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Pillé a mi madre follando con su suegro y cuñado (2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Voy a continuar donde lo dejé, contando el resto de ese verano.

Entramos en la carnicería de Juan y Raquel, padres de mi amiga Yolanda, Juan fue al primer casado, que le costó cara la broma, de no darme la paga del mes de mayo. Le dejé a su mujer Raquel, mis braguitas con mis flujos y el semen de su marido. Mi madre besó a Raquel su amiga. Juan salió a saludarnos, cuando me dio los dos besos, mi mano cogió su paquete por encima del pantalón. Se puso nervioso y muy rojo. Mi madre que sabe más que los ratones colorados, se llevó a Raquel con la excusa de darle un regalo. La comida de coño y boca, que le dio. Yo cuando entre dentro de la sala de preparación. Me estaba quitando las braguitas, cuando el entro.

Juan: Eres una hija de puta.

Yo: Tu un marido putero, y un moroso. Que no paga sus deudas.

Juan: no te preocupes puta -saco un fajo de billetes. Me dio 20.000 pesetas.

Yo: aquí faltan 30.000 pesetas, si no me pagas los dos meses. Tu mujer verá como su maridito, folla con chica y ella le folla el culo con un consolador.

Fui a salir de la sala, el me paró. Sacó del bolsillo 30.000 pesetas y me las dio. Yo le sobe la bragueta, cuando quieras vienes o mejor si quieres follamos en tu cama otra vez.

Salí de la sala, a la carnicería y le pedí la compra de mí madre. El me dio 2 bolsas, cuando aparecieron mi madre y Raquel. Nos despedimos de ellos y nos fuimos a la panadería. Propiedad de Antonio y Marga, otro putero y otra cornuda. Los padres de Soralla mí otra amiga de la infancia. Y otro casado que, me follaba. Antonio estaba muy tranquilo, como sabía lo que había hecho en casa de Juan, él siempre me pagaba de más.

Regresamos a casa, por el camino le conté como había empezado a follar con hombres casados. Los chicos de mi edad no me satisfacían sexualmente. Y encontré una mina de oro con ellos.

Pero tú sabes que para ellos eres una puta. Y ellos saben que son unos maricones, que les han follando el culo, mientras ellos me follaban a mí. Pero que puta eres hija. Igual o más que tú. Aparte follar con un sólo hombre, me deja insatisfecha y con más ganas que antes de empezar.

Llegamos a casa, mi abuelo estaba esperando nos. Me abracé a él dándole un montón de besos, y acariciando su calva. Que me pone muy cachonda. Restregué mi coño por su bragueta y mis tetas por su boca. Mi mano derecha le cogía por la nuca y lo atraía a mis tetas. Le besé un par de veces la boca y el me cogió por mis nalgas, y me pegó a su bragueta.

Yo: abuelo todo el bulto es polla.

Abuelo: todo es polla hija, quieres probarla.

Yo: me la quiero comer entera.

Abuelo: no te preocupes nieta, que toda es para tu madre y para ti.

Mi madre le desabrocho el pantalón, le bajo los calzoncillos y apareció delante de mí, la polla de un burro. Me puse de rodillas delante de la polla más grande que había tenido entre mis piernas, manos, boca y por el culo nunca conseguí meterla.

Después de comer, mi abuelo se sentó en su sillón. Parecía el patriarca de los gitanos. Mi madre se quitó el babi y las bragas, se subió en los brazos del sillón. Fue bajando a la vez que entraba, la barra de carne en su coño, mi abuelo le cogía una teta con cada mano, yo me dediqué a poner mi coño en la boca del abuelo. Él me comía y lamía con su lengua dentro de mi chochete. Mi madre no tardo en correrse. Entonces yo ocupé su lugar. Fui bajando mientras mi madre ponía el capullo en la entrada de mi coño. Costo un poco meterla entera pero entro. Me puse a cabalgar sobre mi caballo. Mi madre le comía la boca y pellizcaba sus pezones.

El abuelo no tardó nada en venirse dentro de mi coño. Yo al recibir el semen caliente me corrí como un zorra gritando. Al sacar toda la carne de mi coño, me sentí vacía. El viernes por la tarde llego mi padre, venía con la polla en la mano. Mi madre lo recibió con un picardías negro y zapatos de tacón. La cogió por las nalgas y subiendo la a la altura de su polla la penetró, a Polonia espalda fe mi madre en la pared. La follo sin parar hasta que se corrió llenando el coño de semen. Mi madre le dijo que mirara al sofá. Yo estaba con mis piernas abiertas y masturbándome.

Mi padre me miró, yo me levanté y le chupé la polla, el cogió mi cabeza y empezó a follarme la boca. Tampoco duró mucho, me llenó la boca y sacándola también los ojos y el pelo. Esa noche yo fui la mujer de mi padre y mi madre la del abuelo y cuñado. Mi padre me puso a 4 patas y comiendo mi culo, descubrió que tampoco era virgen, puso su capullo en mi ano y de un golpe la metió entera, me follo el ojete de mi culo, dejando lo muy abierto. Mi abuelo intentó meterme la suya por el culo. Pero no hubo manera. Me la metió por el coño, mi madre se puso delante de mí boca. Yo le comía el coño mientras el abuelo me follaba.

El domingo por la mañana, mi madre me dijo que me vistiera, para ir a misa. Yo no me lo podía creer. ‘Mamá por favor’. ‘Tu hazme caso no te arrepentirás’. Me vestí muy recatada, mi madre me miró, ‘hija, pero como vas’, me levanto la falda y me quito las braguitas. ‘Así está mejor’. Cuando salieron los tres curas para celebra la misa. Entendí por qué estaban todas las mujeres el pueblo en la iglesia.

Dos de los curas eran negros de 2 metros y muy fornidos, el tercero era Óscar, el que más pollas se ha comido de todo el pueblo. Pero también se follaba a las feligresas. Mirando a todas las mujeres como habían entrado a la iglesia, y como estaban cuándo salieron los tres curas. Pensé que mi madre y yo éramos unas mojigatas. Todas se habían desabrochado tres y hasta cuatro botones de la blusa enseñando las tetas por que se habían quitado el sujetador. Y como yo ninguna llevaba las bragas puestas las llevaban en el bolso.

Yo me salí y detrás vino mi madre.

Madre: dónde vas hija.

Yo: todos los hombres del pueblo están en sus casas. Me voy a follar con Juan.

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