Cierto día hubo una fiesta lejos de casa con la familia de mi esposa, ese sábado me había tocado trabajar, mi esposa me llamó y me dijo que había llegado ya a la fiesta con mis hijos, y me pidió que pasara por mi cuñada a su casa.
Así lo hice, llegué a casa de mi cuñada, a su departamento, me dijo que pasara que en pocos minutos estaría lista.
Entré y me senté en el sofá, y unos minutos más tarde salió a la sala para pedirme que le abrochara el vestido por la parte de atrás. Vi su vestido pegado a su figura y el vestido a media pierna y sus piernas mismas y entonces me acerqué, pero de verdad algo en mi cambió, me acerqué y me hice el que no podía abrochar y finalmente me acerqué a su cuello y le dije en un susurro: “cuñada se te ven muy bien todos los vestidos que te pones, con todo respeto muy sensual y sexy”, ella se rio se sonrojó y me volteo a ver y le planté un beso.
Se volteó de inmediato y me respondió el beso, la pegué contra la pared y mis manos comenzaron a acariciar sus piernas de una manera muy lenta y sensual y deslicé mi mano, ahí en el punto exacto, y comencé a moverlos y ella comenzó a jadear y a gritar, le pregunté se quería que parara, porque no era lo correcto y me respondió: “no pares, ya te quiero sentir”, y fue cuando la cargué y me la llevé a su cama, le abrí las piernas y comencé a hacerle sexo oral, mientras mis manos alcanzaban sus senos, y me decía, ya entra, ya entra, pero ni lengua estaba hipnotizada, ahí, pegada a ella, y ella jadeaba y se retorcía.
Hasta que finalmente entré e hicimos el amor de una manera alocada y sabiendo que sólo iba a ser en esa ocasión, aprovechamos y hasta le hice sexo anal, nos metimos a la ducha y nos bañamos juntos, y me la chupo, y lo volvimos a hacer en el baño, salimos y continuamos retozando en su cama, hasta que nos levantamos de prisa, nos arreglamos y nos fuimos a la fiesta.
Jamás volvió a suceder, hicimos un pacto y finalmente no se volvió a repetir con ella, pero sí con dos de sus primas de mi esposa y mi otra cuñada.
Con mi otra cuñada, fui a su casa a instalar el cableado de la antena, ella es divorciada, y cuando estaba en la sala ya instalando el cable en la pared, me ofreció un ron, le dije jugando: “cuñada, ron no, porque me excita”, y me dijo: “ah cuñis a mí también”, y me le acerqué con el vaso de ron que ella traía en la mano, y la encaré, le puse mi mano en una de sus nalgas, y me respondió apretado mi pene y comenzó a bajar, hasta que me sentó en el sofá y me la chupó, me quitó el pantalón se sentó de espaldas a mí e introdujo mi pene en ella.
También le dije lo mismo, que era la primera y la última vez, pero la muy cabrona me dijo, “cuando quieras, y yo, seré una tumba”. Pero jamás volvió a suceder.
Con otras dos de las primas de mi esposa, también divorciadas, en una fiesta familiar mi esposa me pidió que llevara a su prima a su casa que estaba como a 45 minutos. Lo hice, ella iba según pasada de copas, pero en el auto me dijo que sólo se estaba haciendo y se carcajeó, me puso su mano en mi pene y me preguntó, “¿puedo?”. Y ahí mientras yo manejaba, ella se inclinó y me fue haciendo oral todo el camino.
Llegamos a su casa, entramos y en cuanto cerramos la puerta me dijo, “primo, cógeme”, traía un vestido de esos pegados pero que estiran y se me hizo muy fácil levantar el vestido y entré, y nos venimos casi a la par, sólo me despedí de rápido y ella metió toda su lengua en mi boca y me dijo, “primo, cuando quieras aquí serás bienvenido y nadie nunca se enterará”.