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Silvina y el portero
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Silvina es una chica muy bonita y a sus 18 años tiene un físico que despierta miradas tanto de hombres como de mujeres, sobre todo por su manera sexy de vestir con remeritas y shorcitos o faldas cortitas que dejan ver sus lindas piernas. Vive con su madrastra y para ayudar con los gastos Silvina hace trabajos sencillos como entregar volantes en las puertas de las casas de su vecindario. Esa tarde estaba terminando con su tarea en un edificio del barrio y al salir se encontró con el portero del mismo que le cerró el paso. A Silvina no le caía muy bien el viejo portero porque ya más de una vez lo había descubierto mirándola con lujuria y una vez cuando pasaba por la vereda le había dicho "que buena que estas nena" con voz ronca.

"De donde venís nena" le pregunto el portero a lo que Silvina le dijo "De dejar volantes en los apartamentos, ya me iba". "Mira, acaban de denunciar un robo en un apartamento así que tengo que revisarte antes que te vayas". Silvina se quedó helada y le dijo "Yo no robe nada y no quiero que me revise" a lo que el portero le dijo "Bueno, si no querés que te revise llamo a la policía y ellos te van a revisar igual, si no te llevaste nada no tenés porque preocuparte" le dijo mientras le miraba sin disimulo las piernas y los pechos. Silvina no podía creer lo que escuchaba pero pensó que era más fácil dejar que el viejo la revisara a tener que pasar por una requisa policial. Le dijo "Bueno, reviseme" y empezó a darse vuelta los bolsillos del short de jean para que viera que no tenía nada…

El portero le dijo "No es tan fácil, vamos a mi apartamento y te reviso bien" Silvina abrió los ojos desmesuradamente y le dijo "porque tengo que ir a su apartamento?" "Porque así es más discreto y fácil para vos, que no vean que te revisan por si te robaste algo". Silvina pensó si no sería una treta del viejo para abusar de ella pero no tuvo elección y le dijo "Bueno, pero yo no robe nada". "Ya veremos" dijo el viejo y el agarro de un brazo dirigiéndose hacia el ascensor. Bajaron hasta el subsuelo, donde tenía la vivienda el portero y Silvina vio como todo el tiempo el viejo verde le miraba las piernas que su shorcito apenas tapaba.

Una vez dentro del apartamento, el portero cerró la puerta con cerrojo y le dijo "A ver, ponete contra la pared". Silvina obedeció pero ya empezaba a darse cuenta de las intenciones del viejo. El portero se puso frente a ella y le dijo "Te voy a revisar así que quedate quieta". Le puso las dos manos en la cintura y empezó a subirlas por encima de la remerita de la chica hasta que llego a los pechos, Silvina hizo una mueca de rechazo pero el viejo le dijo "Portate bien, te tengo que revisar, los ladrones guardan cosas en cualquier lado" y le presiono los melones que Silvina usaba sin sujetador. Se tomó su tiempo para apretarle los senos y acariciarla hasta que le empezó a quitar la remerita. Silvina se removió inquieta pero el viejo fue muy rápido y la dejo sin su blusa y solo vestida con un mini short de jean. El viejo ya babeaba por la vista de ese ejemplar femenino que tenía a su disposición. Se inclinó sobre los pechos de la chica y empezó a chuparle los pezones en forma alternada. Silvina estaba asustada y a la vez empezaba a sentir que se mojaba ante el arrebato de ese viejo. Sabía que era deseada por los hombres pero hasta ese momento no la habían tocado y lamido de esa manera. El viejo estaba encantado viendo que esa chiquilla no se le resistía mientras se hacía un festín con esas tetas y su verga ya estaba dura como una piedra. Siguió lamiéndole las tetas y los pezones, que se pusieron duros y siguió con sus lambetazos por el torso de la chica, lamio con fruición su ombligo mientras le acariciaba los muslos hasta que no pudo más y agarrándola de un brazo le dijo "Vení mamita, te voy a coger" y la guio al dormitorio.

Silvina se dejaba llevar, como en una nube mezcla de excitación y miedo en el que podía más la calentura que le trasmitía ese viejo verde. El viejo la puso al borde de su cama y se puso a disfrutar de ese bombón quitándole el shorcito. Ver la tanguita minúscula de la chica lo enloqueció aún más, la hizo sentar en la cama y empezó a besarla en la boca, Silvina quiso resistirse a ese asqueroso contacto pero los manoseos en sus tetas y piernas eran incesantes y la calentura pudo más y empezó a devolverle al viejo los lengüetazos que le daba con locura… La tomo de la cintura y la acostó frente a el para seguir lamiéndola por el cuello, los hombros y volver a gozar de esos melones mientras la acariciaba sin cesar los muslos, la cadera y las nalgas.

Ya no podía contenerse el viejo abusador, puso a la chica boca abajo en la cama y bajo su vientre coloco una almohada de manera que quedaba el impresionante culo de la muchacha a su disposición. Le quito con mucha lentitud la encharcada tanguita mientras Silvina se entregaba al placer que le daba ese caliente viejo. El portero se dedicó con fruición a tocarle las nalgas y apretárselas, abrírselas y meterle la lengua hasta lo más profundo de su culito. Continuaba sus lamidas hasta la mojada conchita de Silvina que gemía y suspiraba de placer. Empezó a meter un dedo en el cerrado orificio anal de la chica mientras seguía chupándolo sin cesar hasta que pudo meter dos dedos y su lengua profundamente mojaba ese precioso culito. El viejo vio que no podría aguantarse mucho más, se irguió sobre el cuerpo de la chica y mientras con una mano guiaba su duro pito contra el culo de su víctima con la otra mano abría sus nalgas. Coloco la punta de su verga y empujo hasta que parte se introdujo en el apretado hoyito, empujo más y su verga entro toda mientras la chica, ahora sí, se removió gritando de dolor.

El viejo empezó a moverse culeándose a esa preciosura mientras la chica gemía sin parar, sus embestidas eran bestiales y continuo cogiéndola hasta que no pudo más y acabo brutalmente en el culo de la chica.. Al cabo de unos minutos se separó de las piernas de la chica, que seguía gimiendo y se puso a chuparle la concha con locura, buscándole el clítoris y lamiéndolo con fruición hasta que la chica emitió un gemido impresionante en medio de un orgasmo como nunca había tenido, a pesar del dolor de la salvaje penetración anal que había sufrido.

Unos minutos después, el portero le dijo a la chica que se vistiera, que había confirmado que no se robó nada, pero que anduviera con cuidado porque la iba a estar vigilando y en cualquier momento la iba a revisar de nuevo.

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