Me encontraba en la playa a altas horas de la noche, serían como las 1 de la madrugada, yo soy de esas pocas personas a las cuales les gusta pasear por la playa cuando es de noche, me gusta la tranquilidad, la brisa y el silencio. Tenía puesto mi bikini que consistía en un apretado sostén y en una tanga bien pequeña de hilo que se me perdía entre mis nalgas, mi ardiente conjunto era de un color rosa fuerte.
Tenía una sábana de flores con fondo blanco que decidí colocarla sobre la arena para poder acostarme viendo las estrellas, permanecí así unos minutos hasta que algo me hizo levantar la vista y vi a un chico desde la distancia con una tabla de surf subido a una gran ola, parecía manejar la situación con gran habilidad hasta que sus ojos se encontraron con los míos y perdió su distracción eso hizo que terminará abajo de la ola y por la fuerza del agua termino casi a la orilla.
Yo me fui corriendo a su dirección y levanté su cabeza con ambas de mis manos mientras le preguntaba si estaba bien y le quitaba el agua mezclada con arena de su bello rostro.
Puse su cabeza en mis muslos y lo volví a mirar una vez más, era el típico chico surfista, tenía el cabello rubio bien dorado como el sol, lo usaba completamente lacio y sus ojos eran de un bonito color celeste, tenía unas pestañas largas bien bonitas que le adornaban sus ojos y el cuerpo lleno de músculos.
Abrió del todo sus preciosos ojos y me miro con curiosidad y asombro.
-¿Eres un ángel?- levanto su brazo y me acarició suavemente el cabello.
-Solo soy la chica que te ha hecho perder la concentración.
-No hay problema, no se suelen ver bellezas como tú muy a menudo a estas horas de la noche ¿qué haces por aquí?
-Me encanta la playa cuando esta de noche.
-A mí también y en especial por su tranquilidad- fue su respuesta, luego su mirada fue a mis senos que parecían que se iban a salir por debajo de mi sostén en cualquier momento.
Lo ayude a sentarse sobre mi manta y el atractivo surfista coloco una mano en mi cintura y la fue subiendo hasta mi espalda para empezar a acariciarme.
-Apenas te conozco- susurré.
-Conozcámonos- me propuso llevando una de sus manos a mi seno con total descaro y lo empezó a mover hasta que lo saco completamente del sostén, hizo lo mismo con el otro y yo lo mire sorprendida.
No me dio tiempo a protestar, me tomo la nuca y me dio un beso apasionado con fuerza que me quito el aliento.
Me quite la parte de arriba del bikini y él me miró con lujuria y aprobación.
Pase mis manos por su pecho hasta que entrelace mis brazos en su cuello y me subí a horcajadas encima de él.
-¿Cómo te llamas?- Le pregunté con mis labios pegados en su cuello.
-Eric ¿y tú?
-Sol.
Le acaricie el cabello y seguí besándolo suavemente en la boca mientras Eric me clavaba sus dedos fuertemente en mis nalgas y tiraba de mi braga hacia arriba para que se me pierda mucho más dentro del trasero.
Mi vagina quedó apretada y la tela de mi tanga se metió dentro de mi vulva entonces Eric tomo una parte y me empezó a masturbar mi clítoris con la tela, era lo más extraño y delicioso también.
Nunca me habían masturbado de esta manera, pero me estaba excitando mucho al sentir como la braga entraba, salía y me ponía húmeda.
Cuando pensé que desbordaría de tanta humedad el atractivo chico me quito la braga rápidamente y puso la palma de su mano abajo de mi vagina y me empezó a masturbar más rápido haciendo movimientos adelante y atrás, mientras yo me estremecía y me arqueaba de tanto placer abriendo cada vez más las piernas para recibirlo con gusto a que haga conmigo lo que él quisiera.
Puse los ojos en blancos y gemí bien alto sin detenerme cuando sentí cuatro ansiosos dedos que me penetraban con rudeza la vulva, mis piernas temblaron y mi humedad termino por desbordarse acompañada de mis largos gemidos. Tuve el orgasmo más poderoso de mi vida y él se inclinó a besarme con fuerza mientras hundía más sus dedos y luego los sacaba.
Después puso ambas de mis piernas en sus hombros y comenzó con las primeras lambidas, ahí fue cuando me volví a encender mucho más que antes y empecé a mover las caderas con velocidad como si le quisiera dejar para siempre el olor a mi sexo impregnado en su lengua, él me la chupaba de maravilla y me sostenía fuerte de las piernas a la vez que aumentaba el fuego de la pasión en mí, yo ya estaba insaciable y mi deseo sexual había sido despertado.
Antes de dejar de lamberle Eric escupió varias veces en el interior de mi vagina y me dio la sensación como si hubiese derramado su semen caliente dentro de mí.
Entrelacé mis piernas en su cintura y él se acomodó para que quedemos a solo un par de centímetros de distancia.
Me sentó a horcajadas de él y me empezó a besar nuevamente hasta que en el medio de tantos besos sentí que su verga estaba adentro mío, se detuvo para mirarme un poco a los ojos y luego seguimos besándonos todo el tiempo que duro el acto sexual, yo le apretaba fuertemente su cintura cuando las embestidas de él se volvían salvajes y cuando estaban más suaves me arqueaba hacia atrás y hacía movimientos con mi pelvis yo sola.
Luego él me volvía a atraer contra su cuerpo y me besaba en el cuello dándome unas suaves mordidas y me agarraba de las nalgas para que yo saltara con su verga adentro.
Después yo me volteé provocadoramente y él se acostó por completo, me metí yo sola su verga en mi trasero y empecé a moverme hacia adelante y hacia atrás y también hacia los costados mientras Eric estaba apoyado utilizando sus codos y él solamente podía ver mi culo moviéndose frenéticamente y mi cabello que caía en cascada sobre mi espalda a causa de mis movimientos, el efecto de mi pelo producía un condimento muy erótico a esta situación y yo lo único que veía era la tranquilidad y la belleza de la playa a estas horas sumado al enorme placer que estaba sintiendo con un chico completamente desconocido.
Me agarro suavemente de mi nuca e hizo que me acostara por completo sobre el aunque nunca retiro su miembro de mi interior, apoye mi cabeza en su hombro y pude sentir su respiración agitada por la pasión de estos momentos, me tomo del abdomen y las embestidas siguieron, cuando estábamos en esta posición Eric no dejo de lamberme el lóbulo de la oreja, nuestra pose final fue de costado y derramó su semen en mi interior con una profunda embestida.
Nos dimos otro beso con lengua y él me dijo:-Nos estamos conociendo bien.
-Vamos a conocernos aún más- le respondí.
Me incorpore y me lleve su verga a la boca mirándolo a los ojos, su erección se hizo presente otra vez al instante y en unos pocos minutos yo ya estaba encima de Eric moviéndome otra vez.
-Eres insaciable- me dijo con una sonrisa.
-Sigamos hasta que amanezca.
-Entonces nos tenemos que dar prisa, hermosa, solo falta una hora- fue su respuesta final acompañada de unas intensas embestidas.
Eric y yo pasamos esa noche juntos y muchas noches más, nos dimos nuestros números de teléfono y hoy por hoy somos amantes, lo hacemos bien rico en la playa o en su casa o en cualquier otro lugar público durante la madrugada.