Me siento caliente nada más despertar e inevitablemente mi mente te recuerda. Has estado en mis sueños. Y ello me lleva a pensar de nuevo en ti y mi calentura crece. Ahora mismo reduciría la distancia que nos separa al mínimo, al milímetro, y me plantaría en tu casa en este mismo instante, haciendo desaparecer esa maldita distancia hasta tenerte pegada a mi cuerpo. Hasta poder escuchar nuestros corazones desbocados.
Oyes el timbre de tu puerta. Me abres y me recibes con esos mini shorts a rayas y esa camiseta azul de tirantes ajustadita que insinúan la deliciosa figura de tu cuerpo. Resaltando tus pechos y tus pezones al no llevar ropa interior. Esos perfectos pechos que empiezo a acariciar sobre la fina tela nada más traspasar el umbral de tu casa, aprisionándote sin mediar palabra contra la puerta mientras nuestras lenguas se enlazan en un desesperado y ansiado baile sensual, dentro de tu boca primero para pasar después tu lengua a invadir también mi boca persiguiendo mi lengua.
Damos rienda suelta a nuestra pasión contenida acariciando mutuamente nuestros cuerpos con desesperación, queriendo recuperar el tiempo perdido. Tu aún somnolienta por haberte despertado repentinamente y yo caliente deseándote. Solo provocándote con mis besos y caricias tus ganas por mi reaparecen inmediatamente. No he tenido que insistir.
Aprisionada por mi cuerpo contra la puerta sientes mi abultada erección contra tu pubis. Hago desaparecer la molesta ropa, quitándote la camiseta por encima de tu cabeza y bajando tus pantaloncitos hasta tus tobillos, dejándote desnuda. Pudiendo así admirar tu delicado y precioso cuerpo. Admiro por un instante esas tetas que me vuelven loco. Tus curvas, tus caderas, ese vientre que acaba entre tus piernas en tu delicioso sexo. El cual siento ya húmedo al acariciártelo.
Notas el frio de la puerta en tu piel, lo que no te impide suspirar cuando sientes mi mano posarse sobre mojado coño, mientras amaso tus pechos y beso tu cuello. Mis besos recorren tu hombro para volver a tu cuello llegando a tu oído arrancándote suspiros llenos de gusto.
Ya no aguantas más, me separas de ti, y cogiéndome la mano me arrastras a tu habitación cruzando el salón. No me da tiempo a fijarme en la decoración, salvo en tu gran cama tamaño King size que ocupa gran parte de la habitación con un cabecero espectacular con barrotes en tonos blancos y negros que me sugiere excitantes ideas.
Me tiras sobre tus sabanas de seda de color perla y colocándote sobre mi empiezas a desvestirme. Abres mi cinturón y desabrochas los botones de mi vaquero con una lasciva sonrisa en tu cara. Veo brillar tus grandes y preciosos ojos inyectados de pasión que me confirman tu deseo y nuestra complicidad.
-Ahora eres mío. Mío por unos instantes. Esto que tienes aquí lo quiero dentro de mí. -Me dices bajándome los pantalones y acabando de sacármelos por mis pies.- Esto también fuera -comentas riendo mientras me quitas los antiestéticos calcetines.
Y pasas a acariciar mi duro pene sobre la tela de mis boxers. Lo amasas despacio. Lo aprietas. Lo sobas arriba y abajo haciéndome gemir.
-Me encanta. Tócame preciosa. Sigue.
Y así lo haces mientras mi mano acaricia tu cadera descendiendo hacia tu culo para seguir acariciándotelo hasta donde puedo llegar.
-¡Fuera! -Y veo como bajas de golpe la única prenda que cubría mi sexo haciendo que aparezca saltando de su prisión de tela.
Has conseguido con tus caricias que mi pene aparezca erguido, duro, enhiesto, preparado para ti, deseoso de ser acariciado, poseído por tus manos, engullido por tu mojado coño, y succionado por tus rosados labios.
Y ahora si que veo en tu cara esa lujuria que me encanta ver sintiendo tus manos apoderarse de mi miembro. Acariciándolo por todos lados. Te apoderas de mi entrepierna agarrándola con fuerza sintiéndote poderosa en este instante. Lo aprietas en su base consiguiendo que se hinche acumulándose toda la sangre en él. Que mi glande gane volumen. Haces que mi polla se ponga así durísima, morada y ganando en grosor. Resaltando el relieve de mis venas en toda su longitud. Y es entonces cuando agachándote llegas a posar tu lengua sobre mi glande morado. Esa caricia tan deseada surte su efecto arrancándome un gemido ante el delicioso gusto que recibo.
-Mmm… Aaaahhh.
Tus labios se posan en mi polla besándola. Abarcan mi glande y siento como poco a poco la calidez de tu boca va engullendo el principio de mi falo. Siento tu saliva y tu lengua sobre él.
-Joder que delicia nena. Mmmm… sigue no pares.
El contacto es máximo sobre la piel de mi miembro cuando lo tienes estrangulado por su base totalmente duro e hinchado. Tus manos no dejan de acariciarme por todos lados. Amasas mis huevos. Los sopesas. Los apresas y juegas con ellos entre tus dedos. Tu mano ya sube y baja a lo largo del tallo de mi pene combinándolo con la succión de tu boca
-Siii mmmm… -El disfrute es máximo, tremendo.
-Me llevas al paraíso guapa ufff.
Mi mano busca acariciar tu culo, pero llego con dificultad.
-Acércate. -Te pido.- Quiero tocarte también.
Te mueves dejando un poco mejor al alcance de mi mano tu sexo.
Desde atrás tuyo llevo mi mano hasta él. Lo empiezo a acariciar notando tu humedad en mis dedos. Los voy metiendo despacio en tu coño mojado mientras tus labios no dejan de chupar mi miembro.
Estas consiguiendo que cada vez esté más y más duro. Recibo un placer intenso, alucinante. Porque sabes que es lo que más me gusta. Con lo que más disfruto. Y consigues llevarme al extremo de mi máximo placer. Sigues mamándomela con una maestría con la que pronto harás que explote, a la vez que sacando mis dedos mojados de tus jugos los llevo a tu clítoris. Al posarlos sobre él tu cuerpo reacciona dando un respingo y tus labios aprietan de golpe mi miembro.
Esa señal me gusta y empiezo a masturbarte frotando mis dedos en tu botón del placer. Froto y froto sobre él. Arrancándote gemidos que quedan ahogados por mi falo ocupando tu boca.
Tu mamada me está llevando al límite extremo de mi excitación. Gozo. Disfruto. Jadeo. Chillo
-Mas, mas, siii, sigue ¡Dios! No pares. Mmm…
Acaricio tu melena enredando mis dedos entre tu cabello. Y tú sigues subiendo y bajando tu cabeza tragando mi polla todo lo que puedes hasta que finalmente grito.
–¡Siii! ¡Dios! ¡aaahhh! ¡mmmm! -explotando en un intenso orgasmo empujando mi pelvis en varios espasmos derramándome dentro de tu boca. Retorciéndome y agarrándome a tus sabanas, dándote toda mi leche y desbordando tu boca por la cantidad que llevo acumulada. Temblando de gusto, soltando varios chorros de mi blanco y caliente esperma conjugados con mis intensos jadeos al sentir esa increíble y alucinante corriente eléctrica que nace en mi entrepierna tensando mi cuerpo y explotando en mi cabeza.
Retiras tus labios de mi polla dejándola libre del calor de tu boca pero sin dejar de mover tu mano arriba y abajo sobre ella para darme el ultimo placer haciendo que salga lo que resta de leche en mi falo y provocando que me vacíe del todo.
-Ven bésame. -Te pido.
Y lo haces al instante traspasándome mi propio sabor desde tus labios.
-Ahora te toca disfrutar a ti nena. Túmbate, ábrete bien de piernas y enséñame ese coñito que tanto me gusta. Vamos a seguir jugando…
Seguirá…