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Diez años después, me cogí a su hija
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Tiempo de lectura: 5 minutos

El día de ayer pensé que sería un día común y corriente. Por estos días a principios de año la mayoría de las amigas que conozco se van de vacaciones o todavía atienden a sus familiares o visitas que se han quedado después de las fiestas de fin de año. Yo me he quedado en casa atendiendo el negocio de mi hermana, pues tuvo que salir a otro estado con su asistente para cerrar algunos negocios pendientes. Y es mi hermana y su asistente la que cambian el rumbo de los últimos días.

La hija de Lucía, quien es la asistente de mi hermana en el afán de ahorrarse algunos euros ha decidido adelantar su viaje hacia USA. Mi hermana me llama y me pide de favor que vaya por ella al aeropuerto. Es primera vez que visita el país y a su madre, quien viene desde Madrid y aquella tarde pues de alguna manera incomodo, pues estos días hace un frio que no dan deseos de salir, acepto y me voy esa noche por Elisa al aeropuerto. Compro una cartulina para escribir su nombre y así que identifique que soy yo quien ha ido por ella a su encuentro.

Me envían una foto de su rostro para hacer más fácil la identificación y me han dicho que le han enviado una foto mía a ella. Por la foto, se me hace una chica normal que a mi calculo estimo ha de tener unos 18 o 20 años. Realmente tiene 25 y se acaba de graduar en jurisprudencia, lo cual descubro ya cuando venimos de camino del aeropuerto.

Viene con falda negra y chaleco del mismo color, blusa blanca y pantalones o leggins negros que sostienen sus bien desarrollados músculos; zapatillas de tacón alto y su cartera también de color negro. Hacemos contacto y nos saludamos con un beso en la mejía. Es sonriente y muy amigable y eso hace que mi mal humor se disipe, pues realmente este favor lo hacía más por mi hermana, que pensar que esta chica sería la que terminaría con esa dieta sexual de los primeros días del año.

Elisa es muy directa y bastante liberal y eso hizo que todo se conllevase de una manera más suelta y más familiar. Me sorprendió con su cumplido indirecto, pero que me mandaba un mensaje que no daba ni un ápice a ninguna duda:

– Pensé que eras el novio de mi madre. Me hubiese dolido competir con ella, pero veo que solo será de algunas cuantas miradas y sobrepasar los sentimientos con alguna esposa o novia.

Lo decía con ese acento de Castilla, pues aunque había nacido en Colombia, esta chica se crio con su padre en la tierra de Santa Lucia. Quizá el halago más grande y que me pareció una insinuación muy directa fue cuando me preguntó mi edad y que para mí era una invitación directa.

– Usted no parece de 50 años Tony, si mis compañeras tuvieran la oportunidad de conocerlo, dudo que no hubiera una que no quisiera comérselo. No sé cuántos chavalos de mi edad quisieran tener su cuerpo y la pinta de modelo que usted tiene.

Pasamos a un restaurante a tomar la cena, pues aunque para Elisa eran horas de la madrugada, también mostraba un apetito tan fiero como el mío. Las insinuaciones siguieron y me hicieron sentir que aquel incomodo de mi hermana, bien pudiera valer la pena. Por cuestiones lógicas ella debería dormir en mi casa y llegamos a ella a eso de las 11 de la noche, cuando en España deberían ser las 5 de la mañana. La hago pasar a su cuarto y donde queda sorprendida por la pileta que se encuentra en ella, pero le advierto que esta fría, pues por cuestiones que nadie la usa, aquella pileta tomará un par de horas en calentar el agua. La invito a la que está en mi habitación, y la cual tiene siempre 80 grados gracias a su termostato.

Sin ningún pudor, se mete a la pileta y deja toda su vestimenta regada a su alrededor y he visto a la hermosa mujer totalmente desnuda ante mí. Tiene cuerpo atlético y mi estimado es que tiene pechos de una copa llegando a C y unos glúteos que se acercan a los 90 centímetros. Me recordó a su querida madre, que 8 años antes, le di tremenda cogida cuando quizá tenia algunos cuantos meses trabajando para mi hermana.

Yo actuó como si fuese lo normal y sigo viendo televisión desde mi cama y veo a Elisa que me observa. Pasan algunos minutos y creo que se sorprende porque no reacciono a como ella lo espera y me cuestiona:

– Otro en tu lugar, dejaría de ver televisión y se hubiera desnudado para estar conmigo.

– No sabía que estabas desnuda Elisa… ¿Quieres que te acompañe?

– Espero que sea más que algo que una simple compañía.

– Déjame advertirte de algo Elisa…

– ¿Dime?

– Para mí la imaginación va más allá de lo que muchas mujeres quieren llegar. Si te atreves y no hay fronteras para ti, entonces me tendrás en esa pileta.

– Ven… – me dijo.

Elisa ha visto como me he quitado mi camiseta y mi bóxer y me he hundido en la pileta. Ella sin ningún preámbulo se va sobre mí y se sienta en mis piernas viéndome a los ojos. Siento como su conchita esta frente a mi verga. Al igual siento como se la hunde hasta lo más profundo de su ser. Y Elisa exclama:

– Tony, la tienes grande: nunca he sentido algo tan grande en mi cuca.

Aquello de cuca solo se lo había escuchado a una hondureña cuando me la cogía: Dale verga a mi cuca. Esta chica colombiana criada en España, me decía lo mismo. Mi verga estaba insertada en su canal vaginal hasta lo más profundo que llegaba mi verga, la cual he medido por la curiosidad de algunas mujeres: 22 centímetros.

Elisa me besaba la parte posterior a mi cuello y yo me gozaba mamando sus pequeñas tetas y sin muchos movimientos alrededor de media hora, Elisa alcanzaba su primer orgasmo: Tony, me voy… me voy… que rico, que rico. Posterior a eso, me dio una mamada muy rica a la verga, pero yo tenía en mente su rico culo y quería realmente cogérmelo. Su madre me lo dio un día, y le hice sentir un orgasmo, y antes de comenzar la faena de cogérmela por el culo me tome un whiskey doble y así hacer tardar mis sensaciones y causarle un orgasmo anal, si es que era posible. Esto lo hicimos ya que nos habíamos secado y la puse en cuatro en la cama.

Le chupe el culo, le succione hasta hacerle llegar lo más que pude de mi lengua a su rico y exquisito ano. Elisa solo gimió y su lujuria llego a su clímax cuando sintió mi glande en su ano. Solo recuerdo su advertencia de una manera muy sutil e ingenua:

– ¡Con cuidado Tony, nunca me han cogido por ahí!

Mi verga se deslizo fácilmente y Elisa solo suspiro. Con mis dos whiskys sabía que podía taladrarla sin que yo sintiera el deseo de venirme por horas o por lo menos una. La he puesto en cuatro sobre mi cama y le he dado tremenda cogida que ella hacía entre llantos y gemidos de placer una delicia para seguirle taladrando. Miré como su culo estaba abierto, pues nunca apagué la luz de mi habitación y tenía todas las cámaras rodando, cosa que Elisa no sabía y quizá nunca sabrá. En esa posición estoy esperando dos cosas: una que me diga que ya no aguanta o que me diga o me de señal que se está corriendo. Su madre Lucía se corrió analmente y estoy esperando que su hija lo haga también.

Veinte minutos que mi verga desde la pulgada uno, se desliza hasta la pulgada veintidós, donde mis testículos chocan contra sus nalgas. Elisa solo suspira, gime, tiembla y luego dice: Tony, me está haciendo acabar muy rico. Gime y se va en contra la cama y yo caigo por sobre de ella y le taladro el culo hasta que 3 minutos después le dejo ir una corrida tan espesa y abundante, producto de dos semanas de no coger.

– ¡Me hizo acabar por el culo!

– ¿Nunca lo habías sentido antes?

– ¡Nunca! ¡Qué rico Tony! Sin corroborar nada, creo que usted le hizo sentir esta misma sensación a mi madre.

– ¿Tú hablas con tu madre de tus relaciones sexuales?

– Regularmente si… ella me contó que es posible el orgasmo anal.

– ¿Hablas de sexo con tu madre? ¿Le contaras esto?

– ¡Quizás sí! Aunque nunca mencionamos nombres. ¿Conoces a mi mamá?

– Si.

– ¿Te gusta? Te la has follado?

– ¿Quieres que sigamos follando?

– Si.

– Entonces, olvidémonos de tu madre y de todas esas conjeturas.

Elisa es muy caliente. No tarda uno en mamarle el clítoris por 5 minutos para llegar al orgasmo. Mamarle los pechos y taladrar su concha por otros 5 minutos, es para llegar a orgasmos múltiples. Por el culo tarda un poco más pero son más intensos. Aquella noche le he metido 3 palos y ella se corrió no sé cuántas veces, y por lo que veo, seguiremos follando, pues por texto me ha dicho que me espera mañana en la casa de su madre o que vaya por ella. La verdad que Elisa es un buen palo, al igual que su madre a sus 35 años, hace diez años, la hice acabar por primera vez por el culo.

Lucía, no sé si lo sospecha o su hija le habrá contado, pero hoy recibí una llamada de ella y me lo insinuó. En mi experiencia con tantas mujeres, esta es la tercera vez que cojo con madre e hija… no me lo esperaba, pero las cosas así suceden:

– ¿La pasaste bien anoche?

– Si. –le he dicho.

– Mi hija insiste saber si tú y yo hemos sido novios.

– Dile la verdad.

– ¿Y cuál es esa?

– Que nunca hemos sido novios, que solo me has dado el culo.

– ¿Se lo has comido a ella también?

– Lucía, soy un caballero. No sé lo que hablas y porque lo hablas.

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