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Mi primera vez en mi residencia
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Tiempo de lectura: 4 minutos

La habitación que conseguí apenas llegar a Barcelona era amplia, con entrada independiente, cocina a gas, nevera y una pequeña sala/comedor/estudio era sencillamente impresionante. Y amoblada adecuadamente para un par de personas.

La luz de la mañana entraba de múltiples colores, gracias a que las paredes eran de cristales de múltiples colores. El dormitorio constaba de una cama individual amplia y nueva. Con un baño pequeño.

Me sentía satisfecho y decidí llamar a mi tía para comentarle. Ella estaba asombrada y contenta, me pidió la dirección para las futuras encomiendas. Le dije que la pediría luego, nos despedimos y comencé a ordenar mis cosas fuera de mi maleta. No eran muchas cosas y si más ropa.

La nevera estaba vacía, tenía que ir a comprar víveres, Fui a la puerta posterior que daba acceso al patio de la casa principal donde estaba el área de servicios (lavadora) y un patio amplio con cordeles para poner la ropa a secar al sol. Además de una hermosa parrillera de ladrillos de arcilla y una elegante ducha en un extremo del patio. La grama estaba muy bien atendida y un área bajo techo, tres sillas tumbonas sin pasamanos. La casa de la Señora Laura era hermosa y aún no conocía el interior de la vivienda principal.

Regresé a mi habitación y la señora Laura estaba tocando mi puerta, abrí.

– Como está señora Laura –abrió los ojos inmensos y dijo:

– Laura, soy Laura. Deja la señora para las mayores, debo salir, hay un mini-marquet a dos cuadras a la izquierda y tres cuadras más adelante hay un buen e inmenso supermercado. La zona es tranquila, sin embargo, cuídate. Si vas a traer amigas o amigos, por favor en calma, si mucha bulla. Tienes acceso al patio por tu cuenta. Si no tienes compromiso para esta noche, ven a comer conmigo. Ya casi me voy, vendré en la tarde. –parecía una locomotora, se detuvo porque le sonó el móvil, lo contesto

– Juan, voy de salida. Ven a la noche y cenamos… esta tarde de, si… debo llegar como a las 4 o 5, no se. Bien… chao. – me miró y dijo

– Chao Santiago. Cuida las llaves. – y salió volando, la detallé, tenía piernas macizas y elegantes con unos tacones de media altura y un vestido vaporoso. Subió a su auto y cerré.

Iba a tomar una ducha cuando vi al Sr. Juan aproximarse con unas bolsas en cada mano, fui a abrir la puerta.

– Hola Sr. Juan, su hermana salió.

– Lo sé, te traje unos víveres y jugos para que puedas comer… a cambio de…

Rayos, Juan desea ñema y yo con sólo un paño. Ya comenzaba a excitarme… Juan Carlos se desplazo de prisa y me quitó la toalla,

– ven- me dijo, y se sentó en el pequeño sofá, comenzó a lamer como un cono de helado mi verga, desde las bolas a la cabeza, estuvo un buen rato en eso y hurgó en otra bolsa que estaba en el suelo, era una crema… de menta. Como chantillí pero con mentol, cubrió mi pene y comenzó a tragar, lamer, chupar y suspirar profundo, yo de pié, soportando esas caricias divinas.

De un momento me hizo girar y estaba yo con mis nalgas frente a su rostro. Me acarició y abrió lentamente mis nalgas, me dijo

– Inclínate por favor, – así lo hice, buscaba con su lengua mi hoyo. Hundió más su cara y la sentí, ahí si comencé a preguntarme si él me penetraría, siguió un buen rato y me hizo desplazarme a subir mis rodillas al sofá, me puso en 4, vaya, si, él quería penetrarme y yo quería sentirlo, seguro sería doloroso, pero quería sentirlo.

Vi como se bajaba los pantalones y no quería saber cómo era su tranca, esperaba con ansías, yo era arcilla que deseaba ser moldeada. Él lo hizo, sentí un dedo dentro de mí, no era incómodo, pero esperaba el dolor.

Me asombró sentir ambas manos tomando mi cintura y el vaivén de su cuerpo apretando mis nalgas, y sentía muy poco dentro de mí. Lo dejé seguir y al rato, dijo:

– Voy a acabar, ¿quieres mamarme? – me asombró su pregunta, pero le dije – SI

Nos separamos y pude ver su verga, era delgada, casi fina y no era mayor a 10 cm. No expresé sorpresa, sólo abrí mi boca y la tragué, no hizo falta mucho tiempo ni gran esfuerzo en tragar. Soltó un buen chorro de semen y al fin pude saber lo que era ser un mamagüevo, mientras le limpiaba, yo lo disfrutaba y él gemía.

– Ahora ven, quiero tu leche – regresó él al mueble y lo mamó con más intensidad. Y me halaba hacía él con mayor fuerza, no tardé en eyacular en su boca y él en tragar gozoso mi lefa.

Al acabar, casi corrí al baño quería bañarme. Quería pensar, quería saber que estaba ocurriendo y quería saber que pasaría en el futuro.

Al salir, Juan había preparado algo de comida. Noté una bolsa de color azul intenso sobre una pequeña mesa.

– Ven, conversemos mientras comemos – me senté. Él continuó.

– No quiero que creas que voy a estar aquí metido contigo a cada rato. Aproveché porque Laura saldría. Me encantó estar contigo, veo que somos primerizos y tu como yo, estamos dispuestos a compartir, es la primera vez que penetro a un hombre y la segunda vez que trago leche. Ambas tuyas. Sé que eres libre y no seremos nada de exclusivos, no puedo exigirte eso. Esta tarde debo salir a hacer un posible negocio a otra ciudad, como a dos horas, no creo que regrese hoy, son amigos y siempre cenamos juntos y conversamos hasta bien tarde. Mi esposa, Carmen, si vendrá hoy a cenar con Laura. Así que, no me has visto. Te dejé una sorpresa en esa bolsa azul, luego la ves. Debo salir de inmediato, te puedo escribir a Telegram, es más discreto, ¿si? Bien Santiago me voy, que tengas un buen día. – allí me quedé yo, sin saber nada y con varias preguntas. Salió de prisa y lo vi alejarse, oir las puertas del auto y el partir del mismo.

– Creo que me iré a dormir, he tenido un buen jaleo esta mañana. – vi la bolsa azul y la tomé, me dirigí a mi cama, quería dormir.

Sube a mi cama y abrí la bolsa, metí la mano y saqué una pequeña caja con un vibrador rosado, se conectaba al bluetooh del celular. Para mi, o para él?

Volví a meter la mano y era una caja mayor, wow, era un cinturón negro con un pene negro inmenso y grueso. ¡para él! Ni a coñazos me metería eso. Aun la bolsa tenia algo mas. Un caja de un celular, nuevo¡ dentro un tarjeta decía… “sólo para nosotros Santiago” sin firma.

El móvil solo tenia una app instalada, Telegram. Abrí y vi el nombre de usuario @Mljp1913

¡Vaya, tenía un sugar daddy!

Que pasará luego…

Espero les agrade mi confesión. Leeré vuestros comentarios con detenimiento. Gracias

Saludos a Enrique que me invitó a ser mas amplio.

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