Desde que llegamos a casa en Argentina, los mensajes eran permanentes con Marcia y algunos con Cristiano. Siempre recordando lo que había pasado ese día. Ellos más jugados al poco tiempo nos empezaron a mandar fotos desnudos desde la cama, desde su patio o donde estén, aunque ya los conocíamos muy bien, esas fotos nos provocaban, nos subían la temperatura y muchos de nuestros polvos eran pensando en ellos.
A mí me daba miedo mandar fotos con nuestras caras, así que solo les mandábamos sin cara, mías en tanga o de mis tetas. O de la pija de José cerca de mi cola. Ellos siempre subían la apuesta y nos regalaban fotos y videos cogiendo, teniendo sexo oral, masturbándose o practicando besos negros. Que nos ponían los pelos de punta y nos hacía coger bien rico pensando en ellos.
Marcia me escribía que quería estar conmigo para que ellos solos nos miren, diciendo que eso lo calienta mucho a su marido. Cristiano en sus mensajes me decía que se quedó con ganas de cogerme, que la próxima vez no me voy a salvar de su vergon. Siempre adjuntando una foto o video.
Los días pasaron hasta que una noche de sábado hicimos una videollamada. Apenas nos contestaron estaban desnudos en un sillón. Nosotros con bastante ropa es que acá en Argentina ya era otoño y estaba fresco para estar desnudos.
Mientras charlábamos, Marcia se encargaba de que la pija la tenga bien dura, se la acariciaba suave y cada tanto se la chupaba dejándola bien empapada. Él con sus dedos la penetraba, bien delante de la cámara para que veamos bien. A mí me empezó a agarrar mucho calor, José fue y puso el calefactor al máximo, nos fuimos sacando todo lo que teníamos hasta quedar en bolas tirados sobre el sillón de casa. Ya no nos importó que se nos vea la cara.
Me senté sobre la pija de José bien delante de la cámara para que nos vieran tan bien como nosotros lo veíamos a ellos. Marcia me copio y empezamos a coger en simultaneo, mientras Cristiano me empezó a decir que quería que yo sea la que se siente así arriba de él, que cuando nos veamos me va hacer tragar toda esa verga por todos mis agujeros. Marcia le decía a José que extrañaba su pija en el culo y que la quería de nuevo. Eso provocó a que Cristiano la ponga en cuatro y con un poquito de gel que tenían le arrimara ese pedazo de carne a su culo.
Con un poquito de esfuerzo vimos cómo se le dilataba y entraba despacio, notamos su cara de dolor, no es para menos, es muy gorda y muy dura. Empezaron a olvidarse de la cámara, cada vez le daba empellones más fuertes, donde se notaba cara de placer mezclada con dolor, los gemidos también eran una mezcla. Toman un vibrador, estaban súper preparados y ella se lo pone en su clítoris lo que le provoca enseguida un orgasmo fabuloso. Mientras Cristiano le da cada vez más duro por el culo y acababa sacándosela para que veamos su leche como se esparcía sobre la espalda.
Toda esa vista que teníamos, sentir ese orgasmo me hizo empezar a moverme cada vez más rápido sobre la pija de José y tocarme para llegar enseguida al mío. Yo soy de gritar mucho y fuerte cuando lo alcanzo, así que fueron unos segundos de gritos, gemidos y de retorcerme sobre la pija que ya estaba por explotar de José. Me paro, me doy vuelta para que me tire toda la leche sobre mis tetas.
Ese fue el principio de muchas videollamadas. Todas muy excitantes, calientes. Parecía que no podíamos coger sin ellos. Que los polvos no eran tan ricos como cuando estábamos conectados.
Fueron pasando los meses y empezamos a planificar nuestras vacaciones, por supuesto que a Brasil. No nos coincidían las fechas con ellos, cuando nosotros podíamos ellos no, todo por razones laborales. Así que buscamos un finde largo para ellos que no están lejos. Ellos iban a estar en Canasvieiras desde un viernes a un domingo. Nosotros por supuesto nos íbamos a quedar más días para justificar el viaje hasta allá.
Llegó la fecha de salir para Brasil, no veíamos la hora de encontrarnos con ellos. Si bien nosotros íbamos a llegar unos días antes para aprovechar el viaje. Por supuesto que ni bien llegamos al día siguiente fuimos a la playa nudista. Ahí el primer día nos acercamos a otra pareja nudista Argentina con la excusa del mate, el ambiente también era excitante, José no podía dormir su pija tal como pasó el año anterior. Se le paraba y era una situación muy parecida a aquella, yo también estaba caliente.
Sol y Esteban, eran más jóvenes que nosotros, se los notaba muy calientes, él igual que José con la pija dura, la concha de ella brillaba de mojada. Los chicos iban juntos al agua para bajarla, pasar por el bar a buscar cervezas, esta vez yo no tomé mucho, la otra vez no me cayó muy bien… jajaja. Verlos venir caminando con las cervezas y las pijas moviéndose me traía recuerdos y cada vez me calentaba más. Si bien Esteban no era tan dotado, la tenía muy parecida a la de José. Sol era joven, piernas flacas, pocas tetas, colita carnosita, pero bien paradita que me daban ganas de tocarla cada vez que la tenía a tiro.
Todo era risas, charlas, ir al mar y seguir tomando. Quedamos un rato a solas con Sol, ellos se fueron al agua y ahí le empecé a contar que mañana llegaban unos amigos nuestros que el año pasado nos habíamos encontrado en este mismo lugar y le conté con detalle tal como lo relaté aquí todo los que nos pasó. Cuando estaba por terminar llegan ellos, Sol me miraba atónita, sin poder creer lo que le contaba, así que tuve que empezar a contar todo otra vez a Esteban. Lo que le provocó una erección enorme en él mientras se tocaba permanentemente y ella, si bien disimulaba, también se la notaba que la historia la calentó.
Llegó la tardecita, empezamos a caminar hasta el auto, ellos tenían el hotel cerca de la playa, no quisieron que lo alcancemos. Los invitamos otra vez a cenar juntos, a lo que nos contestaron que no, que si bien son nudistas, ellos no son swingers y no quieren compartir nada con otros. Quedamos que mañana viernes, nosotros íbamos a venir con Marcia y Cristiano, pero que nos encantaría que se acerquen, sin ninguna intención de nada y nos despedimos.
La charla con José en el camino fue sobre ellos y cuan caliente estábamos. Los dos nos habían gustado, pero no se dio. Así cuando llegamos a nuestra posada recalientes, nos dimos un polvo de esos con gritos, chirlos, revolcones a morir. Pero esta vez pensando en Sol y Esteban.
Al otro Marcia y Cristiano debían llegar pasado el mediodía y quedamos que los esperábamos para ir juntos a la playa. Nos despertamos, sentíamos la adrenalina de la llegada de ellos, sabíamos que esta noche iba a pasar todo lo que nos prometimos durante todas las videollamadas que hicimos en el año, yo estaba ansiosa, no sé si nerviosa, pero con una cosquilla en la panza. Con José sabíamos que nos íbamos a compartir, él me dice: ¿estás lista para la vergon de Cristiano? Sabes lo que me calienta la idea de verte con él; como para sacarme esa ansiedad que vio en mí.
Desayunamos y recibimos un mensaje de ellos que habían tenido un desperfecto eléctrico en el bus y tuvieron que parar sobre la ruta. No sabían a qué hora iban a llegar, se habían asustado mucho. Que nosotros vayamos a donde queríamos y si ellos llegaban no muy tarde nos encontraban. Después de almorzar, por supuesto salimos con José a la playa nudista, les escribimos que los esperábamos ahí.
Llegamos, y lo primero que miramos fue si estaba Esteban y Sol. No estaban. Los dos pensamos: ¡Los asustamos! Jajaja. Lo que nos extrañó. Nos acomodamos en el lugar de siempre, había otras parejas a nuestro alrededor. Al rato caen, pero se ubican lejos como para no juntarse con nosotros.
Esperamos un momento, vamos caminando hacia el bar para encontrarnos con ellos. Le contamos lo que les había pasado a nuestros amigos y empezamos a charlar. Lo invitamos a ir a nuestro lugar que es más tranquilo, ahí cerca el bar hay más gente, muchos chicos. Esteban no me sacaba los ojos de encima, me comía con la mirada, se notaba que la historia que le contamos ayer lo había puesto del tomate y Sol era la que lo frenaba, porque la acariciaba, la besaba y no podía contener las erecciones. En un tiro le digo: ¿Estás caliente por lo que te contamos?; y me dice: Sí, te miro y te imagino haciendo todos eso.
A eso de las 5 de la tarde veo que llegan caminando ya desnudos Marcia y Cristiano. Me subió un calor que me transpiré toda, se me aceleró el corazón y no le pude sacar la vista a los dos. Sobre todo, a Cristiano con su verga moviéndose de un lado para el otro. Marcia me abrasa con un beso y una caricia que me recorrió toda la espalda hasta mi cola. Mientras se saludaban ellos.
Cristiano viene hacia mí y me abraza con fuerza, apoyando su trozo de verga en mi regazo y apretando mi nalga con la mano, y me susurra: que ganas tengo de esta cola. Si mi corazón latía a 100, ahí empezó a latir a mil. Mientras Marcia también abrazaba y le susurraba algo a José. Presentamos a Los chicos, Esteban y Sol, que miraban asombrados. Ellos se querían ir para dejarnos a solas. Enseguida le dijimos que no, que íbamos a pasar un rato más en la playa y que su compañía nos gustaba.
Cristiano no me dejaba de decir que quería mi cola con una erección delante de todos impresionante, yo respondía siempre que no, que no quería ese semejante pedazo en mi culo. Marcia no perdía la oportunidad de tocarme, hablarme suave al oído, lo que me hacía mojar toda. Sol y Esteban, solo miraban prácticamente no emitían sonidos.
Llega la tardecita y empezamos a caminar hacia el auto, Cristiano dice: vamos a comer todos al mismo restaurant del año pasado. Responden los chicos que no, que ellos se quedaban cerca de su hotel. Insiste, vengan la vamos a pasar bien. Ahí Sol le explica que ellos son nudistas, pero no están en la onda de intercambio, ni swinger. Pero no importa, vengan a comer y después se vuelven o los invitamos a ver, sin que participen si es que no quieren.
Esteban se notaba que se moría de ganas, pero Sol insistía que no. Así que nos despedimos y no fuimos a la Posada. Durante al viaje el aire se cortaba con un cuchillo, José manejaba y Cristiano a su lado, yo estaba caliente, nerviosa, con miedo, ansiosa. Marcia acariciaba mis piernas, hasta que llegó a mi concha que debe haber estado empapada.
En la posada cada uno a su habitación, ellos estaban cansados, querían descansar del largo viaje que se les hiso. Quedamos a las 9 ir a cenar. Nosotros llegamos a la nuestra y esta vez no cogimos, los dos estábamos igual de ansiosos, nerviosos; nos bañamos, nos sentamos en la cama y me pregunta: ¿Estás segura? Si, claro es lo que queríamos le respondo, pero no voy a dejar a Cristiano que me dé eso por el culo. Jajaja.
Continuará.