Esto ocurrió hace 4 años, yo tenía 18 y ella 40 a pesar de la edad que tenía era una madura que desviaba todas las miradas, un poco morena, de cara delgada, ojos claros, delgada con unas tetas enormes y un culo de ensueño.
Todo comenzó un viernes, comenzamos a tener una conversación un poco caliente, sobre que ropa interior usábamos y hasta nos enviamos algunas fotos, pero todo quedó ahí ese día.
Al día siguiente yo tenía clases en la universidad y al salir de clases como era fin de semana y yo tenía acostumbrado viajar a mi pueblo mi tía me escribió para preguntar y para decirme que si podíamos ir juntos.
Tía: Hola hijo buenos días, irás hoy al pueblo?
Yo: Hola tía, si hoy iré saliendo de clases.
Tía: Te parece si vamos juntos?
Yo: Ok, está bien.
Al salir de clases llamé a mi tía y le dije que tenía que recoger algunas cosas en un departamento que alquilaba y que iba a demorar un rato y ella me dijo que me acompañaba al departamento. Y cuando llegamos ahí ocurrió todo.
Yo: Tía aquí es donde vivo.
Tía: Está bonito, recoge tus cosas mientras yo me retoco un poco.
Yo: Está bien.
Al rato le dije que ya estaba listo y que ya nos podíamos ir, ella me dijo que antes de irnos quería verme en ropa interior tal y como le había enviado la foto y yo acepté. Al rato quedé en ropa interior y ella estaba con un vestido rojo bien pegado que le quedaba a la altura del muslo dando a mostrar su hermosa figura, y yo sin darme cuenta tuve una erección que ella notó y se comenzó a reír. Se me acercó y comenzó otra conversación caliente.
Tía: Te queda bien ese bóxer hijo.
Yo: Gracias tía y usted no se ve nada mal con ese vestido, se le ve un culazo.
Tía: Ahí sobrino favor que me haces, mi ex esposo nunca me dijo esas cosas.
Yo: Pues le queda bien tía y disculpe que le diga esto pero si no fuera prima de mi papá yo ya le hubiera dado.
Tía: Pues imaginemos que no somos familia.
Al terminar de decirme eso, nos acercamos y nos besamos con tanta pasión que sentía como mi miembro se iba haciendo más grande de lo normal y palpitaba demasiado, sin dejar de besarnos nos metimos a mi cuarto y la comencé a desnudar. Quedamos ambos en ropa interior, ella tenía puesto un hilo negro y un brasier del mismo color, tenía su parte bien depilada y su culo un olor muy agradable, sin pensarlo ella me quitó el bóxer y me comenzó a practicar sexo oral, fue la mejor mamada que me habían hecho a lo largo de unos 10 minutos, entonces llegó mi turno de hacerle lo mismo y comencé a practicarle sexo oral y sus gemidos no demoraron en llegar, al pasar de los minutos ya nos envolvía la lujuria y el deseo y sin pensarlo dos veces mi tía me tiró boca arriba en la cama y me comenzó a cabalgar, hacia unos movimientos perfectos y en cada sentón que me daba iba acompañado por un grito de ella.
Tía: Ay sobrino que grande la tienes… ¡Ahhhh!
Yo: Tía que rico que te mueves y lo tienes bien apretado.
Tía: Ya son varios años que nadie me toca.
Al rato le di la vuelta, la puse boca abajo y le hice levantar un poco su trasero que era perfecto y en esa posición se veía aún más grande de lo normal, le comencé a penetrar lento y a ella le gustaba cada movimiento que hacia ella gritaba y se quejaba, me comencé a mover más rápido y con el pasar de los minutos ella gritaba más y más fuerte…
Tía: Ahhh siii sobrino que rico, dame más que me vengooo, me vengooo
Yo: Eres la tía más rica y la más puta de todas.
Tía: Si sobrino soy tu puta, por favor más rápido que me vengooo.
Sentía que le comenzaron a temblar las piernas e hizo su Squirt, yo continuaba dándole con el típico mete y saca cuando al rato sentí que me venía. Cambié de posición y lo hicimos en el clásico misionero, le daba fuerte y ella gemía y gritaba cada vez más y más fuerte, me decía que era mi puta y que si yo quería la podía tener las veces que yo quería.
Yo: Tía Ya me voy a correr.
Tía: Vente dentro mío sobrino, quiero que me llenes.
Yo: Está segura tía?
Tía: Siii, lléname. Llena a tu putaaa, Ahhhh dame más.
Cuándo sentí que me vine dentro de ella y ella me agradeció, me dijo que fue el mejor polvo de su vida, nos besamos y nos quedamos tirados en la cama, ambos muy sudados y satisfechos por todo lo que habíamos hecho.
Al rato nos cambiamos, y fuimos juntos al pueblo…