levante la mirada y viéndolo a los ojos, de mí boca salieron estas palabras,
– José y tu resistirías la tentación?
No podía creer lo que decía, yo era una mujer casada y siempre había sido fiel, pero el pegaba más su cuerpo al mío y yo no hacía nada para rechazarlo. En eso termino la pieza y los pocos que quedaban se despidieron de mi vecino de mí y de José, yo también entonces reaccione e intente despedirme de mi vecino, quería huir, me sentía débil. Cuando me acerque para despedirme de mi vecino el me miro a los ojos y me dice:
– Vamos vecinita, báilese una última pieza para despedirse, solo la ultimita, baile con mi sobrino que el seguro piensa como yo y sentimos lo mismo, mientras yo me voy a dormir, después el la puede acompañar a su casa.
Mi vecino se acercó al equipo de sonido, y entonces se retiró, y comenzó a sonar un bolero de Lucho Barrios, que era el preferido de mis padres, “Amor de Pobre”, entonces sentí a José que tomaba mi mano y sin más comenzó a bailar conmigo, sujetándome estrechamente por la cintura, sentía su cuerpo caliente y mi corazón que latía a 100, nuestro dos cuerpos se movían al ritmos del bolero como si fueran uno, su cara caliente se pegó a la mía y entonces sus dos brazos estrecharon mi cintura, me sentía débil, lo mire con cara suplicante y dije:
– No no José no sigas estoy casa…
No me dejo terminar la palabra, sentí como sus labios se unían a los míos, no me resistí ya mi voluntad ni daba más, nuestras lenguas jugaban desesperadamente, y nuestras manos no descansaban, las suyas recorrían todo mi cuerpo, sentí como sus manos en mi espalda corrían el cierre de mi espalda, y suavemente bajaba mi vestidito, yo ya no me oponía, es más creo que cuando lo tenía en las rodillas, mis piernas ayudaban a sacarlo, mientras nuestra lenguas seguían comiéndose todo avanzaba, mis manos no me obedecían y ya habían bajado el cierre de su pantalón, y mi mano había agarrado una maza de carne, que no pude evitar despegarme de sus labios para ver, ese monstruo que salía de su cuerpo con un solo ojo.
Cuando repare, yo solo estaba con mi tanguita, y el estaba arrodillado chupando mis pezones.
– Puta que ricas tetas, um um um, ah ah.
Yo estaba recostada a la pared y me sentía que abajo me estaba mojando, no daba a mas, el siguió bajando y con sus manotas me bajo la tanguita, sin más me levanto como una muñeca desnuda y me echo en la alfombra, él estaba parado frente a mí, y sin más se sacó la ropa y al sacarse los boxes, pude ver su musculoso cuerpo negro y su maza de carne, era más grande y más gruesa que la de mi esposo, se agacho y sentí su enorme cuerpo encima mío, me separo las piernas y yo ayude en eso, él se recostó entre ellas y entonces sentí como ese cilindro de carne entraba en mí, tenía miedo que semejante pieza me rasgara, pero sentí como si bien me apretaba y todo mi cuerpo temblaba con cada centímetro que ingresaba, mi cosita se estaba comiendo todita esa pieza.
– Ah ah que rica conchita Sandrita, que apretadita, ah ah, estas mojadita, carajo te voy a dar como no te da el cachudo de tu marido ah ah ah.
Ya la tenía toda adentro y entonces comenzó a meterla y sacarla, adentro y afuera, una y otra vez, yo me sentía flotando de placer con semejante pieza dentro de mí, mis piernas automáticamente se atenazaron a su espalda, y me movía como loca a su ritmo para que entrara más.
– Mas mas mas papi, rómpeme, no no la saques más mas, ah ah…
No pude más y me puse rígida, me había venido un orgasmos terrible, hace mucho tiempo que no lo sentía, todo mi cuerpo sentía mil agujas, y todo me quemaba, el seguía y seguía con e l mete y saca, me sentía como una perra en celo quería más y más, cerré los ojos y me vine otra vez. Cuando los volví a abrir tenía una verga en mi cara, todo me daba vueltas, me sentía borracha por el licor por los orgasmos, casi nunca lo hacía, pero sin más la agarre con mis dos manos y la metí hasta la mitad en la boca, la chupaba arriba y abajo, todo me daba vueltas, pero en eso sentí como esa maza seguía entrando y saliendo de mi conchita, y entonces ¡¡¡que tenía en la boca!!! Entonces recién me di cuenta que el cuarto estaba a oscuras, pude ver la silueta desnuda de mi vecino!!!
– Ah ah que rico vecinita, ya le dije que mi sobrino piensa igual que yo ah ah ah…
No podía creerlo, me había convertido en una puta, tenía dos hermosas vergas dentro de mí, la de José entre mis piernas y la de mi lindo vecino en mi boca, pensé un segundo y lo seguí disfrutando, chupe y chupe, hasta que me vine en otro orgasmo, me sentía flotando en las nubes, cuando me di cuenta seguía con una pieza de carne en la boca, al abrir los ojos me di cuenta que era ahora la de José.
– Anda Sandrita chupámela, ahora.
Sin más ni más la chupe con más ganas, si bien esta era un poco más gruesa, lo hacía con desesperación, entonces sentía como otra pieza de carne entraba y salía de mi conchita, no podía mas me volví a venir mi cabeza reventaba, no me recuperaba cuando, sentí que tanto mi boca como mi conchita se llenaban de un líquido caliente, abajo no había problema,, pero en mi boca era tanto el líquido caliente que tenía que tragármelo lo mas rápido posible para no ahogarme, finalmente sentí unos huevos negros y peludos en mi cara, los bese y los lamí uno por uno agradecida de todo los que me habían hecho disfrutar.
Los cuerpos del tío y del sobrino rodaron en alfombra, respirando fuerte, me senté en la alfombra y los admire y entonces lo hice, comencé a limpiar primero la pieza de mi vecino y después de dejarla limpita, lo hice con la de José, los dos suspiraban y suspiraban. En unos minutos se levantaron me ayudaron a cambiarme y José me acompaño a mi casa.
Cuando llegue a mi casa, mi esposo se despertó y me pregunto, que tal la fiesta?
ABURRIDA!!!