Pasaron los días y las visitas de Adrián eran constantes y en cada oportunidad que teníamos terminábamos juntos en la cocina, mis encuentros con Adrián se convirtieron en lo más anhelado de mi día a día, incluso mientras hacía mis quehaceres del hogar esperaba con ansias su llegada.
Su solo presencia me provocaba, poco a poco nuestros encuentros fueron aumentando de magnitud sin cruzar la línea del sexo. Estando en unos de nuestros encuentros casuales chuponeando mis pechos Adrián volvió a pedirme algo nuevo, esta vez quería ver mi vagina “por favor señora Isabel déjeme ver su coño, nunca he visto uno en persona “estaba tan entregada a Adrián que acepte sin dudarlo pero le advertí que solo podía mirar.
Me senté en el borde de la mesa subiendo mi falda y quitándome las bragas, abrí mis piernas dándole viste completa de mi vagina, me sentía algo apenada ya que desde que mi marido no me toca he dejado crecer un poco el vello de mi entrepierna, los ojos de Adrián se iluminaron al ver mi vagina no despegaba su mirada.
“Que maravillosa pose señora Isabel”. Sus halagos comenzaron a calentarme, siguió mirándome fijamente y me pidió que si podía abrir más mi coño para verlo mejor, volví a obedecerlo y con mis dedos separa los labios de mi vagina.
Nunca nadie me había visto con tanta lujuria como Adrián en ese momento, el bajo su pantalón sacando su miembro completamente duro, volví a recordarle que solo podía mirar y me respondió que no me preocupara que solo se quería masturbarse, se colocó en medio de mis piernas y comenzó a masturbarse.
Me sorprendió lo excitado que estaba, su mano tenía un movimiento casi frenético, estando a centímetros de mi entrepierna comencé a sentir un hormigueo en mi vagina, accidentalmente daba pequeños picotazos en la entrada de mi vagina que me asían suspirar, Adrián lo noto y fue acercando más su miembro a mi entrada.
Comenzó a frotar la cabeza de su peno por toda mi vagina, le dije que no lo hiciera tan directo pero no le importo y continuo restregando su glande “Se siente bien señora Isabel“, solo alcance a responder que no lo haga tan duro, sentí como mi vagina comenzaba a tener espasmos “parece que lo está disfrutando, verdad señora“.
No respondí nada, comencé a sentirme muy bien y mi vagina empezó a mojarse, el pene de Adrián hacia que me estremeciera toda, su lenta incitación hacía temblar todo mi interior, el placer me fui nublando que sin darme cuenta Adrián metió su glande en mi vagina.
Deje que lo hiciera pero le dije que solo la punta, se sentía tan bien que leves gemidos fueron escapando de mi boca “su coño está muy apretado y caliente señora Isabel“ abrí más mis piernas y Adrián comenzó a moverse lentamente sacando y metiendo su glande en mi vagina.
Llevaba tanto tiempo desatendida que el miembro de Adrián se sentía magnifico, podía sentir como la punta entraba y salía de mi interior, por un momento estaba a punto de pedirle que la metiera toda, mi vagina no dejaba de palpitar ansiosa por sentirlo completamente dentro de mí, pero la idea de engañar a mi marido aun me detenía.
Mi vagina comenzó a estrujar su glande sin control tratando de evitar escapara de mi interior, Adrián no se contuvo más y de una sola embestida me lo metió todo, un fuerte grito de placer quiso escapar de mi boca pero rápidamente me tape la boca “No pude soportarlo más señora Isabel, necesitaba sentir completamente su coño”.
Por un instante perdí mi cabeza, la sensación de sentirme llena nuevamente fue asombrosa. Al fin habíamos cruzado la última línea del sexo, intentando no verme tan ansiosa lo recrimine un poco aunque por dentro también quería que sucediera.
Adrián llevo mis piernas a sus hombros y desde esa posición comenzó a penetrarme con fuerza, la forma en que su miembro se restregaba todos los rincones de mi vagina y como arremetía buscando llegar a los más profundo de mi era tan placentero.
La fuerza de con la que arremetía contra mi vagina era brutal, mi marido jamás se hubiera podida igualar el vigor de Adrián “su coño está muy mojado señora Isabel y no deja de apretarme“. Adrián era muy hábil para ser su primera vez, sabía exactamente como golpear mis puntos débiles.
Era abrumadora la sensación de placer que tantos años extrañe, a cada embestida de su miembro mis sentidos me abandonaban, mi cuerpo entero se estaba tensando, mi vagina hizo los mismo aprisionando el miembro de Adrián, “me corro señora Isabel“, entre las convulsiones de su pene y la presión de mi vagina pude sentir como se corría llenado todo mi interior, era la primera vez que tenía un orgasmo tan fuerte en mi vida, aun sin recuperarme Adrián se acercó a mi besándome mientras él seguía moviendo sus caderas en mi interior.
Todo era muy intenso, nos levantamos de la mesa y como señal de agradecimiento me arrodille a chuparle su pene, lo limpie todo con mi lengua y boca, terminado me acomode mi falda y blusa, Adrián tomo mis bragas negras y me dijo si las podía conservar como regalo, gustosa se las di.
Esa misma noche mientras esperaba a que mi marido regresara mí vagina seguía temblando por Adrián, recordar la forma salvaje en que me poseyó hacia que regresara el sentimiento de culpa, estaba teniendo una aventura y engañando a mi marido, aun peor con el amigo de mi hijo pero no podía negar que lo estaba disfrutando.