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Serie rosa (Relato 4)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

La fiesta veraniega se organizaba a medianoche junto a una piscina de agua cristalina e iluminada interiormente por dos focos. Las chicas iban y venían en sugerentes bikinis. En una barbacoa se asaban pinchitos, chuletas, papada y cada una venía con su plato y se servía. En otra mesa un enorme bowl relleno de ponche con macedonia se ofrecía para quien quisiera beber. Unas corrían riendo, otras chapoteaban en el agua, y otras tantas retozaban en el césped de modo sensual y despreocupado.

Todo eso se le vino a los ojos de la universitaria Aroa Martínez al ir entrando. Su toalla de arco iris y con las letras LGBTI atrajo la atención de dos chicas.

-Oye, mola tu toalla –comentó una.

-Gracias.

-Yo soy Patri y ella Fina.

-Yo me llamo Aroa.

-¿Nos tumbamos juntas?

-Genial.

-Estamos allí, vente.

Llena de júbilo, Aroa colocó su toalla en medio de las de ellas dos.

-Toma, Aroa –le pasó Fina un plato repleto de alitas bien asadas.

-Hey, gracias, Fina.

Sentadas las tres en sus respectivas toallas se dedicaron a admirar el ambiente.

-Madre mía cómo está Julia –la devoraba Patri con la mirada-. ¿Te gusta Julia, Aroa?

-Me la follaría con bikini y todo.

Las tres rieron.

-A mi me encanta provocar y destacar. ¿Y a ti, Aroa? –la miró Patri.

-Por supuesto.

Y sin más, Patri se quitó el top del bikini quedándose con las tetas al aire.

-Wowww… -se quedó embobada Aroa con cada pezón.

Fina se atrevió a hacer lo mismo.

Aroa fue la tercera en hacer top-less.

-Ahora, chicas, a moverlas –rio Patri y ambas menearon las tetas con gracia.

-¿Por qué hacemos esto? –se descojonada Aroa de la risa.

-Es un cortejo.

-¿Cómo que un cortejo?

Enseguida una chica cogió de la mano a Fina y se la llevó al interior del adosado.

-¿Lo ves? A eso me refería. Tú sigue agitándolas –insistía Patri.

Una segunda chica alargó la mano, Patri la cogió y se fueron a los baños de la piscina.

Aroa se quedó sola y confusa. Por unos momentos pensó en volver a ponerse el top y taparse, pero Tessa se aproximó ¡¡completamente desnuda!! Y con el dedo la indicó que la siguiera. Perpleja, Aroa fue detrás de su culo hasta el interior del adosado, donde ya había chicas entregadas a la pasión y algún que otro grito se dejaba escuchar.

Chicas se cruzaban delante desnudas y Aroa no sabía dónde poner la mirada.

Tessa subió unas escaleras hasta el segundo piso y de aquí a un pasillo largo donde se escuchaba sexo al otro lado de cuatro puertas cerradas. La excitación de Aroa dejaba un rastro de flujo por el suelo, donde se mezclaba con charcos de otras chicas.

-Hola, Tessa –apareció una preciosa universitaria desnuda por el pasillo.

-Hey, ¿cómo te va?

-Me esperan en la habitación 2 y 4. Es lo que tiene estar tan buena. Hola, Aroa.

-Ho… hola…

-¿Me buscas y follamos luego?

-Claro.

-¡Arriba las lesbianas siempre! ¡Choca!

-Yeahh –le chocó la mano Aroa y se despidieron-. ¿Martina me conoce?

-Te conoce y desea follarte, pero antes voy yo –entró Tessa en su cuarto personal decorado con peluches, pompones, lazos y corazones rosas en las paredes.

-¿Aquí duermes? ¡Como mola!

-Espérame desnuda en la cama. Voy a echar un pipí.

-Vale.

Las sábanas eran suaves y el colchón muy confortable. Posó sexi la llegada de Tessa, que lo hizo enjutada en una lencería picarona.

-Woww… -Aroa no supo qué más decir.

-¿Te gusta? Me lo he comprado para ti.

-¿Cómo que para mí? ¿Es que te gusto?

-¿Ahora te enteras, joder? Mira, déjalo. Será mejor que te vayas.

-Eso o esto –separó Aroa los muslos y en postura de parir.

-Mmmmmmm, esto me gusta más.

-Pues a cenar, Tessa.

La boca de Tessa se colocó entre los muslos de Aroa y de ahí adentro con un grito de placer. Así durante cinco minutos hasta que Aroa se corrió de modo salvaje. Sin embargo, Tessa no sacó la lengua y siguió serpenteando dentro otros cinco minutos, provocando una segunda corrida, y así hasta cuatro veces durante 20 minutos. Aroa quedó extasiada de placer, gusto y amor. Tessa se reincorporó y sonrió al mirarla. Ya era suya. La había enamorado. Aroa solo tendría alma y cuerpo para ella, hasta sellar su amor en el matrimonio, años de felicidad, de hijos y de mucho cariño. Tessa se desnudó y se abrazó dulcemente a ella.

A las tres de la madrugada, Aroa se despertó. Tessa la miraba fijamente y con una dulce sonrisa dibujada en su carita.

-¿Qué miras?

-Lo linda que eres.

-No será para tanto.

-¿Te lo demuestro?

-Claro, pero ¿cómo vas…?

A reglón seguido, Tessa la besó e hicieron el amor hasta cinco de la madrugada. Antes de despedirse, se juraron amor eterno y juntas para siempre. Y así sería.

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