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Un trío con la vecina
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi nombre es Fabiola tengo unos veinticinco años y me considero una guapa morena con cuerpo bien proporcionado. Desde hace dos años vivo en un departamento con mi actual novio llamado Santiago de veintiocho años. Él parece un adonis con ese cuerpo que a trabajó duramente en el gimnasio.

El sexo con él es realmente bueno y placentero. Aunque por momentos entre el alcohol y la diversión hemos decido abrir nuestra relación. Sobre todo, con la llegada de una nueva vecina. Era una guapa rubia con atributos muy resaltantes como los míos. Algunas veces hemos coincidido en el mismo elevador y he notado como mira mis escotes o algunas veces la entrepierna de mi novio cuando usa esos pantalones de gimnasia.

El primer contacto lo hizo yo cuando coincidimos en la lavandería del edificio. Conseguí un nombre Caroline y desde hace unos meses volvió a vivir con su madre, quien es enfermera, aprovechando que la universidad está cerca de donde vivimos. Antes estuvo en un dormitorio de chicas, pero cuenta que no fue compatible con su compañera de cuarto. Poco a poco ganándome su confianza, me fue contando más de aquellos detalles gracias a la intimidad de mi departamento y una botella de vino.

Una noche de llovía nos estábamos poniendo cariñosos Santi y yo, cuando alguien llama a muerto. Mi novio bajo los efectos de los tragos soltó una palabrota que callé enseguida. Fui abrir, se trataba de Caroline, empapada de pies a cabeza.

—¿Qué te pasó?

—Olvidé mis llaves y mi mamá, regresará mañana temprano —confesó apenada—. No quiero abusar de tú confianza, pero ¿Puedo pasar la anoche aquí?

Me quedé callada mirando a mi novio.

—Claro —respondió Santi con una sonrisa agradable.

La dejamos entrar fue directo a la sala. Como buena anfitriona busque una toalla y ropa seca para ella.

—Aquí tienes, toma una ducha y reúnete con nosotros en la sala —le digo ofreciéndole todo.

—Gracias.

Mientras Caroline se va al único baño del departamento. Mi novio me mira con una cara ciertamente picara.

—Es la posibilidad perfecta —me dice, mientras prepara un trago para Caroline.

Del fondo se escucha la ducha abierta. Él quería usar los típicos juegos. La esperamos pacientes a que saliera. No es muy tímida. Salió usando un camisón y una bata de seda perlada. Apenas se sentó, Santiago le tendió el trago. Se sentó conmigo en el sofá de tres cuerpos. Mientras mi novio se acomodó en su sillón favorito que usa para ver su futbol.

Aumentamos la temperatura de la sala y programamos en nuestro televisor de pantalla plana un video de unas brasas con sonidos. Mas la suave melodía del lugar se sentía muy cómoda la sala.

—Gracias, perdón por interrumpir su velada.

—Oh, no te preocupes —dice Santi tranquilo y choca su copa para beber juntos a la vez. Caroline bebé con corteza.

Nos ponemos hablar de la universidad, que por casualidades del destino Caroline estudia en nuestra misma universidad que nos graduamos. Caroline está estudiando la misma carrera que estudio Santi. Lo que tengo en común con ellos, son los profesores de los cursos básicos.

—¿Qué sigue enseñando ese profesor? —preguntó divertida—. Escuche rumores de que aprobaba a las más burras acostándose con ella.

—Burras, pero buenos traseros o pechos —agrega Santi riéndose.

—Yo también escuché ese rumor —admite Caroline divertida— Y no me parece justo.

—Descuida, más adelante los ciclos son dictados por mujeres heteros —le anima Santi.

—¿Y tú como sabes que son hetero? —pregunto curiosa al ver que se le escapo ese dato.

—No puedo hablar cosas de fraternidades —se limita a responder Santi.

Ambas asentimos. De ahí cambiamos de tema a lo de las hermandades y seguimos bebiendo dos botellas de vino. Lo cual Caroline con las mejillas sonrojadas comenzó a sentarse diferente, lo cual Santi no perdía el tiempo en observarla.

Era casi la una de la mañana por lo que decidimos irnos a dormir. Caroline se quedó a dormir en el sofá.

Santi se puso cariñoso durante la noche lo que no dudó en deslizar sus dedos al centro de mi coño y comenzó a darme placer. Contuve los gemidos tapando mi boca hasta que no pude más y terminé mojándome por completa. Con el cuerpo caliente me desnudé para el deleite de mi novio y bajándole el pantalón me encontré con su polla casi erecta.

Me relamí los labios y comenzar a chupársela nos besamos por un instante. Momento en el que me percate que la puerta no estaba cerrada del todo. Debí suponer que mi novio antes de tocarme salió un momento al baño.

Me excite con la idea de que Caroline pudiera escucharnos.

Primero besé la punta de su miembro y de ahí comencé a metérmelo en la boca con cuidado mientras que con mi otra mano le acariciaba las pelotas. Santi acariciaba mi cabeza en silencio como dándome a entender que le gustaba el ritmo. Seguí chupándosela y masajeando pelotas hasta que se vino a mi boca. Me aseguré de tragarme su leche hasta la última gota. En el silencio de la oscuridad, escuché un singular gemido.

Lo que hizo que se me escapara una sonrisa de satisfacción. Me bajé con cuidado de la cama y abriendo la puerta con cuidado. Me encontré con la dulce Caroline estaba roja de la vergüenza. Nos había espiado.

—Fab, lo siento…

—Oh, no te preocupes —le digo tomando la mano—. ¿Quieres unirte? También nos pareces sexy.

Caroline colorada no retrocedió y se dejó guiar al interior de nuestro cuarto. Santi soltó una sonrisa divertida al verla entrar. La hicimos que se sentara al borde la cama y Santi se sentó a nuestro lado, dejándola al medio de los dos.

—¿Tú primer trio? —le pregunta Santi mientras intercambia miradas conmigo.

—Si.

Apenas se oyó su afirmación. Santi comienza besándola a ella primero y luego a mí. Ahora yo los beso a ambos, siento que Caroline más a gusto conmigo. Lo que se me escapa una sonrisa traviesa y llevo la mano de mi novio al coño de ella.

Vuelvo a besarla y profundizo el beso. La dejo sin aliento y frente a sus ojos me quito el camisón para que admire mis senos. La veo morderse los labios. Antes de acostarla sobre la cama le subo el camisón y Santi le baja las bragas para abrirle las piernas comenzar a comerle el coño que ya estaba húmedo.

Caroline disfruta lo que le hace mi novio, mientras yo me pongo a chuparle y masajearle los pechos. Son grandes y la punta color rosado cereza. Nos dedicamos a darle placer hasta llevarla al orgasmo. Con la respiración entrecortada. Beso a Santi para probar sus fluidos.

—¿Siguiente ronda? —pregunta mi novio con una sonrisa de payaso.

Caroline asiente. Nos acomodamos más adentro de la cama nos acostamos juntos los tres a tocarnos y besábamos por un momento. Llego de mamarle de nuevo la polla a Santi. Ahora por las dos, al comienzo era tímida hasta que le cogió la técnica y se la dejamos dura. Hice que ella se pusiera boca arriba y cuando estuviera lista, puse mi coño sobre su boca, mientras Santi se puso se encargaba de acariciarle el cuerpo antes de cogérsela por primera vez.

—Ahhh.

Su gemido su satisfactorios para ambos. Mientras Santi se la cogía en posición de misionero yo comencé a pasar mis manos por su cuerpo. Su lengua era traviesa, me estaba sacando fuertes gemidos hasta que puse mis dedos sobre su clítoris y comencé a masajearlo con un poco de mi saliva.

Los tres disfrutábamos del momento hasta que Caroline le llegó un orgasmo. Cambiamos de posiciones ahora mientras me coge Santi por detrás, me pongo a besarme con ella. Más desenvuelta me toma de los pechos y comienza a chupar de una forma excitante.

Cerré los ojos cuando llegó el orgasmo y mi novio se vino dentro de mí. Los tres caímos sobre la cama con la respiración entre cortada y llenos de una copa de sudor. Mire a Caroline con una sonrisa divertida.

—¿Y qué te pareció tu primera vez?

—Excelente.

¿Fin?

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