Como les conté en la primera parte, nos quedamos platicando un buen rato, me sentía súper bien con él, era mágico estar desnudo en la cama con un hombre, entre platica habían besos, caricias, era todo lo que había deseado siempre, la conversación transcurría entre cosas normales, trabajo, amigos, ideas, sueños y hasta política. Después de un rato la conversación giro entorno a como fue su primera vez, que le gustaba o que le gustaría que le hicieran, fantasías sexuales, si me gusto como lo hizo, que no me gusto, le comente que deseaba sentarme estar arriba, gozarlo de frente y de espalda. Y a medida que subía de tono fui notando que su pene volvía a levantarse poco a poco, y sus manos volvían a acariciarme casi igual que la primera vez, podía sentir que a través de las caricias me decía lo que quería.
Nos besamos apasionadamente de nuevo, debo decir que siempre he sido un apasionado de los besos, la diferencia esta vez era que sus caricias me hacían sentir deseado en una forma más femenina. El hecho de sentir que sus manos acariciaban mi cuerpo como yo mismo lo hice a las mujeres me encendía al punto que ya no pensaba más que en ser suyo.
Su manos tocaban mis pezones y los apretaban con maestría, al mismo tiempo me tocaba y apretaba las nalgas, eso me derrite, sabía cuál era mi deber, mientras le dejaba hacer baje a su pene de nuevo volví a meterlo a mi boca, creo que la primera vez estaba tan concentrado tratando de hacerlo bien que no lo disfrute tanto como ahora, pude detenerme a disfrutar su sabor, disfrute del líquido preseminal que salía de su cabeza, un sabor confuso, entre dulce y fuerte. Me entretuve mucho en la cabeza, me encantaba tenerlo en mis manos y me volvía loco cada vez que le pasaba la lengua, meterlo a mi boca y sentir como su cuerpo sentía la electricidad correr es ya un gran placer, de nuevo pensaba, estoy haciendo que el disfrute, me gusta, ese es mi rol, hacer que mi hombre disfrute, hacer que su deseo lo haga explotar en mi boca. Quería sentir su semen en mi cara, en mi boca, en mi cuerpo. Lo quería todo para mí.
Pero él tenía otros planes, me acariciaba mi ano, y ya está lubricándolo, usaba un rico lubricante base agua que me hacía sentir húmedo, sentía como sus dedos se deslizaban hacia adentro casi sin ningún problema. Sus caricias, sus penetraciones en mi boca, sus gemidos y los míos. Era todo tan excitante. Me comí su pene de todas las formas que se me ocurrían, trataba de imaginar cómo lo quería yo, como lo vi en las películas. Trate de hacerlo disfrutar.
Con un leve empujón me saco su pene de mi boca y me atrajo hacia su boca de nuevo, lo bese profundamente, me dijo que quería que cumpliera mi fantasía y me halo de tal modo que sabía que debía sentarme sobre él, me coloque por encima con las piernas abiertas, sentía un poco de vergüenza y deseo al mismo tiempo, es difícil sentirte desnudo y bajo control por primera vez, pero aun así me puse sobre él, con la práctica que había tenido con Lucas, pude ponerlo directo en mi entrada y suavemente el empujo, su cabeza entro, de nuevo un poco de dolor, lo saque un poco y metí y saque la cabecita un par de veces, empujando cada vez más para que fuera entrando de a poco, en un momento estaba dentro por completo, la sensación fue increíble, sentí toda la extensión de su pene correr dentro de mí, cuando su base topo con mis nalgas, fue la gloria, algo torpemente me acomode para poner mis rodillas en la cama y que su pene quedara dentro, le trate de besar, era un poco difícil, pero lo hice, sentí su pelvis moverse tratando de iniciar los movimientos, me costó un poco encontrar el ritmo, pero lo hice, entraba y salía era maravilloso, realmente estaba cabalgando, sentía su cuerpo debajo de mí, me sentía muy excitado, caliente, mi placer venia de mis movimientos y de los suyos, así que no paraba de moverme lo mejor que podía, arriba y abajo, a los lados y atrás y adelante, entonces note como mi pene expulsaba semen sin haberlo tocado, no era un chorro solo una delgada línea que salía, y eso me hacía sentir muchísimo placer, no sé cuánto estuvimos así.
Porque yo cerraba los ojos y me dejaba llevar, por momentos me detenía para sentir como él se movía y buscaba entrar y salir, la sensación que me daba al sentirlo llegar hasta casi salir por completo para luego entrar de golpe me hacía casi perder el conocimiento, el placer era máximo, por momentos el aceleraba mucho, era todo poder, era suyo, lo sabía quería seguir así y me retorcía por dentro, la electricidad de nuevo me consumía por dentro, ardía de deseos. Quería más y más,
Sorpresivamente se detuvo y yo me movía suavemente, me abrazo, me beso riquísimo, sentí sus cuerpo moverse y nos giramos, quedando yo debajo de nuevo con las piernas bien abiertas, me agarro de las piernas y me las puso en sus hombros, quede totalmente expuesto, mi cuerpo no me pertenecía en ese momento, yo era suyo, sus deseos era mis órdenes, si quería subir mis piernas o bajarlas o subir solo una, todo me daba placer, me penetro con todo lo que pudo, veía su cara y estoy seguro que el placer era casi tan alto como el que yo sentía, acelero, más y más, su cara sus gemidos me decían que venía ya, de un momento, me llenaría de nuevo, y yo lo deseaba, quería sentir de nuevo su leche caliente dentro de mí, si avisar empezó a correrse, sentí como su pene se hinchaba y trataba de entrar más y más, hasta que exploto en su chorro de leche que podía sentir, era maravilloso, con muestras de placer y casi de dolor, empujaba más, para sacarlo todo, lo disfrutaba tanto que era como si yo mismo estuviera terminando también, no la saco sino que agarro mi pene y me masturbo hasta yo terminar, sin sacar su pene, no lo podía creer que placer más grande, me corrí con su pene aun adentro. Que sensación, mi propio semen sobre mi estómago y su semen corriendo por ano. Estaba muerto pero disfrute la forma en que morí.
Como ya era tarde, tenía que irme, le pedí usar la ducha y entramos a ducharnos los dos juntos, nos besamos y tocamos pero ya no lo hicimos, creo que si le hubiera dicho que una de mis fantasías es hacerlo en la ducha quizá el podría intentarlo, pero ya no podía mas, mi traserito estaba algo cansado y era mi primera vez, creo que ya no podría. Nos despedimos y acordamos que nos veríamos en unos días para tomar un café. Aunque sabía lo que significaba ese café, me encantaba.
El camino de regreso a casa fue casi tan excitante como lo vivido, no dejaba de imaginarme y recordar, casi podía sentirlo de nuevo, mientras viajaba en el tren sentía todos los ojos puestos en mí, observándome, como si la gente pudiera ver mi felicidad y mi enorme satisfacción, quizá por la sonrisa de oreja a oreja que llevaba, o quizás porque deseaba contárselo a alguien. Fue así que me decidí a escribir este relato para poder liberarme.
Nos volvimos a encontrar y desde entonces he cumplido algunas de mis fantasías, sé que muchas son diminutas, pero las disfruto al máximo, si puedo le contare más.
Gracias a todos, espero sus comentarios.