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Por amor a la familia (Día 6): El amanecer de una chica
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Desperté por la sensación extraña dentro de mi cuerpo, al parecer ya había amanecido más no sabía la hora. Mi tío dormía profundamente aun, estaba agotado, me moví con cuidado y su pene ahora flácido salió de mí. Podía sentir su semen en la entrada de mi ano, me sentía lubricada. Me moví con cuidado hasta la orilla de la cama para no despertarlo, baje mis piernas y toque el suelo, quería ir al baño, pero no quería lastimar las medias, así que me coloque los zapatos que yacían en el suelo sin abrocharlos, y camine con mucha discreción. Una vez dentro, me mire al espejo, mi maquillaje estaba totalmente corrido, sin embargo, lo que se veía era el rostro de una chica que acababa de tener una noche loca, la peluca, sorprendentemente, estaba en su lugar, un poco maltratada, pero sin moverse. Arquee mi espalda y apreté mi trasero mientras cerraba mis ojos, podía sentir aun el pene dentro de mi, trataba de asimilar el momento.

Quise hacer mis necesidades, y lo iba a hacer como normalmente lo hago, de pie, pero recordé que ahora soy una chica, así que me senté, hasta ese acto me hacía sentir ahora diferente. Me levante, limpie mi órgano y tome un cepillo que estaba junto al lavabo, cepille mi “cabellera” y salí nuevamente a la recamara, observe a mi tío, que al sentir que ya no estaba a su lado, se había colocado boca arriba, pero su miembro hacia un bulto enorme bajo las sabanas, lo veía como una perra hambrienta, deseaba tenerlo entre mis manos, como poseída, camine hacia él, me senté por un costado y comencé a acariciarlo por encima de las sabanas. El seguía dormido, lo acariciaba con cuidado, sentía como empezaba a crecer, no pude mas y retire la tela que lo separaba de mi, ahí estaba, podía verlo, su aroma era delicioso, olía a sexo ni tan añejo pero no fresco. Ver el cuerpo desnudo de ese hombre que me había poseído me provoco una ligera erección.

Lo masajee con ternura, hacia arriba y hacia abajo, seguía creciendo, mi tío despertó y me dijo “buenos días, hijita” ya vas por tu desayuno?” Le sonreí y me agache para introducirlo en mi boca, esta vez sabia diferente, supongo que era esa mezcla de sudor, semen y mis entrañas, sin embargo, no me importo nada, su fuerte olor me excitaba. Lo lamia desde su base hasta la punta, acariciaba sus testículos, metía mi lengua en el orificio de la punta, esto lo hacía retorcerse y detenerme la cabeza. Subía nuevamente por el costado de ese erecto miembro con mi lengua y descendía hasta su base. Parecía fascinarle, pero ya estaba yo demasiado excitada y ya conocía los placeres de la carne, eso ya no era suficiente para mi.

Me levante y me monte sobre él, tome su pene y lo coloque en mi ano, me sentaba pero no entraba, incluso parecía lastimarlo. El me tomo de la cintura con ternura y me jalo hacia el mientras me decía “tranquila, así nunca va a entrar” se llevó una mano hacia su boca y escupió en ella, posteriormente me lleno con su saliva mi anito y metió un poco su dedo. Entonces nuevamente me sentó sobre él, pero esta vez pude sentir como su glande entraba partiendo mis entrañas, me quede quieta tratando de asimilar el dolor, el parecía gozar con mi sufrimiento, empujaba su pelvis contra mi al momento que me bajaba de la cintura, haciendo que entrara mas y mas, el dolor era demasiado, pero la excitación también.

Finalmente quede sentada totalmente en él, mis testículos descansaban en su cuerpo y mi pequeña erección se veía mas bien ridícula, pero esto solo yo lo veía, el parecía estar divertido con mis expresiones. Cuando me acostumbre a su órgano, comencé a moverme, despacio, mas rápido y cada vez mas y mas. Estaba ahora yo poseída, necesitaba su semen dentro mío otra vez, me había hecho una adicta a él. Parecía que yo quería exprimirlo, él lo gozaba en demasía, pero no lograba mi cometido, me movía con mas velocidad y fuerza, jadeaba ya sin pudor, gritaba, le rogaba que me lo diera, esto parecía excitarle mas, ya que también jadeaba, me daba nalgadas fuertes de vez en cuando, yo no sentía dolor alguno, al contrario, me excitaba. Me clavaba sus recortadas uñas, yo le rasguñaba un poco el pecho, me jalaba hacia el y con coraje me mordía el cuello, me estaba lastimando, pero ese dolor se convertía en placer, me mordía la oreja, me mordía los labios, al grado que me saco un poco de sangre.

Estaba tardando demasiado, pero cada minuto yo lo estaba gozando, era un choque de emociones entre que ya necesitaba su semen pero no quería que se detuviera el momento. Finalmente me tomo fuertemente por debajo de mis brazos, sujetándome de los hombros y me jalo hacia su cuerpo, al tiempo que los espasmos en mis entrañas se hacían notorios, él se convulsionaba con los ojos cerrados y jadeando como animal poseído al tiempo que sentía su liquido llenándome. Me provoco un placer indescriptible, el hecho de que no me dejara moverme me hacía sentir como una hembra a la cual su macho la detenía para que no se perdiera nada de su semilla, asegurando el embarazo. Poco a poco se fue relajando, me soltó y yo comencé a apretar y relajar mi ano, como exprimiendo las ultimas gotas, no quería desperdiciar nada, estos movimientos hacían que él se retorciera nuevamente sobre su espalda. El ritmo de ambos finalmente cedió, me quede viéndolo fijamente sin hacer movimiento alguno, estaba satisfecha, había absorbido su ser.

Me levante con cuidado, pero esta vez, y creo que por el semen de la noche anterior o porque era demasiado lo que puso dentro de mi, salió sin querer bastantes espermas de mi orificio, llenando sus piernas, no pude contenerlo, me apene y corrí al baño mientras el reía. Me sentía algo humillada mientras me gritaba “no te preocupes, es normal” limpie todo el semen con papel, me sentía mal, aquella sensación de placer se acababa de convertir en humillación.

En eso estaba cuando el entro en el baño y me ordeno con un tono bastante fuerte “quítate toda la ropa” yo lo escuche pero seguía en mis labores de limpieza, entonces volvió a repetirlo, mas enojado y haciendo una pausa entre cada palabra “quítate… toda… La ropa” pero yo estaba demasiado humillada por la situación. Entonces paso algo que definitivamente no esperaba, me dio una cachetada y posteriormente me tomo fuertemente del cuello. Que estaba pasando? Que le pasaba a él? Me decía: “otra vez vas a empezar a ser una niña mal educada? Te di una orden”

Con miedo, comencé a desabrochar el liguero de las medias y a quitarme el corset, mi cuerpo quedo liberado de la presión, la cual no había sentido para nada dado el placer mental que me provocaba, mis pequeños pechos quedaban expuestos y el no dejaba de verlos, el tomo el corset que aún estaba quitándome y lo arrojo lejos de nosotros al momento que me besaba y apretaba mis ridículos senos con rudeza, me lastimaba un poco.

Su pene estaba nuevamente erecto y lo incrustaba contra mis piernas, como queriendo entrar entre ellas, justo debajo de mis testículos, me fue empujando hacia la regadera, la cual era excesivamente amplia, ahora mordía mis pezones y apretaba mis bultitos, volvía a mi boca, yo instintivamente lleve mi mano hacia su pene, comencé a masturbarlo y el parecía gozarlo, ahora, con fuerza, me tomo de los hombros y me obligo a arrodillarme ante él, metió con brusquedad su pene en mi boca y yo gustosa comencé a succionarlo, él me tomaba de la cabeza y empujaba contra mi, pero al parecer ya había aprendido a dominar esa parte, relajaba mi garganta y simplemente dejaba que entrara hasta donde pudiera, ya no me provocaba esa sensación de nauseas.

Salió de mi y comenzó a masturbarse con mucha velocidad al tiempo que me sujetaba la cabeza. En un momento repentino, un chorro de semen caliente cayó sobre mi rostro, yo, por reflejo, cerré mis ojos y mi boca, el jadeaba nuevamente y seguía masturbándose mientras que un chorro tras otro caían sobre mi cuerpo, pero sin puntería, ya caía en mi cara, ya caía en mi cuello, el ultimo chorro callo sobre mis pechos. Él se relajó y abrió los ojos, me vio ahí arrodillada frente a él, hecha un desastre, llena de su semen en todo el cuerpo, por la posición en que estaba hincada podía sentir como el semen de mis entrañas también estaba saliendo. Era una imagen demacrada, pero el parecía gozarla, sonreía mientras me veía, como un artista que termina su obra de arte, complacido, satisfecho.

Me acariciaba la cabeza, yo me sentía muy humillada, su pene ya había perdido su dureza, pero su tamaño seguía siendo grande, colgaba imponentemente entre sus piernas, su vello alrededor le daba una virilidad impresionante. Entonces, algo que jamás, jamás jamás hubiera siquiera imaginado, sucedió, tomo su pene, lo apunto hacia a mi, yo supuse que quería que nuevamente lo chupara, así que abrí mi boca y me acerque hacia él, sin embargo, no alcance siquiera a tocarlo cuando un chorro de orina callo dentro de mi boca, otra vez por reflejo la cerré de repente, pero escupiendo entre los cerrados labios el líquido que acababa de entrar dentro de mi. Él estaba orinándome!!! Al tiempo que decía “gózala perrita, ahora eres totalmente mía” yo anteponía mis brazos y manos como tratando de defenderme, pero me ordeno que no me resistiera, así que baje mis brazos y los apoye en el suelo, entonces sentí como me bañaba con su asqueroso líquido. Estaba firmando su obra.

Él se reía mientras me veía ahí tirada, el semen pegado a mi cuerpo comenzaba a escurrir con su orina, finalmente termino, yo me sentía como un vil objeto. Salió de la regadera y abrió la llave de agua caliente, la cual estaba en la pared frente a donde yo yacía en el suelo, de tal manera que el agua no alcanzaba a tocarme. Cerró la puerta (del área de la regadera) y salió del baño. Yo me quede ahí tirada como asimilando lo que acababa de pasar, me imagine que así debía sentirse una mujer al ser violada. Estaba en mis pensamientos cuando comencé a sentir el agua que tocaba mis nalgas, consecuencia de que el piso empezaba a llenarse. Me levante, me retire la peluca y las medias, las cuales habían quedado hechas un asco, las saque por un costado de la puerta y me puse bajo el chorro del agua, esperando que esta limpiara la asquerosa sensación que ahora sentía.

Fue la ducha mas larga que jamás había tomado, estaba totalmente inmóvil, recapitulando todo lo hecho en la semana y mayormente pensando en lo que acababa de pasar, me sentía culpable, sucia, había vuelto a mi el “hombre” y al verme como chica me sentía fuera de lugar. Y… Simplemente lloré.

Salí de la regadera, y me coloque una bata de mi tío, ahora no encajaban mis sentimientos de mujer. Salí del baño y vi a mi tío ya vestido, arreglando sus últimos detalles, sin voltearme siquiera a ver, me dijo: “guarda todas tus cosas, conserva todo lo que te di, incluso la peluca de tu tía, ella no se dará cuenta. Arregla todo el desorden, que no quede rastro de nada y date prisa, porque hoy llegan”.

Eso fue todo, no pregunte nada, simplemente salí de su recamara y me dirigí hacia la mía, me puse un short y una camiseta. Alcance a oír la puerta de la cochera que se abría, lo que me daba a entender que mi tío se estaba yendo. Salí, fui a aquella recamara donde acababa de ser poseída, entre al baño y recogí el corset y la peluca, vi las medias, hechas totalmente un asco, las tome aparte, ya que estaban llenas de orina. Salí y recogí los tacones y el vestido, busque la joyería, y cualquier otro detalle que pudiera evidenciar lo sucedido. Lleve todo a mi recamara, baje al patio y puse en una cubeta con agua las medias para posteriormente lavarlas.

Revise cada detalle de la casa, principalmente la recamara de mis primas, al parecer todo estaba en su lugar. Finalmente, fui a mi recamara nuevamente, me recosté en la cama y perdí mi mirada en el techo, todo había terminado, fue un sueño? Estaba confundida, un hombre me trataba como princesa y al siguiente momento me humillaba. Que sentimientos me provocaba eso? No podría explicarlos.

Así como empezó, termino esa maravillosa semana, viví lo que toda chica quiso vivir, incluso mas. Pero ya no sería nada como antes, acababa de abrir una puerta que sabía ya no se cerraría jamás, ya no era yo, ya era dos personas en una, sabía que no quería que esta fuera la única vez. La incertidumbre de que pasaría después mantenía mis pensamientos dando vueltas.

Ahora, soy otra persona. Y muchas otras cosas vinieron después de esto, otras más intensas, otras muy simples, pero algo que no olvidare, tal como una chica, es mi primera vez…

Fin.

Epílogo:

Mis pensamientos estuvieron perdidos durante horas, mi familia regreso muy contenta, nadie sospecha absolutamente nada, sin embargo, yo veo a mis primas de una forma diferente, ahora soy como ellas, ahora, cuando las veo vestidas, no pienso más en que quiero usar eso que ellas traen puesto, cuando veo a la mayor salir con un chico, quiero ser yo la que sale con él.

Mi tío, siguió siendo el mismo de siempre, como si nada hubiera pasado, como si no fuera ese hombre cariñoso que a diario veo, el mismo que me sometió como a un vil objeto sexual. Nunca se repitió nada con él, nunca se mencionó nada, tal como lo dije antes, como si nada hubiera pasado, ¿acaso lo imaginé todo?

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